"La humanidad no encontrará la paz hasta que no vuelva con confianza a mi Misericordia" (Jesús a Sor Faustina)

miércoles, 27 de marzo de 2013

Aleteia: la veneración a la Santa Muerte es demoníaca


El horrible y pavoroso ídolo conocido como "Santa Muerte", "Niña blanca", o "San La Muerte" esconde tras de sí un no menos espantoso y horrible culto al demonio. Muchas personas, ignorantes -o no- de la siniestra realidad de este ídolo infernal, se realizan tatuajes en sus cuerpos, sin darse cuenta de que con esta actitud, abren las puertas de par en par al Príncipe de las tinieblas, quien no tardará mucho en poseer sus cuerpos y dominar a placer sus inteligencias y voluntades, conduciéndolos a obrar toda clase de crímenes, maldades, y abominaciones. 
Llevar tatuada una imagen de la "Santa Muerte" quiere decir invocar explícitamente su maligna presencia, y este es el motivo por el cual un cristiano no puede, bajo ninguna circunstancia, ni siquiera mínimamente dirigirse a este ídolo satánico.
El católico tiene una protección especialísima del cielo, y son el Escapulario de la Virgen del Carmen, el uso de la medalla de San Benito, el agua bendita, el aceite y la sal exorcizados, además de la oración a San Miguel Arcángel, Jefe de la Milicia celestial y vencedor, con el poder de Jesucristo, del Príncipe de las tinieblas.
Ofrecemos el siguiente artículo, publicado en el portal católico Aleteia y luego en infories.com, para ilustrar un poco más acerca de este espantoso ídolo demoníaco conocido como "Santa Muerte".



por Luis Santamaría 


El portal católico Aleteia acaba de publicar un artículo muy esclarecedor sobre el culto a la Santa Muerte, escrito por el sacerdote mexicano Jorge Luis Zarazúa, de los Apóstoles de la Palabra y miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES). Por su interés, lo reproducimos a continuación.

¿Es cristiana la veneración de la Santa Muerte?
Las personas que veneran a la así llamada “Santa Muerte” la presentan como una «entidad espiritual» que ha existido siempre, desde el principio de los tiempos hasta nuestros días. De hecho, dicen que es la entidad espiritual más poderosa que existe.
Afirman que esta entidad espiritual maneja una energía denominada «energía de la muerte», capaz de materializarse en una figura, que concentra tanto la fuerza creadora como la destructora del universo. Según ellos, el que cree en la «Santa Muerte» puede aprender a manejar esta fuerza, que emana de sus imágenes consagradas, puesto que la Niña Blanca (otro de sus nombres) es una de las protecciones más fuertes que existen.

1. ¿Por qué la veneran tanto?
Para sus devotos, «la Señora», como la llaman afectuosamente, es capaz de aparecerse y manifestarse corporalmente o imprimir sus imágenes en diversos lugares. En libros y revistas en los que se promueve su culto, narran las supuestas intervenciones milagrosas que han vivido, en las que la «Santa Muerte» los ha librado de múltiples peligros y les ha ayudado a resolver problemas complicados, relacionados con la salud, el dinero y el amor.
Otro dato importante: los que practican el culto a la llamada «Santa Muerte» lo hacen porque, supuestamente a “ella” se le puede pedir de todo: hay gente que pide favores o milagros para tener trabajo, salud o comida, pero también hay personas que piden el poder económico, político o criminal, quienes curiosamente le solicitan venganzas o muertes, además de éxito en sus actividades relacionadas con el crimen organizado.
Lo que nunca se atreverían a pedir a Dios, a la Santísima Virgen, a los ángeles y a los santos, se atreven a pedirlo a la así llamada «Santa Muerte». No extraña, pues, que el culto a la «Santa Muerte» se relacione con personas que viven en situaciones de alto riesgo y con la delincuencia esporádica u organizada. Sus devotos suelen portar un dije o un escapulario ostensible con esta imagen. Hay muchos que se hacen un tatuaje en la piel. La llevan los militares, los policías, los narcotraficantes, los delincuentes y las sexo-servidoras, aunque como en todas las reglas, existen excepciones. La Santa Muerte es un símbolo que parece identificar a personas que viven entre lo legal y lo ilegal.

2. ¿Es cristiana la veneración a la Santa Muerte?
La veneración a la llamada «Santa Muerte» no es cristiana, más bien está relacionada con las llamadas ciencias ocultas, el espiritismo, la magia, la brujería y el esoterismo. Algo completamente al margen de la fe católica, que prescinde del aspecto ético y tolera, promueve y apoya conductas delictivas.
Echemos un vistazo a la siguiente «oración» en honor de la «Santa Muerte»:
«Oh, Santa Muerte, protégeme y líbrame de mis enemigos presentes y futuros, enférmalos, inutilízalos, súmelos en la miseria, mátalos, hazlos picadillo con tu sacrosanta guadaña. Te pido poder contra mis adversarios. Que no me calumnien, que no me quiebren, que no me arresten, que no me torturen, que no me maten. Te pido, Santa Muerte mía, que no me desampares ni de noche ni de día, y que me defiendas de la traición de amigos y enemigos. También te imploro la muerte violenta de los que buscan mi mal. Llévatelos a la Casa Obscura, al hoyo de hielo. Llévatelos a la Casa de los Murciélagos Apestosos donde chillan y revolotean hacia ninguna parte los heridos de bala y de nariz explotada por la cocaína. Llévatelo a la Casa de Los Cuchillos, donde resplandecen las armas blancas en perpetuo movimiento de ensartado. Todo lo puedes, Santa Muerte, concédeme este favor y te promete honrarte con mis actos que te lleven más hijos a tu morada. Amén».
Como puede verse, se trata de un culto completamente alejado de las enseñanzas de Jesús, que conocemos por la predicación en la Iglesia católica.

3. ¿Cuándo y dónde inició este culto?
Su origen es incierto. Hay quienes afirman que es un culto de origen prehispánico o de origen africano. Algunos estudiosos creen que este culto inició de manera más abierta hacia 1950 en la república mexicana, especialmente en tres estados (Veracruz, Hidalgo y Zacatecas) y el Distrito Federal (el barrio bravo de Tepito), aunque su origen está en un grupo religioso sincrético llamado espiritualismo trinitario mariano.

4. ¿Por qué se ha difundido mucho este culto?
Por su extremo parecido a la religiosidad popular católica, por el uso de imágenes, altares, veladoras, flores, procesiones, etc. De hecho, muchos católicos de Iberoamérica creen que se trata de algo aprobado por la Iglesia y piensan que la «Santa Muerte» es un santo más de la Iglesia Católica. Muchos la veneran a la par de San Judas Tadeo o San Chárbel.
Por otra parte, para quienes lo promueven, el culto a la llamada «Santa Muerte» representa una fuente importante de ingresos constantes, por la credulidad, la ignorancia y la buena fe de los devotos, que adquieren todo lo relacionado con ella.

domingo, 24 de marzo de 2013

La sobrina del líder de la Cienciología denuncia trabajo infantil



por Luis Santamaría 

Infancias robadas, trabajo infantil, lavado de cerebro y distanciamiento de los familiares son algunas de las denuncias que la sobrina del líder de la Cienciología Jenna Miscavige escribe en una autobiografía donde narra su infancia en la secta de la que escapó a los 21 años, tal como relata Leila Macor en la agencia AFP. Dirigida por David Miscavige y con el actor Tom Cruise entre sus miembros más notorios, la Iglesia de la Cienciología considera este libro un “falso” revisionismo de una “apóstata”, dijo su portavoz Karin Pouw a la AFP.

