FUENTE: Varios medios
"Corresponde al Ministerio de Ciencia e Innovación la propuesta y ejecución de la política del Gobierno en materia de ciencia, desarrollo tecnológico e innovación en todos los sectores”. Así define este lunes el Boletín Oficial del Estado (BOE) las funciones de un departamento que volverá a dirigir en España Pedro Duque y que tendrá que afrontar grandes retos, según leemos en Consalud.es. Una encomienda que se hará desligada del área de Universidades, ministerio de reciente creación que pasa a manos de Manuel Castells tras ser propuesto por Unidas Podemos.
Más allá de los debates iniciales, una de las primeras cuestiones que debe acometer el ministro de Ciencia es continuar impulsando el 'Plan para la protección de las personas frente a las pseudoterapias', una iniciativa que creó en la anterior legislatura de la mano de la hasta ahora titular del Ministerio de Sanidad, María Luisa Carcedo, y que busca aislar a algunas prácticas que se prestan actualmente bajo la calificación de “médica o sanitaria” pero que no ha demostrado la suficiente evidencia científica.
Desde su puesta en vigor, el plan ha denominado ya a 73 de estas prácticas como pseudoterapias por no presentar ningún ensayo clínico y ha analizado otras cinco que podrían serlo. Un plan que, desde su comienzo, ha sido valorado positivamente tanto por el sector sanitario como por el científico. Junto a ello, otros objetivos de esta iniciativa son transmitir a la ciudadanía “información veraz” así como tratar de “evitar la publicidad engañosa”. Entre las acciones que se pondrán en marcha, destacan la eliminación de las pseudoterapias de los planes de formación sanitaria y de los centros sanitarios o la actuación en ámbitos como internet, redes sociales o jornadas divulgativas.
Críticas al plan
Por otro lado, fuentes cercanas al Ministerio de Sanidad muestran su incomodidad por la gestión del llamado “Plan para Proteger al Paciente de Pseudoterapias”. Antes del mes de marzo está previsto que se conozcan las conclusiones del informe que está realizando la Red Española de Agencias de Evaluación de Tecnologías y Prestaciones del Sistema Nacional de Salud (REDETS) y consideran que hay tres “puntos débiles” en el procedimiento: la posible “parcialidad” de los evaluadores, la metodología seleccionada y un posible conflicto legal, tal como explica Consalud.es.
En primer lugar, respecto a los expertos reclutados por el Ministerio, este grupo de trabajo no se ha presentado de manera pública y oficial. Algunos de ellos que comentan informalmente e incluso en redes sociales formar parte de este grupo, ya se han declarado abiertamente contrarios a las terapias que están analizando. En los últimos días algunos de ellos han realizado valoraciones subjetivas, incluso descalificaciones, sobre las terapias naturales y complementarias; lo que podría llegar a suponer un conflicto de intereses y un descrédito para la imagen del Ministerio.
En cuanto a la metodología, creen que se ha ido a una fórmula de “mínimos” dejando fuera diferentes tipologías de estudio adaptadas a las terapéuticas que se están analizando. Así, aunque en la práctica clínica hay numerosas publicaciones y evidencias científicas que avalan la utilidad de estas terapias en la salud y bienestar de los pacientes, estos datos no se están teniendo en cuenta. El criterio de selección de información que están siguiendo los evaluadores, y que se ha hecho público por el Ministerio en algunas instancias, incluye estudios con el diseño de ensayos clínicos controlados y aleatorizados o revisiones sistemáticas de ensayos clínicos, publicados en los últimos cinco años en revistas indexadas, en los idiomas español, inglés o francés.
Lo “delicado” del punto anterior, señalan dichas fuentes, es que derivara en un conflicto legal con algunas de las terapias que se están analizando, ya que según la legislación en el RD 1277/2003 la acupuntura, homeopatía y medicina natural se incluyeron dentro del Plan de Terapias Naturales. No parece razonable que ahora se cuestione estas terapéuticas cuando ya hay una legislación que las regula de manera formal y cuando son terapias avaladas por la Organización Mundial de la Salud en su Estrategia sobre medicina tradicional 2014-2023 (pág.57). Lo que podría conducir a que algo que se supone de tanta relevancia, según las molestias que se ha tomado la anterior ministra para ello, se despache de una forma tan opaca como esta.
La reacción de los homeópatas
El pasado 15 de enero, la Asamblea Nacional de Homeopatía (ANH) de España ha felicitado al nuevo ministro de Sanidad, Salvador Illa, por su designación para el cargo y ha señalado que confía “en que en esta nueva etapa se respete la libertad de los pacientes y médicos de utilizar la homeopatía”. Asimismo, ha pedido que “se respete ante todo la ley” y ha insistido en que “tanto la legislación española como la europea ya definen y regulan claramente los medicamentos homeopáticos, así como el ejercicio de esta terapéutica por profesionales sanitarios”. En el caso de la legislación nacional, se hace a través del Real Decreto 1277/2003, que establece las bases generales sobre autorización de centros, servicios y establecimientos sanitarios. Lo leemos en Servimedia.
La ANH estima que “mejorar la regulación de sector –formación, investigación y ejercicio profesional– es uno de los grandes retos a los que se enfrenta el nuevo ministro en los próximos años”. El presidente de la ANH, el doctor Alberto Sacristán, ha señalado que es “un momento ideal” para sentarse, escucharse y abrir “un nuevo camino” en el que no se olvide a los “millones de usuarios que ahora confían en unos medicamentos que son supervisados y recomendados por profesionales de la salud”. “La defensa de la libertad de optar libremente por la homeopatía entre personas formadas e informadas es fundamental”, ha recalcado.
La organización ha reiterado su predisposición a formar parte de los equipos de trabajo que desde el Ministerio se constituyan para evaluar, analizar o debatir en aquellos asuntos en los que la homeopatía pueda estar involucrada. “Son los médicos homeópatas los únicos capacitados para valorar, en cada caso concreto, el lugar que puede ocupar la homeopatía y elegir los medicamentos más adecuados para cada paciente en función de su patología”, sostiene, al tiempo que recalca que es el canal farmacéutico la “mejor garantía de seguridad” para profesionales y pacientes. Asimismo, incide en que la Organización Mundial de la Salud recomienda, en la estrategia de salud 2014-2023, “la integración de las medicinas tradicionales y complementarias (entre ellas la homeopatía) en los servicios sanitarios de los distintos países”.
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