"La humanidad no encontrará la paz hasta que no vuelva con confianza a mi Misericordia" (Jesús a Sor Faustina)

martes, 20 de noviembre de 2012

La Verdad sobre Amma, la "santa" de los "abrazos divinos": secta hindú oculta




Recientemente ha estado en España la importante gurú hindú Amma, que recorre el mundo abrazando a miles de personas. Se le considera una importante figura espiritual, y por eso Luis Santamaría, miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES) ha escrito dos artículos en el blog que esta institución tiene alojado en InfoCatólica, y que reproducimos a continuación.
La “santa” de los abrazos
Esta semana ha estado en la localidad barcelonesa de Granollers una señora conocida como Amma oAmmachi, y que es famosa en el mundo entero por pasarse la vida dando abrazos a todo el que se acerca a ella. Hasta la han llamado “la santa de los abrazos”. ¿Quién es esta mujer, y a qué se dedica? Su nombre completo –tal como se hace llamar ahora– es Sri Mata Amritanandamayi, y lleva 25 años haciendo giras por el mundo. O, como dicen sus biografías oficiales, “a lo largo de treinta años de servicio infatigable, Amma ha aconsejado y consolado a personas de todas las procedencias geográficas, culturales o sociales”.
Nació en Kerala (India) en 1953, con el nombre de Idamannel Sudhamani. Como es común en las biografías (o hagiografías) de todos estos maestros espirituales de Oriente, se dice que “la devoción hacia Dios formaba parte integral de su naturaleza. A la edad de cinco años, ya componía pequeños cantos devocionales”. No sólo quedó aquí la cosa, sino que “cuando Sudhamani llegó a la adolescencia, su amor hacia el Señor alcanzó proporciones indescriptibles. Danzaba y cantaba extasiada de Dios”. Con 22 años ya comenzó a difundir su propia enseñanza, formando un grupo de discípulos. Éstos la consideran unamahatma o “gran alma”.
Si consultamos su web oficial en español en busca de su doctrina, no encontramos más que afirmaciones difusas y una notable insistencia en los aspectos más filantrópicos de su vida. Así, leemos que “sus enseñanzas son una llamada para que volvamos nuestra mirada hacia las nobles cualidades, las cualidades del corazón en la vida cotidiana. Ella enseña que no podemos progresar espiritualmente si no desarrollamos un espíritu altruista”. Se habla de espiritualidad, compasión, bendiciones y Dios. Pero no se aterriza mucho precisamente. Por las referencias generales sabemos que Amma es hindú, pero poco más se puede averiguar. Los estudiosos la inscriben en la tradición bhakti.
Cuando uno continúa leyendo, ya se encuentra con otras cosas. Por ejemplo, vemos que esta señora tiene categoría divina. Dice su página oficial que “Amma también otorga un darshan especial cuando se viste y actúa como la divina Madre del Universo, tal como ha sido descrita en las escrituras desde tiempos inmemoriales”. ¿Qué es eso del darshan? En el hinduismo, se refiere a la experiencia de contemplación de una divinidad, una figura espiritual importante o un objeto sagrado. Estamos, pues, en el ámbito de lonuminoso.
Y es que –no se asusten– cuando Amma se viste de diosa, como acabamos de ver, “revela un poco más de su divino esplendor que es, en definitiva, su propia naturaleza”, e incluso nos ayuda a entender “la dicha y el poder de la divinidad latente dentro de cada uno de nosotros”. Al menos lo de ser dios no es cosa suya exclusiva, y parece que lo reparte. Como dice una de sus canciones devocionales, “Amma camina a tu lado para desarrollar la conciencia de Eternidad en ti”.
Desde nuestra mentalidad occidental, nos pueden parecer confusas las afirmaciones que encontramos en los materiales editados por Amma y su organización, ya que, por un lado, dice todo lo que acabamos de ver sobre su propia divinidad y la de sus interlocutores, pero por otro lado habla de Dios y de la divinidad como algo ajeno, como una alteridad. En los textos se explica que las religiones brotan “de la misma Suprema Conciencia, que Dios es Único y que un constante fluir de divina energía impregna al universo y a todos los seres”.