En Beyond belief (’Más allá de la fe’), publicado el pasado mes de febrero, Jenna Miscavige Hill, ahora de 29 años, cuenta los duros trabajos a los que fueron sometidos en los años 90 ella y otros niños en El Rancho, un remoto internado en el desierto de California, a 150 kilómetros al sureste de Los Ángeles. “La Iglesia es una peligrosa organización cuyas creencias le permiten cometer crímenes contra la humanidad y violar derechos humanos básicos”, afirma la autora, que ve la Cienciología como “un experimento de lavado de cerebro”.
En El Rancho, “un campo de entrenamiento militar con extenuantes rutinas y exhaustivas inspecciones”, los niños podían ver a sus padres sólo unas horas a la semana, no recibían una educación formal y realizaban duras labores de construcción, cuenta Miscavige, quien vivió allí de los 6 a los 12 años. Hasta el año 2000, El Rancho fue un internado para los hijos de los miembros de la Sea Org -una especie de ‘orden religiosa’ de la secta-, quienes trabajan 14 horas al día 7 días a la semana por 45 dólares semanales, coinciden Miscavige y Wright. Debido a su total dedicación, los miembros de la Sea Org deben enviar a sus hijos a centros como éste, donde los niños crecen con poca supervisión adulta, expone Beyond belief.
El periodista de la revista estadounidense The New Yorker Lawrence Wright -ganador de un premio Pulitzer-, publicó en enero Going clear, una alarmante investigación sobre esta secta que concuerda con la experiencia de Miscavige. La doctrina de la Cienciología, según la cual los humanos están habitados por un espíritu inmortal (thetan) que “anima” al cuerpo, justifica estos supuestos abusos -dicen ambos autores-, porque los cienciólogos creen que los niños son sólo cuerpos pequeños y, por tanto, no merecen trato especial. La portavoz Pouw calificó el libro de Wright de “ridículo”.

Arduos trabajos
Miscavige describe “arduos trabajos físicos que ningún niño debería hacer”, como arrastrar rocas para levantar muros o cavar canales de irrigación a 40 grados. “Las condiciones en las que trabajábamos habrían sido difíciles para un adulto y, aún así, cualquier queja, protesta o cuestionamiento era inmediatamente castigado con una acción disciplinaria”, escribe.
Tom Cruise, John Travolta, Juliette Lewis, el cantante Beck, la actriz de Cheers Kirstie Allie y la actriz de Dharma y Greg Jenna Elfman son algunas de las decenas de estrellas adeptas a la Iglesia de la Cienciología. Pero las estrellas ignoran el lado oscuro de la sombría organización. “No había riesgo de que ellos (los artistas) presenciaran el trabajo infantil, ni nada similar que la Iglesia no quisiera exponer”, explica Jenna.
Tanto Miscavige como Wright, así como numerosos ex-cienciólogos, entre ellos el cineasta canadiense Paul Haggis, critican además la política de “desconexión”, o prohibición de hablar con personas que cuestionan la Cienciología. La Iglesia, protegida por la enmienda constitucional que garantiza la libertad de culto, niega implementar esta práctica.
La portavoz de la Iglesia Karin Pouw señaló, refiriéndose a Jenna con su apellido de casada: “La Iglesia no discutirá asuntos privados sobre la señorita Hill ni ninguno de sus esfuerzos para explotar el nombre del señor Miscavige”. “La Iglesia no se ha involucrado en ninguna actividad que maltrate (…) o fuerce a los niños a hacer labores manuales. La Iglesia respeta todas las leyes respecto a los niños. Acusaciones de lo contrario son falsas”, agregó.
Sobre Going clear, Pouw señaló: “Es un viejo refrito de los mismos alegatos de una campaña de difamación que tiene ya cuatro años”, en referencia a 2009, cuando Paul Haggis se separó de la Cienciología publicando una demoledora carta que fue reproducida en periódicos en todo el mundo.
Los fieles a la Cienciología, una organización exenta de impuestos fundada en 1953 por el escritor de ciencia ficción Ron Hubbard, pagan decenas -y a veces cientos- de miles de dólares para avanzar en el “Puente a la Iluminación” con el fin de alcanzar éxitos económicos y espirituales.
Condenada en Francia por estafa, esta secta tiene, según Wright, activos líquidos de 1.000 millones de dólares, además de 400 millones en propiedades sólo en Hollywood. Una encuesta de la Oficina Nacional del Censo de Estados Unidos arrojó que, en 2008, 25.000 estadounidenses se identificaron como cienciólogos, contra los 55.000 que lo hicieron en 2001. La Iglesia afirma tener “millones” de miembros.

lunes, 18 de marzo de 2013

El Papa Francisco, las sectas y la Nueva Era



por Luis Santamaría 

Desde hace unos días, el argentino Jorge Mario Bergoglio es el nuevo Papa, sucesor de San Pedro, con el nombre de Francisco. Antes de llegar a la sede de Roma, fue obispo auxiliar de Buenos Aires desde 1992, y arzobispo desde 1998. Durante su episcopado en la capital de Argentina, tuvo algunas alusiones al fenómeno de las sectas y de la nueva religiosidad en sus intervenciones. De hecho, se trata de uno de los temas que más preocupan a los pastores de Iberoamérica.

Las sectas y los vacíos de la Iglesia
En 2005, durante su intervención en la Plenaria de la Pontificia Comisión para América Latina, en la que habló sobre la situación de la homilía dominical en este continente, el cardenal Bergoglio fue desgranando algunos de los elementos de la religiosidad popular destacados por el Documento del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) de Puebla, y cuando se refirió a la centralidad de Cristo en la devoción del pueblo, afirmó que “las cruces revestidas de gloria siguen hablando al corazón de nuestro pueblo más que los ‘pare de sufrir’ de las sectas”, en clara alusión al reclamo popular que emplea la Iglesia Universal del Reino de Dios, uno de los grupos sectarios más extendidos en Iberoamérica.
Para finalizar esta reflexión, el purpurado dijo que el desafío “que se nos sigue planteando es el de una nueva evangelización”, y lo ilustró con unas palabras del Documento de Puebla que consideró proféticas: “si la Iglesia no reinterpreta la religión del pueblo latinoamericano, se producirá un vacío que lo ocuparán las sectas, los mesianismos políticos secularizados, el consumismo que produce hastío y la indiferencia o el pansexualismo pagano. Nuevamente la Iglesia se enfrenta con el problema: lo que no asume en Cristo, no es redimido y se constituye en un ídolo nuevo con malicia vieja”.

En el centro, la persona y su trascendencia
La siguiente referencia de Jorge Mario Bergoglio al fenómeno sectario la encontramos en un documento similar al anterior: su intervención en la Plenaria de la Pontificia Comisión para América Latina de 2007, titulada “Parroquia y familia”. En sus palabras hay una afirmación fundamental de la centralidad del creyente como discípulo y misionero, “aquella persona bautizada que va a gestar la cultura cristiana, que va a ser evangelizadora y que va a promover a sus hermanos, sobre todo a los más marginales”. Y en este momento citaba a Juan Pablo II, cuando en la inauguración de la conferencia del CELAM en Santo Domingo dijo: “al preocupante fenómeno de las sectas hay que responder con una acción pastoral que ponga en el centro de todo a la persona, su dimensión comunitaria y su anhelo de una relación personal con Dios. Es un hecho que allí donde la presencia de la Iglesia es dinámica, como es el caso de las parroquias en las que se imparte una asidua formación en la Palabra de Dios, donde existe una liturgia activa y participada, una sólida piedad mariana, una efectiva solidaridad en el campo social, una marcada solicitud pastoral por la familia, los jóvenes y los enfermos, vemos que las sectas o los movimientos para-religiosos no logran instalarse o avanzar”.
Comentando este texto del magisterio pontificio, el cardenal Bergoglio afirmaba: “es inspirador el remedio que discierne el Papa contra la acción disolvente de las sectas: poner en el centro de todo a la persona en su dimensión comunitaria y de apertura a lo trascendente. Por eso es que vemos el remedio que propone Juan Pablo II no sólo como apropiado contra las sectas sino también para hacer frente a un aspecto de la globalización que tiende a disolver valores e instituciones intermedias para tratar a las personas como individuos aislados, más fáciles de manipular, tanto para el consumo como para la política clientelista. Contra este peligro, la parroquia y la familia son ámbitos comunitarios privilegiados de la relación entre persona, cultura y fe”.

