"La humanidad no encontrará la paz hasta que no vuelva con confianza a mi Misericordia" (Jesús a Sor Faustina)

martes, 23 de abril de 2013

Aumento de sectas satánicas en España y en el Mediterráneo


Practican un estricto secretismo. Celebran ritos que imitan a la misa, a veces con sacrificios de animales, y en ocasiones puntuales, incluso de seres humanos.



Muchos son los autores que afirman que el mayor logro del diablo es hacer pensar a la gente que no existe. Bajo esta estrategia parecen trabajar también las sectas satánicas en España, que practican el más absoluto secretismo. Es difícil catalogar cuántas hay y con cuantos miembros cuentan.

Manuel Guerra, sacerdote y autor del "Diccionario enciclopédico de las sectas" explica a ReL que a fecha de hoy, se han contabilizado en España, "164 sectas demoníacas. Pero estoy convenido de que bastantes de ellas ya no existen y no pocas han cambiado de nombre, aunque habrán brotado otras, tal vez en número no menor que las extinguidas", reconoce el padre Guerra.

A pesar de ser uno de los mayores expertos en sectas satánicas de España, debido a la estrategia que siguen estos grupos, tiene que hacer suyas las palabras de Vicente Jara, de InfoRIES, quien afirma que "los datos son precarios, insuficientes, deficientes, no fácilmente cotejables", pues "actúan entre tinieblas", son grupos secretos.

Las zonas que aglutinan mayor número de sectas son "sin duda, Barcelona y su entorno, la costa mediterránea, los archipiélagos balear y canario y Madrid”, explica.

Misas negras
Estas "organizaciones demoníacas destructivas" realizan ritos, como la llamada "misa negra". "Es la misma Misa del misal católico (canon romano) pero con ligeros cambios: uso de Satanás en lugar de Dios, padre nuestro que estás en el infierno, etc", explica Guerra.

Las misas negras satánicas "pueden tener tres intenciones":

- Sexual, para que alguien acceda a los deseos sexuales de quien la encarga.
- "Compasiva", para ayudar a alguien en su salud, bienes materiales, etc.
- Dañina, para perjudicar a alguien, incluso mediante su muerte violenta.

Asesinatos rituales
Hay varias sectas que celebran misas negras en España, pero "casi nunca" llegan al asesinato ritual de una víctima inocente (cuando se da, es un niño/a o adolescente). Por otro lado, "ahora es casi imposible descubrirlo a no ser que se les sorprenda en la celebración misma del rito, pues se incineran los restos humanos (corazón y otras vísceras) no ´comulgados´ junto con la Hostia consagrada y las cenizas desaparecen por el desaguadero".

"La película El día de la bestia, de Alex de la Iglesia, describe con realismo fílmico -asegura Manuel Guerra- una misa negra con Hostia consagrada y sangre de mujer virgen, pero sin asesinato ritual".

Sectas brujeriles
Hay otro tipo de sectas más activas actualmente en España que son la sectas brujeriles. Realizan distintos sacrificios animales y humanos. "Las sectas brujeriles, en sus reuniones, sacrifican animales (perros, gatos, etc) y si la fiesta es muy importante, como la de Halloween, seres humanos, preferentemente niños, porque no han pecado y son los preferidos de Dios", explica el padre Guerra.

El experto en sectas señala que Halloween es el "aquelarre más solemne e importante de las brujas, celebrado en la noche del 31 de octubre. Lo es por señalar el comienzo del Año Nuevo satánico". Por eso, Cristina Kneer, una antigua sacerdotisa bruja que después se convirtió al catolicismo, aconseja encarecidamente no celebrar dicha fiesta.

Las armas del Demonio
Según afirma Guerra, el Demonio suele valerse de la curiosidad. También utiliza la necesidad que sienten las personas de apoyarse en algo sensible y seguro ante circunstancias de inseguridad psicológica o social, como la adolescencia, juventud, inmigración, crisis socioeconómica, etc.

Muchas personas acuden a la consulta presencial, telefónica o televisiva de videntes o mediums o empiezan a practicar la uiyá (ouija) jugando o bromeando. Con el tiempo no pocos comprueban que tiene consecuencias no gratas, entre las que se encuentra el miedo, la obsesión, la dependencia y hasta la posesión diabólica.

Aunque sorprenda -continúa explicando-, la experiencia enseña que quienes consultan a astrólogos, mediums, videntes, uiyá (ouija), etc, al menos los que lo hacen con cierta asiduidad, corren el riesgo de adentrarse por los vericuetos que desembocan en las redes del demonismo en cualquiera de sus manifestaciones (maleficio, infestación, pacto, posesión satánica, etc).

¿Las prácticas esotéricas son peligrosas?
"Las creencias y prácticas esotéricas hacen perder el verdadero sentido religioso, así como la práctica y vida de oración. Son incompatibles con la fe en la providencia divina; en la paternidad de Dios, lleno de misericordia incluso con los hijos pródigos, y hasta con la libertad humana. Dejan al hombre sometido a la fatalidad".

En la actualidad se practican más de cuarenta variedades de ´mancias´, es decir, tipos de adivinación: cartomancia (cartas, tarot), cristalomancia (cristales), quiromancia (rayas en la palma de las manos), nigromancia (consultar a los muertos), etc. Otra forma de esoterismo es la magia o creencia en una energía personal, difusa en el universo, aunque concentrada en algunos lugares, objetos y personas (magos, brujas/os, etc).

“A partir de la Ilustración se creyó que el progreso iba a desterrar definitivamente el oscurantismo de las supersticiones, producto de la credulidad religiosa, e incluso a la religión misma. Pero, a pesar de los avances científico-técnicos actuales, nunca como ahora las supersticiones han florecido con tanta frondosidad”. Hoy “se puede tocar madera al subir a un avión supersónico en el que falta el asiento nº 13, el de la buena suerte entre las brujas y, tal vez por ello, el de la mala suerte fuera del ámbito brujeril”.

Para luchar contra el demonio
El padre Manuel Guerra quiere recordar que para luchar contra el Demonio y las sectas demoníacas los cristianos pueden:

1) Vivir en gracia. El Demonio quiere poseer las almas mediante el pecado, mucho más que los cuerpos. De ahí que un medio eficaz consista en procurar vivir en gracia, huir de las ocasiones de pecado, especialmente de la soberbia (en su triple manifestación: orgullo, vanidad, timidez) y de la lujuria.

