17 octubre, 2017 3256
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“Porque no tenemos lucha contra carne y sangre, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo en las regiones celestiales” (La Biblia, Libro de los Efesios, capítulo 6 versículo 12).
Gabriel Bernardo Barba es uno de los obispos católicos de la Argentina a quien el Papa Francisco le tiene una consideración especial por su formación doctrinal y político. En la Iglesia Católica Argentina le auguran un gran futuro por el lugar de privilegio por el reconocimiento que tienen en Roma por su pastorado. No es poco.
Licenciado en Derecho Canónico en la Pontificia UCA (Universidad Católica Argentina) donde actualmente es profesor, Gabriel Barba es considerado una autoridad respetable y sus últimas declaraciones ya resuenan fuerte en todo el ámbito católico argentino.
Hace días, en declaraciones radiales para el programa que conduce Horacio Frega y su columnista de temas religiosos Tito Garabal, señaló su preocupación por el accionar impune de sectas satánicas (umbandistas y otros rituales africanos que profesan a puertas cerradas creencias demoníacos) en la amplia localidad de La Matanza.
Hay una cita que viene de otros lados pero es aplicable a lo que sucede en el territorio que gobierna Verónica Magario. Dice así:
“El mejor engaño del diablo, es hacerle creer al mundo que no existe”.
En verdad lo que se entiende por “diablo” no es esa figura con cuernos y aspecto de animal salvaje que aparece en la iconografía clásica o en esas películas de terror que filma Hollywood.
Lo demoníaco son esos poderes ocultos que cuando se instalan en algunos lugares practican rituales con sangre de animales y hasta con seres humanos.
Una vez que crecen y se reproducen, los sitios que lo albergan comienzan a sufrir sus consecuencias. Hambre y miseria como en Haití, y desde que el fallecido Presidente Hugo Chávez los dejó instalarse en la otrora paradisíaca Venezuela, ese país caribeño descendió tanto en su calidad de vida que hasta los deportistas que la visitan deben llevar su propio papel higiénico y agua potable, elementos indispensables que son difíciles de conseguir como alimentos y otros productos esenciales. Le pasó a la delegación de River Plate hace meses, por dar solo un ejemplo.
El Arzobispo Gabriel barba dijo que las desgracias que se abaten por culpa de esos rituales demoníacos no solo afectan a los católicos y evangélicos de la región, sino a todos por igual en La Matanza. Es como una epidemia que no reconoce ricos ni pobres, creyente o no creyentes. La desgracia se cierne sobre todos por igual, aún a aquellos que no creen en estas cosas. No es superchería, es la realidad que hasta llegó a acosar a la cuna del jazz, New Orleans, cuando fue azotada por el Katrina. Las calles se inundaban y de los templos secretos o públicos de los templos umbandistas salían flotando cadáveres utilizados para esos rituales a tal punto que el entonces Presidente George Bush (h) sobrevoló la ciudad y al ver horriorizado el espectáculo dantesco optó -asustado- por no aterrizar en la zona de los desastres y seguir viaje.
La población de Nueva Orleans se había puesto en un estado de violencia tan incontrolable que pasaron semanas hasta que un ejército privado llamado Black Water, creado por soldados de elite de las FFAA norteamericanas para intervenir en acciones especiales contra el terrorismo islámico, fue contratado especialmente para poner la ciudad en órden frente al bestialismo social que reinaba en la cuna del jazz.
Hugo Chávez llevó a las cabezas de esas sectas a Caracas para que le brindaran su “bendición” maléfica a su reinado casi eterno y hoy lo que le pasa a toda Venezuela es vivir bajo el terror a las fuerzas sobrenaturales que han hecho de esa nación caribeña un lugar indsostenible de vivir.
Verónica Magario los trajo a La Matanza para que también la “bendijeran” en su pretensión de ser gobernadora de la provincia de Buenos Aires y posteriormente candidata a Presidenta de la Nación.
Aprovechando la confusión se instalaron también bandas de delincuentes y narcos que actúan bajo la fachada de Iglesias Evangélicas. Los Evangélicos verdaderos están horrorizados por la impunidad que tienen estos truchos movimientos pseudo religiosos.
El barrio Puerta de Hierro ya sufre las consecuencias del accionar de estos grupos. Allí reina el terror y el narcotráfico tiene en vilo a toda la población lindante.
Lo que llevó Magario como madrina de los cultos satánicos es aquello que, o se para a tiempo, o no se lo para más. Y el miedo inundará toda La Matanza si sigue así.
Una frase que usaban los verdaderos obispos cristianos venezolanos cuando vieron el aluvión maligno que crecía apañado por el poder era: “Podés ser indiferente pero cuando tus hijos empiezen a sangrar por los oídos verás que el diablo se instaló en tu casa sin darte cuenta. Y una vez que está ahí, difícil sacarlo”.
El obispo de Gregorio de Laferrere ya anunció el peligro que llevó la intendenta a ese partido bonaerense..
Por Jorge D. Boimvaser
@boimvaser
(http://seprin.info/2017/10/17/veronica-magario-obispo-de-laferrere-la-senalaria-como-propulsora-de-cultos-satanicos-en-la-matanza/?fbclid=IwAR2dMv1JksDS_YjAeeWZEDZDvJMi95Ex2COjW4gWzs7yeKyZ5-tZ9Alzalw)
Hace días, en declaraciones radiales para el programa que conduce Horacio Frega y su columnista de temas religiosos Tito Garabal, señaló su preocupación por el accionar impune de sectas satánicas (umbandistas y otros rituales africanos que profesan a puertas cerradas creencias demoníacos) en la amplia localidad de La Matanza.
“El mejor engaño del diablo, es hacerle creer al mundo que no existe”.
En verdad lo que se entiende por “diablo” no es esa figura con cuernos y aspecto de animal salvaje que aparece en la iconografía clásica o en esas películas de terror que filma Hollywood.
Lo demoníaco son esos poderes ocultos que cuando se instalan en algunos lugares practican rituales con sangre de animales y hasta con seres humanos.
Una vez que crecen y se reproducen, los sitios que lo albergan comienzan a sufrir sus consecuencias. Hambre y miseria como en Haití, y desde que el fallecido Presidente Hugo Chávez los dejó instalarse en la otrora paradisíaca Venezuela, ese país caribeño descendió tanto en su calidad de vida que hasta los deportistas que la visitan deben llevar su propio papel higiénico y agua potable, elementos indispensables que son difíciles de conseguir como alimentos y otros productos esenciales. Le pasó a la delegación de River Plate hace meses, por dar solo un ejemplo.
El Arzobispo Gabriel barba dijo que las desgracias que se abaten por culpa de esos rituales demoníacos no solo afectan a los católicos y evangélicos de la región, sino a todos por igual en La Matanza. Es como una epidemia que no reconoce ricos ni pobres, creyente o no creyentes. La desgracia se cierne sobre todos por igual, aún a aquellos que no creen en estas cosas. No es superchería, es la realidad que hasta llegó a acosar a la cuna del jazz, New Orleans, cuando fue azotada por el Katrina. Las calles se inundaban y de los templos secretos o públicos de los templos umbandistas salían flotando cadáveres utilizados para esos rituales a tal punto que el entonces Presidente George Bush (h) sobrevoló la ciudad y al ver horriorizado el espectáculo dantesco optó -asustado- por no aterrizar en la zona de los desastres y seguir viaje.
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