FUENTE: Público
El 30 de marzo de 1968 en una finca sevillana cuatro niñas dijeron haber visto a la Virgen. Más de medio siglo después, la basílica erigida en recuerdo de aquella supuesta aparición sigue en pie como símbolo de un imperio económico creado y mantenido con las donaciones de los fieles, con un Papa propio (llevan cuatro) y acusaciones de abusos sexuales, entre otras, sobrevolando a la llamada iglesia palmariana, una secta que en sus momentos de mayor bonanza llegó a congregar a 40.000 seguidores para ver un milagro que nunca sucedió. Lo cuenta María José Arias en Público.
Ahora, después de tres años de investigación, de recopilar material y testimonios de algunas de las personas que vivieron su nacimiento, auge y declive desde fuera, pero también desde dentro, Movistar+ estrenó este jueves en #0 una miniserie documental realizada en colaboración con 100 Balas (The Mediapro Studio) y 93 Metros en la que se aborda la carrera de esta secta aún en activo rodeada de secretos y multitud de pasajes y anécdotas en las que reina lo bizarro, en el sentido de extravagante, en muchos casos.
“El Palmar de Troya” está dirigida por Israel del Santo, quien explica en su entrevista con Público las razones que le llevaron a meterse de lleno en el proyecto y que no dejan de ser las mismas que atraparan al espectador delante de la pantalla. “La historia es maravillosa”, comenta al tiempo que añade que “pocas veces te proponen un proyecto como ‘El Palmar de Troya’. Sobre todo para contar en cuatro episodios una historia tan rica y tan llena de detalles”. Es una realidad que lleva ahí décadas pero que “a nadie le había dado por coger todas las piezas del puzzle y juntarlas para contar la historia completa”.
Una de las partes más complejas a la hora de llevarla a la pantalla ha sido la de poner orden en todo el material recopilado por su abundancia, su antigüedad en ocasiones y por la necesidad de rodar con actores algunas escenas. En cada capítulo se entremezclan imágenes de archivo, recreaciones y entrevistas para dar una idea más general y profunda de lo que es esta secta y lo que implica pertenecer a ella.
En este sentido, Del Santo señala que “uno de los grandes retos era hacer convivir todos estos elementos narrativos en un mismo formato. Movistar es una plataforma que te permite experimentar muchísimo con los elementos narrativos que utilizas y con el género. Es verdad que de pronto teníamos una cinta de casete, entrevistas, recreaciones… y la verdad es que hemos utilizado todo lo que hemos creído necesario para contar esta historia. Convive muy bien porque la historia es tan grotesca, tan bizarra, tan loca… que le iba muy bien toda esta locura”.
Un punto fuerte de “El Palmar de Troya” como serie reside en que lo rocambolesco de su relato hace que resulte fácil entrar en él. Algo que los responsables de esta producción han sabido utilizar a su favor. El primer episodio sirve a modo de introducción facilitando una idea general de lo que era esta organización que algunos califican de pseudoiglesia y la mayoría de secta para en el segundo entrar de lleno en sus contradicciones, su manipulación, sus argucias para conseguir fondos y sus técnicas para el control mental de quienes cayeron en su trampa llevados por un fervor religioso anclado en el tradicionalismo y bajo la promesa de ganarse el Paraíso.
“El orden narrativo”, explica su director, “es el de cómo se crea una secta. Cómo se crea en este caso casi por puro azar, por el devenir propio, sin tenerlo planeado y de cómo los fieles y los adeptos van entrando dentro de la secta. Yo siempre digo que en una secta no hay un cartel en la entrada que pone ‘secta: rellena el formulario’. Primero hay un suceso paranormal que te atrae, hay una serie de gente que se parecen a ti. Disfrutas, al principio. Siempre los inicios son buenos, tienen buenos recuerdos todos de ello. Cuando te quieres dar cuenta llevas 14 años allí. Pero a los 14 años a lo mejor no dices ‘ay va, estoy en una secta’. Porque la otra pregunta que se hace todo el mundo es ¿cómo esta gente se podía creer todo eso? Bueno, pues sí”.
La iglesia palmariana estableció sus cimientos en una época propicia para ello. No sólo por la situación política y social en la que se encontraba inmersa España a finales de los sesenta y principios de los setenta, sino porque a lo largo de las cinco décadas por las que ha atravesado han sido muchos los momentos históricos de los que ha sabido aprovecharse. “El hecho de que se produzca el Concilio Vaticano II, el hecho de que haya una serie de gente muy tradicionalista que necesita sentirse segura en los valores antiguos que ellos llaman y no los modernos, también una España donde ese tipo de gente sigue esa corriente. Y entonces surge el Palmar de Troya donde se ha aparecido la Virgen. Nadie daba un duro por aquello hasta que aparece un tipo que es Clemente, que tiene más carisma del que tiene una persona normal y se va de las manos. Ya verás el tercero y el cuarto”, avisa el director sobre lo que está por venir.