Visto así, parece que propone una visión relativista de todas las creencias, que serían manifestaciones de lo divino igualmente legítimas. Sin embargo, a continuación leemos: “en Amma, nosotros vemos ese divino fluir de amor y sabiduría. Ella es la suprema guía, pues está establecida permanentemente en la inquebrantable experiencia de lo Divino, más allá de las limitaciones y de los condicionamientos personales y culturales. Llegar a Amma es una bendición, es la cosa más preciada”. En pocas palabras: en esta señora se encarna la divinidad. ¿Qué más queremos?
Las expresiones de esta divinidad de Amma se repiten en cualquier ocasión. Estar junto a ella supone sintonizar con lo Divino. Sus estados divinos refuerzan nuestra fe –¿cuál?– y mejoran a toda la humanidad. Mucho le podemos estar agradecidos, ya que ha tenido a bien empequeñecerse para habitar junto a nosotros, simples mortales. ¿Exagerado? Nada de eso, porque acabo de leer que “Amma siempre reside en el Ser, pero desciende al nivel de la gente para ayudarle a crecer espiritualmente”.
De hecho, es una salvadora que ha venido a “restaurar nuestra perdida herencia espiritual, independientemente de la religión que profesemos o aunque carezcamos de ella”. Y el paso siguiente que debemos dar es descubrir que la divinidad está también dentro de nosotros, como hemos visto antes. Según parece, la mujer de los millones de abrazos suele decir: “utilizadme como una escalera hacia vuestro propio Ser Divino”. Es más, a través del arati u ofrecimiento de la luz, las personas pueden esperar que sus “limitadas conciencias llegarán a unirse con la Infinita Conciencia”.
El movimiento de esta señora –porque, por mucho que la presenten a ella sola, dirige una organización bastante potente– no sólo invita a las personas interesadas a acercarse a Amma para recibir su abrazo, sino también visitar su ashram (centro espiritual propio del hinduismo) de Amritapuri, ya que “estar conAmma en la India supone una de las más profundas experiencias de nuestras vidas”. ¿Qué se hace allí? Compartir la experiencia de lo divino, dicen. ¿Y cómo? Con el recitado de “los 108 y 1000 nombres de la Divina Madre”, la meditación, la recitación de mantras, el canto devocional del bhajan, el estudio y el servicio (trabajo voluntario diario).
Según informaban estos días los medios de comunicación españoles, en esta parada barcelonesa que forma parte de su gira mundial, Amma ha sido recibida por miles de personas, que se han acercado a recibir su abrazo. Puede parecer algo anecdótico para los que contemplen lo que, para muchos, es un espectáculo curioso y nada más. Pero lo que debería tener claro cada uno de los que se acerquen a esta “santa”, que cuando se viste de Madre del Universo está mostrando su pretendido ser divino, es su contenido explícitamente religioso.
No habla simplemente de valores ni de ayudar a la humanidad. Sus adeptos también dicen esto: “todas las deidades, que representan los infinitos aspectos del Único Ser Supremo, existen dentro de nosotros. La persona que posee poder divino, puede manifestar cualquiera de ellos, por su mera voluntad, para el bien del mundo. Devi Bhava [Amma] es la manifestación de lo Eterno Femenino, el que Engendra, el principio activo del Absoluto Impersonal”. Ésta es Amma, a quien habría que llamar “la diosa de los abrazos”. Los que se acercan a recibir su abrazo, ¿saben de verdad todo lo que están abrazando?
En el artículo anterior quedó algo claro qué piensa de sí misma la gurú oriental conocida como Amma, ya que habla en categorías de divinidad. En algún sitio he leído que “no convierte a nadie, no profesa ninguna religión y las defiende todas como ríos que conducen al mar de lo divino”. Como hemos visto, nada de eso. Esa supuesta tolerancia de todas las religiones encubre un sincretismo en el que lo único importante, al final, es la espiritualidad subyacente a las más variopintas creencias y confesiones religiosas, la Divinidad que es adorada en el fondo por todos y que –casualidades de la vida– se encarna en esta india de 59 años. Se trata de un culto muy centrado en la personalidad de la gurú, que es una diosa, y para un cristiano como yo esto se denomina “idolatría”.
