"La humanidad no encontrará la paz hasta que no vuelva con confianza a mi Misericordia" (Jesús a Sor Faustina)

miércoles, 31 de octubre de 2012

Quienes verdaderamente festejan en Halloween son las tenebrosas fuerzas del infierno



Si alguien no termina de convencerse acerca del origen satánico de Halloween y de tantas otras manifestaciones de las tinieblas en nuestra cultura moderna, le convendría tener presente lo que ya advertía, en el año 1985, el entonces cardenal J. Ratzinger: “La cultura atea del Occidente moderno vive todavía gracias a la liberación del miedo a los demonios que ha traído el cristianismo. Pero si esta luz redentora de Cristo llegara a extinguirse, el mundo recaería en el terror y la desesperación con toda su tecnología, no obstante su gran saber. Existen ya signos de este regreso de fuerzas oscuras, mientras en el mundo secularizado aumentan los cultos satánicos”.
Y una parte visible y "divertida" de esos cultos satánicos, es Halloween.
Ofrecemos el siguiente artículo, de Vicente Jara, miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), quien responde a la pregunta que muchos cristianos se formulan: “¿Es malo celebrar Halloween?” . 
Aunque la pregunta se responde por sí misma al caer en la cuenta de que detrás de Halloween se encuentran las sectas satánicas, sus verdaderas promotoras y organizadoras, y quienes son los que verdaderamente se alegran en esta siniestra festividad, no está de más recordar y tener presentes la información que se nos brinda a continuación.

Respuesta 

La celebración cristiana de Todos los Santos, de donde deriva “All-Hallows-Evening”, o “All-Hallows”, el actual “Halloween”, es una fiesta cristiana que se celebra desde el siglo octavo. No obstante, hoy en día, la fiesta de Halloween es una fiesta con elementos que en nada remiten ya a la fiesta cristiana de Todos los Santos, sino que toma elementos paganos y ligados a los muertos y lo diabólico. Por esta razón no es adecuado celebrar este tipo de fiestas, participar en ellas, o alentarlas, al ser un culto contrario al verdadero y único Dios, Señor de vivos y muertos, verdadero Señor de la naturaleza y de toda la creación.

1. ¿Tiene la fiesta de Halloween un origen pagano que fue posteriormente borrado por el cristianismo para introducir sus fiestas de todos los santos y de los fieles difuntos?
La verdad es que no, todo lo contrario. La fiesta fue cristiana en su origen. Halloween es una palabra que aparece por vez primera en el siglo XVI, en concreto en el año 1556, y es una variante escocesa de “All-Hallows-Evening”, o sea, la noche anterior al día “All Hallows”, que significa “Todos los Santos”.
Los movimientos neopaganos quieren derivan Halloween de la fiesta pagana de Samhain, una fiesta gaélico-celta, -cuya mención primera es del siglo X d. C- que se celebraba siguiendo los movimientos lunares. Nuestras fiestas cristianas siguen los calendarios provenientes del imperio romano, que son los que usamos, así el calendario juliano, o el actual, el gregoriano, que usamos en España y en muchos países de Europa desde el año 1582 (el resto de países se fueron adecuando a él en fecha posterior).
La fecha de esta fiesta celta, Samhaim, que las corrientes neopaganas pretenden rescatar y decir que existía antes, y estaba en la base de las fiestas cristianas, es la fiesta del 1 de noviembre (Todos los Santos) y colateralmente, la del 2 de noviembre (Todos los Fieles Difuntos).
Sin embargo la verdad es que los celtas lo celebraban sus festividades en fechas lunares. Así, para este año 2012 tendrían que buscar la siguiente luna llena al día que media entre el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno. Es decir: la fecha entre el equinoccio de otoño, que cae el 22 de septiembre para el 2012, y el solsticio de invierno, que es el 21 de diciembre para el año 2012; siendo el día mitad el día 6 de noviembre. La lunación (luna llena) siguiente a esta fecha no ocurre hasta el 28 de noviembre. Esta deberá ser, 28 de noviembre, el día que los celtas o neopaganos deberían tener en cuenta para su fiesta.
Así, los seguidores del neopaganismo no deberían usar la fecha solar del 1 de noviembre o de la noche del 31 de octubre anterior para celebrar sus fiestas, pues niegan sus propios calendarios usando fiestas que no les corresponden y son de origen cristiano.

2. ¿Tiene así la fiesta de Halloween un origen cristiano?
La fiesta de “All-Hallows-Evening”, o de “All Hallows”, que podemos traducir por “Todos los Santos” es una fiesta cristiana. Si bien no hay un origen celta ni pagano como acabamos de ver, tampoco lo hay romano, como a veces se dice, queriendo ligar esta fecha a la fiesta de la diosa romana Pomona, o del dios etruscoVertumnus.
Será en torno al año 609 d.C., cuando la fiesta surgió, debido a la dedicación del antiguo Panteón romano, como iglesia cristiana, por parte del papa Bonifacio IV, dedicada al a Virgen María y a todos los Mártires. No obstante, la fecha inicial de la fiesta fue en el siglo VII el día 13 de mayo. Al parecer, la fiesta del 13 de mayo vendría a cristianizar la fiesta de Lemuria, festividad de los romanos.
S. Efrén el Sirio en el siglo IV atestigua que la Iglesia de Oriente celebraba en el día 13 de mayo la fiesta de Todos los Mártires, si bien también en aquellas regiones a veces se tomaba para ello el domingo tras Pentecostés o el Viernes Santo.
Será el papa Gregorio III en el siglo VIII quien movió la fiesta desde el día 13 de mayo al día 1 de noviembre, ligada ahora a todos los Apóstoles, todos los Mártires y Confesores, y todos los Santos o Justos de la Iglesia, al dedicarles un oratorio en el actual emplazamiento de la Basílica de San Pedro, según algunos autores el día 1 de noviembre. Sea o no sea esa la fecha en la que ocurrió dicha dedicación, sabemos que el Pseudo-Beda afirmaba que ya a principios del año 700 en algunas zonas de las islas Británicas se celebraba la fiesta el día 1 de noviembre. Así, en Irlanda se celebraba el día 20 de abril.
El reconocimiento final y completo en su extensión, no sólo ya de la diócesis de Roma, llegaría con el papa Gregorio IV en el año 835 cuando pidió al rey-emperador Luis el Piadoso, hijo de Carlomagno, que marcara la fiesta en el día 1 de noviembre para todo el Imperio Sacro, posiblemente por influjo de las zonas británicas que ya lo celebraban ese día.

3. Entonces, y tras ver el modo paganizado como se vive hoy la fiesta de Halloween, ¿es malo celebrarla?
Halloween es una fiesta del paganismo, celebra cambios de estaciones, entrada en la oscuridad tras el paso por la mitad luminosa del año, también pretende protegerse ante los muertos, que pudieran cometer contra los vivos algunos actos malvados. Es fiesta así que une aspectos de magia, fertilidad, cambio de ciclo, agradecimiento por los meses luminosos del año, y petición de protección ante los meses de oscuridad.
Los practicantes en el neopaganismo han vuelto a una fiesta y a una religiosidad que de nuevo coloca al hombre dependiente de la naturaleza creada. Alejándose de la religión cristiana que muestra a Dios como Señor de la Creación y a su Hijo Jesucristo, Dios y hombre verdaderos, como ante quien todo se somete, no hacen sino volverse a la oscuridad y a los miedos de las antiguas religiones. Los cristianos debemos de llevarles con nuestras palabras y actos la Buena Noticia de que Cristo, la Luz verdadera, ilumina todo lo existente, incluido el sentido del hombre, y Dios es Providencia y Padre nuestro.
No obstante, la mayoría de quienes viven esta fiesta lo hacen por influjo grupal, social, por el peso de los medios televisivos…, en definitiva, por la cultura del momento, alentada por el consumismo y sus métodos de marketing. Pero hemos de ser consciente de qué celebramos y en qué participamos, pues todo acto en el ser humano es importante, también nuestro ocio y nuestros momentos celebrativos. Somos para la gloria de Dios.
Cuando se trata de niños, muchos se visten porque todos lo hacen en colegios, en el barrio, o en la fiesta infantil. Para un niño pequeño que se deja llevar por lo que ve y le dicen en el colegio o en el ambiente, culpa no hay. Sí en los adultos, principalmente de sus padres, que debieran vigilar en qué celebraciones participan sus hijos, las cuales inciden en aspectos de horror, miedos, sangre, monstruos y elementos del imaginario gore y satánico. Todo ello modelará la personalidad del niño.

