FUENTE: Aleteia
En este tiempo de pandemia del Covid-19, los medios de comunicación de todo el mundo han informado sobre dos grupos cristianos de Corea del Sur que han sido protagonistas de un contagio en masa en aquel país entre febrero y marzo de 2020. Se trata de la Iglesia de Jesús Shincheonji y de la Iglesia Central Manmin, que aborda en este artículo, publicado en Aleteia, Luis Santamaría, miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES).
Al igual que ha sucedido en otros países, alguna información sensacionalista ha querido hacer responsables a estos movimientos de una práctica consciente de infección a gran escala de la población, cosa que resulta rotundamente falsa. Si bien es cierto que su actuación concreta ha sido negligente y han fallado en las precauciones necesarias, sería un error estigmatizar a las iglesias evangélicas –y a las agrupaciones religiosas en general– por ello.
Los lugares de culto, por ser espacios de interacción de muchas personas, han sido escenario de algunos episodios importantes de contagio antes de que se procediera a las medidas de confinamiento y cuarentena en muchos países. Ha sucedido también con algunas iglesias católicas y templos de otras confesiones religiosas.
Curiosamente, los dos grupos coreanos puestos en el punto de mira de la atención pública no son iglesias evangélicas, como se les ha denominado. Una mirada con cierta profundidad nos muestra a dos sectas que, a pesar de tener una clara impronta cristiana, se han puesto al margen de esta fe tal como se vive en el protestantismo –y en el resto de las confesiones cristianas–, proponiendo nuevas figuras mesiánicas.
La Iglesia Shincheonji: de las trabas a las disculpas
El primer grupo que apareció en los medios de comunicación fue la Iglesia de Jesús Shincheonji, también llamada “El Templo del Tabernáculo del Testimonio”, porque una adepta del movimiento fue la responsable de contagiar a un importante número de personas por asistir a los cultos en la ciudad de Daegu en febrero sin saber que tenía neumonía y Covid-19.
El Gobierno coreano pidió a la secta que suspendiera sus actos públicos, pero ésta se negó en un principio, lo que obligó a poner en cuarentena a casi 10.000 de sus miembros. Además, las autoridades tuvieron muchas dificultades para poder encontrarlos y hacerles las pruebas diagnósticas correspondientes. Finalmente, el líder del grupo, Lee Man-Hee, pidió perdón públicamente el pasado 5 de marzo, reconociendo el error y prometiendo que “haremos todo lo posible, ofreciendo todos nuestros recursos, a la hora de apoyar las medidas del Gobierno para controlar la epidemia”.
Su líder se presenta como el pastor prometido
Lee Man-Hee fundó la Iglesia Shincheonji (que significa “Nuevo Cielo y Nueva Tierra”) en 1984, después de haber abandonado otra secta coreana de origen cristiano que había caído en una gran corrupción. Interpretando todo como cumplimiento de las profecías bíblicas, se presentó como el “pastor prometido”, llamado a restaurar el verdadero cristianismo y a cumplir la verdadera alianza establecida por Jesús, algo en lo que han fracasado el resto de confesiones cristianas.
Se trata de un movimiento milenarista, que basándose en el libro del Apocalipsis anuncia la inminencia de la llegada del “milenio”, una era de mil años de paz y de reinado de Cristo a la que asistirá el propio Lee –que ahora tiene 88 años de edad– y en la que vivirán todos sus seguidores: los 144.000 predichos por el último libro de la Biblia y otra gran multitud con vestiduras blancas.
El crecimiento del grupo ha sido muy importante en los últimos tiempos. Según los datos ofrecidos por la propia secta, si en 2007 eran 45.000, en el año 2018 han llegado a la cifra de 200.000 adeptos, la mayor parte de ellos en Corea del Sur, aunque también se han establecido en otros países. Al igual que hacen otros grupos, opera a través de varias asociaciones que ha creado, la principal de las cuales es Heavenly Culture, World Peace, Restoration of Light (HWPL).
Habitualmente cuentan con grandes templos que tienen espacio para el culto y dependencias para otras actividades. Su culto semanal se basa en dos encuentros que tienen lugar los miércoles y los domingos. En cuanto a su organización interna, la Iglesia Shincheonji está dividida en “doce tribus” que la administran territorialmente.
