Poco a poco, el pueblo de color, descendiente de
los esclavos africanos llevados al nuevo continente, realizó una fusión
entre los elementos de su religión ancestral (que debían practicar
de manera oculta) con la de sus amos católicos, en
el área de influencia de las Coronas española y portuguesa.
Se acaba así en un sincretismo que se diferencia de
las versiones negras del cristianismo en el norte de América
donde a los esclavos abrazaron el protestantismo.
En la zona
de Caribe y Brasil, la religión de los siervos conservó
muchos más elementos de sus creencias africanas animistas, ocultas por
las versiones populares de la religión de sus amos o
integradas con ellas. Las más extendidas de estas creencias son
el Vudú, en Haití, el Camdomblé, en Brasil,
y la Santería en Cuba.
La mayoría de los esclavos
llevados a las colonias portuguesas, españolas y francesas del Caribe
procedían de una región del África occidental que los negreros
llamaban la Mina o Costa de los Esclavos (un territorio
que en la actualidad abarca Togo, Benin, Ghana y parte
de Nigeria).
La mayoría procedían de la etnia yoruba, con
unos ritos en los que se sacrificaban animales y se
comían algunas partes de la víctima. Por tanto, fue fácil
para estos africanos asumir el rito sacrificial de la misa.
Los dioses y diosas de sus creencias fueron enseguida identificados
con algunos santos católicos que tenían algunas características semejantes.
El
Camdomblé, un culto que nació ilegal, es ahora una
religión reconocida cuyo principal contenido, aunque tenga elementos católicos deformados,
son danzas de posesión espiritual que conducen a estados de
trance.
Vudú es una deformación de la palabra «vaudoux»,
aplicada a un dios serpiente con poderes de oráculo, venerado
en un frenético baile tribal por esclavos del actual Benin.
La palabra «vodou» es análoga a «espíritu» en
la lengua africana de la que procede. La mayoría de
los términos que usa el Vudú son criollos, de la
lengua haitiana que combina francés, español y africano, y tiene
algunas conexiones con el «patois» de los criollos de Nueva
Orleáns (EE.UU.).
En estas creencias del nuevo mundo, de procedencia africana
(existen otros sincretismos de origen indoamericano), los espíritus no son
concebidos como entidades individuales sino combinaciones de personalidades con varias
identidades relacionadas.
Se honra, por ejemplo a un espíritu llamado
«orisha» en la Santería y «orixá» en el
Camdomblé, una forma del dios serpiente, en el día de
San Patricio, de quien la tradición dice que expulsó a
las serpientes de Irlanda.
«Ogou», el dios yoruba de
la caza, en Haití es «Ogoun» u «Ogun», el
espíritu del hierro y la guerra, identificado con Santiago el
Mayor. «Xango», el dios yoruba del fuego y el
trueno, se ha travestido mágicamente en Santa Bárbara.
Existen unos 400
espíritus menores pero un único espíritu mayor, que no se
implica en la creación. Esta deidad, «Olorun» u «Olodumare»,
el Soberano del Universo es, para los antillanos el «Gran Met» contracción de «gran maestro» en francés. La mayoría
de los ritos del Vudú empiezan con oraciones católicas como
padrenuestro, avemaría y algunas variaciones del credo niceno, recitados en
francés por el «presavann», el «sacerdote del bosque» en criollo.
Luego, la lengua cambia al criollo y empiezan las danzas
extáticas y los tambores a ritmo cada vez más trepidante.
Pero el Vudú no tiene nada que ver con la
religión de los «zombies», los muertos vivientes, o los hechizos
con muñecos, divulgados por las simplificaciones de Hollywood.
Lo que
sí es cierto es que los esclavos, que se reunían
de noche para practicar su creencia y sacrificar animales, en
una de ellas, en 1791, se conjuraron para luchar contra
sus cadenas.
Dos años después, en la isla de la
Española (que comparten la República Dominicana y Haití) la esclavitud
se abolió en Santo Domingo, colonia española, y, en 1804,
se proclamó la República de Haití, colonia francesa, reconociendo
la igualdad para todos sin distinción de color o credo,
60 años antes de la proclamación de emancipación de Estados
Unidos.
Se ve aquí la importante componente liberadora e igualadora
que tuvo la religión. No hay que olvidar que los
esclavos de Haití se independizaron de la Francia revolucionaria, que
proclamaba estos principios.
El Camdomblé recoge una serie de creencias
africanas practicadas por los esclavos de Brasil en el siglo
XIX, sobre todo en la región de Bahía. En el
sureste del país se llama Macumba y en Río de
Janeiro, Umbanda. El término camdomblé se refiere al grupo de
devotos y el lugar donde celebran los ritos y danzas.
En algunos casos, los esclavos liberados que regresaban a Africa
y se iniciaban como intermediarios con los espíritus volvieron a
Brasil llevando estos poderes. Son, sobre todo, mujeres mayores.
Santería
(«camino de los santos») es el nombre que se da
en Cuba a estos ritos ancestrales, mezclados también con creencias
populares católicas y
yorubas. Con el éxodo de más de un
millón de cubanos a Norteamérica, se ha extendido también a
EE.UU. y Canadá y a otros grupos hispanos y afroamericanos.
A los intermediarios que dirigen el rito se les llama
santeros.
Investigadores de la historia de las religiones han encontrado
explicaciones más profundas que las simplificaciones de estos ritos animistas,
bastante desconocidos, expresiones ancestrales y primitivas del ser humano oprimido,
en su búsqueda del encuentro con la divinidad liberadora y
trascendente. De todos modos no son en ningún caso religiones
propiamente «cristianas».
Jesús Colina (fuente: catholic.net)
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