lunes, 29 de octubre de 2012

Las sectas satánicas, responsables del auge de Halloween



Para quien piense que Halloween es solo una inocente fiesta infantil de disfraces, ofrecemos este artículo en el que se describen las características de las sectas satánicas, y sus principales actividades, entre las que se encuentran las "misas negras" -parodias sacrílegas del Santo Sacrificio del Altar, la Misa católica-, cuya fecha predilecta de "celebración" es precisamente el día de Halloween, ya que así suponen, los adoradores de Satán, que obtendrán del ángel caído mayor fuerza mágica.
Como podemos constatar, Halloween no es una fiesta inocente; por el contrario, se trata de una exhibición pública de fuerzas por parte del infierno.
Amparados por el signo de la Cruz, y refugiados bajo el manto de María Santísima, quien aplastará con su talón la cabeza de la Serpiente infernal (cfr. Gn 3, 15), los católicos nada debemos temer, pues está prometido por Nuestro Señor Jesucristo que "las puertas del infierno no prevalecerán"  (Mt 16, 18).


1. Satán
El "dios" de las sectas satánicas es el diablo judeo-cristiano, adorado por sus seguidores bajo múltiples nombres, cada uno de ellos con sus características y funciones específicas: Belcebú, Lucifer, Astarot, Asmodeo, Leviatán, Azazel, Mammón... y un largo etcétera. Y es representado por dos números: el "666", procedente de la descripción de la bestia apocalíptica, y el "40", en clara relación a la Cábala judía.
El diablo existe porque el hombre lo ha hecho existir, otorgándole nombre y figura, adjudicándole anécdotas y aventuras y configurándole un verdadero "carné de identidad". Es tal como lo han descrito quienes lo han visto, lo han sentido o han imaginado que lo veían y lo sentían; y lo han hecho con tan prolijas y detalladas explicaciones que su retrato no es es familiar. Lo podemos reconocer a través de las palabras de los brujos, los magos, los posesos, los tentados, los santos y los pecadores; cada uno a su manera y a través de pinturas distintas y a veces contradictorias. En unas descripciones predomina su faceta demoníaca y monstruosa mientras que en otras lo hace su esencia angélica. Hay quien lo describe incluso físicamente, como el monje Gleber en el año 987: "Lo que vi al pie de mi catre era un monstruo de tamaño pequeño y forma humana. Tenía el cuello endeble, el rostro demacrado, los ojos como carbones encendidos, la frente llena de arrugas, la quijada breve y terminada en punta, la barba de cabrón, las orejas puntiagudas y largas, el cabello áspero y erizado, los dientes de lobo y dos gibas: una en el pecho y otra en la espalda. Vestía de harapos y se agitaba como un loco furioso". O con un alarde de inspiración literaria, como en la obra Los Hermanos Karamazov: "Era un señor, una especie de caballero ruso, de una edad que frisaba la cincuentena, con algún que otro mechón entrecano y una barbita en punta. Va elegante pero anticuadamente vestido, intercala muchas palabras en francés y es de carácter amable, sosegado, tranquilo y apaciguador".
El estudio de su personalidad nos lo presenta como un ser astuto, forzudo, mentiroso, seductor y obseso sexual, celoso y trabajador infatigable. Para Satán no existe ninguna ley de incompatibilidades: ejerce el más extenuante pluriempleo. Sus oficios, tareas y trabajos son variadísimos: es el Perverso Consejero de Yahvéh, El Gran Fiscal, el Acusador, el pervertido y el Pervertidor, el Seductor, el Destructor, el Falsificador, el Mentiroso Cósmico, el Enemigo, el Adversario, el Tentador. Y todos los títulos se le conceden con mayúsculas y siempre en superlativo porque es el "Soberano de este Mundo".
Para la teología católica "el diablo fue expulsado del cielo, pero no fue expulsado de la creación donde le queda, por voluntad de Dios, un gran papel que desempeñar. Es el mismo papel que jugó en la gran batalla de los ángeles y que ahora intenta reproducir arrastrando a la rebelión al mayor número posible de hombres. Esta lucha durará hasta el juicio final".
Parecida es la doctrina evangélica: "El demonio es muy capaz de personificar al falso profeta del cual nos advierte la Biblia. Sobre los despojos de la incredulidad y la duda, el diablo edifica su obra maestra, el Anticristo. Creará una religión sin Redentor, edificará una "iglesia" sin Cristo y establecerá un culto sin la Palabra de Dios".
