"La humanidad no encontrará la paz hasta que no vuelva con confianza a mi Misericordia" (Jesús a Sor Faustina)

jueves, 18 de junio de 2020

Jim Jones, el “progresista” que lideró el suicidio colectivo de 900 personas


Jim Jones, comunista y suicida.


Jones se casó y tuvo un hijo con Marceline Baldwin, también adoptaron seis niños de diversas razas para formar su “familia del arcoíris”
OPINIÓNESTADOS UNIDOSIDEOLOGÍA
Por Emmanuel Rincón El Jun 15, 2020
Años antes de que la terminología del “progresismo” fuera sacada del baúl por la izquierda para lustrar el mancillado nombre del socialismo, existió un hombre norteamericano que comprendió muy bien el sentido de empoderamiento y unión de las minorías marginadas para generar caos en las sociedades. Ese hombre se llamó Jim Jones, y terminó organizando un suicidio colectivo donde murieron más de 900 personas.

Jones nació en Indiana, desde temprana edad se convirtió en un marxista convencido y estudió para convertirse en pastor en una iglesia metodista. Con 24 años inició una fuerte campaña contra el racismo en Estados Unidos, mientras predicaba su religión y el comunismo; durante algunos años estuvo vinculado al Partido Comunista de Estados Unidos, pero se fue alejando luego de que estos criticaran a Stalin.

El pastor metodista descubrió el poder de la explotación de las luchas sociales y la religión en la política. De esta forma comenzó a reclutar feligreses para su movimiento, en su mayoría a gente negra, mientras les enseñaba la “importancia del comunismo y el autoritarismo”.

En la década de los 60 el movimiento de Jones comenzó a expandirse para captar a más personas marginadas, así empezó a dirigir obras en favor de drogadictos y delincuentes, mientras continuaba esparciendo la palabra del comunismo y llegando a nombrarse a sí mismo como una autoridad divina al nivel de Jesucristo. Con más de cien reclutas Jones creó su primera comunidad autárquica para luchar contra el capitalismo en 1965.

Los seguidores de Jones eran súbditos obedientes que repartían la doctrina del comunismo y hacían espectáculos en los que el pastor aparentaba hacer curaciones milagrosas de enfermedades, gracias a su fe comunista.

Jim Jones se casó y tuvo un hijo biológico con una mujer llamada Marceline Baldwin, y adoptaron seis niños de diversas razas para formar su “familia del arcoíris” basado en los principios de la “igualdad”, lo cual se transformaría en una de las banderas del progresismo actual.

Sin embargo, en los medios de comunicación se comenzaron a filtrar denuncias sobre explotación laboral, abusos sexuales, esclavitud, secuestros, palizas y amenazas para todo el que intentara abandonar la comunidad, lo que obligó a Jones a abandonar Estados Unidos y refugiarse en la selva de Guyana, un pequeño país en Sur América.

Jones convenció a muchos de sus feligreses de seguirlo para escapar del “capitalismo opresivo” y edificar el paraíso comunista en otro lugar. Compró una gran extensión de tierra al Gobierno de Guyana —afín al socialismo— y allí recibió a 900 de sus más fieles seguidores donde fundaría el Templo del Pueblo en la localidad que él denominaría Jonestown.

Durante años Jones lavó el cerebro de sus seguidores con discursos incendiarios fomentando la teoría del “fin del mundo”, sosteniendo que el anticristo estaba encarnado en el capitalismo y que los destruiría a todos.

En noviembre de 1978 el congresista estadounidense Leo J. Ryan viajó acompañado de periodistas y algunos disidentes de la secta a Jonestown para evaluar las condiciones de los ciudadanos norteamericanos en el lugar y consultar si algunos deseaban volver al país.

Jones preparó todo y a la llegada del congresista Ryan los miembros parecían contentos. A la mañana siguiente ya estaba dispuesto para marcharse llevándose una buena impresión de la comunidad, se encontraba caminando para subir al pequeño avión que los esperaba para partir y entonces varios de los feligreses de la secta corrieron manifestándole que los ayudara a escapar; inmediatamente Jones los acusó de traidores y uno de sus feligreses corrió y apuñaló al congresista, los hombres más cercanos a Jones abrieron fuego contra los intrusos y los “traidores”, quienes fueron abatidos a quemarropa.

