"La humanidad no encontrará la paz hasta que no vuelva con confianza a mi Misericordia" (Jesús a Sor Faustina)

jueves, 9 de abril de 2020

La Santa Muerte, ídolo demoníaco, un tabú entre el mito y la creencia.


FUENTE: ABC





Ante la mirada de los incrédulos, no se trata más que el mito de un esqueleto humano, vestido con un manto. Pero para sus seguidores, la Santa Muerte inspira respeto, al ser su máxima protectora. Otros más la definen como un fenómeno que va rompiendo las barreras del tabú. Conocida también como Niña Blanca, su silueta es imponente para quienes no están identificados con ella. Quienes la idolatran, suelen rendirle culto, y para ello adquieren imágenes. Lo cuenta Maguelsy Caballero en el medio mexicano ABC.

En Monterrey, algunos de sus creyentes asisten al Mercado Juárez, donde es común ver locales que venden estatuillas en diferentes tamaños, colores y con todo tipo de accesorios, inclusive hay un altar donde las personas pueden ir a orarle. “La gente por lo regular compra las imágenes para ayudarse, para el trabajo, para el dinero, el amor, la suerte, la protección, para todo este tipo de cosas, es para lo que más la gente la busca”, comentó Bárbara Esotérica.

Pero, ¿quiénes compran estas imágenes? Los locatarios comentan que, al parecer, esta creencia no mide sexos, edades o estatus sociales, aunque mayormente son personas de clase popular. “La gente de escasos recursos recurre mucho a la fe, de todo tipo”, comenta Fernando Martínez, seguidor de esta cultura desde hace 14 años. “Las grandes masas en su mayoría son de bajos recursos; entonces, las peregrinaciones que hacen a San Judas Tadeo, ¿todas son de gente de buen nivel económico? No, porque la gente que hace grandes masas es la gente de clase media y la clase baja”, añade.

Comúnmente, las manifestaciones culturales de un pueblo son un gran reflejo de su pensamiento, de su manera de ver el mundo y hacer frente a sus problemas, por eso la Santa Muerte se ha convertido en el “icono de los olvidados”. En un contexto de hambre, miseria y ante la inminencia de la propia muerte, sólo esta puede salvar al afligido.

Aunque para sus seguidores esta representación no está ligada al oscurantismo y tampoco a lo satánico, la Iglesia Católica no la ve como parte de la religión, sino como una secta, y que quienes caen en este tipo de “culto” son personas que se encuentran desesperadas, en crisis de fe.

“La Iglesia alerta sobre el peligro que representa adorar a la Santa Muerte, dado que esto trae como consecuencia pérdidas de algún familiar o desgracias en los hogares. No es una devoción católica”, explicó la Arquidiócesis de Monterrey en un documento, a petición de ABC. Los obispos de México advierten a los devotos de la Santa Muerte que no es un juego y que la muerte no es una divinidad divina, ya que detrás de eso existe algo diabólico.

Aunque investigadores como Claudio Lomnitz sugieren que sus orígenes son precolombinos, en pueblos indígenas, y que con el paso de los siglos se seguía idolatrando de manera “escondida”, la devoción a la Niña Blanca detonó abiertamente hace 20 años en un rincón del barrio de Tepito, en el corazón de la Ciudad de México. Vestida a modo de las vírgenes católicas, empezó a ser vista en la calles, en altares.

Poco a poco comenzó a reunir a miles de seguidores que primero le rezan a Dios, y después a la Santa Muerte. En Nuevo León existen casas de oración, dos de ellas se encuentran en San Bernabé en Monterrey, donde todos los domingos asisten a una reunión para orarle a su imagen, a las cuales llegan a asistir más de 30 personas de diferentes ciudades.

Tras el cierre del Penal del Topo Chico han salido a relucir varios objetos o rituales que los reos tenían en el lugar, uno de ellos es el culto a la Santa Muerte. El rito, que es prohibido por la Iglesia, era practicado en una capilla que se había construido dentro del centro penitenciario. En este sitio, los creyentes en este ritual pedían, prometían y dejaban ofrendas.

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