Esta misión así descrita es la finalidad de todos los satanista bajo las órdenes de Satán, quien, para llevar a cabo utiliza en primer lugar todas sus cualidades, busca el "talón de Aquiles" de sus víctimas, seduciéndolas con aquello a lo que se sienten más inclinadas, adoptando las formas o apariciones más idóneas en cada caso, en una palabra, buscando la mayor efectividad. Reader le adjudica un disfraz para cada una de sus actividades más conocidas: "Como macho cabrío, preside los aquelarres; como león, ataca a los anacoretas en el desierto; como jabalí, atemoriza a las gentes del campo; como mono, remeda las obras divinas; como cuervo, representa la muerte; como incubo o súcubo, seduce a los hombres y a las mujeres; como basilisco, causa la muerte del alma".
En segundo lugar, necesita del hombre para dominarlo y esclavizarlo, engrosando el ejército de su reino para, as´´i, vencer a Dios, su rival, en una inconmensurable batalla.
2. Los servidores de Satán
En el siglo XVI, el cardenal inquisidor Manrique publicaba este antecedente del "Se Busca", que nos da una relación completa de aquellos a quienes se considera satánicos.
"1. Si sabéis o habéis oído decir que alguno haya tenido familiares, invocando demonios dentro de círculos, preguntándoles, esperando respuesta, siendo brujos por pacto escrito o tácito, mezclando cosas santas con profanas, y atribuyendo a la criatura lo que es propio del Creador.
2. Que alguno haya sido astrólogo judiciario, adivinando lo futuro por medio de observaciones de los astros, contraidas al momento de nacer los hombres o de suceder a la persona objeto de sus investigaciones.
3. Que alguno, para saber cosas ocultas o futuras, haya profesado la geomancia, la hidromancia, la aeromancia, la piromancia, la onomancia, la necromancia o los sortilegios.
4. Que alguno haya hecho pacto expreso con el demonio, o encantamientos con cercos trazando o dibujando caracteres o signos diabólicos, dándole incienso, poniéndole por culto candelas encendidas, prometiéndole obediencia, rindiéndole adoración he hincado las rodillas ante él.
5. Que alguno haya construido o tenga espejos, anillo, redomas u otras vasijas para traer, cerrar y conservar algún demonio que responda a sus preguntas y satisfaga sus pasiones.
6. Que alguno haya tenido o leído libros o papeles impresos que traten de los objetos indicados y de todas las adivinaciones que no sean por causas naturales y físicas".
Los satanistas de ayer y de hoy son aquellos que han elegido servir y adorar a Satán, adversario de Dios, Señor y Príncipe del Mal, cuyo reino deben instaurar. En apariencia es una religión fácil de seguir porque supone dejar libres instintos e inclinaciones, perjudicar o matar a quienes molestan, acumular poder y riquezas sin reparar en los medios y cumplir todos los deseos sin preocuparse de las consecuencias, Puede encontrarse tambi´ñen en ella un componente de rebelión hacia los caminos trillados junto a la búsqueda de otros nuevos o un refugio o situaciones personales límites que lo mismo pueden inducir a un suicidio físico que al suicidio moral, o la comprobable existencia de enfermedades mentales que llevan a la aberración y al delito. Se llaman magos y ocultistas, brujos y hechiceros, pero no son lo mismo; sus técnicas son parecidas, sus ritos son diferentes y sus fines intercambiables.
3. Magos y ocultistas
El hombre ha sentido siempre un gran interés por comprender y controlar las fuerzas invisibles del universo. La ciencia, la filosofía, la religión y la magia han buscado simultáneamente respuesta a los interrogantes sobre su posición en el cosmos o la razón de su breve estancia en la tierra. Al estudioso que intenta desentrañar estos misterios se le llama "ocultista" y al práctico que intenta dominarlos se le denomina "mago". Aun hoy, pese a los avances de las ciencias, hay hombres que siguen buscando la solución a lo incomprensible a través de las ciencias ocultas.
Cabe distinguir las siguientes clases de magia:
  • La magia blanca es el arte capaz de producir fenómenos y manifestaciones supranormales con ciertos trucos no visibles a los demás y hasta con la ayuda de espíritus y energías ocultas, generalmente benéficas.
  • La magia negra o nigromancia es el mismo arte pero usado con malos fines e invocando la intervención de entidades demoníacas
  • La magia preventiva se utiliza para evitar el mal propio o el de alguien a quien se ama por medio de toda una suerte de talismanes, amuletos, fetiches y hechizos.
  • La magia provocativa del mal actúa sobre objetos o imágenes de aquél a quien se quiere perjudicar.
