FUENTE: Varios medios
El camino a la perfección, la liberación del alma o una salud inmejorable son algunas de las promesas que ofrecen los más de 250 grupos sectarios que existen en España y que esconden “dinámicas sistematizadas de abuso y control”, según afirma el psicólogo y psicoterapeuta Miguel Perlado. Fundador de la asociación especializada en dinámicas de abuso psicológico AIIAP, Perlado participó en Bilbao en el VI Encuentro Nacional sobre sectas los días 6 y 7 de marzo, y ha señalado en una entrevista con Efe que esta asociación se dedica a atender, investigar y prevenir las dinámicas de control psicológico para el desarrollo de intervenciones tanto preventivas como paliativas.
Según ha investigado la AIIAP, las tácticas de reclutamiento comienzan por una invitación para participar en un evento reservado a personas con capacidades únicas. Una vez dentro, ofrecen un horizonte esperanzador y reducir la complejidad de la vida, pero entre tanto el grupo sectario se dedica a “escanear” los antecedentes de las personas, su situación familiar, objetivos y carencias personales, para acceder a los puntos vulnerables.
Trabajan el entorno social de las personas, las vinculan cada vez a un número mayor de actividades de grupo, y controlan sus relaciones personales y el tipo de información que comparten acerca de la organización, hasta aislarlas de su círculo más inmediato. De esta forma, las personas terminan introduciéndose en los núcleos de las organizaciones donde realmente se llevan a cabo las actividades de “adoctrinamiento intenso”.
La AIIAP lleva once años estudiando el comportamiento de este tipo de organizaciones, y ha observado un proceso de evolución: las sectas ya no se dedican en exclusiva al fenómeno religioso, sino que buscan “fisuras sociales” donde poder implantar sus propuestas como pueden ser las actividades de ayuda humanitaria, ayuda al toxicómano o el empoderamiento de la mujer.
El psicólogo compara las secuelas del abuso psicológico vivido por las víctimas de sectas con los supervivientes de torturas de campos de concentración o las mujeres que han sido maltratadas y víctimas de la trata. “En los últimos tiempos hemos observado el mismo sistema de control de la personalidad que en los procesos de radicalización ideológica como el yihadismo o los grupos de extrema derecha”.
Los motivos o los medios por los que un miembro abandona una secta, según los expertos de la AIIAP, pueden ser porque haya decidido alejarse por su propio pie después de años de abusos y una pérdida completa de la identidad; en otros casos, consiguen salir con ayuda externa por parte de familiares, aunque también puede ocurrir que el propio gurú expulse a algún adepto, o la policía intervenga para desarticular la organización.
En cualquiera de estos casos, los ex miembros necesitan, según Perlado, por lo menos un año de tratamiento especializado para que puedan construir una identidad fuerte y evitar relaciones tóxicas similares, o entren en un proceso de “descompresión” en el que abusen de todo aquello que les ha sido reprimido.
En “Crónica de Euskadi - Fin de Semana”, de Radio Euskadi, Perlado ha recordado que “las redes sociales son espacios idóneos para las sectas”, donde logran además bloquear la información crítica. Hoy las sectas ya no tratan tanto temas religiosos, sino que entran en el ámbito de la autoayuda y el conocerse a uno mismo.
Por otra parte, también ha sido entrevistado Josep Darnés, quien durante más de una década fue adicto a los cursos de crecimiento personal impartidos por “gurús de barrio”. Cuenta su experiencia personal y asegura que “se puede salir, pero es muy complicado”; además de apuntar que “el adicto lo será toda la vida”. Darnés recuerda, además, que no hay impedimentos legales para estas prácticas.
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