Sectas y vivencias espirituales alternativas
Por otro lado, también citó el desafío de las sectas en una intervención que tuvo en 2007 en la conferencia del CELAM en Aparecida (asamblea que fue inaugurada por Benedicto XVI, quien también se refirió al fenómeno sectario con aquella ocasión). En ella habló sobre los tres grandes desafíos de la Iglesia en Iberoamérica, el primero de los cuales es “la ruptura en la trasmisión generacional de la fe cristiana en el pueblo católico”. Aquí dijo que, a pesar de la vigencia de la piedad popular, “en la últimas décadas notamos un cierta desidentificación con la tradición católica, la falta de su trasmisión a las nuevas generaciones y el éxodo hacia otras comunidades (en los más pobres hacia el evangelismo pentecostal y algunas sectas nuevas) y experiencias (en las clases medias y altas hacia vivencias espirituales alternativas) ajenas al sentido de la Iglesia y su compromiso social”. Ante esto, reclamó “nuevos caminos para comunicar la fe”.
Un año después de la conferencia de Aparecida, el cardenal Bergoglio escribió una reflexión titulada “Religiosidad popular como inculturación de la fe”, que inició citando las palabras inaugurales de Benedicto XVI en aquella asamblea episcopal: “se percibe (…) un cierto debilitamiento de la vida cristiana en el conjunto de la sociedad y de la propia pertenencia a la Iglesia católica debido al secularismo, al hedonismo, al indiferentismo y al proselitismo de numerosas sectas, de religiones animistas y de nuevas expresiones seudoreligiosas”. Además, en este documento llamaba a evitar la discriminación y la segregación, llegando a decir que “hay muchas maneras de ser fundamentalistas, aunque no nos inscribamos en sectas o ideologías de tipo clausurado”.

Cuando la espiritualidad se convierte en bienestar
El mundo de la religiosidad alternativa no ha quedado fuera del magisterio del anterior arzobispo de Buenos Aires, más allá de la referencia a las nuevas espiritualidades de los ricos. En un mensaje a las comunidades educativas escrito en el año 2001, Jorge Mario Bergoglio afirmaba lo siguiente: “el primado ‘postmoderno’ de la experiencia trajo consigo una religiosidad de corazón, una búsqueda más personal de Dios y una nueva valoración de la oración y la contemplación, pero también una especie de ‘religión a la carta’, una subjetivización unilateral de la religión que la posiciona no tanto en una dimensión de adoración, compromiso y entrega sino como un elemento más de ‘bienestar’, similar en gran medida, a las diversas ofertas new age, mágicas o pseudopsicológicas”. Para el prelado, este reduccionismo “deja de lado la infinita riqueza de la Palabra de Dios”.
Otro momento en el que se refirió a la Nueva Era fue, de nuevo, esta carta a las comunidades educativas de su diócesis, pero en su versión de 2004. Denunció sin ambages el fenómeno según el cual la fe cristiana, o algún aspecto concreto del misterio de Cristo, “termina reduciéndose a una especie de elitismo del espíritu, a una experiencia extática de ‘elegidos’ que rompe con la historia real y concreta”. Y citó el caso de Corinto en los comienzos de la Iglesia, cuando San Pablo tuvo que frenar esa religiosidad reductiva sin compromiso, “esa suerte de ‘cristianismo espiritual’ que perdía conexión con la vida cotidiana en el plano concreto”.
Y añadió: “se trata de una concepción más apta para desarrollar lo que hoy llamaríamos una religiosidad new age que una auténtica fe en Jesús de Nazaret y su Buena Noticia. En tiempos de orfandad y falta de sentido, como los que hoy vivimos, esta unilateralidad de lo ‘místico’ constituye una experiencia sin duda consoladora y benéfica. Pero lo cierto es que, al cabo de un tiempo, el misterio de la condición pecadora del ser humano desmiente las pretensiones de ‘elevación por encima de lo mundano’ que esta deficiente espiritualidad implica, y le obliga a revelar su faceta oculta de mentira y autoengaño”.

¿Bodas new age?
Por último, podemos aludir a una breve carta del cardenal Bergoglio a los párrocos de Buenos Aires, fechada en 2006, sobre cosas bien concretas en la celebración del sacramento del matrimonio. En ella llamaba a realizar el rito de acuerdo con las normas litúrgicas de la Iglesia (mantener las palabras del consentimiento, emplear sólo música religiosa, presidir dignamente, celebrarlo con la eucaristía). Y aclaraba que no era una indicación “meramente disciplinaria”, sino que “nace de una preocupación pastoral que, muchas veces, me hace sufrir al contemplar cómo los casamientos se van deslizando hacia una atmósfera light, más propia de una telenovela o de un rito de New Age que de la expresión eclesial del Misterio Grande de Cristo y su Iglesia”.

miércoles, 13 de marzo de 2013


Os anuncio un gran gozo:
Tenemos Papa:


El argentino Jorge Mario Bergoglio es el nuevo papa, Francisco I


el eminentísimo y reverendísimo Señor,
Don Jorge Mario,
Cardenal de la Santa Iglesia Romana,
que se ha impuesto el nombre de
Francisco 

Junto a Su Santidad Padre Benedicto XVI,
prometemos al nuevo Vicario de Cristo
"reverencia y obediencia incondicional"

lunes, 11 de marzo de 2013

El ocultismo constituye un pecado mortal




La teoría y práctica de invocar a poderes sobrehumanos fuera del reino de Dios, para obtener resultados que van más allá de la capacidad de la mera naturaleza.  Entre las prácticas ocultas se encuentran el Satanismo, el fetichismo, las magias blanca y negra, el espiritismo, la teosofía, la adivinación, la brujería, la mal llamada "metafísica" (la verdadera metafísica no esta relacionada con el ocultissmo) y muchas más.

El ocultismo es una seria ofensa a Dios ya que busca un interés fuera de la voluntad divina. Por tanto viola el Primer Mandamiento.

El ocultismo está bajo el poder de demonio, quien tienta con muchas promesas con el fin de atrapar el alma para el infierno.  El ocultismo sirve el reino de las tinieblas encabezado por Satanás.

Jesús dijo: "Está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, sólo a él darás culto" (Mt 4, 10).

El ocultismo es muy diferente a recurso que el cristiano hace a los santos y a los ángeles buenos.  Estos son súbditos del Reino de Dios y sólamente buscan acercarnos a Dios. Jamás nos ofrecen un favor que no sea la voluntad de Dios.  No son, por tanto, una alternativa a Dios como es el caso en el ocultismo, sino al contrario, le sirven y obedecen y buscan que también nosotros lo hagamos.  

Si has caído en alguna práctica oculta, arrepiéntete y recurre a la confesión.  No temas, Jesucristo te espera. 

El satanismo: adoración idolátrica al Príncipe de las tinieblas, el ángel caído derrotado en la Cruz





-Giuseppe FERRARI, Secretario nacional del "Grupo de investigación e información sobre las sectas" y director editorial de las revista "Religioni e Sette nel mondo"

L`Osservatore Romano, 24 enero, de 1997.
"Sobre el creciente y preocupante fenómeno de las prácticas relacionadas con el culto de las sectas satánicas".

En la sociedad actual está asumiendo una inesperada dimensión la adhesión a sectas satánicas, la participación en los ritos introducidos por éstas, la invocación de seres demoníacos,  el culto personal y solitario del demonio, y la afirmación de ideas provenientes del ambiente satanista.