Hoy, en todo el mundo y también en España, hay magos y nigromantes ajustados al más clásico modelo magusiano o egipcio: buscan sus contactos con espíritus y demonios y se consideran una élite en el mundo del satanismo, pues sólo ellos tienen las cualidades necesarias para utilizar al diablo en su favor.
Cualidades internas:
  • Poder para disponer de un fuerte fluido magnético.
  • Dominio de la mente y la voluntad.
  • Disciplina para seguir rigurosamente los pasos marcados.
  • Constancia para no rendirse ante los fracasos.
Condiciones externas:
El lugar de la evocación debe ser solitario, lúgubre y sombrío, donde suelen habitar espectros y demonios: cementerios, ermitas abandonadas, fosas vacías, iglesias derruidas y lugares donde se ha cometido un crimen.
Los instrumentos del mago son: el círculo, la copa, el bastón y la espada, y las fórmulas orales de sus evocaciones y conjuros son tan antiguas como la misma magia.
4. Brujos y Brujas
La brujería es completamente distinta de la magia; el mago llama al diablo y lo pone a su servicio; el brujo y, sobre todo, la bruja, son sus esclavos. Hago hincapié en el femenino de la palabra porque, según los estudiosos, hay un brujo por cada dos mil brujas y son muchas las razones que lo explican y justifican. Desde el relato bíblico del árbol del bien y del mal en el Paraíso, se identifica a la mujer con la serpiente y con la función de colaboradora de Satán en su papel de "tentador". A este recuerdo se añade toda una teoría contraria al sexo y a las actividades sexuales, de las que la mujer es protagonista y -se dice- también incitadora y provocadora. Su sexualidad es mucho más compleja y misteriosa que la del hombre, por eso la sangre menstrual, las placentas y los fetos se utilizan con frecuencia en la brujería, y es más larga. Influye, además, la marginación en una sociedad de hombres en la que se le negaba todo protagonismo y hasta el acceso a la más elemental cultura. Es también una venganza contra la Iglesia. Mientras los concilios le niegan sistemáticamente el derecho al sacerdocio, ella se convierte en sacerdotisa de Satán y utiliza los poderes que su amo le confiere para amedrentar a los hombres. En cierto modo es la primera rebelión feminista de la historia.
Unas brujas nacen y otras se hacen, porque unas lo son por familia (de madre bruja, hija bruja), otras, por seguir ciertas tradiciones populares (la séptima hija hembra de una familia, debe ser forzosamente bruja) y otras porque ya nada tienen que perder en la vida, y allí encuentran un camino. Todas tienen unos rasgos comunes sea cual sea el lugar, la época o la clase social a la que pertenecen. Caro Baroja dice que "hay algo que une a una bruja campesina de Tesalia en la Grecia Antigua con una joven bruja vasco-navarra de la Edad Media", y yo añado que ese algo también sirve para Nueva Orleans del siglo XX y una servidora del diablo del actual Levante español. Son expertas en el laboratorio, resentidas contra el mundo y todas llevan la "marca o sello del diablo", el "made in Satán" que su amo les imprime durante el período de iniciación, que les servirá para identificarse entre ellas pero también las delatará ante sus verdugos. Se trata de cicatrices, antojos o tatuajes que suelen llevar debajo de la tetilla, el hombre, y en el pubis, la mujer.
La bruja de hoy, como la de ayer, tiene dos grandes campos de actividades: el ritual, que comprende la asistencia a aquelarres y a misas negras y la realización de sacrificios; y el práctico, que consiste en la fabricación de hechizos y sortilegios, el maleficio y el mal de ojo.
Se conoce con el nombre de sabbat o aquelarre la gran asamblea de todas las fuerzas del mal en la que los servidores de Satán rinden pleitesía a su Príncipe. "Aquelarre" es la palabra vasca que significa "prado del cabrón". La reunión consta de cinco partes: la convocatoria, el homenaje al diablo, el banquete, el baile y el fin de fiesta: la sexualidad desenfrenada. Hoy ha sido sustituido por la misa negra que es una ceremonia esotérica que invierte y parodia el ritual de la misa católica: se santiguan y rezan el texto al revés, los ornamentos son negros, se consagra sangre de animal y pan negro hecho de excrementos o una hostia triangular, se utilizan orines de cabra en lugar de agua bendita, que el oficiante asperja sobre los asistentes con un hisopo negro, toda la ceremonia se realiza sobre el cuerpo desnudo de una bruja joven que hace las veces de altar y se da culto a Satán en lugar de a Dios.