Si se desconoce qué es “El Palmar de Troya” o sólo se tiene una ligera idea, cuando se ve esta docuserie lo que más llama la atención es lo rocambolesco, a veces incluso absurdo, que resulta todo. Tanto que habría sido imposible de llevar a la pantalla de ser un guion de ficción porque resultaría inverosímil. “Cuando crees que ya se está acabando siempre ellos mismos crean un nudo mejor que el anterior. Pero es que esto no se le ha podido ocurrir a ningún guionista. Si lo hiciésemos en un guion de ficción, sería exagerado. En este caso la realidad es maravillosa a la hora de crear el guion”, reconoce Del Santo.
Y en medio de ese devenir de hechos absurdos, de apariciones imposibles y donaciones millonarias la serie recoge los testimonios de personas que se vieron atrapadas en las redes de esta secta. Algunas de ellas ya están fuera. Otras siguen defendiendo los supuestos valores que promulga la iglesia palmariana, que se proclama como la verdadera. Viendo los dos primeros episodios resulta casi imposible no dejar escapar alguna risa. No porque la serie se ría de nadie ni nada en concreto, no es su intención, sino porque algunos pasajes llevan la comicidad implícita. Sin embargo, al mismo tiempo se refleja el dolor y el sufrimiento de quienes estuvieron bajo su influencia y han conseguido salir.
“Nosotros lo llamamos tragicomedia. Siempre lo hemos llamado tragicomedia porque es verdad que en toda esa locura no puedes evitar reírte, pero otro gran reto era compensar esas risas con eso que te dice la gente. Es difícil encontrar un formato donde te estés secando la lágrima de la risa y de repente te revuelva el estómago por lo que está pasando”, comenta el director, que quiere dejar claro que “siempre hemos tratado a todos con mucho respeto. Al fin y al cabo es su realidad, es su historia y siempre teníamos delante a gente que, aunque te esté haciendo reír en un momento dado contándote una anécdota surrealista, ha sufrido mucho o siguen sufriendo mucho”.
La gran pregunta: ¿cómo es posible que siga en activo?
Para Del Santo una de las “cosas más sorprendentes” del Palmar de Troya y de lo que más llama la atención a quienes se adentran en sus recovecos es el hecho de que a día de hoy, cinco décadas después y con todas las acusaciones que han sido vertidas sobre ella, esta organización que ha plantado cara al mismísimo Vaticano desoyendo sus directrices siga vigente, funcionando. “Creo que las autoridades tampoco se han fijado mucho en este suceso”, se aventura a responder el director cuando se le pregunta cómo es posible. Una respuesta que, explica, tiene que ver con estar ante “un tema complejo con la ley en la mano. Algo que se descubre en los siguientes capítulos [tercero y cuarto], es que todo el mundo está en una secta porque quiere, pero la coacción psicológica no es una cosa del todo bien resuelta en nuestras leyes. Es complejo”.
Para explicarlo pone como ejemplo los abusos, un tema del que se ha hablado mucho en relación con El Palmar de Troya y que será abordado en la segunda mitad de la serie. “Todos fueron consentidos, pero claro… si yo te digo fueron consentidos, pero es que era el Papa... A lo mejor no es tan claro. Quiero decirte, las relaciones sexuales han de darse en libertad y una persona que pertenece a una pseudo-orden religiosa que muchos asocian con una de las sectas más destructivas de este país, no es libre”, sentencia.
En el caso de los fieles del Palmar la libertad no existe. No hay mundo válido fuera de sus muros ni de sus designios. Esos que han ido construyendo sobre la marcha para mantener a los creyentes bajo su yugo y a sus monjas, sacerdotes y obispos dentro de un redil del que es complicado salir. Sobre cómo y por qué una supuesta aparición de la Virgen en un descampado acabó por servir para fundar una poderosa secta, Del Santo explica que no es algo que se monte de un día para otro y que tampoco es un fin, el de la secta, planeado de inicio.
“Una secta no se monta de un día para otro y nadie tiene un plan previo para hacerla. Quiero decir, Clemente aparece en ese momento determinado y se le adora, mucho, hasta el punto de que 40.000 personas se reúnen para ver un supuesto milagro. Y él por lo que lucha, más que por crear una secta o un emporio económico, es por mantener esa adoración que recibe de sus adeptos y sus fieles”, recuerda el director de la serie que este jueves estrena #0. Una vez conseguido eso, el siguiente paso, continúa, es conseguir el dinero para mantener esa “obra”.
“Como digo, es una historia que se te va de las manos. Una vez que tienes el dinero, tienes que tener a los adeptos y a los fieles bajo control. Hay que poner orden en todo esto. De hecho es una orden religiosa. Y por supuesto empiezan las normas, las leyes, se construye un muro... se me está yendo de las manos... lo de fuera es malo, lo de dentro es bueno. Solo estás seguro si estás aquí dentro, con nosotros, con tu gente. Es un denominador común en todas las sectas, esta misma manera de crearse. Otra cosa es que el Palmar de Troya, como entidad, haya sabido mantenerse ahí cinco décadas con cuatro Papas. Eso ya es una peculiaridad propia”, analiza.
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