2) Practicar la caridad. El Demonio es “el Espíritu que ha fijado en la negación” (Goethe), o sea, el NO al Amor, a la Verdad y a la Vida, que es Dios, Jesucristo, es decir, el odio, la mentira y la muerte, tan fomentadas y florecientes en nuestros días cuando tanto prolifera lo demoníaco, organizado y sin organizar. Un medio eficaz de luchar contra el Demonio será practicar de veras la caridad (sobrenatural), la veracidad/ sinceridad/transparencia y la defensa de la vida.

3) Hacer oración. La oración, la vibración interior; que facilita el encuentro contemplativo y amoroso con Jesucristo, "el único real y completo vencedor del Demonio".

4) Estar informado. Tener información adecuada. La información es una buena prevención a no ser en periodos de inmadurez cuando puede convertirse en tentación incitadora y hasta en atracción irresistible. Tanto oír hablar de demonios, Satanás, espíritus, uiyá (ouija), etc., los adolescentes quieren experimentarlo.

5) Tener una buena formación doctrinal cristiana. Por falta de ella el 28% de los jóvenes (entre 13 y 24 años) españoles creen en la reencarnación de las almas (encuesta Fundación Santamaría, 2004).

6) El dinamismo apostólico, ser apóstol y hacer apostolado.

7) Maduración del sentido crítico. Acostumbrarse y enseñar a pensar ´críticamente´, a leer, a oír la radio, ver televisión o cine, navegar en Internet, etc., ´críticamente´, o sea, de acuerdo con un ´criterio´, que, para un cristiano, en cuestiones ético-religiosas, debe ser la Revelación divina y –si es católico- interpretada al trasluz del Magisterio de la Iglesia.

jueves, 18 de abril de 2013

"Religión" Wicca: la brujería neo-pagana y ocultista de la secta Nueva Era para el siglo XXI



La Wicca no es otra cosa que la ancestral brujería -la misma que infecta la tierra desde la Caída Original-, disfrazada como moderno culto neo-pagano esotérico para el hombre "espiritualista" y anti-cristiano del siglo XXI, que resurge bajo la siniestra y luciferina luz de la Nueva Era o New Age. 
Entre otras, la principal diferencia entre la Wicca o brujería moderna, con la brujería ancestral, es que en la actualidad sus seguidores y cultores se muestran "orgullosos" de ser paganos, neo-paganos o wiccanos, como se autodefinen, lo cual es un indicio de la tenebrosa oscuridad en la que estas personas están envueltas, puesto que no es posible estar "orgullosos" de servir y adorar idolátricamente al mal, tal como se hace en la Wicca, sino es por una apostasía y rechazo libre, voluntario y consciente del Bien y del Amor infinito y Eterno, Dios Uno y Trino.
En desagravio a las ofensas y ultrajes a Dios Uno y Trino que supone esta aberrante y maligna "religión wiccana", ofrecemos el siguiente artículo, con el cual pretendemos además advertir a los bautizados en la Iglesia Católica -y a todo hombre de buena voluntad- que se abstengan de estas hórridas y malvadas prácticas.


Creen en lo sobrenatural y en la magia sin atarse a nada.
La Wicca es un culto neopagano que tiene su origen en el mundo anglosajón y se presenta como una especie de “brujería buena”. No es ni una secta ni una organización con líderes o estructuras precisas. Es simplemente una corriente de pensamiento esotérica a la que se puede adherir cualquier persona sin un compromiso particular.



