"La humanidad no encontrará la paz hasta que no vuelva con confianza a mi Misericordia" (Jesús a Sor Faustina)

martes, 2 de junio de 2020

La secta australiana La Familia: del yoga y meditación al maltrato infantil.


FUENTE: Bío Bío Chile





En la década de 1960, en Australia, una mujer llamada Anne Hamilton Byrne fundó lo que años más tarde se conocería como “La Familia”, una secta ubicada a las afueras de Melbourne que llegó a tener hasta 28 niños en su peak y donde se drogó y golpeó brutalmente a los menores que tuvieron la mala suerte de ir a parar allí. Lo cuenta Emilio Lara en Bío Bío Chile.

La mujer aprovechó el carisma que la caracterizaba para amasar popularidad a través del yoga y la meditación, lo que luego dio paso a la creación del grupo que llegó a contar con 500 participantes. En concreto, “La Familia” creía a ciencia cierta que el mundo como se conocía en ese entonces se iba a acabar y que ellos tendrían la labor de volver a educar a los sobrevivientes. Pero Anne no trabajó sola: contó con la ayuda de “tías” y “tíos” que la veían como si fuera la reencarnación femenina de Jesucristo, quienes también les afirmaban a los niños que ella era su madre, aunque pasaba muy poco tiempo en la estancia.

Uno de los sobrevivientes de “La Familia” fue Ben Shenton, quien dio una entrevista a la BBC, contacto en el cual relató los horrores que debió atravesar durante los años que vivió bajo el alero de Anne y sus secuaces. Pese a que los links con el mundo externo eran nulos, Shenton pudo tener acceso a lecturas y sus favoritas tenían relación con la Segunda Guerra Mundial, por lo cual hizo paralelos rápidamente, los que sigue recordando ahora en su adultez.

En esa línea, comenzó a calificar su lugar de residencia como un “campo de concentración”, donde casi todos recibían el mismo corte de cabello, el que con el tiempo era decolorado hasta alcanzar un rubio intenso. “Vivíamos detrás de alambres de púas. Los ‘tíos’ eran los guardias. Era solo un apelativo, pero había coincidencias”, dijo Shenton a Emily Webb, del programa “Outlook” de la cadena londinense.

“(Si se portaban mal) Había un libro de reglas y castigos aprobadas por Anne. Variaban entre escribir miles de líneas, recibir correazos y sumergirnos en el agua hasta casi asfixiarnos. Otro de los castigos era sostener las manos de la gente sobre velas encendidas. Ver eso podía dejar una seria cicatriz emocional”, añadió el hombre.

“(¿Cómo era cuando Anne y su esposo volvían del extranjero?) Era casi como si llegara una estrella de rock. (Los tíos) estaban muy emocionados, pero al mismo tiempo había mucho miedo. A menudo preguntábamos si estaba de buen o mal humor y el mal humor significaba que el infierno se desataba. Ella era muy feliz golpeándonos con su tacón de aguja”, detalló.

Sumado a lo anterior, el hombre aseveró que les dieron tanto Valium que llegó un momento en el cual terminaron siendo dolorosamente sensibles a la luz. Pero aquello cambiaba cuando cumplían 14 años, porque a esa edad comenzaban a suministrarles LSD. Pero todo acabó el 14 de agosto de 1987, cuando dos niñas lograron escapar y acudir a la policía, tras lo cual más de 100 agentes de seguridad entraron en la propiedad.

Pero para los niños de la secta eso fue peor, ya que siempre habían escuchado que la policía los metería a una bolsa, los golpearía y los tirarían al lago. Ese mismo día le dijeron que Anne no era su madre, con lo cual la vida que había llevado hasta el momento le hizo algo de sentido a Shenton.

Vida tras la secta

Hoy en día, el hombre está casado, tiene dos hijos, logró educarse y llegó a trabajar para IBM. La investigación del caso finalmente concluyó que Anne se aprovechó de la alta tasa de embarazos no deseados para hacerse cargo del cuidado de los menores de forma fraudulenta. Sin embargo, también le pidió a algunos de sus seguidores que le entregaran sus bebés, como fue el caso de Shenton, que fue dado en adopción a los 18 meses.

El hombre vivió durante años frente a su madre biológica, Joy, quien trabajaba como “tía” en el interior del recinto, pero nunca le mostró afecto. De hecho, de niño Ben la detestaba. La indagación respectiva determinó que Anne conoció a Joy cuando ésta comenzó a practicar yoga a modo de aliviar unos dolores crónicos con los que terminó tras un accidente en auto.

“Anne le dijo a Joy: ‘te sanaré si me sirves’. Los síntomas realmente desaparecieron. Esas fueron las señales y las maravillas que convencieron a mi madre y quedó totalmente comprometida con Anne (…). Mi madre hizo la promesa de que nunca se involucraría en mi vida y la promesa fue de por vida”, consignó el citado medio. Pasaron los años y Shenton reconectó con su abuela, con la cual desarrolló una buena relación. Un día de diciembre de 2006 la fue a ver y en la casa encontró a su madre real. “Sólo conversamos. Quién eres tú. Esto es lo que soy. Me alegro de verte. Le presenté a mis hijos y dijimos ‘mantengámonos en contacto’”, relató.

Ante las consultas de la cadena londinense, Shenton afirmó que la perdonó. “Ya lo había hecho muchos años antes. No sentía una explosión de ira”, rememoró. Sobre su vida actual, Shenton se manifestó contento. “Hay un gran elemento de alegría y orgullo. Mi esposa es una mujer maravillosa, tengo una gran relación con mis hijos y espero con ganas la llegada de los nietos. Soy un hombre feliz, muy, muy bendecido”, finalizó.

Pese a las investigaciones, Anne nunca atravesó un juicio por abuso infantil. Tampoco fue condenada, por lo cual no fue a la cárcel. La policía estableció que no había suficiente evidencia física que la inculpara, motivo por el cual sólo fue multada con 5.000 dólares australianos de la época por falsificar certificados de nacimiento. En 2007, a sus 86 años, Anne desarrolló demencia, y murió el 14 de junio de 2019 a los 98 años. Esta historia gatilló la publicación del libro The Family, por Chris Johnson y Rosie Jones, además de la grabación del documental del mismo nombre, el que fue estrenado en 2017.

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