La secta siempre ha sido objeto de polémica, ya que las confesiones cristianas coreanas la acusan de hacer proselitismo entre sus miembros. Al tratarse de un grupo con mala imagen social, los reclutadores de la secta suelen acercarse a los creyentes de otras confesiones –incluso acudiendo a sus cultos– ocultando su pertenencia y empleando otros nombres tras los que está el Tabernáculo.
Otra fuente de controversia: la Iglesia Manmin
A finales de marzo, los medios coreanos informaban de una serie de contagios de Covid-19 vinculados a otro grupo de origen cristiano. En concreto, al menos 25 adeptos de la Iglesia Central Manmin estarían infectados, según el Gobierno metropolitano de Seúl, mientras que las autoridades sanitarias hacían las pruebas preceptivas a otras muchas personas vinculadas con el movimiento. Desde comienzos del mes de marzo, la Iglesia Manmin suspendió los cultos presenciales por la situación de pandemia y los sustituyó por retransmisiones a través de Internet, pero algunos de sus miembros continuaron reuniéndose precisamente para la grabación y producción de dichos contenidos.
Al igual que Shincheonji, este grupo es uno de los muchos que han surgido a lo largo del siglo XX en Corea del Sur proponiendo una nueva visión del cristianismo, con acentos particulares añadidos por su fundador. En concreto, la Iglesia Central Manmin (que significa “Toda la Creación”) fue fundada en 1982 por Jaerock Lee (ahora con 76 años) con un pequeño número de miembros, después de haber experimentado una sanación milagrosa en una iglesia evangélica.
La secta cree en la inminencia de la segunda venida de Cristo. Mientras tanto, Lee es capaz de realizar “señales y maravillas con el Poder Más Alto de la Creación”, de forma que está equiparado en poder a Jesús. Sus seguidores afirman que muchos asistentes a sus cultos de tipo neopentecostal “han experimentado milagrosas sanidades y las poderosas obras del poder de Dios”, incluso siguiendo esos cultos a través de televisión o Internet.
La secta también ha experimentado un rápido crecimiento, pasando de ser 3.000 en 1987 a 133.000 en 2015, según sus propias estadísticas. Su difusión ha sobrepasado con mucho las fronteras coreanas e incluso asiáticas, ya que sus misiones han llegado a América, África y Europa a partir del año 2000, con grandes eventos.
La polémica ha acompañado a la Iglesia Manmin desde sus comienzos, sobre todo en sus relaciones con las confesiones protestantes más importantes. En 1990 Jaerock Lee fue excomulgado por la Iglesia de Santidad, y en 1999 su secta fue expulsada del Consejo Cristiano de Corea por razones doctrinales –aunque la Unión de Iglesias Presbiterianas de Corea refutó estas acusaciones años más tarde–.
Su líder, en prisión
La secta no sólo ha protagonizado controversias en el plano más religioso, sino también en el criminológico. Cuando en 1999 un canal de televisión coreano emitió un documental que daba a conocer episodios oscuros de Jaerock Lee y de su grupo, cientos de adeptos asaltaron la emisora provocando grandes daños y el suceso hizo necesaria una gran intervención policial. Posteriormente hubo una fuerte condena judicial.
Pero lo que más repercusión ha tenido, a nivel mundial, es la condena a Lee a 15 años de prisión por 42 cargos de delitos sexuales. Esto sucedió en noviembre de 2018, cuando un juez del Tribunal del Distrito Central de Seúl lo declaró culpable de haber violado a 8 mujeres que fueron “incapaces de oponer resistencia” al estar “sometidas a la autoridad religiosa absoluta del acusado”, según recogía la agencia AFP de las palabras del magistrado.
De esta forma, se consideró probado que Jaerock Lee había violado decenas de veces durante varios años a las 8 mujeres que lo acusaron. “En sus sermones, el acusado directa o indirectamente sugirió que era el Espíritu Santo”, afirmó el juez, añadiendo que para las víctimas el líder “era un ser divino con poderes divinos”. Desde entonces, la Iglesia Manmin parece estar dirigida por la “pastora interina” Soo Jin Lee –hija del fundador–, aunque la información oficial de la secta afirma que el líder sigue siendo el “pastor sénior” Jaerock Lee, sin referencia alguna a su presidio.
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