Es la reinterpretación de religiones ancestrales pre-cristianas, fundida con elementos de modernidad como el romanticismo y el retorno a la naturaleza, el feminismo, el colectivismo, el ecologismo y el anticapitalismo.
LA WICCA ES UNA RELIGIÓN MÁS DEL NEOPAGANISMO
Invención acrítica de religiones pre-cristianas ligadas a la fecundidad y la naturaleza, el Neopaganismo engloba corrientes religiosas de los antiguos celtas, de los germanos, de los escandinavos, de los indios de norte-américa, de los aborígenes australianos, de los indios mesoamericanos precolombinos, de religiones antiguas de Grecia, Roma, Egipto, Babilonia, India, Polinesia, etc., muchas veces reconstruidas con apenas rigor antropológico e histórico.
Wicca (masculino) y Wicce (femenino) son precedentes etimológicos de Witch, (brujo/a) en inglés.
La Wicca es brujería, pero no es la brujería medieval europea; no es la magia negra (uso de muertos o espíritus, recurso a demonios, realización de hechizos y conjuros para causar daño); ni tampoco es la magia natural (propiedades ocultas de plantas, piedras, palabras, talismanes…) de esa época, ni de la Antigüedad, ya sea de Grecia, Roma o Egipto en los siglos previos y posteriores a la aparición del Cristianismo, si bien no puede verse totalmente ajena a algunos elementos de ella. No es satanismo en cualquiera de sus formas.
COMO SURGIÓ
En el año 1951 fue abolida la última Witchcraft Act (Legislación de Brujería) existente en Gran Bretaña -las cuales venían existiendo desde la época de Enrique VIII-, que era en ese momento el Acta de 1735. Por esta ley, quien decía que podía conjurar espíritus, conocer cosas ocultas, predecir el futuro, realizar hechizos y encantamientos,… podía ser castigado con penas desde monetarias a encarcelación, o a ser expulsado del territorio. Al perder vigencia dicha Ley algunas personas empezaron a ser conocidas como brujos y brujas, los cuales decían haber estado escondidos de la luz pública por miedo a aquella legislación anti-brujos.
Uno de ellos era el ocultista Gerald Brosseau Gardner (1884-1964). Gardner fue miembro de grupos esotéricos como la Sociedad Folclórica, la Hermandad de masonería irregular Co-Masonería, la Orden Druida, o la Hermandad Rosacruciana de Crotona. De esta última afirmó – aunque con vaguedades y escasas referencias claras – que a partir de 1939 le iniciaron en la Wicca; es lo que él definió como el grupo de brujas de New Forest, las cuales, afirmaba, habían mantenido en la clandestinidad su religiosidad pagana pre-cristiana y por ellas le fue transmitida por iniciación a él.
Gerald B. Gardner es el principal difusor de la Wicca, y de la teoría falsa de la existencia y continuidad de esta religiosidad a lo largo de los siglos, encubierta en la sociedad británica. Los orígenes de esta teoría y de la misma Wicca se encuentran en las ideas del romanticismo de final del siglo XIX y su vuelta a la naturaleza y las divinidades de la antigüedad. Hay además influencia del folclorismo inglés, grupos rosacruces, masones y ocultistas, como la Golden Dawn, o de autores como Aleister Crowley, Charles G. Leland, y obras como
Podemos afirmar que la Wicca amalgama y concita prácticas pre-cristianas ligadas a la tierra y la naturaleza, al margen de tradiciones reales o de organizaciones existentes.
WICCA ES LA RELIGIÓN DEL DIOS DE LA FERTILIDAD Y LA DIOSA MADRE DE LA NATURALEZA
Junto con las corrientes que la concibieron, corrientes esotéricas, ocultistas, herméticas, rosacruces y masonas, teosóficas y druídicas, mágicas y paganas, es una religiosidad que también da respuesta a los sentimientos de pan-urbanización y destrucción planetaria, a la necesidad de retorno a lo natural y la temporalidad marcada por los ciclos astronómicos, la identidad con las raíces legendarias y el localismo de la tierra, así como manifestación rupturista propia de la época en la que surgió, anti-normativa y pan-sexualista.
El pasar de las décadas posteriores ha seguido influyendo en la Wicca asumiendo ideologías feministas y de los derechos de los gays, el pacifismo, la contracultura anti-capitalista, el ecologismo como ideología, los movimientos anti-nucleares, el neo-indigenismo o las corrientes anti-globalización e individualistas del consumismo.
Muchos seguidores de Wicca hoy en día se inician solos, leyendo libros por su cuenta o a través de Internet, aspecto que choca contra el principio iniciático, llegando a creer en soledad y sin pertenencia a un coven.
Wicca es religión de la naturaleza, de la fecundidad, de la vida. Pero no toda la Wicca ve la realidad natural de igual forma. Así, el arco va desde el pan-naturalismo o la divinización ultra-ecologista, y la necesidad de realizar los rituales y los actos mágicos “en” la naturaleza, a los que ven la naturaleza como un ámbito intermedio entre lo humano y lo divino, o como telón donde se manifiesta la divinidad según la ley esotérica de la correspondencia (“El Todo en la Parte; la Parte en el Todo”), hasta aquellos que conciben la naturaleza como un marco neo-romántico en el que no necesariamente hay que interactuar, pues muchos practicantes Wicca apenas tienen contacto con ámbitos naturales puros.
La sacerdotisa concita y congrega aspectos lunares, primaverales y misteriosos; el sacerdote aspectos solares, de señorío de vida y muerte, y de realeza de la caza. Ella es diosa Madre, y él es el Cernunnos celta o dios cornudo. La diosa es Doncella, Madre y Vieja-Bruja, triplemente diosa. El dios es Amante e Hijo, doblemente dios.
Para algunos seguidores Wicca los dioses son reales, para otros no son sólo dos, sino que la naturaleza ofrece multitud de divinidades, para otras corrientes sólo la diosa es la divinidad principal, y otros consideran al dios y la diosa como aspectos complementarios del mismo ser divino único. Incluso otros seguidores de la Wicca no creen en la realidad de las divinidades, pues para ellos sólo son arquetipos, al estilo de Carl G. Jung.
Así, Wicca es una religiosidad politeísta, o duo-teista, o incluso monoteísta, para algunos. O de veneración de la naturaleza e inmanentista para unos, panteísta para otros, o también animista, o simplemente psico-mágica y esotérica.
LOS RITOS QUE PRACTICA
La Wicca se ha fragmentado mucho desde sus mismos inicios, con muchas contradicciones entre sí y diferencias esenciales.
Wicca es religión de iniciación en los misterios. Tiene tres grados, desde el aprendiz o miembro brujo del coven al iniciado al sacerdocio, y finalmente el sacerdote con capacidad de formar otro coven. Los covens, o grupos Wicca, son dirigidos por un sacerdote y una sacerdotisa.
Wicca cree en la magia, que considera como realización del deseo humano y que maneja y controla las fuerzas desconocidas de la naturaleza. Los practicantes de la Wicca buscan participar de la fuerza divina, unirse a ella. Los sacerdotes incluso pueden ser poseídos por el dios masculino o femenino en el ritual de “bajar el Sol” o “bajar la Luna”, respectivamente.
Los rituales son fundamentales, y para muchos practicantes, anteriores a las creencias, pues permiten la ensoñación y el desenvolvimiento de lo inconsciente del ser humano y el encuentro con la experiencia religiosa.
La Rueda Anual de celebraciones de la Wicca engloba las festividades del año solar y lunar al completo con las 8 fiestas sabbats solares y las 13 fiestas esbats de las lunas llenas.
El pentáculo o estrella de cinco puntas de la Wicca es un elemento fundamental de esta religión. Es el círculo mágico protector, agrupando los 4 elementos básicos (Tierra, Aire, Fuego, Agua), y además el 5º elemento o Espíritu, que ha de colocarse en el vértice superior. Es círculo mágico y ritual y engloba y subsume toda la realidad en sus cuatro puntos cardinales.
Sobre el altar Wicca siempre está el cuchillo o athame, que simboliza al dios masculino, y el cáliz, símbolo de la diosa femenina, con clara alusiones sexuales cada uno.
Wicca cree en la reencarnación, creencia asumida a través de las corrientes de la Teosofía, la cual bebió del Hinduismo y el Budismo, si bien se centran sobre todo en la vida actual más que en la vida futura. Para unos, la reencarnación se da en diferentes especies animales, pero para otros siempre entre seres humanos, e incluso para otros siempre en brujos, pues “una vez brujo, siempre brujo”, y así piensan que todos los brujos son reencarnaciones de brujos previos.
En el tiempo que media hacia la siguiente reencarnación las almas de los brujos residen en el Mundo-Separado, aunque sus potencias son accesibles por artes mágicas y espiritismo, prácticas que no todos los seguidores Wicca consideran adecuadas.
Podemos hablar de en torno a 200.000 miembros en todo el mundo en base a las distintas fuentes que conocemos.
EN RESUMEN
NO HAY UNIDAD. Al no existir una autoridad wicca reconocida, hay diversas interpretaciones. Por ejemplo, algunos wiccanos dicen que ofrecen encantamientos mientras muchos otros dicen que su religión los prohíbe.  Algunos wiccanos dicen que utilizan la magia muy excepcionalmente y otro wiccano explica que no hacen hechizos de amor.
UN CONCEPTO DE DIOS SIMBÓLICO EN EL QUE CABEN DIOSES Y DIOSAS. No reconocen a Dios como persona que se revela en la historia. No creen en la revelación cristiana, aunque algunos dicen ser cristianos, pero el Jesús en que creen no es Dios. Perciben al cristianismo como exclusivista por profesar que hay un solo Dios verdadero y rechazar a los dioses paganos.
RELATIVISMO. Cada hombre o mujer tiene el derecho de formar su propio concepto de dios o diosa.
BRUJAS Y BRUJOS. Entre sus miembros hay mujeres que profesan ser brujas o wicca, y también hay hombres brujos. Otros en cambio dicen que no hay brujos entre ellos.
DIVINIZAN LA NATURALEZA Y LE RINDEN CULTO. Algunos wiccanos dicen que no adoran la naturaleza sino que sólo son “ecologistas”. Otros afirman que sí la adoran
CREEN EN LA REENCARNACIÓN COMO LA “EVOLUCIÓN DEL ALMA”. Algunos dicen que los cristianos al principio creían en la reencarnación, lo cual es falso.
SUPERSTICIÓN. Usan amuletos y talismanes pensando que las piedras y otros elementos naturales “canalizan” sus deseos y ruegos.
CREEN QUE EL MUNDO PAGANO ERA UN REMANSO DE PAZ Y BIENESTAR que fue arruinado por la venida del cristianismo, al cual culpan además por todos los males.
FUNDAMENTO DE MORAL. “Haz lo que quieras mientras no dañes a nadie” y “Todo lo que hagas regresa el triple”.
NO CREEN EN EL DEMONIO NI EN LA TENTACIÓN.

