La policía del genocida Stalin.
ElentirVigo ENMar 25·9·2018 · 7:29 2
Según cierta propaganda, la izquierda es sinónimo de tolerancia y de amor por la razón y la ciencia. Algunos incluso presentan las ideologías de izquierdas como una forma de pensamiento científico.
A lo largo de la historia ha habido numerosos intentos de censurar el pensamiento científico en aras de unos determinados puntos de vista, y no sólo religiosos, sino también ideológicos. El reciente intento de censurar a la ciencia calificándola de “sexista” no es nuevo. Ni siquiera es la primera vez que la izquierda intenta censurar la ciencia porque contradecía sus tesis ideológicas. Sin embargo, pocos autores se atreven a profundizar en esta cuestión. ¿Por qué?
Una teoría pseudocientífica alimentada por prejuicios ideológicos
Una excepción es Luis del Pino, periodista e Ingeniero de Telecomunicaciones, que en agosto de 2015 publicó en su blog un artículo muy interesante, con este título: “El oscurantismo comunista y la persecución de científicos”. En aquel artículo habló del lysenkismo, una teoría pseudocientífica que debe su nombre a un científico próximo a Stalin, Trofim Lysenko, que condenaba la genética por considerarla una “pseudociencia burguesa” y “fascista”. ¿Y en base a qué? Por una parte, la teoría de la selección natural de Darwin chocaba con el igualitarismo ideológico comunista. Además, una dictadura atea como la URSS era reacia a aceptar las leyes de la genética de Mendel, porque además de científico fue un religioso católico. Es el mismo prejuicio que muchos izquierdistas sostienen hoy contra cualquier científico cristiano, por muy prestigioso que sea.
La censura de teorías científicas y las purgas de científicos en la URSS
Como explicó Luis del Pino en aquel artículo, en agosto de 1948 Lysenko llegó a conseguir que la Academia de Ciencias Agrícolas prohibiese las teorías genéticas de Mendel y la teoría de la evolución de Darwin. Pero sus planteamientos no se limitaron a censurar teorías científicas en base a premisas ideológicas, como recordaba Luis del Pino entonces: “Tres mil biólogos (¡tres mil!) fueron despedidos aquel otoño de sus puestos de trabajo en universidades y laboratorios por enseñar Genética o Teoría de la Evolución, empezando por los directores de numerosos centros y grupos de investigación”. En muchos casos, las represalias no se agotaron en la pérdida del puesto de trabajo: centenares de científicos soviéticos fueron enviados a prisiones, a los campos de concentración del Gulag e incluso a hospitales psiquiátricos, y otros incluso fueron ejecutados.
Los nombres de los represaliados serían hoy famosos si hubiesen sido condenados por la Iglesia, pero como fueron víctimas de una dictadura comunista, en muchos casos ni siquiera es fácil encontrar información sobre ellos. Os indico algunos de los purgados, principalmente citados por el doctor Vadim J. Birstein en su libro “The perversion of knowledge: the true story of Soviet science”, en el citado artículo de Luis del Pino y en otras fuentes que cito al final de esta entrada (obvia decir que la lista fue mucho más larga):
Nikolai Vavilov, eminente genetista ruso que fue sentenciado a muerte en 1941, la pena le fue conmutada y murió de hambre en prisión en 1943.
Isaac Agol, genetista, jefe del departamento de ciencia del Ministerio de Educación, trabajó con el Premio Nobel Hermann J. Muller. Fue arrestado y ejecutado por el NKVD en 1938.
Nikolai Koltsov, brillante genetista y director del Instituto Koltsov de Biología Experimental, fue atacado por Lysenko y tachado de “contrarrevolucionario” y “fascista”. Según la versión oficial falleció de un infarto en 1940, pero el bioquímico Ilya Zbarsky señaló que murió envenenado por el NKVD. El mismo día de su muerte, la esposa de Koltsov se suicidó.
Solomon Levit, genetista lituano, era director del Instituto de Genética Médica Maxim Gorky de Moscú, considerado el principal centro de genética médica del mundo en su momento. Señalado por Lysenko, el NKVD le detuvo el 11 de enero de 1938, llevándole a la prisión de Lubianka. Cinco años más tarde, y sin haber tenido noticias de él hasta entonces, su familia fue informada de que Levit había muerto de una “hemorragia cerebral”, término que el NKVD solía indicar como causa oficial de muerte para los ejecutados de un disparo en la cabeza. Su Instituto fue clausurado en el otoño 1939, lo que provocó un retroceso histórico en el estudio de la genética médica en la URSS.
