Idolatría en los jardines vaticanos.
«En esos rituales está el demonio, hay magia. Nuestra Señora no es la Pachamama, es la Virgen de Nazaret». Así lo ha asegurado Mons José Luis Azcona Hermoso, obispo emérito de la Prelatura de Marajó (Brasil), en una homilía predicada en la Catedral de Belem.
25/10/19 8:18 PM
(La Nuova Bussola/InfoCatólica) Como recoge NBQ, Mons. José Luis Azcona Hermoso, obispo emérito de la prelatura de Marajó, en el estado de Pará, aseguró en relación a los ritos indígenas realizados durante el Sínodo que:
«Lo que está sucediendo refleja de manera negativa los principios teológicos y pastorales presentes en el Instrumentum laboris - aseguró -. Me refiero a lo que ha sucedido y que muchos hermanos han visto y saben, pero para lo cual se necesita el discernimiento del Espíritu Santo, ese que tanto menciona nuestro querido Papa Francisco. Y debemos distinguir lo que proviene del diablo o de la mente humana, de lo que proviene del Espíritu Santo. Este discernimiento es fundamental para pertenecer a la Iglesia y mucho más para evangelizar».
El prelado hizo referencia a un encuentro realizado en Brasilia por la REPAM, previo al Sínodo, el pasado mes de junio, y durante el cual se llevaron a cabo varios «rituales indígenas con invocaciones y oraciones en las que también participaron algunos obispos». Luego mencionó la ceremonia realizada en el Vaticano.
«Son cuestiones fundamentales y aquí en la Amazonía sabemos el significado de Macumba o de Condomblè (son ritos mágicos y maldiciones, provenientes del noreste de Brasil y del estado de Bahía), las cuales son frecuentes aquí», dijo al final de su sermón, que duró más de 45 minutos.
En su homilía el obispo Azcona afirmó que «estas celebraciones dependen de los espíritus que se evocan y es evidente que esto es brujería, de la cual nos advierte la carta de San Pablo a los Gálatas, en el capítulo V, versículo 29, cuando denuncia el pecado de la idolatría que es incompatible con el Evangelio y con la misión».
Azcona también puso en guardia sobre el culto a la Pachamama y a la Madre Tierra «que fue veneraba en el Vaticano. Son diosas como Cibeles (de la antigüedad clásica) o como la diosa Astarte adorada en Babilonia, ambas expresan la fertilidad de la mujer. La invocación de las estatuillas frente a las cuales incluso algunos religiosos se han inclinado en el Vaticano (y no digo la congregación a la que pertenecen...) es la invocación de un poder mítico, el de la Madre Tierra, al que se piden bendiciones para la humanidad o gestos de gratitud. Son escandalosos sacrilegios demoníacos, especialmente para los pequeños que no saben discernir».
Luego, a modo de conclusión, dijo:
«La madre tierra no debe ser adorada porque todo, incluso la tierra, está bajo el dominio de Jesucristo. No es posible que existan espíritus con un poder igual o mayor que el de Nuestro Señor o que el de la Virgen María».
Y, arrancando un aplauso de los fieles, reiteró que «la Pachamama no es y nunca será la Virgen María. Decir que esa estatua representa a la Virgen es una mentira. Ella no es la señora de la Amazonía porque la única señora de la Amazonía es María de Nazaret. No hagamos mezclas sincretistas. Todo esto es imposible: la Madre de Dios es la Reina del Cielo y de la tierra».
Archivado en: Sínodo para la Amazonia; paganismo
InfoCatólica
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