Secta mormona: la ¿revelación? "celestial" continúa y se adapta a los nuevos tiempos y a las conveniencias del momento



Reproducimos un artículo reflexivo del sacerdote Luis Santamaría, miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), y que ha publicado en el blog que tiene esta institución alojado en el portal InfoCatólica.

Hace unos días la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (IJSUD), cuyos integrantes son conocidos como mormones, ha celebrado su 183ª Conferencia General. No conocía este evento, y me ha sorprendido ver el despliegue de medios de un acontecimiento central para la vida de esta secta de origen cristiano, que desde que fue fundada en el siglo XIX por el visionario norteamericano Joseph Smith ha hecho de estas Conferencias Generales un momento fundamental en su desarrollo doctrinal. Además de miles de personas que asistieron durante dos días al inmenso auditorio de Salt Lake City (Utah, EE.UU.) en el que tuvo lugar, otros muchos la siguieron en directo vía satélite en los principales centros mormones de más de 85 países y a través de Internet. Como acaban de hacer público, cuentan con casi 15 millones de miembros y miles de misioneros en todo el mundo.

No es una simple asamblea a lo grande de un grupo religioso. Hay algo que ha llamado poderosamente mi atención, al ver algunos vídeos de la Conferencia General mormona y leer algunos de sus textos. Y es la concepción totalmente abierta de la revelación que tienen. La presentación del evento en su página de Internet, que servía para invitar a los miembros a prepararlo bien, no dejaba lugar a dudas: “la Conferencia General tiene por objeto ser una experiencia en la que se reciba revelación a medida que los participantes aprendan de los profetas y apóstoles vivientes mediante el poder y la influencia del Espíritu Santo”. El lector no mormón puede sorprenderse al leer esto. ¿Profetas y apóstoles? No deben de ser los del Antiguo y Nuevo Testamento respectivamente… ¿Entonces?

En la jerarquía de la IJSUD encontramos esta nomenclatura para referirse a sus máximas autoridades. Detengámonos en su “eclesiología” para entender algo mejor todo esto. Para los mormones hay dos órdenes ministeriales principales: el “sacerdocio de Melquisedec” (o sacerdocio mayor) y el “sacerdocio de Aarón” (menor). Al primero, que es el que nos interesa, perteneció Adán, y a partir de él los grandes patriarcas del Antiguo Testamento, aunque le fue quitado al pueblo de Israel en los días de Moisés. Jesús restauró y ejerció este sacerdocio, ordenando a los apóstoles en él, pero tras la muerte del colegio de los Doce se perdió. Es lo que los mormones han llamado “la Gran Apostasía”, el período comprendido entre los tiempos de Jesús y –¡oh casualidad!– la aparición de Joseph Smith en escena y la fundación de la secta. Durante todos esos siglos, no hubo Iglesia de Cristo ni Evangelio verdadero sobre la tierra, según los mormones. La comunidad iniciada por Jesús da un salto increíble del siglo I al siglo XIX.

Sigo, para no perdernos. En 1829 tuvo lugar la restauración del sacerdocio de Melquisedec. ¿Cómo? Pues con la ordenación de Joseph Smith y su compañero Oliver Cowdery. ¿Y quiénes los ordenaron? Nada menos que los apóstoles preferidos del Señor –Pedro, Santiago y Juan–, bajados del cielo para la ocasión. Está muy difundido entre los mormones un cuadro que muestra la escena, con los apóstoles imponiéndole las manos al fundador de la IJSUD. El año siguiente tuvo lugar la fundación de la secta. Y entonces, con la Iglesia y la verdad evangélica restauradas sobre la tierra, volvió a haber profetas, hombres escogido por Dios para guiar y dirigir a su pueblo, comenzando por el mismo Smith. Además de su función magisterial y de interpretación de la Palabra de Dios, el profeta “recibe revelaciones y direcciones del Señor para el beneficio de todo el género humano”.

¿Algún profeta contemporáneo? Por supuesto que sí: el presidente de la IJSUD, “creen que posee el derecho de recibir revelación para toda la Iglesia. Ninguna persona, excepto el profeta escogido y presidente de la Iglesia, puede ser el receptor de la voluntad de Dios con respecto a los miembros de la Iglesia, éstos a su vez siguen fielmente los consejos de éste su líder y le guardan un gran amor y respeto”. El actual tiene nombre y apellido: se llama Thomas S. Monson y desde 2008 es el 16º profeta, contando desde Joseph Smith, el primero de los tiempos modernos. Y ojo a lo que afirman en su biografía: “él es un profeta, vidente y revelador, lo cual significa que recibe guía específica para dirigir la Iglesia en la tierra en nuestros días de parte del Señor. Esas instrucciones son para todo ser humano que habita la tierra y no sólo para los miembros de la Iglesia”. Ahí queda eso.