El segundo gran ritual brujeril son los sacrificios cuya finalidad es la obtención de los poderes sobrenaturales que todas las brujas necesitan para perpetra sus malas acciones.
La brujería práctica es la fabricación de hechizos, sortilegios, pócimas, ungüentos, el maleficio, la ligadura y el mal de ojo. Para desarrollar su macabra tarea utilizan estos objetos: la escoba, que a la orden de "¡Adelante en nombre del diablo!", las pone en órbita, velas de pez negra, un cuchillo mágico, una botella y una jarra tripudas, una cuerda atravesada por plumas de cuervo, alfileres para pinchar las figuras de cera, un almirez para majar las hierbas y redomas, retortas, mecheros y un candelabro llamado "la mano de la Gloria" confeccionado con la mano cortada de un ahorcado. Las brujas de hoy lo tienen mucho más fácil: todos estos objetos se venden en tiendas especializadas en todas nuestras ciudades y se anuncian en las diversas revistas esotéricas.
También las brujas, como su amo y señor, son unas infatigables trabajadoras. Además de sus incómodos vuelos nocturnos, la asistencia a ceremonias agotadoras, la provocación de desastres, el rapto de niños y el cotidiano trabajo en el laboratorio, tienen una actividad sexual desmesurada, como reconoce Sor Madeleine Démadoix, bruja confesa: "Los domingos se corrompen con la cópula con demonios, los jueves se ensucian practicando la sodomía, los sábados se prostituyen con el abominable bestialismo y los demás días siguen el curso normal de la naturaleza".
Hay otras dos especies, menos numerosas y en vías de extinción de servidores del diablo: una, voluntaria, los que firman un pacto con él y le entregan el alma a cambio de juventud, sabiduría, amor, dinero o fama; otra, involuntaria, puesto que es el propio Satán el que decide adueñarse de ellos: los posesos.
La medicina y, sobre todo, la psiquiatría, han demostrado con toda clase de pruebas que el hecho brujeril es una cuestión del consumo de drogas y de graves taras mentales y la posesión diabólica tiene otros nombres en los historiales clínicos de los pacientes.
5. Sectas satánicas y luciferinas
Las sectas luciferinas son relativamente modernas, herederas y seguidoras de las doctrinas magusianas, egipcias y salomónicas. Su "dios" es Lucifer. Son elitistas, racistas, exclusivistas y políticamente ultraderechistas. Piensan que Lucifer, injustamente tratado como Prometeo, es el símbolo del conocimiento y de la sabiduría, la verdadera luz. Buscan el poder, el dinero, la influencia y el dominio del mundo. Su rito principal es la "misa roja" y sus adeptos son gentes de dinero, de nivel intelectual alto, entre los que abundan los profesionales liberales que, habiendo disfrutado de todo en la vida, buscan, a través del satanismo, nuevas experiencias.
Las sectas satánicas son herederas directas y fieles de la tradición brujeril de la Edad Media. Su "dios" es Satán bajo diversas apelaciones. En general, son grupos pequeños, cerrados, constituidos por gentes taradas psíquicamente, de nivel cultural mínimo, de extracción social muy baja, donde abunda el analfabetismo. No buscan poder, ni dinero, ni casi crecer; se conforman con ser guardianes de sus "saberes", cumplidores de sus prácticas aberrantes, sin conciencia ninguna del mundo que les rodea, de las leyes que transgreden ni del mal que hacen a seres inocentes.
6 Epílogo
Este es el mundo aberrante del satanismo, expuesto de una forma condensada y casi esquemática. No tiene ningún parecido con el de las sectas destructivas y sus derivaciones. Creo que es más bien un problema de cultura, mejora de los servicios sociales y las condiciones de vida, solidaridad con los marginados y, por último, un problema de psiquiatría, sanidad y policial.
Pero no quisiera terminar sin advertir la existencia de unas prácticas que hoy están de moda, que empiezan como un juego, que producen adición y que, en algunos casos, llevan al satanismo; me refiero al espiritismo y a la "ouija". Algunos psiquiatras podrían hablar de sus consecuencias. Aprender cosas nuevas, buscar nuevas experiencias, desarrollar nuevas capacidades, abrir nuevos horizontes, desentrañar misterios, entra dentro del afán superador e inquieto del ser humano y es digno de alabanza y de apoyo, pero siempre que el hombre conserve su mente clara, su libertad individual y siga siendo dueño de sí mismo.
Pilar Salarrullana de Verda