Antes de ilustrar en grandes líneas el complejo fenómeno del satanismo contemporáneo, es oportuno intentar una definición del mismo. Esto se puede hacer de modo, por decirlo así, general, como también en particular, es decir, con específica y exclusiva referencia a aspectos singulares: teológicos, antropológicos, psicológicos, jurídicos y sociológicos. Si centramos la atención en una definición de tipo general, podemos afirmar que hablamos de satanismo cuando nos referimos a personas, grupos o movimientos que, de forma aislada o más o menos estructurada y organizada, practican algún tipo de culto (por ejemplo: adoración, veneración, evocación) del ser que en la Biblia se indica con los nombres de demonio, diablo o Satanás. En general, tal entidad es considerada por los satanistas como ser o fuerza metafísica; o como misterioso elemento innato en el ser humano; o energía natural desconocida, que se evoca bajo diversos nombres propios (por ejemplo: Lucifer) a través de particulares prácticas rituales.

Las sectas satánicas

Los grupos y los movimientos satánicos son, sin duda, muy diversos. Algunos están relacionados entre sí, otros no; ciertos grupos son desconocidos hasta para las mismas personas que frecuentan el ambiente satanista. Hay sectas cuya existencia es efímera o casi virtual; otras, con el tiempo, dejan de actuar o en algún caso continúan en forma oculta; algunas actúan públicamente, otras de modo secreto. Por otra parte, casi todas sufren cismas con mucha frecuencia, es decir, que un grupo se divide en uno o más troncos, los cuales a su vez se separan en otras ramas y así sucesivamente.

En Estados Unidos se encuentra, sin duda, la mayor concentración de grupos satánicos que podríamos definir como conocidos, es decir, que actúan más o menos abiertamente; y es también en
ese país donde podemos encontrar las mayores referencias bibliográficas sobre el satanismo contemporáneo. Entre los grupos conocidos que han surgido en Estados Unidos y están todavía en actividad encontramos: Church of Satan, Temple of Ser, Order o[ the Black Ram, Werewolf Order, Worldivide Church of Satanic Liberafion, Church of War. Entre aquellos que después de algunos años parece que han dejado de actuar encontramos: Church of Satanic Brotherhood, Brotherhood of the Ram, Our Lady of Endor Coven, The Sairanic Orthodox Church of Nethilum Rite, The Satanic Church; existen, además, organizaciones sobre las cuales es difícil establecer si han cesado o no su actividad, como, la denominada Ordo Templi Satanis cuyos escritos tienen cierta difusión a través de Internet.

Otro grupo satanista que ha tenido cierta notoriedad, también después de la observación que como participante ha hecho el sociólogo americano William Sims Baintiridge, es "The Process Church of the Final Judgement", surgido en 1965 en Inglaterra y difundido en algunos países, sobre todo en Estados Unidos antes de su escisión en dos grupos diversos; actualmente "The Process" se ha extinguido. En Inglaterra se ha detectado también la presencia de otras dos organizaciones satánicas conocidas: "Order of the Nine Angles" y "Dark Lily", mientras en Nueva Zelanda actúa el grupo Ordo Sinistra Vivendi, anteriormente denominado Order of the Left Hand Path. En Italia, entre las sectas satánicas de las que se sabe algo, porque de un modo u otro han llegado a la notoriedad de la crónica, podemos citar: Bambini di Satana, Chiesa di Sata na di Filippo Scerba Chiesa Luciferiana di Efrem Del Gatto, Impero Satánico della Luce deglo Inferí o Seguací del Maestro Loitan.

Existen también grupos que no se presentan como satánicos y que, por ejemplo, afirman que practican ritos paganos para entrar en armonía con las fuerzas ocultas de la naturaleza, pero en realidad ponen de manifiesto aspectos que permiten su ubicación dentro del multiforme mundo del satanismo.

Los ritos, los símbolos y las prácticas satánicas

Los ritos introducidos por cada secta se basan, muchas veces, en modificaciones aportadas a ritos preexistentes. De todos modos, en líneas generales se puede decir que los ritos satánicos sirven a los fines del celebrante y son un conjunto de gestos y de palabras orientados a provocar un cambio de las situaciones o acontecimientos que se considera que no se pueden obtener a través de medios o instrumentos comunes. Cuando por medio de tales ritos se pretende mandar una maldición o realizar algún hechizo, por ejemplo, con respecto a una persona concreta, se piensa que el mejor momento será por la noche, en un particular período de tiempo en el cual la persona está dormida (por ejemplo, dos horas antes de despertar); este es uno de los motivos por los cuales los ritos satánicos comienzan, en general, en las horas nocturnas; mientras que la elección de lugares precisos para realizarlos, dentro o fuera de la ciudad, probablemente depende de la posibilidad de organizar todo con cierta reserva y, en algunos casos, de la presencia en dicho lugar de cementerios o de iglesias desconsagradas. No se puede excluir que durante los ritos satánicos, algunos grupos lleguen a perpetrar actos de escarnio o profanación de cadáveres, violencias físicas incluso sobre menores y hasta homicidios rituales.

La agrupación en la cual se inspiran algunas sectas satánicas más recientes es la "Church of Satan", fundada en Estados Unidos en 1966 por Anton Szandor La Vey. El símbolo de esta secta es es llamado sello de Baphomet o sea, la cabeza de un chivo dentro de un pentáculo invertido (estrella de cinco puntas boca abajo), inscrito en un círculo con cinco letras hebreas en el extremo de cada punta y todo esto, a su vez encerrado en otro círculo. La Vey es autor de tres libros, que constituyen un punto de referencia para el mundo satánico contemporáneo: The Satanic Bible, Complete Witch, Me Satanic Rituals. En este último se encuentran diversos ritos oficiados en latín, inglés francés y alemán.

El rito principal de todo grupo satanista, es decir, la misa negra, ha sido descrito por La Vey tanto en "The Satanic Bible" como en "The Satanic Rituals". Los diversos grupos satánicos introducen modificaciones respecto al rito aplicado por La Vey, quien lo ha establecido siguiendo el modelo de las más antiguas misas negras europeas, y que se inspira, entre otros, en los escritos del poeta francés Charles Baudelaire (1821-1867) y del escritor Charles Georges Huysmans (1848-1907).

El rito es oficiado por un celebrante, un diácono y un subdiácono; como instrumentos se usan algunos cirios un pentáculo invertido, un cáliz lleno de vino o de licor, una campanilla, una espada, un aspersorio o falo, y un crucifijo invertido; también se usa una Hostia auténticamente consagrada. El altar de la misa negra es una mujer desnuda y los participantes llevan vestidos negros con capucha. El rito imita, más o menos, el de la misa católica con las oraciones recitadas en latín, inglés y francés. Naturalmente, en lugar de invocar el nombre de Dios se invoca el de Satanás; se invocan nombres de diversos demonios; se recita el Padre nuestro en sentido contrario y negativo (padre nuestro que estás en el infierno); se lanzan invectivas contra Jesucristo, y la Hostia es profanada de varias maneras (utilizándola en prácticas sexuales, pisoteándola repetidamente con odio).

Las creencias satánicas

Las creencias satánicas pueden variar de uno a otro grupo. Por ejemplo, hay quien ve en Satanás un ser más o menos simbólico, expresión al mismo tiempo, de la transgresión y del racionalismo; y en los ritos, una especie de psicodrama brutal que tiene por finalidad liberar al fiel de los condicionamientos religiosos, morales y culturales que provienen de su ambiente. Algunos satanistas que se reconocen en esta descripción afirman que «el Satanismo es una religión de la carne. Para el satanista la felicidad se debe encontrar aquí y ahora. No existe el cielo para ir después de la muerte y tampoco el infierno de fuego como castigo para el pecador». En cambio, hay quien ve en Satanás un ser real, príncipe de las tinieblas, al cual es posible dirigirse mediante rituales mágicos para obtener favores de diverso género. Y también quien ve en Satanás, particularmente en Lucifer, una figura positiva que se opone a la acción del Dios de la tradición judeo-cristiana, considerada negativa.