El profeta no está solo en la dirección de la IJSUD, ya que cuenta con el Quórum de la Primera Presidencia (formada por él mismo y sus dos consejeros) y, por debajo, el Quórum de los Doce Apóstoles. Este último, cómo no, son la restauración del grupo apostólico del mismo Jesús después de la ya citada “Gran Apostasía”, y lo han dejado todo para anunciar el Evangelio. Al igual que el profeta, estos doce también son “profetas, videntes y reveladores para la Iglesia”. ¿Cuál es el procedimiento para entrar a formar parte de este comité directivo de la secta tan restringido? Simplemente, en caso de vacancia de una de sus sillas, la Primera Presidencia escoge al sustituto “por medio de revelación” y, tras ser aprobado por el Quórum de los Doce Apóstoles, es ordenado como apóstol por los otros catorce ministros.

Pero la cosa no queda ahí. Los ordenados en el sacerdocio de Melquisedec van más allá, descendiendo en el orden jerárquico de la IJSUD. Tras la Primera Presidencia y los Doce Apóstoles encontramos a los Setenta, siguiendo la terminología bíblica de los enviados por Jesús. Ayudan a los apóstoles a regir la secta, pero no son profetas, ni videntes ni reveladores. En la historia mormona ha habido un momento, en 1989, en el que por el crecimiento y desarrollo del movimiento tuvieron que erigir otro Quórum de los Setenta. Precisamente en la reciente Conferencia General han nombrado a unos cuantos integrantes de estos grupos. Hasta aquí, todos estos integran las “autoridades generales”, debajo de las cuales se encuentran otras jerarquías menores que ahora no nos interesan.

Toda esta “jerarcología” es importante para entender a quiénes les llega la revelación de Dios en la IJSUD: directamente a las quince primeras autoridades (Primera Presidencia y Doce Apóstoles), e indirectamente a los demás dirigentes. Representantes de Jesucristo en la tierra, “son capaces de recibir revelación de Él sobre cómo dirigir su Iglesia”. Pero todo lo que supuestamente les dice el Señor no se limita a asuntos organizativos y eclesiásticos, sino que abarca los dogmas sostenidos por la secta, y que se apartan del cristianismo en cuestiones centrales como el misterio de Dios y la persona de Cristo (las personas de la Trinidad son seres diferentes, y al final su dogmática se convierte en un politeísmo), la escatología (con diversos niveles de gloria), la identidad de los ritos que llevan a cabo (ordenanzas), etc.

¿De dónde viene todo esto? De su concepción abierta de la revelación. Consultando los textos oficiales de la secta y lo que se habla en las Conferencias Generales de la IJSUD, encontramos declaraciones que muestran claramente esta idea mormona. Dieter F. Uchtdorf, de la Primera Presidencia, explica que “la divina obra de los profetas y de los apóstoles nunca cesa. En el período entre conferencias generales, la Primera Presidencia y el Quórum de los Doce Apóstoles siguen enseñando y ministrando al mundo. Los profetas y apóstoles nos hablan hoy”. Y de una forma totalmente personalizada, según parece, ya que como expresa el mismo Uchtdorf, “los miembros de la Iglesia tienen derecho a recibir revelación personal al escuchar y estudiar las palabras inspiradas que se pronuncian en la conferencia general”. Jeffrey R. Holland, uno de los Doce Apóstoles actuales, decía en una conferencia que “si enseñamos por el Espíritu y ustedes escuchan por el Espíritu, uno de nosotros se referirá a las circunstancias de ustedes y enviará una epístola profética personal sólo para ustedes”. Así se aseguran la atención de los adeptos en estos eventos centrales para el movimiento.

El problema, en el fondo, de la IJSUD y de otras sectas que nacieron en el mismo contexto de “reavivamiento” protestante, es la lectura libre de la Sagrada Escritura por parte de cada uno con la ayuda directa del Espíritu Santo y, por tanto, sin necesidad de una autoridad o magisterio que vele por la correcta lectura e interpretación de la Palabra de Dios. Ya sea por visiones, sueños, ángeles, visita directa de la Divinidad, inspiración… los líderes mormones pueden ampliar de forma constante el depósito de verdades reveladas por Dios. Contando con que, desde el inicio, la secta propone junto con la Biblia otra Escritura “complementaria”, pero igualmente importante –o más– que el Antiguo y el Nuevo Testamento: El Libro de Mormón. Completado, a su vez, por otros textos fundacionales revelados que se agrupan en Doctrina y convenios y La perla de gran precio.

La más genuina tradición cristiana sostiene que la revelación divina concluyó con la muerte del último apóstol. Este momento crucial en la historia de la Iglesia, en el que entró en juego la sucesión apostólica, no es el inicio de la “Gran Apostasía” como decía Joseph Smith, con ese salto eclesiológico hasta el siglo XIX. Es el momento en el que cobra su importancia la Tradición de la Iglesia, que incluye el magisterio, la lectura patrística, el sensus fidei del pueblo de Dios… Por un lado, hay que tener en cuenta, como escribía el místico castellano San Juan de la Cruz, que Dios “en darnos, como nos dio a su Hijo, que es una Palabra suya, que no tiene otra, todo nos lo habló junto y de una vez en esta sola Palabra, y no tiene más que hablar”. ¿Un Dios mudo, entonces? No, nada de eso, porque por otro lado hay que tener en cuenta la acción del Espíritu Santo iluminando y dando vida a su Iglesia, constituyendo así la Tradición viva del pueblo de Dios.

