"La humanidad no encontrará la paz hasta que no vuelva con confianza a mi Misericordia" (Jesús a Sor Faustina)

viernes, 11 de diciembre de 2020

Argentina: decenas de personas rescatadas de la explotación del Templo Evangélico Filadelfia.

 

FUENTE: Varios medios


Recientemente, en Argentina en 48 horas fueron rescatadas 101 presuntas víctimas de trata de personas. Fue al cabo de allanamientos requeridos por el Ministerio Público Fiscal en distintas causas, que tienen en común la explotación laboral. En Salta fueron detenidas dos personas y hay un prófugo. Una de las pesquisas se centra en una secta con sede en San Justo, a la que también se le atribuye lavado de dinero y delitos contra la integridad sexual, la identidad y la vida, tal como informa El Tribuno.


Con apenas dos días de diferencia se desplegaron en distintas partes del país 24 allanamientos con un denominador común: la investigación de trata de personas con fines de explotación laboral y otros delitos vinculados. Fue en dos causas en las que intervienen las fiscalías federales Nº1 de Morón y Nº2 de Santiago del Estero, respectivamente, junto a la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (PROTEX). En Salta hubo dos allanamientos en los cuales dos personas resultaron detenidas y hay un prófugo.


En la pesquisa que se tramita en la dependencia con asiento en el conurbano bonaerense, a cargo de Santiago Marquevich, se ordenó una serie de procedimientos en San Justo, Bahía Blanca, Neuquén, San Miguel del Monte, Entre Ríos, Mendoza, Tucumán, Salta y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que se realizaron el pasado 1 de diciembre. Como resultado se produjeron seis detenciones y el secuestro de información de interés para la investigación.


Detalles de la investigación


La hipótesis del Ministerio Público Fiscal de la Nación en el caso es que personas menores de edad y mayores fueron sometidas a la influencia de una organización criminal bajo el ropaje del “Templo Evangélico Filadelfia”, con sede central en San Justo, a la que se consideró como “secta religiosa”. En ese marco es que se estimó que las víctimas padecieron “serios y aberrantes ilícitos”: a la trata de personas, reducción a la servidumbre y lavado de dinero se añadieron delitos contra la integridad sexual, contra la identidad y contra la vida.


La investigación se originó el año pasado, en el que ya se habían concretado allanamientos y otras diligencias. No obstante, las detenciones de las principales personas acusadas se concretaron con los operativos desplegados esta semana por el Departamento Unidad Federal de Investigación Sobre Trata de Personas de la PFA y Gendarmería Nacional. También comenzó a entrevistarse a 69 posibles damnificadas y damnificados de la organización en diversos puntos del país, tarea que lleva adelante el Programa de Nacional de Rescate y Acompañamiento. En la causa sobre los líderes del templo en San Justo se investigan los delitos de trata de personas, reducción a la servidumbre y lavado de dinero, pero también contra la integridad sexual, la identidad y la vida, en el marco de un “plan sistemático”.


Al postular las medidas en un dictamen de octubre en el que ampliaron el objeto procesal, Marquevich y los cotitulares de la PROTEX Marcelo Colombo y Alejandra Mángano señalaron que la secta desplegó “un plan sistemático de captación, explotación laboral y reducción a la servidumbre”. “Cuando los fieles ingresaban a la congregación religiosa Filadelfia, quedaban bajo el dominio exclusivo de las líderes, quienes iniciaban sobre ellos un proceso de persuasión coercitiva, que tenía como finalidad la apropiación de sus voluntades. A través de ese proceso, que comenzaba en muchos casos desde la minoría de edad –éste era el grupo etario predilecto–, los seguidores terminaban creyendo que las líderes se encontraban revestidas de dotes divinidad, circunstancia que les permitía a estas mujeres realizar todo tipo de acciones, muchas de ellas con tintes o ribetes delictivos, sin recibir algún tipo de cuestionamiento”, describieron.


En ese sentido, agregaron que cada una de las personas que conformaban el “núcleo duro” de la organización consentía y aceptaba los fines propuestos, tendientes a someter a personas vulnerables “a todo tipo de aberraciones, con el propósito de obtener réditos económicos”. La síntesis del accionar delictivo del supuesto templo fue graficado por el MPF con esta secuencia: identificación de personas vulnerables; captación; traslado; adoctrinamiento teológico; control incesante de cada actividad que desarrollaban las víctimas; falta de alimentación y de descanso; aplicación de castigos físicos y psíquicos. “Todo lo cual resultó ser terreno fértil y propicio para llevar a cabo los delitos mencionados contra la integridad sexual, la vida y la identidad de los fieles”.


Para la presentación se contó con la colaboración de la Dirección General de Recupero de Activos y Decomiso de Bienes del MPF, en virtud de que se solicitó también una serie de medidas de carácter cautelar patrimonial, ante la posibilidad concreta “de que una eventual sentencia condenatoria resulte ineficaz a los efectos de lograr el decomiso de las cosas que han servido de medio para la comisión del delito y de los bienes que resulten producto o provecho del mismo, como así también para garantizar la pena pecuniaria, especialmente, la reparación económica de las víctimas”.