En general, es difícil dar una definición unívoca de las creencias a las que se refiere una determinada secta satánica. Por ejemplo, el satanismo introducido por la Vey, en algunos aspectos ve el mal como fuerza vital e impersonal, objeto de un culto - a través de rituales precisos- por medio del cual se pueden dominar las facultades destructivas propias de tal fuerza; por otro lado, resulta claro que La Vey, en algunos ritos -aunque en clave metafórica- se dirige al demonio como a un ser personal, creando, por lo tanto, la ambigüedad de fondo, que es típica del ambiente satanista. Se puede notar una ulterior contradicción en quien practica los absurdos rituales de la Church of Satan, en los cuales hay una precisa y virulenta contraposición al Evangelio, a la Iglesia y a su liturgia: si una persona no cree ni en Satanás, ni en Dios, ni en la Iglesia, ni en el Sacrificio eucarístico, no se ve por qué se deba empeñar tan fanáticamente en las misas negras.

La aproximación al ambiente del satanismo

Algunos de los caminos por los cuales es más fácil entrar en contacto con un grupo satanista son: la frecuentación de ambientes esotéricos, mágicos y ocultistas hasta llegar a habituarse a las ideas y prácticas de los mismos, y al deseo de ir más allá para experimentar nuevas vías de conocimiento; la participación en reuniones espiritistas para la evocación de seres particulares, en las cuales no es difícil que se llegue a la invocación de espíritus demoníacos y donde se puede encontrar a quien participa también en ritos satánicos; el recurso a los magos para afrontar problemas de diverso género que, como muchas veces se prolongan en el tiempo, se trata de solucionar hasta con el recurso a la llamada magia negra, la cual casi inevitablemente introduce en el mundo de los ritos satánicos llevados a cabo por individuos o grupos más o menos organizados; la atracción idolátrica que se manifiesta con respecto a ciertos cantantes y grupos de música rock, a los cuales se permite -mediante el mensaje de sus canciones- blasfemar e invitar al suicidio, al homicidio, a la violencia, a la perversión sexual, al uso de droga, a la necrofilia y a la implicación en el satanismo.

Los motivos que llevan a la práctica de ritos satánicos son muy diversos y entre éstos podemos encontrar: la convicción de obtener ventajas materiales de diverso tipo, incluso con perjuicio para otras personas; la voluntad de «contestar» a la sociedad de modo excéntrico y transgresivo; una morbosa atracción hacia lo que es pavoroso y horrendo, tal vez dictada por el deseo inconsciente de exorcizar los propios miedos; la respuesta violenta a traumas, a veces sufridos en la infancia; la adquisición de poderes particulares que se cree que pueden obtenerse por medio de conocimientos ocultos y por la participación en determinados ritos; la satisfacción de desviaciones sexuales a través de experiencias inusuales, que tienen como base algo de oscuro y ritual.

Diversos problemas de la sociedad contemporánea contribuyen, ciertamente, a hacer que el terreno para la siembra satánica sea más fértil, y entre éstos encontramos: la soledad del individuo dentro de la masa impersonal y amorfa; el impacto con ambientes que denigran al cristianismo o que en su propia visión tratan de diluirlo; la disgregación de la familia a causa del debilitamiento o de la pérdida de la fe en Dios, único que puede darle amor, armonía y unidad.

Hay actitudes que, por así decirlo, «hacen el juego» al satanismo, porque más o menos conscientemente dan impulso a la difusión del mismo en la sociedad actual. La primera actitud es la de subestimar este fenómeno, considerándolo un hecho marginal, sin ninguna importancia o relevancia; una especie de juego de sociedad o de rol, cuya posible perversidad puede, de todos modos, ser socialmente tolerada.

Otra actitud, que podemos considerar como opuesta a la primera, es la sobrevaloración del fenómeno, que se considera excesivamente difundido, viendo en los grupos satánicos organizaciones que siempre y en todas partes se dedican a actividades criminales (aunque no se tengan fundados elementos para hablar de crímenes cometidos por tales grupos) capaces de incidir en la sociedad de modo fuertemente peligroso y desestabilizador, con las posibles consecuencias de crear reacciones de fobia satanista o de caza al satanista.

Una tercera actitud es la que se puede definir corno fobia antisatanista, derivada de la difusión -casi como posición tomada- de una crítica excesiva y sistemática, algunas veces también infundada, a las organizaciones que se oponen al satanismo; se las ve como instituciones particularmente influyentes y en condiciones de inducir a conductas socialmente dañinas, aunque -o cuando- las mismas se colocan correctamente desde el punto de vista científico, cultural o religioso frente a ese fenómeno.

Consideraciones finales

Entre las diversas preguntas que muchos se hacen en relación con el problema del satanismo, está la que tiene por objeto la posibilidad de ver en él una acción explícita del maligno, por ejemplo, mediante la posesión diabólica de quien participa en ritos satánicos. Considero que tal acción no consiste tanto en la manifestación de fenómenos preternaturales, cuanto en una exasperada aversión hacia Dios, Jesucristo, la Virgen María, la Iglesia y todas las cosas santas. Los posibles casos de posesión diabólica que se pueden encontrar entre quienes participan deliberadamente en actividades satánicas, se pueden considerar casos de tipo -por así decir- activo y no pasivo, que derivan del hecho de que son las mismas personas las que voluntariamente se ofrecen al demonio.

De todos modos, el principal problema social, ético y cultural de la aceptación de las ideas y prácticas satanistas consiste en que con ello se llega a aprobar una completa inversión de los valores: lo que objetivamente es equivocado, malo y moralmente desordenado, se asume como modelo justo y liberador para proponerlo a los demás; además, la asunción, típica del ambiente satánico, del lema crowleyano: "Hacer lo que quieras será toda la ley", lleva inevitablemente al hombre a considerar que en realidad la propia libertad no termina donde comienza la de los demás. Para concluir, después, con la constatación de que el hombre que diviniza la materia, que se considera dios y así se sitúa en el lugar del Creador,  inevitablemente va al encuentro de la amarga e inevitable realidad de la propia finitud y de la impotencia humana, sufriendo contragolpes que pueden arrastrarlo a serias consecuencias psicofísicas con caídas de tipo depresivo.

El satanismo muestra, sin duda, una fuerte carga emocional y de evasión hacia lo irracional, que en algunos aspectos es encubierta por una paradójica apariencia pseudo-racional que se busca como justificación. El mal profundo que proviene de todo esto asume aspectos y motivaciones personales y oscuras; se concreta en los pecados personales y tiene como común denominador de los diversos ritos, símbolos, prácticas y creencias, la negación de la recta razón y una herida profunda a la integridad de la persona humana, cosa que se manifiesta en las aberraciones sexuales, en la sed de poder, en la búsqueda desmedida de dinero o de éxito, en un narcisismo exasperado; todos esos elementos alejan del amor a Dios y al prójimo, y de la búsqueda del verdadero bien personal y común.

En este mundo, en donde se tiene la impresión de que el mal -como quiera que se entienda- vence al bien, creo que es cada vez más urgente dirigir a todos la exhortación del Santo Padre: "No tengáis miedo". Esta tranquilidad sólo puede surgir de la convicción de que la liberación del mal y la salvación pasan a través de la obra redentora de Jesucristo, único Salvador del hombre.

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El SATANISMO TIENE CONSECUENCIAS SOCIALES

Crímenes Satánicos en Bolivia

La Policía de Cochabamba reporta (11agosto,2003), sobre diversos crímenes, raptos y agresiones perpetrados por jóvenes que involucrados con cultos y sacrificios satánicos. 

-Ciudad de Oruro: El 29 de marzo de este año tres jóvenes de 19 años asesinaron con un cuchillo de cocina a un joven de 26 años, en un ritual cuya finalidad era un pacto diabólico para obtener dinero y comprar instrumentos musicales para su banda de rock.

-Cochabamba: la policía registró tres crímenes relacionados con prácticas satánicas: los asesinatos de un estudiante del colegio Don Bosco el 19 de julio de 2003; el de una joven embarazada, del colegio Quintanilla, el 15 de octubre de 2002; y el rapto de una joven universitaria de 19 años que sufrió laceraciones y tatuajes en todo el cuerpo.

Miguel Manzanera, representante del Departamento de Bioética del Arzobispado de Cochabamba añadió: “Los sacrificios se convierten en una práctica común de estos grupos, ofrecen al diablo no sólo animales, joyas u objetos personales sino la vida de personas”.  “Provocar el sufrimiento es uno de los fines de los que intervienen en los ritos”.

Brujería: Naturaleza e historia







Es difícil distinguir claramente entre brujería, hechicería y magia... Estas prácticas utilizan medios ocultos (fuera de la revelación dada por Dios) para producir efectos mas allá de los poderes naturales del hombre. La brujería se adapta a los tiempos modernos y abunda aun en los libros populares para niños. Ver: Harry Potter

Nos escriben: "La brujería no es mala. En ella realmente no hay dioses o demonios ya que esos son solo conceptos de la religión católica aplicados a la brujería. Además, la brujería no tiene nada que ver con el satanismo. Cuando se confunde con este es generalmente por dos razones: 

1 El satanismo utiliza, aunque invertido, el pentagrama de la brujería, para sacrificios humanos y de animales. En la brujería este pentagrama solo significa el equilibrio entre el agua, el fuego, la tierra, el aire y el espíritu del ser humano.
2 En la antigüedad se llamaron brujas o brujos a todos aquellos que renegaban de la fe Católica. 

Simplemente son creencias de cada quien y respeto su opinión. 

RESPUESTA:
Padre Jordi Rivero

Es un error intentar imponer la fe. En algunos lugares y en diferentes épocas eso ocurrió por parte de todas las confesiones importantes. El Papa pidió perdón por los católicos. ¿Alguien mas ha pedido perdón? En la actualidad se cae con frecuencia en otro error: el relativismo; según el cual nada es bueno ni malo sino que todo depende de la opinión de cada cual. Esta posición evita discusiones pero evita también la posibilidad de crecer en el conocimiento de la verdad. ¿Es lo mismo creer en Dios que no creer?, ¿La verdad, importa?

Si los brujos no creen en el diablo según lo conoce la revelación cristiana, no por eso dejan de recurrir a el ya que la brujería implica por lo menos una búsqueda de la intervención de espíritus. Quien abre la puerta a los malos espíritus queda involucrado con ellos. La brujería implica la creencia en una realidad invisible a la que el practicante queda atado. Las Sagradas Escrituras y los Padres enseñan que se trata de una entidad diabólica (Dt 18,12). Con frecuencia he orado por personas que han sido víctimas de "trabajos" de brujería. 

El rechazo a la brujería no comienza con la Iglesia Católica. Como podrá ver en este artículo, la condena ya existía en el Antiguo Testamento. También el Imperio Romano penalizaba ciertas actividades de la brujería con la pena de muerte.

¿Por qué se recurre a la brujería?

La ayuda que ofrece la brujería se busca por diferentes razones. Las principales son: Para hacer daño a quien se odia; para atraer la pasión amorosa de alguien; para invocar a los muertos; para suscitar calamidades o impotencia contra enemigos, rivales u opresores reales o imaginarios; para resolver un problema se ha convertido en obsesión y ya no importa por que medio se resuelve.  

Prácticas de los Brujos

La brujería data desde los tiempos de la antigua Mesopotamia y Egipto. Así se demuestra la Biblia al igual que en otros antiguos escritos como el Código de Hammurabi (2000 a.C.).

No todos los brujos siguen las mismas prácticas  Pero no es extraño que el brujo haga un pacto con espíritus, abjure a Cristo y los Sacramentos, haga rituales como parodias de la Santa Misa o de los oficios de la Iglesia, adoren al Príncipe de las Tinieblas y participan en aquelarres (reuniones de brujos donde hacen sus maledicencias). La brujería está relacionada con el satanismo.

En brujería y en la magia hay elementos comunes:

1-La realización de rituales o de gestos simbólicos.
2- El uso de sustancias y objetos materiales que tienen significado simbólico.
3- Pronunciamiento de un hechizo.
4- Una condición prescrita del que efectúa el rito.

La brujería consta de rituales para hacer sus hechizos (ejercer un maleficio o atadura sobre alguien), algunos de los cuales requieren hierbas particulares. También hay palabras de conjuro o hechizo que pueden ser escritas para obtener un mayor poder. Quién realiza el rito debe desear su propósito con todas sus fuerzas para obtener mayores efectos y algunas veces debe ayunar por 24 horas antes de realizar el rito para purificar el cuerpo.

¿Es real el poder de la brujería?

Puede ser real, pero en muchos casos puede ser también sugestión de la mente, es decir pura mentira. En ambos casos está actuando el demonio, príncipe de la mentira.

La Biblia, la enseñanza de los Padres de la Iglesia y la tradición no dejan lugar a dudas sobre el hecho que los seres humanos tienen la libertad para pactar con el diablo el cual tiene influencia en la tierra y en las actividades humanas. Por otro lado algunos Padres como San Jerónimo, pensaban que en muchos casos la brujería es sugestión de la mente. 

La Biblia condena la brujería y la hechicería, no como falsas o fraudulentas, sino por ser una abominación: "A la hechicera no la dejarás con vida" (Exodo 22,18; Ver también Deuteronomio 18,11-12). La narrativa de la visita del rey Saúl a la hechicera de Endor (I Reyes 28) demuestra que su evocación de Samuel fue real y tuvo efecto.  En Levítico 20,27 se lee: "El hombre o la mujer en que haya espíritu de nigromante o adivino, morirá sin remedio: los lapidarán. Caerá su sangre sobre ellos".  Está claro que en estos casos se trata de un espíritu adivino.

El Pueblo de Israel, en muchas ocasiones, se tornó a la práctica de la adivinación y a la consulta de brujos, yendo así en contra de los mandatos de Dios. (Ez 13:18-19; 2 Cron 33:6; Jer 27:9...).

El Antiguo Testamento muestra claramente como los Israelitas y sus vecinos paganos estaban conscientes de la brujería y la magia. En el libro de Éxodo 7:11 leemos que el Faraón: "llamó a todos los sabios y adivinos. Y ellos también, los magos de Egipto, hicieron las mismas cosas (que Moisés) por medio de sus artes secretas".

El Primer Mandamiento condena la brujería, la magia y todo tipo de adivinación: "Yo Soy el señor tu Dios...no tendrás dioses extraños delante de mi" (Ex 20:2-3). 

El Nuevo Testamento igualmente condena la brujería como una realidad perversa: (Gálatas 5,20; 13,6;  Apocalipsis 21,8; 22,15). El mago Simón era practicante de la magia pero le dio envidia de los Apóstoles al ver que la gente recibía el Espíritu Santo cuando ellos imponían las manos. Ofreció dinero a los Apóstoles para que le enseñaran como hacer esto y Pedro le contestó: "...tú corazón no es recto delante de Dios. Arrepiéntete , pues, de esa tu maldad..." (Hechos 8:9-22).

La brujería opera con poder satánico (dado por Satanás). Se trata de los poderes que oprimen a los hombres y que Jesucristo confrontó hasta morir y resucitar para librarnos de ellos. Su victoria no nos evita la lucha contra el maligno sino que nos da la fuerza para vencerlo si tenemos fe.

Porque nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los Principados, contra las Potestades, contra los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los Espíritus del Mal que están en las alturas. Efesios 6:12

Debemos evitar tanto el exagerar como el minimizar el poder de Satanás. En una guerra es esencial conocer las fuerzas contrarias y saber como vencerlas. Satanás tiene poder para tentar y asediar a los fieles, pero su poder no es comparable al de Dios Todopoderoso. Satanás puede causar persecuciones y hasta el martirio de los fieles. La victoria de los santos no está en vivir sin pruebas sino en vencerlas manteniéndose fieles a Dios.