Algunos pueden responder con una cierta defensa diciendo que, lo que se dice hacer daño, la mujer no hace daño a nadie. Ni siquiera cobra por dar abrazos. Y no sólo eso, sino que, como se encarga de difundir el entramado de organizaciones y asociaciones a su servicio, con el dinero recogido en sus giras mundiales financia diversos proyectos de educación, atención a los necesitados y desarrollo en la India. ¿Qué tiene de malo? ¡Es simple filantropía y ayuda a los pobres!
Frente a este argumento, en primer lugar, hay que aclarar que hablamos de dos planos distintos: en cuanto al contenido de lo que predica, estamos en un plano; si hablamos de sus obras, se trata de otro nivel. Que haga el bien no significa que su doctrina y sus prácticas espirituales dejen de llevar a los hombres a la idolatría. En segundo lugar, vamos a ver algo de lo que se sabe de esta señora y de todo lo que tiene alrededor, para descubrir el verdadero alcance de sus “buenas obras”. Porque no siempre es oro lo que reluce.
Todo esto es algo más que una “corriente pacífica”, como se ha dicho en ocasiones, o la popularidad de una maestra espiritual oriental. Está claro que hay una gurú bien localizada y que dirige un movimiento complejo, aunque se denominen simplemente “amigos de Amma”, como si fuera un movimiento social y espiritual espontáneo. La organización principal de Amma se llama la Mata Amritanandamayi MissionTrust, y tiene carácter internacional. La “versión solidaria” es la ONG Embracing the World (“abrazar el mundo”). Ésta incluso tiene una asociación satélite ecologista: GreenFriends. Así, el movimiento está presente en todo el mapa con sedes, asociaciones y fundaciones en muchos países. En España, por ejemplo, la entidad que agrupa a sus adeptos se denomina Fundación Filokalia - Amigos de Amma.
En las páginas de Internet críticas con el grupo de Amma se insiste en la excesiva veneración a la líder, que se considera madre de sus seguidores, a los que repite que sólo importa el amor, y que su amor divino será el que los salve. Y señalan que, si bien no cobra por abrazar a la gente, sí es capaz de recaudar 3 millones de dólares en una gira de 7 semanas, gracias a los donativos y a la venta de objetos relacionados con ella (o que simplemente ha tocado).
Un ex-adepto llamado Bronte Baxter repasa las más diversas acusaciones hechas contra la gurú, y concluye su reflexión afirmando que tras la imagen bondadosa e incuestionada de Amma no se encuentra la menos mala de la tropa de maestros orientales contemporáneos, sino “una de los peores”. ¿Por qué? Dice que infantiliza a la gente, haciendo que personas hechas y derechas se comporten como chiquillos, dándoles muñecas –literalmente– para que hablen con ellas y presentándose como su madre.
Además, como puede observar cualquiera al analizar sus doctrinas, Baxter subraya que “permitir a la gente que te rece a ti, que se arrodille ante ti y que te adore a ti como Dios encarnado no es el comportamiento de alguien que quiere que las personas se reconozcan como expresiones magníficas y poderosas de Dios”. Él se ha propuesto difundir esta información crítica sobre Amma, ya que se ha convertido en un personaje popular y simpático, con apariencia de bondad suma y ayuda a los demás. Por eso, dice, es necesario abrir los ojos a la gente como en el célebre cuento, para que descubran que “el emperador está desnudo”, y de esta forma termine la ilusión colectiva.
Un testimonio muy interesante es el de Gayatri, que fue “la sombra” de Amma durante casi 20 años, su asistente personal entre 1980 y 1999, cuando dejó el grupo. Hace tan sólo unos meses ha tenido el valor de publicar una lista de 40 razones que escribió tras su salida, una lista con la que propuso no olvidar los motivos que desencadenaron su abandono de la gurú. Es imposible detallarlas todas aquí, pero sí podemos resumirlas un poco: a una serie de sentimientos subjetivos (perder la fe, sentirse infeliz y no querida, culpabilidad) se suma un elenco de defectos en el funcionamiento del propio movimiento (demasiado estrés, una rutina agotadora, falta de preocupación por el bienestar físico y emocional de los miembros, acepción de personas, violencia psicológica y física, mentiras, complicado entramado que sólo da problemas, ausencia de crítica y cuestionamiento, falta de compasión con los que abandonan), además de las actitudes negativas de la gurú y del resto de líderes (falta de amor, arrogancia, favoritismos, puñaladas por la espalda, crueldad, luchas de poder, intrigas y conspiraciones, obsesión por el dinero, desprecio de todo lo que no sea hinduismo). Menudo catálogo.