Esa misma mañana, luego de asesinar al congresista, Jones reunió a todos sus feligreses en el Templo del Pueblo, les advirtió que los fascistas venían llegando y los violarían, torturarían y destruirían, por lo cual la única opción era que todos se suicidaran. Jones argumentaba que la muerte era solo el tránsito a otro nivel y que era un acto revolucionario, cuando muchos de ellos comenzaron a llorar y a dudar del destino que Jones tenía preparado para ellos, les dijo en un discurso bárbaro «Paren esta histeria, esta no es la forma en que las personas comunistas o socialistas deben morir. No hay otro camino más para nosotros que la muerte. Debemos morir con cierta dignidad. No cometeremos un suicidio normal, cometeremos un acto suicida revolucionario de protesta contra las condiciones inhumanas de este mundo».

Una bebida mezclada con cianuro comenzó a rodar por las gargantas de cientos de seguidores de Jim Jones, 300 niños (los cuales se alegan fueron asesinados) y 612 adultos murieron en el acto, mientras que el líder comunista se disparó a la cabeza terminando con lo que sería conocido como la Tragedia de Jonestown.

Jones es solo un ejemplo de cómo los hombres afines a las teorías colectivistas del socialismo y el comunismo son capaces de los actos más crueles e inhumanos. Hoy disfrazados de progresismo utilizan los rencores y dolores de la gente para construir fanáticos irracionales capaces de asesinar y morir en nombre del “movimiento”.

La censura se acrecienta en estos días, la libertad se ve cada vez más comprometida, de hecho, recientemente los Oscar han anunciado que para participar de su certamen establecerán una serie de pautas afines al progresismo —ahora las películas deberán contar con cuotas de diversidad para poder ser premiadas—, esto margina y destruye por completo cientos y miles de historias que ya no podrán ser mostradas en el cine por no contar con una supuesta tasa de diversidad, pues ahora solo lo políticamente correcto, solo una historia que incluya negros, orientales, blancos, indígenas y gais, transgénero, heterosexuales y pansexuales es digna de ser premiada y promocionada por los premios más importantes de la industria cinematográfica. Ya una sencilla historia de un hijo que perdió a su padre no será tomada en cuenta por la Academia, o incluso las dificultades de un matrimonio heterosexual, pues no es una “programación diversa”.

Si a todo esto le sumamos lo que ha venido ocurriendo los últimos meses, hombres blancos siendo arreados por negros como esclavos pidiendo en nombre de la esclavitud ocurrida hace siglos, demolición de estatuas de hombres que lucharon contra la esclavitud, escritores pidiendo perdón por no haber incluido hace 30 años en sus guiones a gente negra, personas crucificando a J. K. Rowling y pidiéndole que deje de escribir por afirmar que solo las mujeres biológicas tienen la capacidad de menstruar, es notable que nos dirigimos a una vorágine autoritaria de la estupidez promovida por la generación de los ofendidos.

No hay absolutamente nada más racista y discriminatorio que otorgarle privilegios a los homosexuales y a los negros por ser homosexuales y negros, para cualquier persona con un mínimo de sentido común los homosexuales y los negros no tienen ni más ni menos derechos, esa discriminación positiva es igual de tóxica para el fomento de sociedades más justas. Todos los seres humanos deben ser iguales ante la ley, sin importar género, color de piel, ideologías políticas o afinidades sexuales.

Aquellos que hoy explotan la segregación y se lucran políticamente del cartel de oprimidos y opresores son igual de delincuentes que el policía que asfixió y asesinó a George Floyd, pues fomentan el odio y la destrucción de las sociedades.

Jim Jones, el progresista inadvertido del siglo anterior, es un claro ejemplo de esto. Es la prueba más fehaciente de lo que son capaces de hacer este tipo de personas en nombre de sus “ideales”, desde asesinar, hasta invocar suicidios masivos e inmolarse en nombre de la “igualdad”.
(https://es.panampost.com/emmanuel-rincon/2020/06/15/jim-jones-progresista-suicidio/?fbclid=IwAR15KYCpzMTKkfYgnzGE_Nnxzu5rC_yLwAYQm56eDudSg_hHb3KFZqznbdk)

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