Georgii Karpechenko, destacado genetista ruso, fue arrestado por el NKVD el 15 de febrero de 1941 bajo una falsa acusación de participar en un “complot antisoviético” por el mero hecho de discrepar de las teorías pseudocientíficas de Lysenko sobre los cultivos. Fue ejecutado el 28 de julio de 1941.
Leonid Govorov, genetista y botánico, fue arrestado por el NKVD el 15 de febrero de 1941, bajo la falsa acusación de “actividades antisoviéticas”. Murió en prisión en 1943.
Grigory Levitsky, citogenetista, fue arrestado por el NKVD el 28 de junio de 1941 por criticar las teorías pseudocientíficas de Lysenko. Murió en la prisión de Zlatoust el 20 de mayo de 1942.
El catastrófico resultado de anteponer el marxismo a la biología
A pesar de todo lo visto, las consecuencias más dramáticas de los disparates de Lysenko no fueron las purgas que él desencadenó, sino los planteamientos que promovió en el ámbito agrícola, al aplicar el marxismo a la biología. Como señala Thayer Watkins (“The Great Leap Forward period in China, 1958-1960”), Lysenko “decía que las plantas de la misma especie no compiten entre sí, sino que se ayudan mutuamente para sobrevivir. Esto estaba relacionado con la noción marxista de clases en las que los miembros de la misma clase no compiten, sino que se ayudan mutuamente a sobrevivir. De modo que la ideología marxista parecía apoyar la noción de que cuanto más denso era el grano sembrado, mejor era para el grano. Pero, en realidad, esta plantación cercana llevó al marchitamiento de las plantas después de la fase inicial de germinación“. Watkins señala que “Todas las tonterías de Lysenko tuvieron que ser aceptadas en la Unión Soviética y promovidas en propaganda como verdad científica. Los marxistas en China aparentemente creían que era la verdad. La realidad es que estas tonterías daban como resultado una menor producción de alimentos”. Para desgracia de muchos, los métodos de cultivo de Lysenko fueron implantados en la URSS y desde 1953 también en China, contribuyendo a las terribles hambrunas que mataron a millones de personas en ambos países.
Desde la extrema izquierda se sigue defendiendo a ese pseudocientífico
En la URSS hubo que esperar a la década de 1960, años después de la muerte de Stalin, para que Lysenko fuese defenestrado. Para entonces, el daño ya estaba hecho. A pesar de ello, algunos aún ensalzan a ese pseudocientífico. La web ultraizquierdista Nodo50 contiene artículos que aún le defienden; una web comunista se refiere a él como “un excepcional botánico experimentador” e incluso en la web de la Universidad Complutense de Madrid, una universidad pública, se puede leer un artículo en el que presenta a Lysenko como víctima de un “linchamiento”, en el que se leen cosas como ésta: “El linchamiento desencadenado por el imperialismo contra Lysenko trató de derribar el único baluarte impuesto por la ciencia y la dialéctica materialista contra el racismo étnico y social“. Por supuesto, ni una palabra sobre las purgas que Lysenko promovió. Todo esto reafirma un hecho: que el comunismo es indiferente a la realidad e incapaz de reconocer sus propios errores, incluso cuando han causado millones de muertos.
Bibliografía:
“The perversion of knowledge: the true story of Soviet science”, por Vadim J. Birstein.
“El oscurantismo comunista y la persecución de científicos”, por Luis del Pino
Lysenko y la biología proletaria, por Fernando Díaz Villanueva
“Stalinist Science”, por Nikolai Krementsov
“Paladines de la libertad y mártires de la ciencia: el trágico destino de los genetistas rusos”, por N.I. Borussa
“International science between the World Wars: the case of genetics”, por Nikolai Krementsov
“The Great Leap Forward period in China, 1958-1960”, por Thayer Watkins
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(Foto: Agentes del NKVD, la policía política de Stalin, apuntando sus revólveres)
(https://www.outono.net/elentir/2018/09/25/la-persecucion-de-cientificos-en-el-comunismo-una-represion-fanatica-que-acabo-en-catastrofe/?fbclid=IwAR0jawhY_2pdhBr5OxPwVlUr4ymLhyuX3qI-cABEvtS1Wttlgr-Xv9ChroU)
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