El demonio existe y entra en relación con aquellos que lo buscan. Como recompensa a quién le ofrece culto, el demonio otorga poderes preternaturales para obtener poder, fama, dinero, influencia, es decir las cosas que desea la carne. Por medio de la brujería se puede llegar a lograr el éxito en el mundo profesional ya sea como artista, profesional, militar, político, etc.  Estas personas pueden parecer muy atractivas y tener un gran don de ganarse a la gente hasta el punto de atraer grandes multitudes y convertirse en dioses para sus admiradores los cuales son capaces de hacer hasta lo irrazonable por sus ellos. Los poderes del mal pueden cegar las mentes y fanatizarlas portentosamente. La brujería no es mera superstición. El demonio ciertamente arrastra hacia su reino del mal a los que se involucran en ella y a sus aduladores. Si no hay arrepentimiento y conversión, el final será el infierno.

Qué hacer contra las brujerías

Al enterarse de que alguien le está haciendo un "trabajo" de brujería, muchas personas tienen miedo. Esto es lo que el quiere ya que por el miedo puede dominarnos. Debemos recordar que el demonio nada puede contra los que son fieles a Dios. Nuestro Padre Celestial es Todopoderoso y nos ama. El demonio sólo puede con aquellos que no confían en Dios y por falta de fe están espiritualmente débiles o muertos. Son como pollitos que se han alejado de la protección de la gallina y se exponen al gavilán. Por eso Jesús nos dice:

¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina reúne a sus pollos bajo las alas, y no habéis querido! Mateo 23:37

Quién está amenazado por brujerías que recurra al Señor por protección y no tema. Debe poner en Dios toda su confianza y practicar su fe, no por miedo a la brujería sino por convicción: acercarse a los sacramentos, la oración personal y pedir a los hermanos que oren por él. La gracia del Señor jamás faltará a quién la busque.

Jamás debemos ir a otro brujo para "defendernos". Eso sería caer en la trampa del demonio haciendo lo que él quiere: que desconfiemos de Dios para que recurramos a él.

Muchas veces las personas recurren a la brujería en momentos de desesperación, cuando creen que es el último recurso que les queda.  En esos momento vulnerables alguien les ofrece la brujería como una solución fácil.  Como católicos jamás recurrimos a ningún medio espiritual fuera de Dios.  Cuando pedimos la intercesión de los santos, por ejemplo, no buscamos una vía alterna sino que buscamos su ayuda tan solo y precisamente para mantenernos fieles al Señor como ellos lo hicieron. Hay dos familias: la de Dios y la del demonio. Cada uno recurre a los miembros de la suya.   Pidamos a Dios que prefiramos morir antes de buscar algo del demonio.

Fantasías en torno a la brujería

Aunque es cierto que en la brujería hay acción diabólica, la gente ignorante y supersticiosa ha creado muchísimas fábulas y supersticiones: Brujas que vuelan sobre una escoba, encantaciones que transforman a la víctima en un sapo...  Estas fantasías no son causadas por la religión, sino al contrario, ocurren por faltar la auténtica fe.

En el trabajo "De ecclesiasticis disciplinis" atribuido a Regino de Prum (906 d.C.), en la sección 364, critica a "ciertas mujeres" que "seducidas por ilusiones y fantasmas de demonios, creen y abiertamente profesan que en plena noche ellas viajan sobre ciertas bestias junto con la diosa pagana Diana y una cantidad innumerable de mujeres, y que en estas horas de silencio vuelan sobre vastas expansiones de terreno y la obedecen como señora..."  Regio se lamenta que ellas llevan a esas fantasías y por lo tanto al paganismo a mucha gente (innumera multitudo). Concluye que es "el deber de los sacerdotes enseñar a la gente que estas cosas son absolutamente falsas... implantadas por el maligno"

Falsas acusaciones y crueldades contra presuntos brujos y brujas.

Lamentablemente no siempre se siguió el consejo de Regino de Prum. La brujería se convirtió en escape para culpar de cualquier cosa, hasta desastres naturales y epidemias. Pero existieron otras razones, entre ellas el poder y el interés de crear causa contra enemigos.  El resultado fue la persecución y "caza de brujas" en que se enjuiciaron y condenaron a muerte injustamente a muchas personas, casi siempre las más indefensas. Quizás el caso más famoso es el de Santa Juana de Arco quién, acusada de bruja, murió quemada. Nos sirve para elucidar los intereses de poder, venganza y maldad que daban lugar a las persecuciones de brujas.

La persecución de las brujas comienza con el poder secular.  El Imperio Romano, en el siglo III, castigaba con la pena de la hoguera a los que causaran la muerte de alguien con sus encantamientos (Julius Paulus, "Sent.", V, 23, 17). En el siglo IV, la legislación eclesiástica quiso atenuar la severidad del estado. El Concilio de Elvira (306), Canon 6, rehusó el Viáticum a aquellos que matasen con una encantación (per maleficium) y añade que tal crimen no podía efectuarse "sin idolatría",  ya que el culto al demonio es idolatría. El canon 24 del Concilio de Ancyra (314) impuso cinco años de penitencia a los que consulten magos. Penas similares fueron establecidas por el concilio oriental en Trullo (692).
En los primeros trece siglos de la era cristiana no se dieron por lo general las crueles persecuciones y cazas de hechiceros que aparecieron más tarde.  Mientras el estado permitía la tortura contra los hechiceros, el Papa Nicolás I (d.C. 866) la prohibió. Una ordenanza similar aparece en los Decretos Pseudo-Isidoros. Pero la Iglesia no pudo eliminar la tortura y otros abusos que están arraigados en el corazón del hombre. Llevar el nombre de cristiano no es suficiente para comportarse como tal.

En muchas ocasiones el clero habló con autoridad para evitar las acusaciones fanáticas y abusivas. Entre ellos San Agobardo, arzobispo de Lyon (m. 841) quien escribió "Contra insulsam vulgi opinionem de grandine et tonitruis" (contra las necias creencias de la gente sobre el granizo y el rayo) (P.L., CIV, 147). El Papa Gregorio VII en 1080 escribió al Rey Harold de Dinamarca prohibiendo que las brujas fueran sentenciadas a muerte.

La Inquisición

En la segunda mitad del siglo XIII, la recién instituida Inquisición Papal comenzó a imponer cargos de hechicería. Alejandro IV, ordenó (1258) que los inquisidores debían limitar sus intervenciones a casos con alguna clara presunción de creencias heréticas (manifeste haeresim saparent). Pero como la brujería, con sus prácticas diabólicas, está muy ligada a la herejía, la persecución de brujas no se evitó.

En Toulouse, sede de la herejía de los Cátaros, fue donde en 1275 se dio el primer caso conocido de una bruja llevada a la hoguera por la sentencia jurídica de un inquisitor (Hugues de Baniol Cauzons, "La Magic", II, 217).  La mujer "confesó" haber dado a luz a un monstruo, producto de su relación carnal con espíritus malignos, y haberlo alimentado con carne de infantes que se procuraba en expediciones nocturnas. La posibilidad de relaciones carnales entre seres humanos y demonios era aceptada por algunos grandes teólogos como Santo Tomás y San Buenaventura, sin embargo  en la Iglesia prevalecía el sentir contrario. Un testigo poco amistoso con la Iglesia, Riezler (Hexenprozesse en Bayern, p. 32) reconoce que "entre los representantes oficiales de la Iglesia, esta tendencia más saludable prevaleció hasta los umbrales de la epidemia del juicio de brujas, o sea, hasta avanzado el siglo XVI".  En el Sínodo Provincial de Salzburgo de 1569 (Dalham, "Concillia Salisburgensia", p. 372), hubo una fuerte tendencia a prevenir la  imposición de la pena de muerte en acusaciones de brujería, insistiendo que estas son ilusiones diabólicas.