Dios no puede contradecirse a sí mismo. La Iglesia no puede estar constantemente pendiente de “nuevas revelaciones”, y menos cuando niegan aspectos centrales de la salvación realizada por Jesucristo. Volvamos a escuchar las palabras de San Pablo defendiendo la verdad de la fe cristiana frente a otras propuestas falsificadoras. Él hablaba de la buena noticia de Jesús y prevenía ante los “otros evangelios”, no porque la suya fuera una revelación particular o una inspiración especial hecha en su experiencia singular del camino a Damasco o en cualquier otro momento, sino porque era lo transmitido por los apóstoles, testigos oculares de Cristo, y que coincidía con su experiencia de encuentro. Sus palabras son duras y directas: “algunos os desconciertan intentando deformar el mensaje evangélico de Cristo. Pero sea quien sea –yo mismo o incluso un ángel venido del cielo– el que os anuncie un mensaje diferente del que yo os anuncié, ¡caiga sobre él la maldición!” (Gal 1, 7-8). Versículo, por cierto, que podemos leer en inglés a la derecha del altar de la Catedral católica de Salt Lake City, en la cuna del mormonismo. No es una crítica católica a la IJSUD, como han dicho algunos. Son palabras de la Sagrada Escritura.

(extraído de: infories.com)

Más información acerca de la secta luciferina "Nueva Era", "New Age" o "Conspiración de Acuario"


¿Qué es la Nueva Era? Un gran reto actual para la Iglesia: una nueva forma de espiritualidad, de mística, de relación con lo divino. Responde a esta importante cuestión monseñor Raúl Berzosa, obispo de Ciudad Rodrigo, en el portal católico Aleteia.

1. La Nueva Era es un fenómeno propio del siglo XX, la explosión de un nuevo tipo de espiritualidad.

La New Age nace como una especie de sensibilidad “epocal”, principalmente en los países y naciones de los llamados primeros mundos. Cuando se tiene el estómago lleno, hay que llenar también la cabeza y el corazón. Este nuevo fenómeno aflora como un gran pulpo, con tentáculos en todos los ámbitos culturales, pero al que es muy difícil descubrir los ojos y el cerebro.

¿Por qué se denomina al New Age también como “Era de Acuario”? - Porque nos encontraríamos casi al final de un ciclo astronómico (Piscis) e inicio de otro (Acuario). Hubo un tiempo en el que se vivió bajo el signo de Tauro, y aparecieron los imperios y religiones de Mesopotamia. Vino después Aries, y floreció la religión judía. El signo de Piscis, que comenzó su reinado el 21 de marzo del primer año de nuestra era, ha sido denominado “crístico” (IXCIS). Hacia el año 2016 el sol entrará en el signo de Acuario, y este signo traerá consigo una nueva religiosidad mundial capaz de reconciliar todas las demás religiones. Acuario va a suponer un nuevo orden mundial, una humanidad nueva, y una nueva religión. La New Age comportará una era de amor, concordia y luz, de verdadera liberación del espíritu. Se habla del retorno de un nuevo Cristo: no el histórico Jesús de Nazaret, sino de Maitreya.

La New Age (la “Era Acuario”) constituye una verdadera bomba de relojería para las religiones. Porque no se trata sólo de una religión más, ni de un nuevo movimiento o una nueva secta. Es una completa “gnosis”, o visión integral de la realidad. Y, lo que es más grave, no se enfrenta con el cristianismo, ni con las religiones en general, sino que se instala en ellos; e incluso utilizando su mismo lenguaje, su misma espiritualidad y sus mismos símbolos, les da un sentido completamente diferente.

2. La Nueva Era tiene una característica fundamental: es un nuevo narcisismo, y al mismo tiempo, una nueva concepción del universo.

La Nueva Era constituye un nuevo narcisismo donde se impone la vida privada, la utopía individualista y la revalorización de las propias experiencias personales. Este narcisismo sin embargo es compatible con la tendencia a pensar en planetario (en clave holonímica) en el sentido de que nos acercamos a pasos agigantados a una nueva sociedad, a un mundo nuevo, donde ni la política ni la religión ni las costumbres serán motivo de separación o de odio.

Junto al narcisismo y a la tendencia a pensar en planetario, asistimos a un nuevo desplazamiento de lo religioso y a un nuevo despertar religioso, algo así como una “nueva espiritualidad para una nueva era”, una especie de “retorno de lo sagrado-reprimido”.

David Spangler (1999) resumía con estos adjetivos la Nueva Era: holística (globalizadora: el todo en las partes y las partes en el todo); ecológica (La Tierra Gaia; nosotros somos como una neurona del sistema nervioso central de la Tierra); andrógina (el arco iris y el yin yang son símbolos que tienen que ver con la complementariedad de contrarios); mística (lo sagrado en todas las partes, incluida la vida cotidiana); planetaria (las personas enraizadas en su propia cultura, deben abrirse a la cultura universal buscando amor, compasión, paz, y un gobierno mundial).

3. La Nueva Era, aunque hunde sus raíces en los movimientos esotéricos del siglo XIX, es un producto cultural típico de la crisis espiritual del siglo XX.

Según otras opiniones sobre el origen y desarrollo de la New Age, ésta se remonta hasta los movimientos gnósticos de los ss. II-IV. Para otros es la convergencia de la transformación del socialismo en ecologismo; y del capitalismo individualista en narcisismo. Es algo así como la confluencia natural “postmoderna” de la caída y transformación de las dos grandes ideologías del s. XX. Hay quienes opinan que es fruto maduro de una “religiosidad postmoderna”: del geocentrismo al antropocentrismo; y de éste al cosmocentrismo.

Sobre su origen, el experto Luigi Brenzano, señala dos corrientes diferenciadas en la New Age: la europea y la norteamericana. La europea hunde sus raíces en la sociedad teosófica (1875) de Helena Petrovna Blavatsky y Henri Steel Olcott: pretenden llevar al hombre moderno, prisionero de los lazos del materialismo y de los dogmas de las iglesias tradicionales, hasta las fuentes de la antigua sabiduría, sobre todo oriental. Quiere ser una doctrina “puente” entre Oriente y Occidente, entre cristianismo y esoterismo, entre movimientos religiosos sectarios y los nuevos movimientos mágicos. En el s. XX, destacaron Paul Le Cour (1871-1954) y Alice Ann Bailey (1880-1949).

La corriente Norteamericana, por su parte, tiene como antecedente el transcendentalismo americano del S. XIX, como reacción al materialismo y utilitarismo ilustrado. El autor más conocido es Ralph Waldo Emerson. Este nuevo paradigma va tomando más forma en California en los años 50: desde grupos de Rosacruz hasta la Unity School of Christianity. Más tarde, en EE.UU., vino la revolución hippie, especialmente los grupos underground, que se convirtieron en el caldo de cultivo de la New Age en Norteamérica. El mercado New Age conjuga el bienestar y el bien parecer interno y externo, la alimentación y la estética, la ciencia y la espiritualidad, la economía y la ecología.