Dos días antes, el domingo 29 de noviembre, se producía a unos 50 kilómetros de la ciudad de Añatuya un allanamiento y rescate en la finca conocida como “Palo Verde”. La medida había sido requerida el día anterior con carácter de urgente por la Fiscalía Federal Nº2 de Santiago del Estero, a cargo de Indiana Garzón, luego de la notificación de una recibida en la Línea 145 que daba cuenta de una posible situación de explotación laboral.


Tras la comunicación telefónica, representantes del Programa de Nacional de Rescate y Acompañamiento y el Registro Nacional de Trabajadores Rurales y Empleadores (Renatre) hicieron una inspección, en la que encontraron a 32 personas oriundas de localidades como Villa Atamisqui, Fernandez y Yuchan, ninguna registrada formalmente. Una tenía sólo 15 años. Se encontraban en carpas hechas con bolsas plásticas, sin acceso a agua potable ni baños y dormían y cocinaban sobre el piso. La tarea que desarrollaban se conoce como “destroncado”: consiste en sacar, manualmente, troncos y raíces de suelos cuyos árboles fueron talados.


Las personas entrevistadas relataron que fueron llevadas por contratistas que establecían “las condiciones laborales”: de lunes a lunes entre las 6 y las 11 de la mañana, con una pausa por las altas temperaturas, que superan los 45º, y luego de 16 a 19. El informe de la inspección consignó, además, que los empleadores les vendían los alimentos necesarios para subsistir abusando de los precios. En Santiago del Estero había 32 personas en un campo habitando en carpas hechas con bolsas plásticas, sin acceso a agua potable ni baños, y dormían y cocinaban sobre el piso. La fiscalía federal solicitó un allanamiento urgente el sábado, que se concretó al día siguiente.


Desde el inicio la fiscalía federal –a través de su Área de Investigación y Litigación Sobre Trata de Personas, a cargo de Andrea Ledesma Piga– actuó coordinadamente junto a la PROTEX. Tras encuadrar los hechos como posiblemente constitutivos de traslado y acogimiento con fines de explotación laboral, el MPF instó el pasado 28 de noviembre a la realización del allanamiento y rescate de las víctimas, concretados al día siguiente.


Para ello se postuló la intervención, además de los mencionados Programa Nacional y Renatre, de la Delegación de Santiago del Estero del Comité Ejecutivo de Lucha en contra de la Trata y Explotación de Personas y para la protección y asistencia a sus víctimas, y de la Subsecretaría de Niñez, Adolescencia y Familia provincial por la presencia en el lugar de un adolescente. Asimismo, la fiscalía que encabeza Garzón requirió, entre otras diligencias, que los organismos de asistencia entrevisten a las víctimas e informen “sobre su situación de vulnerabilidad, aporten los datos y direcciones necesarias para que oportunamente –y si estiman que están en condiciones– brinden las correspondientes declaraciones testimoniales”.


La importancia de la “Fiesta del Señor”


La denominada Fiesta del Señor era una celebración anual. Generalmente se hacía la primera semana de enero. Los fieles llegaban al templo de La Matanza desde distintos puntos de la Argentina e incluso desde países limítrofes. Pasaban las horas entre danzas y cantos hasta que aparecía en escena ella, Eva Petrona Pereyra, conocida como Tía Eva. La mujer, como si estuviera poseída, decía hablar en nombre de Dios y lanzaba a los fieles el mensaje místico: había llegado la hora de desprenderse de lo más preciado, las propiedades y los hijos. En ese momento nadie podía mirarla a los ojos, por respeto y como muestra de sumisión. Era ella la elegida de transmitir la palabra y el mensaje divinos, tal como informa Gabriel di Nicola en La Nación.


Como informó La Nación en mayo del año pasado, la investigación sobre el Templo Evangélico Filadelfia había comenzado en la Ayudantía Fiscal de Delitos conexos a la Trata de Personas, Pornografía Infantil y Grooming del Departamento Judicial de La Matanza y en ese momento fueron detenidos 26 sospechosos, entre ellos la Tía Eva, que recibió el beneficio del arresto domiciliario. En los procedimientos de hace 18 meses se liberaron a 45 víctimas de la organización criminal. Se secuestraron, además, 1.000.000 de pesos y 40.000 dólares.


La organización tenía dos panaderías en las que obligaban a trabajar a sus fieles, que después tenía que salir a recorrer las calles para vender la mercadería. La investigación había comenzado a finales de 2018, cuando una víctima que había logrado escaparse de ese infierno hizo una denuncia en la Ayudantía Fiscal de Delitos conexos a la Trata de Personas, Pornografía Infantil y Grooming de La Matanza, a cargo de Lorena Pecorelli. “Mientras vendía en la calle el pan y las galletitas que la organización le obligaba a elaborar, la víctima conoció a un joven que la incentivó a hacer la denuncia”, sostuvo una fuente del caso.