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jueves, 25 de octubre de 2012

Los testigos de Jehová... ¿cristianos?



Reproducimos el artículo publicado por Fernando Pascual en Gama-Actualidad y Análisis (nº 33, 29/07/09).
De vez en cuando vale la pena volver sobre esta pregunta: ¿son cristianos los testigos de Jehová?

Para responder, necesitamos tener claro qué significa ser cristiano. Según un catecismo católico clásico, el verdadero cristiano “es el que está bautizado, cree y profesa la doctrina cristiana y obedece a los legítimos Pastores de la Iglesia” (San Pío X, Catecismo, n. 3).

Esta definición se refiere directamente a los católicos. Existen, al mismo tiempo, millones de personas que han sido bautizadas con las palabras mandadas por Cristo (en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo), pero que están separadas de la Iglesia católica por motivos doctrinales o de otro tipo. Son cristianos, pero no son católicos.


El Concilio Vaticano II explicaba que quienes han sido “justificados por la fe en el bautismo, quedan incorporados a Cristo y, por tanto, reciben el nombre de cristianos con todo derecho y justamente son reconocidos como hermanos en el Señor por los hijos de la Iglesia católica” (“Unitatis redintegratio” n. 3).

Dentro de los cristianos no católicos, hay numerosos grupos, y no es fácil clasificarlos de modo claro. Tenemos un grupo de cristianos que conservan la estructura jerárquica que viene de los apóstoles y muchos elementos semejantes a los católicos. Son verdaderas iglesias, aunque no obedecen al Papa de Roma y tienen algunas diferencias doctrinales. Este grupo son los ortodoxos.

Otros cristianos han perdido la estructura jerárquica (carecen de obispos ordenados de modo válido), y tienen diferencias más o menos profundas respecto de los dogmas católicos.

A pesar de las muchas diferencias entre los diversos grupos, se puede decir que en general todos los cristianos aceptan la existencia de un único Dios y de Tres Personas divinas (el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo), la Encarnación del Hijo (Jesucristo, Dios y Hombre verdadero), su Resurrección, y el sacramento del bautismo como necesario para la salvación.

Con estos datos, podemos entonces afirmar que los testigos de Jehová no son cristianos, precisamente porque niegan la Trinidad y, como consecuencia, no aceptan que Jesucristo sea verdadero Dios y verdadero Hombre.

Es importante recordarlo. No es cristiano alguien porque lleve una Biblia debajo del brazo, ni porque cite muchos pasajes de memoria, ni porque diga haber asistido a muchos cursos de doctrina bíblica. Para ser cristiano hay que creer en Jesucristo, el Hijo de Dios y el Hijo de María, aceptar en la fe el bautismo, y confesar que en Dios hay Tres Personas distintas.

Quien no llega a este núcleo mínimo que caracteriza a los cristianos, no es ni puede ser declarado cristiano. Por eso los testigos de Jehová no forman parte del Consejo Mundial de las Iglesias, una organización muy importante que agrupa a los cristianos no católicos que existen en el mundo.

Los testigos de Jehová no son cristianos, ni pueden decirse cristianos: ese nombre no les pertenece. Lo mejor sería, entonces, que se presenten de otra manera, para no engañar a la gente. Ello no quita que merezcan nuestro respeto. Los cristianos, además, podemos rezar por ellos, como podemos rezar por todos los hombres, y buscar que también ellos lleguen, algún día, a descubrir la verdad de nuestra fe en Cristo Salvador.
FERNANDO PASCUAL