"La humanidad no encontrará la paz hasta que no vuelva con confianza a mi Misericordia" (Jesús a Sor Faustina)

martes, 2 de junio de 2020

España: construir la basílica del Palmar de Troya costó 100 millones de euros.


FUENTE: El País





Continuamos publicando, por entregas, el reportaje del diario español El País titulado “Ocho edificios dedicados al culto religioso (sectas incluidas) donde lo excéntrico parece no tener límites”, en el que Victoria Zárate dedicó también un espacio al complejo central de la Iglesia Cristiana Palmariana.

Quienes hayan visto la serie documental del mismo nombre de Movistar+ darán fe –y nunca mejor dicho– de este rocambolesco capítulo de nuestra historia espiritual. Un ejemplo de cómo la realidad puede superar con creces la ficción: quién podría elucubrar que unas supuestas apariciones de la Virgen María ante cuatro niñas en la pedanía de Utrera (Sevilla, España) pudieran desencadenar en la formación de una escisión herética de la Iglesia Católica con papado incluido.

El origen de todo nos remonta a la década de los sesenta, cuando Clemente Domínguez y Manuel Alonso, contable de una aseguradora y abogado de profesión respectivamente, decidieron rentabilizar ese lugar ‘milagroso’ transformándolo en la sede de la Orden de los Carmelitas de la Santa Faz. Para ello, lo primero que hicieron fue comprar la finca con la donación de 16 millones que hizo la baronesa del Castillo de Chirel, tras engatusarla con las visiones, estigmas y mensajes del cielo que Clemente recibía.

Después emprendieron largos viajes por el extranjero, creando sedes de su doctrina religiosa y recolectando los suficientes fondos –el más cuantioso fue el de una familia de Wisconsin, dueña de una cadena de electrodomésticos– para desarrollar lo que pasaría a ser en 1978 la Sagrada, Apostólica y Católica Iglesia Palmariana. Los palmarianos se postularon como la auténtica iglesia católica, ya que consideraban que la romana se había apartado de la fe verdadera. Ese mismo año, Clemente Domínguez se autoproclamaría como el nuevo papa Gregorio XVII, tras haber sido coronado por el propio Jesucristo en una visión, según afirmaba, como el legítimo sucesor de Pablo VI.

Con la construcción de la Catedral Basílica de Nuestra Madre del Palmar Coronada, Domínguez hizo realidad el deseo de tener su propio vaticano. Visible desde la carretera que conduce de Écija a Sevilla, las obras que costaron alrededor de 100 millones de euros –sufragados por donaciones de los fieles y ventas de apartamentos– no finalizarían por completo hasta 2014.

La planta y factura renacentista que recuerda a su “enemigo” italiano, alberga una superficie de 3.500 metros cuadros –la basílica de San Pedro posee 23.000 m2– y está protegida por un muro de hormigón de cuatro metros de altura que protege al templo de curiosos a todo el templo. Posee una docena cúpulas y un jardín de palmeras en la explanada que conduce al templo.

El complejo incluye además varias residencias para el pontífice palmariano y su corte. A la entrada de la basílica, se encuentra un pórtico flanqueado por una serie de figuras que representan a los santos canonizados por la iglesia palmariana. Entre ellos, Don Pelayo, San José Antonio Primo de Rivera, o San Francisco Franco.

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