"La humanidad no encontrará la paz hasta que no vuelva con confianza a mi Misericordia" (Jesús a Sor Faustina)

miércoles, 3 de junio de 2020

Así es el templo luciferino de Colombia donde se acredita a los soldados del diablo

Entrevista con dueño del templo de Lucifer en Colombia - Otras ...

FUENTE: El País

 Continuamos reproduciendo, por partes, el contenido del reportaje “Ocho edificios dedicados al culto religioso (sectas incluidas) donde lo excéntrico parece no tener límites”, firmado por Victoria Zárate en el diario español El País. En esta ocasión es el turno para el Templo Luciferino “Semillas de luz” (Quindío, Colombia).

“No siga aguantando necesidades y viva como siempre soñó con lujos y placeres. Yo lo asesoro para que le vendas tu alma al diablo de manera correcta y que tu pacto sea exitoso. Son muchas las personas que lo han hecho y hoy viven de otra manera”. Lo que podría resultar un anuncio de venta por palabras, es el mensaje de bienvenida que su fundador, Víctor Damián Rozo, espeta a los interesados en ingresar en la Iglesia luciferina Semillas de la Luz Universal.

Autoproclamado como representante de Lucifer en la Tierra y el brujo más famoso de Latinoamérica, Rozo explica en su web el proceso de iniciación que debe pasar cualquier futuro candidato de la orden. Tras superar las pruebas, deberá abonar 20 dólares para solicitar un código de barras que le será implantado –o tatuado– y así acreditarse como un soldado de Lucifer en la batalla del Armagedón que sucederá durante el fin del mundo.

Esta apocalíptica organización funciona desde 2015 en Quimbaya, un pequeño municipio del centro oeste de Colombia, a pesar de las trifulcas mantenidas con los sacerdotes católicos de la zona por acabar con las prácticas esotéricas de su iglesia. El periodista Andrés Páramo, en una entrevista que realizó a Rozo para la publicación Vice, relata las dificultades que supone acceder a este edificio dedicado a Satán.

Situado las afueras del municipio en una finca propiedad de su líder, tuvo que sortear tres casas, dos piscinas privadas, un jardín plagado de setas gigantes de plástico y duendes, además de una docena de pastores alemanes que custodian lafinca. Al final del camino, se encuentra un templo con capacidad para albergar 450 personas reconocible por un portón negro y dos grandes cruces invertidas.

Hijo de chamanes de Armenia, capital de Quindío, Rozo comenzó a publicitar sus “dones espiritistas” en redes sociales mientras trabajaba en unos almacenes de calzado. Su gran misión, desbancar a ‘la gran ramera’, como el mismo se refiere a la iglesia católica. Páramo describe la sensación sincrética que supone adentrase en este templo, como reflejo de las múltiples creencias en las que se mueve su fundador: del catolicismo y el cristianismo al indigenismo, pasando por todo tipo de prácticas espiritistas, como lectura de cartas o rituales de santería.

Páramo señala cómo el templo mantiene el primigenio diseño interno de una iglesia católica, visible en las dos sendas de bancos para los fieles que conducen al altar. La decoración, sin embargo, es un despliegue de la iconografía satánica, con el rojo como color predominante y un pentagrama invertido en el suelo. Las paredes son flanqueadas por antorchas que sostienen brazos de bestias y una figura gigante del diablo custodia el altar sosteniendo un tridente con la mano. Representa un fauno sentado en el trono que hace la señal cornuda con los dedos de la otra mano a todos los fieles que se congregan en sus rituales.

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