4. Rasgos espirituales que definen la New Age.

C. Vidal Manzanares se atreve, en una primera aproximación, y tomando como punto de referencia el cristianismo, a realizar este breve resumen: no existe lugar para un Dios Personal, creador y distinto de sus criaturas. Tampoco resulta claro el concepto de criatura, puesto que se funde en la divinidad, o se la valora sólo por sus niveles de conciencia, como si no tuviera consistencia propia.

No hay lugar para rendir cuentas ante un Dios Personal, ya que el hombre no es pecador o culpable, sino imperfecto, y esta imperfección va despareciendo en la medida que se alcanzan niveles superiores de conciencia, o mediante sucesivas reencarnaciones. Se ha escrito: “No somos pecadores por naturaleza, ni nos espera ningún castigo eterno, ni venimos a este mundo con ningún pecado, ni necesitamos a nadie que nos salve o redima, porque nunca hemos estado en venta. En realidad nuestra esencia es inmortal y tenemos por delante un futuro inimaginable”.

Los “puntos teológicos” del New Age son los siguientes:

+ Una nueva divinidad, desdoblada en dos realidades:

- Una especie de principio de totalidad frente al monoteísmo, que se define como teoría de los lazos, campos morfogenéticos, autoorganización del Universo, espiritualidad global, etc.

- Gaia (Gea) la diosa madre Tierra, entendida como ser planetario, organismo vivo, y cuyo “organo ejecutor” sería la humanidad. Todo lo que afecte a la Tierra afectará al hombre. Todo está unificado. Hay que descubrir la dimensión ecología en cada cosa y acontecimiento. Se sustituye la imagen paterna de Dios por la materna inmanente, cuya energía todo lo sustenta e invade. La piedad y religiosidad nuevas son matriarcales. Ni la fe en un Dios personal ni Jesús como Dios son ya sostenibles. Sólo a través de una sintonía e identificación mística con la naturaleza y el universo llegará el hombre a la libertad y encontrará su humilde puesto en el devenir cósmico.

+ Reencarnación positiva: El tema de la reencarnación, dentro del New Age, es algo muy popular. Tratado en forma científica y en forma novelada, es entendida como evolución optimista hacia la perfección total subjetiva y personal, según los diversos niveles de conciencia adquiridos. No es la reencarnación clásica oriental (más bien purgativa y purificativa), sino la positiva: porque en cada vida conseguimos niveles de conciencia cada vez más superiores. Unido al tema de esta reencarnación en sentido positivo, y para encontrar una base fiable y plausible, se encontraría la creencia en cuerpos energéticos, entre ellos un “cuerpo astral”, y en la importancia y sentido de los “chakras”. Otra forma de denominar los campos energéticos o el espectro energético es el “aura”, que incluso, se afirma, puede ser fotografiada.

+ Una nueva cristología: La base de la Nueva Era se centra en el nuevo regreso de Cristo. Pero de un Cristo total: capaz de unificar las fuerzas espirituales de la humanidad, resumidas en el triángulo Luz-Amor, Poder, capaz de darnos el nuevo agua de la Era de Acuario, y capaz de iniciarnos en nuevas formas de conciencia e iluminación anterior. Cristo es el paradigma de la humanidad, de la religión, y de la unión de las culturas orientales y occidentales. Es la espiritualidad del Cristo-Cósmico, del Cristo-Energía, del Espíritu Crístico-Universal, antes encarnado en grandes personalidades religiosas: Buda, Krishna, Jesús de Nazaret, Mahoma. De cualquier forma, el Cristo no es sólo uno, único, mediador y salvador. Se aplica a diversos personajes, y, finalmente, a cada uno de nosotros.

+ Una nueva teología cósmica, capaz de cubrir el vacío y sin sentido del hombre y la sociedad actuales, y abrir a una nueva liberación más integral que la meramente racionalista-ilustrada o práxica. Es una cosmología inspirada en la visión de Teilhard de Chardin, pero dando un paso más: es la evolución transformadora de la cosmogénesis a la biogénesis; y de la biogénesis a la antropogénesis. Una vez vivenciada la antropogénesis como conciencia colectiva y vivencia del amor total, se pasará a la noogénesis superior. Es decir, se pasa de lo natural inerte a lo biológico; de lo biológico a lo humano; de lo humano a la humanidad; y de la humanidad “nueva”, con conciencia ecológica y holística, o de fusión, a una conciencia superior y perfecta. Todo ello moviéndonos dentro de un inmanentismo (sólo un mundo: el nuestro) y de un panteísmo (todo es a la vez natural y divino).

+ En búsqueda del maestro interior que llevamos dentro: Una espiritualidad experimentada personalmente; no a las mediaciones institucionales (Iglesias) ni a las mediaciones sacramentales: La persona humana, según la New Age, es religiosa en el fondo de su existencia, pero no religiosa o religada a un Dios personal. Es religiosa en relación a un sentimiento y percepción originaria de la vida de la naturaleza, la percepción de sus leyes, la inmersión en la corriente “sobrenatural” de la vida misma. Es, en resumen, “místicamente ecológica”, o hace de la ecología su mística genuina. En aras de esta nueva mística debemos acabar con lo objetual, lo dogmático, y las concepciones teológicas de las grandes iglesias. La nueva teología y espiritualidad es funcional-dinámica y no objetual-institucional.

+ Un método gnóstico-esotérico, de autorrealización o del potencial humano: Cinco claves insistentes y subrayadas por la New Age: realización de uno mismo; armonía con el cosmos; responsabilidad “histórica” para con la nueva humanidad emergente; visión optimista de la realidad y del futuro; ampliación de los niveles d conciencia; primado de la experiencia personal.

Se privilegia la experiencia (no tanto creer como experimentar), la ortopraxis individualista frente a ortodoxia, la autotransformación por “puños y métodos” a la carta. Es una conciencia monista-progresiva del mundo (holismo) frente al dualismo cristiano. Y se aprecia un optimismo y una escatología benévola (todos salvados por la reencarnación) Se otorga el primado del amor como armonía-comunión, y de la felicidad en forma de bienestar personal, ya aquí y ahora.