El encargado del Gobierno francés para vigilar lo que denominan ahora “derivas sectarias” ha señalado hace tan sólo unos días, mientras tenía lugar la etapa francesa de la gira, que los fieles de Amma sólo hacen algo de terapia, y que eso no es malo, aunque “el riesgo de la deriva sectaria está ahí”. Por lo que se ve, las acusaciones son muchas, y no sólo de la secretaria de la gurú, porque hay foros virtuales dedicados a compartir las experiencias negativas en el movimiento de esta autoproclamada Divina Madre del Universo, y los mensajes se cuentan por cientos. Si bien es verdad que los testimonios de los ex-adeptos deben interpretarse en el marco de una experiencia traumática, con la parcialidad y subjetividad que trae consigo, no podemos cerrar los ojos ante una versión tan distinta de la oficial, y que muestra, una vez más, lo oscuro que hay tras los abrazos de Amma.

Amma, la “santa” de los abrazos divinos

A las 9:01 AM, por Luis Santamaría
Categorías : Amma
Esta semana ha estado en la localidad barcelonesa de Granollers una señora conocida como Amma o Ammachi, y que es famosa en el mundo entero por pasarse la vida dando abrazos a todo el que se acerca a ella. Hasta la han llamado “la santa de los abrazos”. ¿Quién es esta mujer, y a qué se dedica? Su nombre completo –tal como se hace llamar ahora– es Sri Mata Amritanandamayi, y lleva 25 años haciendo giras por el mundo. O, como dicen sus biografías oficiales, “a lo largo de treinta años de servicio infatigable, Amma ha aconsejado y consolado a personas de todas las procedencias geográficas, culturales o sociales”.
Nació en Kerala (India) en 1953, con el nombre de Idamannel Sudhamani. Como es común en las biografías (o hagiografías) de todos estos maestros espirituales de Oriente, se dice que “la devoción hacia Dios formaba parte integral de su naturaleza. A la edad de cinco años, ya componía pequeños cantos devocionales”. No sólo quedó aquí la cosa, sino que “cuando Sudhamani llegó a la adolescencia, su amor hacia el Señor alcanzó proporciones indescriptibles. Danzaba y cantaba extasiada de Dios”. Con 22 años ya comenzó a difundir su propia enseñanza, formando un grupo de discípulos. Éstos la consideran una mahatma o “gran alma”.
Si consultamos su web oficial en español en busca de su doctrina, no encontramos más que afirmaciones difusas y una notable insistencia en los aspectos más filantrópicos de su vida. Así, leemos que “sus enseñanzas son una llamada para que volvamos nuestra mirada hacia las nobles cualidades, las cualidades del corazón en la vida cotidiana. Ella enseña que no podemos progresar espiritualmente si no desarrollamos un espíritu altruista”. Se habla de espiritualidad, compasión, bendiciones y Dios. Pero no se aterriza mucho precisamente. Por las referencias generales sabemos que Amma es hindú, pero poco más se puede averiguar. Los estudiosos la inscriben en la tradición bhakti.

Cuando uno continúa leyendo, ya se encuentra con otras cosas. Por ejemplo, vemos que esta señora tiene categoría divina. Dice su página oficial que “Amma también otorga un darshan especial cuando se viste y actúa como la divina Madre del Universo, tal como ha sido descrita en las escrituras desde tiempos inmemoriales”. ¿Qué es eso del darshan? En el hinduismo, se refiere a la experiencia de contemplación de una divinidad, una figura espiritual importante o un objeto sagrado. Estamos, pues, en el ámbito de lo numinoso. Y es que –no se asusten– cuando Amma se viste de diosa, como acabamos de ver, “revela un poco más de su divino esplendor que es, en definitiva, su propia naturaleza”, e incluso nos ayuda a entender “la dicha y el poder de la divinidad latente dentro de cada uno de nosotros”. Al menos lo de ser dios no es cosa suya exclusiva, y parece que lo reparte. Como dice una de sus canciones devocionales, “Amma camina a tu lado para desarrollar la conciencia de Eternidad en ti”.
