FUENTE: La Capital
Nélida Enri, una de las víctimas del pastor condenado el pasado mes de diciembre en Argentina a 24 años y 6 meses de prisión por los delitos de trata de persona y abuso sexual, se mostró “muy conforme” con la sentencia. Contó cómo el líder religioso explotaba a sus seguidores e instó a potenciales víctimas de otras redes a “animarse a denunciar”, según informa el diario La Capital, de Mar del Plata.
Nélida Enri participó en el proceso judicial y se mostró “muy conforme” con la sentencia dictada por jueces Roberto Falcone, Mario Portela y Alfredo Ruiz Paz. “Creo que en Latinoamérica y el resto del mundo es la primera vez que se le da tantos años a criminales que usan la religión como pretexto para enriquecerse, tratar personas, servirse de ellas, reducirlas a servidumbre”, expresó la mujer minutos después de que el Tribunal federal leyera el fallo.
Nélida es una enfermera que desde su adolescencia tiene vínculos con la Iglesia Evangélica. En el camino de seguir su fe se encontró con el hombre que terminó arruinándole la vida a una gran cantidad de personas, aprovechándose de su vulnerabilidad. En 2010 escuchó la palabra de Isaías Hurtado por FM Zion y a partir de allí empezó a frecuentar el templo de O’Higgins 333. “Pedí permiso al pastor de la iglesia donde iba y empecé a ir al lugar. Veía que había discípulos, pero yo no tenía idea de todos estos entretelones que se conocieron en el juicio”, relató.
“La idea era comprar la sede de O’Higgins, que hoy pedimos que sea destinada para el uso contra la trata de personas, pero todos queríamos aportar, todos queríamos sostener nuestro culto. Me dijo que saque un crédito, jamás había sacado uno. Lo hacía con la fe de pensar que eso iba a ser un lugar de bendición para gente”, continuó.
Con la promesa de que conservaría parte del dinero y el resto sería destinado a la compra del lugar, Nélida obtuvo el crédito pero finalmente perdió todo. “Supuestamente se lo dieron a una familia. No supe más nada. Desde ese día dejé de ser ‘la hermana Nely’ y empecé a ser una señora nomás. Me recibían en la calle, no me atendían más el teléfono y cuando me lo atendían me ninguneaban”, relató. A raíz de esta situación comenzó a buscar ayuda. Investigó a quién recurrir y entonces llegó al perito en sectas Héctor Navarro, quien “me ayudó a entender lo que es una secta como esta, donde uno empieza a través de una verdad, a seguir una mentira”.
“Aprendí mucho de Navarro. A la gente que le está pasando algo así, si tiene este problema, que seguro debe estar en muchos lados, recurran a él, a nosotras, al fiscal que nos trató como seres humanos; la fiscalía puso a disposición psicólogos, profesionales altamente capacitado y hasta una querella para víctimas de trata de personas, algo inédito”, continuó, y por último dijo: “Si existen víctimas de casos así anímense, denuncien, porque el evangelio no es un comercio”.
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