Este movimiento del potencial humano es uno de los aspectos más valorados por los networks neperianos. El Human Potencial Movement se fija entres sus fines principales el desarrollo de las potencialidades latentes en el hombre en su más amplia disponibilidad para acoger experiencias de integración mente-cuerpo y todas las técnicas de expansión de la conciencia: “Expandid vuestra conciencia”, “Realizad vuestro yo”, “Pensad en positivo”, “Usad vuestro potencial creativo”, son los gritos de guerra…

Algunos autores hablan de “autosalvación” en dos versiones: al no ser Cristo el Salvador, las mediaciones salvíficas son “de métodos de autodesarrollo”; y la misma escatología, en forma de reencarnación, no es más que una “autosalvación”.

En el fondo, un nuevo concepto de religión (y de mística): Las religiones como organización carecen de valor desde el punto de vista de la verdad. Sólo tienen un valor social o histórico. La fe es una confianza, un dejarnos mover por la verdad confiadamente. Ninguna importancia tiene que se acepten unas ideas o no. Unos dicen que creen en unas doctrinas, otros que no creen en ellas; sin embargo, su nivel de ser puede ser el mismo, e incluso podría vivir con más fe, la persona que no acepta las creencias, y vivir con menos fe quien las acepta.

La fe que tiene una persona no se nota porque diga ‘creo en Dios’ o ‘no creo’, se manifiesta por la confianza con la que vive, por la paz y el equilibrio interior que expresa en su estar en la vida. La presencia de Dios, lo divino, no es algo que hay que alcanzar y que es extraño a la vida diaria. Lo divino es el trasfondo que tengo que descubrir en todo mi vivir. Es lo que dará sentido a mi vida, lo que únicamente me realiza. El camino de la religión es encontrar nuestra forma adecuada aquí y ahora de volver a unirnos a la Realidad, de religarnos.

5. La Nueva Era plantea retos muy serios a la Iglesia, en esta era postmoderna.

En otro lugares, he escrito y definido otros rasgos de la religiosidad de hoy. Los recuerdo:

- Una sociedad secularizada no es necesariamente una sociedad a-religiosa…No es la pura indiferencia lo que caracteriza nuestra sociedad sino el que las creencias escapan al control de las iglesias y religiones tradicionales (Hervièu-Léger). No está en crisis lo sagrado sino la “religión de iglesias”.

- La experiencia subjetiva es la norma religiosa (G. Anleo). Lo religioso se contagia por contacto personal y por contagio comunitario (P. Belderrain).

- Lo religioso hoy no se caracteriza por la síntesis sino por la yuxtaposición de doctrinas y ritos (F. Champion).

- Del fiel practicante hemos pasado al peregrino o coleccionador de experiencias y de religiosidad “a la carta” (Hervièu-Léger).

- Más grave aún: Se habla de una espiritualidad más allá de la religión y se insiste en que lo que está en crisis en la actualidad no es lo espiritual, sino, algunas formas de lo religioso: concretamente las religiones institucionales tradicionales, que se encuentran desorientadas, han perdido el contacto con la realidad y los sectores que mueven la sociedad (jóvenes), no aciertan a comunicarse adecuadamente con sus contemporáneos, y están en una permanente quiebra de credibilidad moral (ejem. pederastia y pecados de la larga historia de la Iglesia).

- La feligresía de las religiones tradicionales se ha “autoexiliado” voluntariamente, en silencio y por la puerta de atrás, sin plantear polémica con una institución con la que no creen que sea posible dialogar. Y se han ido, en muchos casos, no por falta de espíritu, de espiritualidad, sino precisamente por lo contrario: por insatisfacción insoportable con el espíritu estrecho y muerto que se respiraba de las instituciones religiosas.

- Se subraya que, tal vez, las religiones estén muriendo por habérselas pasado su tiempo (su “kairós”) pero dejarán un gran legado para la humanidad, lo mejor de sí mismas: la espiritualidad que quisieron vehicular y que con frecuencia sofocaron.

- La espiritualidad del futuro se llamará “laica” o de “vuelta a las fuentes” y de “recolocar la espiritualidad en su lugar natural”: la profundidad existencial de la persona (su espíritu); una espiritualidad de su propio cuerpo (ser más, sentir más, gozar más, amar más, reír más, bailar más…); una espiritualidad de sentir al otro como experiencia de lo sagrado; y una espiritualidad ecológica o de nueva relación sinergética con la tierra.

Sobre los retos que esta nueva teología plantea al cristianismo señalaremos, con M. Fuss, que está en juego, al menos, las siguientes realidades: la interpretación de lo religioso en clave panenteísta, fusionando cosmos-hombre y divinidad, sin la necesidad de recurrir a un Dios Trascendente. La no necesidad de un Cristo Mediador-Salvador, sino sólo como maestro interior. La necesidad de volver a una experiencia de Dios profunda, personal y comunitaria. El diálogo entre religiones. Y, finalmente, la profundización de dogmas como el trinitario, cristológico y la pneumatología.

a) por un lado, ante la New Age nos encontraríamos en una versión modernizada del sueño neoliberal norteamericano que desembocará en el fenómeno de la globalización “económica”. Sostengo en este sentido que la New Age es como el “alma o espíritu” de la globalización económica neoliberal. Baste leer, para reafirmar esta postura, las obras de Novak, Bell, Berger y Fukuyama.

b) La New Age, teológicamente, viene hundiendo sus raíces en lo que H. De Lubac denunció como los hijos de J. Fiore: la llegada de la tercera época del Espíritu, superando al Cristo carnal, en diversas y variadas versiones. Y convirtiendo el cristianismo en algo “desencarnado” (no sacramental ni eclesial) y gnóstico.

c) Por otro lado, y al final de este recorrido afirmamos que la moda de la New Age se esfumará pero las preguntas planteadas por ella permanecerán. Preguntas que hacen referencia al sentido del hombre, de la naturaleza, y de la divinidad. Preguntas a las que el cristianismo ha sabido y sabrá responder desde el misterio profundo e integral de Jesucristo, verdadera y única fuente de agua viva. Hay que seguir apagando la sed de las generaciones “de edades medias en las que ha cuajado” (abyssus abyssum invocat); “cuando no se cree en el verdadero Dios se cree en cualquier cosa” (M. Eliade); “cuando desaparecen los dioses de los altares, se llenan de demonios” (Heidegger). La mística cristiana, incluida la de genuina tradición carmelitana, encuentra actualidad y misión relevante en esta tarea. Todo un reto lleno de esperanza.