FUENTE: Independientes
Con el título “Similitudes entre drogodependencia y adicción sectaria”, la psicóloga malagueña Ana Castaño ha publicado un artículo en la revista Independientes, especializada en adicciones. Lo recogemos a continuación.
La adicción sectaria hace referencia a la necesidad de vinculación con una secta destructiva por parte de una persona que ha sido manipulada psicológicamente por del líder de su grupo. Podríamos decir que la secta es la “sustancia” a la que recurren los sectadependientes, por lo que existen bastantes similitudes entre este y otros problemas adictivos.
Por ejemplo, uno de los factores que facilitan la dependencia a las drogas o a las sectas es la búsqueda de placer y nuevas experiencias. El padecimiento de ansiedad y otros tipos de psicopatologías, así como el sentimiento de rechazo por parte de la sociedad también se relacionan con el desarrollo de problemas adictivos. Así, la atracción por experimentar estados de trance y la necesidad de paliar el dolor emocional (ruptura amorosa, desempleo, pérdida de un ser querido, etc.) pueden facilitar también su aparición.
Por otra parte, pertenecer a un ambiente familiar desestructurado o inestable está muy relacionado con el acercamiento a sustancias adictivas y grupos sectarios, si bien no es condición indispensable para que esto ocurra.
Tanto las drogas como las sectas constituyen una vía de escape para aquellas personas que necesitan huir de una realidad en la que no se encuentran cómodas, o bien suponen una alternativa para quienes sienten insatisfacción y buscan “algo más”. Lo que queda claro, es que los factores de vulnerabilidad en ambos tipos de adicción tienen que ver, por una parte, con las circunstancias que rodean a la persona y, por otra, con sus características psicológicas. En ambos casos, la población vulnerable responde a un perfil similar.
Puesto que el consumo esporádico de una sustancia no implica necesariamente una adicción, ni tampoco el encuentro casual o la simpatía hacía un determinado grupo manipulativo; es importante entender la dependencia como un proceso. Para hablar de drogodependencia o adicción sectaria tiene que haberse producido un cambio entre el deseo de probar y la necesidad de hacerlo. En ambos contextos, el interés por el acercamiento surge cuando el grupo/sustancia se presenta como algo atractivo para la persona. Es entonces cuando esta corre el riesgo de dejarse “seducir” por los efectos que derivan de esta vinculación.
La drogadicción suele estar condicionada por el fácil acceso a las sustancias adictivas y por la normalización del consumo en el entorno cercano, entre otros factores. No obstante, la mayoría de consumidores poseen información sobre las posibles consecuencias negativas del abuso y conocen el riesgo en cuanto al desarrollo de problemas adictivos. A diferencia de ello, ninguna persona que sienta interés por un grupo sectario es conocedora (al menos a priori) de las intenciones reales del grupo, son engañadas desde el inicio y manipuladas hasta perder su identidad y autonomía. El objetivo de la secta es conseguir que el adepto abandone su vida anterior y se dedique en cuerpo y alma a cumplir los objetivos del grupo, por lo que la pérdida de vínculos afectivos es frecuente.
El verdadero peligro de la adicción sectaria es la dificultad para que la persona reaccione y perciba lo perjudicial de su relación con el grupo. No sólo es incapaz de identificar el abuso psicológico sufrido, sino que entiende la pertenencia a la secta en términos positivos: “¿Por qué abandonar algo que es bueno para mí?”, de ahí la necesidad de seguir informando sobre este fenómeno tan desconocido.
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