Pero no hay duda de que en el siglo XIV algunas constituciones papales de Juan XXII y Benedicto XII (cf. Hansen, "Quellen und Untersuchungen", pp. 2-15) impulsaron a los inquisidores a realizar enjuiciamientos por brujería y otras prácticas mágicas,  especialmente en el sur de Francia. En un juicio a gran escala en Toulouse en 1334, en el que se procesaron a 63 personas por ofensas de este tipo, 8 fueron entregadas al poder secular para ser quemadas. El resto  fueron a prisión de por vida o con largas sentencias. Dos de las condenadas,  ambas mujeres mayores, después de ser torturadas, confesaron haber asistido a un aquelarre de brujas, haber allí adorado al demonio y ser culpables de indecencias con él y otras personas presentes, y haber comido carne de infantes. (Hansen, "Zauberwahn", 315; y "Quellen und Untersuchungen", 451). En 1324 Petronilla de Midia fue quemada en Irlanda por recomendación de Richard, Obispo de Ossory.  Durante este período, las cortes seculares acusaban y enjuiciaban por brujería con igual o mayor severidad que los tribunales eclesiásticos. Se usaba la tortura y la hoguera.

No se conoce qué enjuiciamientos de este tipo se llevaron a cabo en Alemania por inquisitores papales durante los siglos XIII y XIV.  Alrededor del año 1400 encontramos muchos enjuiciamientos de brujas en Berna, Suiza, a  manos de Pedro de Gruyères, que, a pesar de lo que dice Riezler, era sin lugar a dudas un juez secular (Hansen, "Quellen, etc.", 91 n.). También jueces seculares en Valais (1428-1434) mataron 200 brujas; y en Briancon en 1437 más de 150. Las víctimas de los inquisitores -ej. en Heidelberg en 1447 o Savoya en 1462- parecen no haber sido tan numerosas.

Algunos escritores han pensado que la bula "Summis desiderantes affectibus", del Papa Inocencio VIII (1484), fue responsable por la fiebre contra las brujas. Esto no es cierto ya que las campañas anti-brujas preceden a esta bula, la cual no contiene nada nuevo. Su efecto fue más bien el de ratificar el poder ya conferido a los inquisitores Enrique Institoris y Santiago Sprenger, para tratar con crímenes de brujería y herejía y pedir al Obispo de Estrasburgo que apoye a los inquisitores. Esta bula papal, sin embargo, no pronuncia ninguna decisión dogmática. Quizás el libro "Malleus Maleficarum" (el martillo de las brujas), publicado unos dos años después por los mismos inquisitores, fue el que más incitó al enjuiciamiento de brujas. Pero los enjuiciamientos de brujas en  los siglos XVI y XVII fueron en su mayoría hechos por el poder secular.

La Reforma Protestante ante la caza de brujas.

Lucero,  Calvino y sus seguidores acentuaron la creencia popular en el poder del demonio en la brujería y otras prácticas mágicas. Lutero, basado en su interpretación del mandamiento bíblico, abogó por la exterminación de las brujas. "La Historia del Pueblo Alemán" de Janssen, argumenta con muchas pruebas (capítulos IV y V, del último volumen -vol. XVI de la edición inglesa), que una gran responsabilidad por la caza de brujas recae en los Reformadores.

El código penal conocido como "Carolina" (1532), decretó que la hechicería debe ser tratada como una ofensa criminal en el imperio Alemán, y si causó daño a alguna persona la bruja debía ser quemada. Hubo mayor actividad de cacería de brujas en los distritos protestantes de Alemania que en las provincias católicas. Ejemplos de ello son Osnabruck y Wolfenbuttenl.  En Osnabruck, en 1583, se quemaron 121 personas en tres meses. En Wolfenbuttenl en 1593 se llegaron a quemar hasta diez brujas en un día. Pero hasta el 1563 no se hizo una resistencia eficaz a la persecución, y fue a través de un protestante de Cleues, Juan Weyer. Se le unieron las protestas de Ewich y Witekind.

En el debate sobre las brujas había católicos y protestantes en ambos lados. Quizás la protesta más efectiva contra la caza de brujas fue la del jesuita Friedrich von Spee, quién en 1631 publicó "Cautio criminalis".

La persecución ocurrió en muchos países

La persecución de brujas se extendió por muchos países. En el siglo XVI los tribunales seculares en Roma llevaron a cabo enjuiciamientos. En Inglaterra y Escocia también hubo persecuciones pero no hay cifras precisas sobre las ejecuciones. Según escribió Howell en 1648, sólo en Essex y Suffolk hubo cerca de 300 brujas procesadas en dos años, la mayoría ejecutadas. 

El Papa Gregorio XV, en su constitución "omnipotentis" (1623), recomendó un procedimiento más clemente y en 1657 una instrucción de la inquisición amonestó con eficacia la crueldad de las persecuciones.  Al final del siglo XVII la persecución comenzó a reducirse en casi en todo el mundo y al principio de  XVIII  prácticamente cesaron. El último juicio por brujería en Alemania fue en 1749 en Wurzburg, pero en Suiza una niña fue ejecutada como bruja en el cantón protestante de Glarus en 1783.

En los Estados Unidos, Cotton Mather, en su "Maravillas del Mundo Invisible" (1693), cuenta que 9 ejecuciones de brujas ocurrieron en Nueva Inglaterra. En la actualidad Estados Unidos celebra Halloween el 31 de octubre (la víspera del día de todos los santos), en que se recuerdan las historias de brujas de una forma fantasiosa. Se acostumbra a disfrazarse, preferiblemente de brujas, duendes, monstruos o cualquier cosa que de miedo, y se reviven los cuentos de brujas.  En el ambiente materialista de la actualidad se hace de todo ello una broma, pero en el fondo opera también un deseo pagano de llenar un vacío espiritual.

No hay pruebas sobre las alegaciones de que algunas mujeres fueron enjuiciadas formalmente en México a finales del siglo XIX (ver Stimmen aus Maria-Laach, XXXII, 1887, p. 378).

Un gran número de ellas confesaron espontáneamente, aparentemente sin amenazas, haber participado, en prácticas satánicas. Además, el pleno reconocimiento de culpa parece constantemente haber sido confirmado justo antes de la ejecución, cuando el acusado no tenía nada que ganar o perder con la confesión. Esto puede atribuirse en muchos casos a razones psicológicas y, claro está, no justifica la práctica de pena de muerte.

Conclusión

Los males que sufre la humanidad son fruto de su apertura al demonio por el pecado. Una forma extrema de esa relación es la brujería. Se llega a pactar con él y a buscar su intervención.  La enseñanza de la Biblia, los Padres de la Iglesia y la tradición concuerdan en que la brujería es real y digna de condenación.  Jesucristo vino para vencer y atar al demonio. Con frecuencia se enfrentó directamente con él para reprimir su actividad sobre sus víctimas. El tiempo entre la primera y segunda venida del Señor es de gran batalla espiritual y nos involucra a todos.

Por muchos siglos y en muchas naciones, la ignorancia, la crueldad y falta de justos procesos judiciales llevaron a terribles persecuciones, falsas acusaciones y la matanza de muchos acusados de brujería. Hechos injustificados y deplorables.

En la actualidad hemos caído en el extremo opuesto: se niega la realidad de la actividad satánica y, por ende, de la brujería.

Como cristianos debemos seguir el camino de Jesucristo quién rechaza el pecado pero ama al pecador. La enseñanza de Jesús en el caso de la mujer sorprendida en adulterio se aplica también a la brujería como a cualquier pecado. El camino de Jesús no es la condenación al estilo de los que se proponían apedrearla. Tampoco es la actitud de los que hoy pretenden que no existe el pecado. Eso sería abandonarla sumida en su desgracia. El camino de Jesús es el amor que defiende de la crueldad y llama a una vida nueva, libre de pecado.  El mal no se vence matando sino ayudando con amor y verdad a salir del pecado.  El Señor nos enseña a amar a nuestros enemigos.  El amor  de Dios es más fuerte que la maldición de todos los brujos del mundo. Una gota de su Preciosa Sangre tiene poder para disipar el más enfurecido ataque diabólico.

(extraído de www.corazones.org)