Che Guevara, asesino de masas.
La primera quema pública de libros del Che puso en llamas a más de 3 000 libros en una calle de La Habana
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Por FEE El Oct 9, 2019
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El Che «ignoraba los principios económicos más elementales». (Youtube)
Por Lawrence W. Reed
Vamos a decir que todo todo lo que sabías de Adolf Hitler era que pintaba cuadros escénicos, postales y casas en Viena, que amaba a los perros y le dio “Rubio” por nombre a su adorable pastor alemán, y ademá frecuentemente expresaba su solidaridad con «el pueblo». Podrías lucir una camiseta con su imagen si pensaras que un tipo tan carismático era también un guapo con boina. Pero tu conocimiento cultural sería considerado como incompleto.
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Si más tarde te enteras de que el tipo de la camiseta era un asesino en masa, podrías preguntarle a tu profesora de estudios sobre opresión por qué omitió algunos detalles importantes.
Este parecido hipotético es un fenómeno de la realidad visto hoy en día en numerosos campos (campus) universitarios. Cincuenta y dos años después de su muerte en Bolivia, el 9 de octubre de 1967, el maníaco socialista Ernesto «Che» Guevara sigue apareciendo en los titulares y estropeando ropa perfectamente buena.
En la cultura cinematográfica y del Pop, el Che se presenta como un motociclista aventurero, un plebeyo humilde, un revolucionario romántico e igualitario y un símbolo sexual que hace la guerra. Su espantosa historia como uno de los matones favoritos de Fidel Castro rutinariamente se blanquea porque, a pesar de todos los asesinatos, supuestamente tenía buenas intenciones (léase: odiar a los ricos, concentrar el poder, eliminar la disidencia y ayudar a los pobres multiplicándolos).
En su notable volumen de 2007, Exponiendo al verdadero Che Guevara y a los útiles idiotas que lo idolatran, el aclamado periodista Humberto Fontova contrastó la ficción con los hechos en estos términos:
¿Quién era el «Che» Guevara?
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Mito: hombre internacional del pueblo. Humanitario. Valiente luchador por la libertad. Amante de la literatura y la vida. Abogado de los pobres y oprimidos.
Realidad: un asesino a sangre fría. Torturador sádico. Materialista ávido de poder. Terrorista que inspiró la destrucción y el derramamiento de sangre en toda América Latina.
Aquí hay algunos fragmentos, menos conocidos, sobre el psicópata de la camiseta, extraídos del libro de Fontova y de otras fuentes:
Aplaudió públicamente la invasión soviética de Hungría en 1956 y denunció como «fascistas» a los manifestantes estudiantiles que luchaban contra los tanques soviéticos en Budapest.
Tras la victoria de la revolución comunista de 1959 en Cuba, el Che se apropió de una de las mansiones más lujosas de La Habana, con un puerto de yates, una piscina monstruosa, siete baños, sauna y salón de masajes y cinco televisores.
El Che desempeñó un papel destacado en la Campaña Cubana de Alfabetización de 1961 y, al mismo tiempo, ayudó a dirigir la brutal política del régimen para oprimir a la opinión disidente y a los medios de comunicación de la oposición. Como Fontova documentó en su biografía, el Che «promovió la quema de libros y firmó órdenes de muerte para los autores que no estaban de acuerdo con él». Los déspotas comunistas rutinariamente enseñan a leer y escribir, pero trabajan aún más duro para asegurarse de que usted solo lea y escriba lo que ellos quieren que lea y escriba. La primera quema pública de libros del Che puso en llamas a más de 3 000 libros en una calle de La Habana.
Incluso el adorable hagiógrafo del Che, Jorge Castaneda, admite que el Che «jugó un papel central en el establecimiento de la maquinaria de seguridad de Cuba» en los primeros días del régimen castrista. En ese cargo, el Che supervisó la tortura y ejecución de incontables miles de cubanos sin juicio alguno. Tenía un afecto especial por los pelotones de fusilamiento.
El poeta y diplomático cubano Armando Valladares, autor de Contra toda esperanza: Mis 22 años en el Gulag de Castro, dice que el Che «fue un hombre lleno de odio» que ejecutó a personas «que nunca fueron juzgadas y nunca fueron declaradas culpables» y quien declaraba: «Si existe la más mínima duda debemos ejecutar».
El Che no era un opresor de igualdad de oportunidades. Tenía una aversión especial por los gays, a quienes encarcelaba en múltiples prisiones. Era, igualmente, un conocido racista.
Fidel Castro nombró al Che Guevara como primer «Ministro de Economía» de Cuba y presidente del Banco Nacional del país. En pocos meses, el peso cubano prácticamente no tenía valor. Castro también lo nombró Ministro de Industrias. En ese cargo, el Che demostró ser igualmente incompetente. Una vez compró una flota de quitanieves de Checoslovaquia porque pensó que serían excelentes cosechadoras de caña de azúcar pero, lamentablemente, las máquinas simplemente aplastaron y mataron las plantas.
El Che era el zar económico de Castro, aunque no sabía nada de economía más allá de las calcomanías promocionales marxistas. Su exdiputado, Ernesto Betancourt, dijo que el Che «ignoraba los principios económicos más elementales». Sin embargo, en realidad escribió la ley comunista de reforma agraria de Cuba, limitando el tamaño de todas las granjas y creando comunas estatales. La producción cayó en picada y sigue siendo inferior a la de antes de la revolución.
Los misiles soviéticos en Cuba que casi precipitaron una guerra mundial en 1962 fueron idea del Che. Cuando los soviéticos fueron presionados por la administración Kennedy para que los retiraran, el Che declaró públicamente que si los misiles hubieran estado bajo control cubano, habrían sido disparados contra los Estados Unidos porque la causa del socialismo valía «millones de víctimas de una guerra atómica».
El Che salió de Cuba en 1965 para fomentar insurrecciones violentas, primero en África y luego en América Latina. Fue capturado por los militares bolivianos el 8 de octubre de 1967, y le administraron una dosis de su propia medicina al día siguiente.
En resumen: piénselo dos veces (en realidad, solo una vez debería ser suficiente) si quiere dar una camiseta del Che Guevara como regalo de Navidad este año.
Artículo publicado con el permiso de la Fundación para la Educación Económica.
Lawrence W. Reed es presidente emérito y senior fellow de la familia Humphreys. También es embajador de Ron Manners para Global Liberty en la Fundación para la Educación Económica. Es autor de Real Heroes: Incredible True Stories of Courage; Character, and Conviction y Excuse Me, Professor: Challenging the Myths of Progressivism.
(https://es.panampost.com/fee-panampost/2019/10/09/camiseta-del-che/?fbclid=IwAR1YcfTopnHJXcxeLSJuxgX_QkHKs4SI61syQifeoCnd-xch2hAAKguFcVM)
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