FUENTE: Urgente 24
La comunidad retirada en las sierras de Córdoba (Argentina) desde hace más de 20 años fue denunciada por un ex integrante que los acusó de ser una organización sectaria ante la justicia cordobesa. No es la primera vez que la organización tiene problemas con la justicia. En 2009 recibieron denuncias por 11 niños que dejaron de asistir a la escuela en la zona de Villa Los Aromos, un paraje cercano a la ciudad de Alta Gracia, a 60 kilómetros al suroeste de la ciudad de Córdoba, en el Valle de Paravachasca. Lo leemos en Urgente 24.
Muchas personas eligen, año tras año, a las sierras de Córdoba como su destino de escape. Los valles y montes cordobeses son el lugar perfecto para el descanso y el reencuentro con la naturaleza. Muchos de ellos se enamoran tanto de dichos paisajes, que deciden instalarse de manera permanente y hacer un cambio rotundo en su forma de vida. Tal es el caso de cientos de comunidades que se fueron formando a lo largo de los años alrededor de esta idea de vida natural y pacífica que ofrece la sierra cordobesa. Pero los valles cordobeses no son todo sol, río y vegetación.
La provincia de Córdoba cuenta con un largo prontuario en el historial de sectas en Argentina. Los valles serranos, retraídos del ruido de la gran ciudad y rodeados de naturaleza virgen, parecen ser los escenarios predilectos para aquellos líderes que buscan insertar comunidades bajo su dominio bajo el pretexto del “retiro y la transformación espiritual”. Desde el “Maestro Amor” al “Maestro Mehir”, el paisaje serrano a parido a numerosos personajes siniestros que cooptaban a personas psicológicamente endebles.
En los últimos días se conoció una nueva denuncia al respecto. La misma fue dirigida contra la comunidad Amatreya, un grupo de aproximadamente 60 personas que viven retiradas en un campo de unas 400 hectáreas rodeadas de sierras, en la zona del Valle de Paravachasca, cerca de la ciudad de Alta Gracia, a unos 60 kilómetros al sur de la capital cordobesa. Esta comunidad se caracteriza por hacer una vida naturista.
El eje de sus prácticas es la naturaleza y por ello adoptan prácticas como la medicina natural, dietas veganas y agroecología, por lo que se encuentran casi completamente desconectados del mundo exterior (sin electricidad, gas ni agua de servicio). La comunidad, que tiene larga data en la zona de Alta Gracia (unos 20 años), incluso está constituida como una asociación civil (como los clubes de fútbol) sin fines de lucro, por lo que tiene personería jurídica propia.
Según la propia información de la comunidad, Amatreya está compuesta por niños, adultos y ancianos que eligen formar parte de la misma. Todos los bienes están bajo el dominio de la asociación, y por ende todos sus miembros o socios son dueños de dichos bienes. A pesar de que apuntan a la autosustentabilidad, la comunidad aún recurre a ciertos intercambios de materiales con algunos proveedores, a los que se les ofrece servicios terapéuticos y prácticas espirituales que, en teoría, apuntan a mejorar la calidad de vida.
“El Emprendimiento Amatreya forma parte del movimiento surgido en muchos lugares del Planeta para conformar pueblos o pequeñas ciudades donde se organiza una forma de vida autosuficiente, con nuevos paradigmas en la forma de relacionarse y organizarse, proporcionando la posibilidad de adecuarse a la situación planetaria donde toda la estructura formada en base a la explotación de recursos no renovables en el Planeta está a punto de desmoronarse y producir un gran caos en las vidas de sus habitantes”, reza uno de los propósitos que pueden encontrarse en la página oficial del “Proyecto Amatreya”.
En cuanto a la denuncia, esta fue realizada por el cordobés Lucas Frontalini Rekers, quien formó parte de Amatreya. En declaraciones a Radio Nacional Córdoba AM 750, Frontalini contó su experiencia dentro de la comunidad y sostuvo que dentro de ella “no existe el estado de derecho”. “Las formas por la cual cooptan gente son las terapias alternativas y los voluntariados, que están destinados a aprender de agricultura en su mayoría”, aseguró Lucas.
Según el denunciante, la organización tiene un método organizado para atraer nuevos “socios”. Ello consta de ir “soltando la información” de a poco, para medir que está dispuesto a dar cada integrante. De este modo, el acercamiento a la comunidad resultaría mucho más ameno que todo el proceso posterior, algo que sería propio de una organización sectaria. “Si no avanzas, te largan algo para que te salgas”, comentó Forntalini. Además, Frontalini aseguró que la organización “se queda” con los bienes de los miembros y los pone bajo el dominio de la sociedad civil conformada para representar a Amatreya. “Los dirigentes son dos cordobeses y dos personas españolas, una de ellas es la líder espiritual”, comentó el joven de 29 años.
Según Frontalini, la comunidad sigue funcionando a pesar de sus supuestas actividades sectarias, ya que uno de sus miembros, el homeópata cordobés Andrés Torres Aliaga, contaría con la protección jurídica de una importante “familia judicial”, que tendría influencia en los tribunales de Alta Gracia, jurisdicción que le cabe a la zona del Valle de Paravachasca. Incluso mencionó que existe manipulación sexual, originada en la teoría naturista que moviliza al grupo, y que dicha manipulación ha derivado en relaciones entre miembros, fundamentadas en la necesidad de “elevar el espíritu”.
No es la primera vez que la comunidad de Amatreya está relacionada con una posible secta. En el año 2009, se relacionó a la organización con una serie de abandonos escolares por parte de niños en una escuela de Villa Los Aromos, una localidad cercana al campo donde está ubicada la comunidad. En esa ocasión, alrededor de 11 menores dejaron de asistir a la escuela local y fueron ubicados como miembros de la comunidad, que los habría recibido en guarda judicial.
Durante más de un año, los niños no asistieron al colegio. La comunidad se justificó diciendo que ellos mismos los educaban. Los tutores de los menores despertaron las sospechas de los directivos ante peticiones extrañas antes de que abandonaran el colegio, con respecto a alimentación (llevan una dieta vegana). Este caso no tuvo una resolución particular ya que los niños se encontraban efectivamente bajo guarda judicial, ya que se trataba en su mayoría, de menores provenientes de familias en conflicto.
La organización Amatreya cuenta con numerosas comunidades hermanas en países como Brasil, Chile y Uruguay. Incluso en Europa, hay vestigios de esta comunidad. Según Frontalini, en el viejo continente consideran al movimiento como una secta. Al parecer, la comunidad cercana a Alta Gracia cuenta con algunas características que deberían elevar la atención de las autoridades cordobesas, más aún teniendo en cuenta que se trata de una comunidad que recibe niños en guarda judicial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario