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‘Fuerzas Vivas’, grupo central de Nueva Acrópolis, oculto al público, que utiliza uniformes, símbolos y doctrinas autoritarias de tipo nazi-fascista. |
A través de juramentos de obediencia y presión psicológica gradual, el adepto cede su voluntad
y decisiones a sus jefes sectarios, de los cuales recibe órdenes que invaden la vida completa del adepto.
Las lecciones que éste recibe, de apariencia filosófica, le repiten constantemente las ideas de deber
y de obediencia a la secta, disfrazadas de mejoramiento personal y servicio a la humanidad. Basados
en la obediencia a los jefes de la secta, que reciben el título de ‘Maestros’ y ‘Dirigentes’, el adepto
suprime por completo su libertad de acción y de pensamiento, así como su capacidad de razonamiento.
El adepto es llevado paulatinamente a ingresar a las Fuerzas Vivas, abandonando sus creencias y valores,
así como su entorno familiar y de amistades, para trabajar y dar dinero a la secta, de manera constante.
Debido a que se le hace creer en la superioridad espiritual e intelectual de sus jefes, el adepto
debilita su capacidad de análisis y la confianza en sí mismo, haciendo de él una persona fácilmente
sugestionable que vive permanentemente en confusión, duda y temor. Por medio de esa presión psicológica, se le persuade de actuar y de no actuar, de acuerdo con los intereses de la secta. Esta coerción modifica su
forma de pensar en favor del grupo, donde el adepto coloca todos su valores. Eso más el trabajo constante que le resta tiempo de descanso, las humillaciones a que es sometido en nombre del concepto de “la guía espiritual”. Todas esas prácticas forman parte del conjunto de las técnicas de persuasión coercitiva, utilizadas por la secta. El adepto las realiza sin darse cuenta, dominado por sus nuevas necesidades psicológicas, inducidas por nuevas ideas y valores que distorsionan la percepción sobre el mundo y la realidad. Queda mentalmente controlado por la persuasión coercitiva del líder y con la ayuda del refuerzo de la presión grupal. El adepto queda completamente controlado por la secta en forma psicológica.
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El gran engaño
La verdadera historia de una secta destructiva
y las experiencias de un ex adepto
La base doctrinaria de Nueva Acrópolis fue establecida por Jorge Angel Livraga Rizzi y reforzada por los actuales jefes de la secta.
Es una doctrina autoritaria que desconoce los derechos humanos, que exige de sus adeptos,
obediencia absoluta. Lógicamente, ninguna persona caería voluntariamente en tales niveles de
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sumisión. “Probacionista” es el nombre que se le da a cualquier persona con probabilidades de convertirse
en miembro de la secta. Para ello, tienen que ser engañados mediante una fachada humanística y cultural, apoyada por un sistema de mercadotecnia que esconde varias técnicas de persuasión coercitiva detrás de las numerosas prácticas de la secta. Los cursos, lecciones, diplomados, campamentos juveniles y actividades culturales son medios de captación para ingresar a las personas en un sistema de modificación de pensamiento y conducta. Cada “materia” que se imparte en la secta está dirigida a influir psicológicamente a los adeptos para volverles sumisos y obedientes. Sus jefes, llamados “maestros”, se muestran tendientes a la mentira y se aprovechan de los adeptos para satisfacer sus fines personales.
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