Desde nuestra mentalidad occidental, nos pueden parecer confusas las afirmaciones que encontramos en los materiales editados por Amma y su organización, ya que, por un lado, dice todo lo que acabamos de ver sobre su propia divinidad y la de sus interlocutores, pero por otro lado habla de Dios y de la divinidad como algo ajeno, como una alteridad. En los textos se explica que las religiones brotan “de la misma Suprema Conciencia, que Dios es Único y que un constante fluir de divina energía impregna al universo y a todos los seres”. Visto así, parece que propone una visión relativista de todas las creencias, que serían manifestaciones de lo divino igualmente legítimas. Sin embargo, a continuación leemos: “en Amma, nosotros vemos ese divino fluir de amor y sabiduría. Ella es la suprema guía, pues está establecida permanentemente en la inquebrantable experiencia de lo Divino, más allá de las limitaciones y de los condicionamientos personales y culturales. Llegar a Amma es una bendición, es la cosa más preciada”. En pocas palabras: en esta señora se encarna la divinidad. ¿Qué más queremos?
Las expresiones de esta divinidad de Amma se repiten en cualquier ocasión. Estar junto a ella supone sintonizar con lo Divino. Sus estados divinos refuerzan nuestra fe –¿cuál?– y mejoran a toda la humanidad. Mucho le podemos estar agradecidos, ya que ha tenido a bien empequeñecerse para habitar junto a nosotros, simples mortales. ¿Exagerado? Nada de eso, porque acabo de leer que “Amma siempre reside en el Ser, pero desciende al nivel de la gente para ayudarle a crecer espiritualmente”. De hecho, es una salvadora que ha venido a “restaurar nuestra perdida herencia espiritual, independientemente de la religión que profesemos o aunque carezcamos de ella”. Y el paso siguiente que debemos dar es descubrir que la divinidad está también dentro de nosotros, como hemos visto antes. Según parece, la mujer de los millones de abrazos suele decir: “utilizadme como una escalera hacia vuestro propio Ser Divino”. Es más, a través del arati u ofrecimiento de la luz, las personas pueden esperar que sus “limitadas conciencias llegarán a unirse con la Infinita Conciencia”.
El movimiento de esta señora –porque, por mucho que la presenten a ella sola, dirige una organización bastante potente– no sólo invita a las personas interesadas a acercarse a Amma para recibir su abrazo, sino también visitar su ashram (centro espiritual propio del hinduismo) de Amritapuri, ya que “estar con Amma en la India supone una de las más profundas experiencias de nuestras vidas”. ¿Qué se hace allí? Compartir la experiencia de lo divino, dicen. ¿Y cómo? Con el recitado de “los 108 y 1000 nombres de la Divina Madre”, la meditación, la recitación de mantras, el canto devocional del bhajan, el estudio y el servicio (trabajo voluntario diario).
Según informaban estos días los medios de comunicación españoles, en esta parada barcelonesa que forma parte de su gira mundial, Amma ha sido recibida por miles de personas, que se han acercado a recibir su abrazo. Puede parecer algo anecdótico para los que contemplen lo que, para muchos, es un espectáculo curioso y nada más. Pero lo que debería tener claro cada uno de los que se acerquen a esta “santa”, que cuando se viste de Madre del Universo está mostrando su pretendido ser divino, es su contenido explícitamente religioso. No habla simplemente de valores ni de ayudar a la humanidad. Sus adeptos también dicen esto: “todas las deidades, que representan los infinitos aspectos del Único Ser Supremo, existen dentro de nosotros. La persona que posee poder divino, puede manifestar cualquiera de ellos, por su mera voluntad, para el bien del mundo. Devi Bhava [Amma] es la manifestación de lo Eterno Femenino, el que Engendra, el principio activo del Absoluto Impersonal”. Ésta es Amma, a quien habría que llamar “la diosa de los abrazos”. Los que se acercan a recibir su abrazo, ¿saben de verdad todo lo que están abrazando?
Luis Santamaría del Río
En Acción Digital

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