La investigación continuó y pasó al fuero federal, donde Marquevich y el secretario penal Santiago Moore avanzaron sobre más integrantes de la organización y se enfocaron en perseguir otros posibles delitos. Las víctimas de la organización declararon en Cámara Gesell. “‘El Ungido te va a castigar, Dios te va a castigar, Dios te va a castigar, Dios te va a castigar’, todo el tiempo así... El temor a Dios que te infunden es muy grande, muy grande. Me hicieron mucho daño”, sostuvo M. A. T. en febrero pasado.


“R. C. V. fue una de las víctimas que relató en primera persona sus varios intentos de suicidio mediante la ingesta de fármacos, e incluso explicó cómo pensó en arrojarse desde lo alto de una construcción para acabar con su vida, ello a raíz de los padecimientos que la organización Filadelfia le hizo vivir, que abarcaron desde abusos sexuales, imposición de parejas, falta de alimento, de descanso, de educación; incluso pretendieron usurpar la propiedad en la que vive y hasta introdujeron a su hijo dentro de la organización”, sostuvieron los fiscales en el dictamen donde pidieron detenciones y allanamientos.


Un joven sí se quitó la vida. Se ahorcó y ahora el caso es investigado como instigación al suicidio. Sucedió en un campo de Balcarce, donde el muchacho, después de contar que era homosexual, fue hostigado frente a los demás fieles del Templo Evangélico Filadelfia y fue obligado a pesarse desnudó frente a todos al grito de “Dios me dio un pene”, según reconstruyeron a La Nación fuentes judiciales.


Se sospecha que la organización, que funciona desde fines de los años 70, se alzó con una fortuna a lo largo del tiempo. El dinero de la actividad criminal lo habrían invertido en campos y propiedades en distintos puntos del país, como Mar del Plata, y un lote y una casa en un club de campo de San Miguel del Monte. En una conferencia de prensa, la ministra de Seguridad de la Nación, Sabina Frederic, dijo: “Esto es nuestra gestión: reforzar la investigación y el análisis criminal e ir hacia el desbaratamiento de grandes organizaciones para no dejar que este tipo de delitos se sigan cometiendo en la Argentina”.


Frederic estuvo acompañada por el secretario de Seguridad y Política Criminal, Eduardo Villalba; el subsecretario de Intervención Federal, Luis Morales; el jefe y subjefe de PFA, comisario general Juan Carlos Hernández y comisario general Osvaldo Mato, respectivamente; el jefe de la Superintendencia Federal de Intervención Territorial, comisario mayor Pablo Moreno; el superintendente de Investigaciones Federales, comisario mayor Gustavo Acero, y el jefe del Departamento Unidad de Investigación de Trata de Personas, comisario Dardo Castro.


“Estamos muy satisfechos y vamos a redoblar los esfuerzos en este tipo de investigaciones para desbaratar el delito complejo. Quiero remarcar el trabajo en conjunto entre el personal de las fuerzas, funcionarios del Ministerio y autoridades judiciales, que permitió una investigación que seguramente tendrá mucha tela para cortar”, dijo Villalba.


Años de castigos y abusos


Eva Petrona Pereyra no parecía nada amenazante cuando la fiscal general de La Matanza Patricia Ochoa ordenó que la arresten en mayo de 2019, una mujer de San Justo de 74 años en ese entonces, sentada frente a la mesa de su casa en la calle Centenera al 3700, su domicilio fiscal. Tal como recuerda Federico Fahsbender en Infobae, Eva Petrona se había registrado en la AFIP como supuesta panadera, para hacer pan, pero ella no hacía pan. Su casa donde la Policía Bonaerense arrestaba tampoco era una casa: era literalmente un templo, Templo Filadelfia, se llamaba, inscripto en Registro de Culto de la Nación.


Durante más de 40 años, Eva Petrona se había anunciado a sí misma como una profeta, una “sierva de Dios” para despojar a sus fieles de sus bienes y convertirlos en esclavos, para obligarlos, precisamente, a vender pan. Su captación podía comenzar mientras eran menores de edad, el Templo Filadelfia los prefería literalmente jóvenes según pudo descubrir la Justicia: el dominio de presión y coerción podía durar décadas.


Eva, para no tener tarjetas de crédito o cuentas bancarias a su nombre, vivía en cierto lujo. Había comprado una casa en el country La Bequerencia de San Miguel del Monte, con establos para equitación y un campo de golf, por un precio de medio millón de dólares. Sus víctimas que declararon en la Justicia hablaron de una teología forme, retorcida, una versión cristiana del tormento absoluto centrado en el Antiguo Testamento, con matrimonios forzados entre fieles tras supuestas visiones divinas de Eva, “La Tía” para sus seguidores. El culto tenía un campo en las afueras de Miramar llamado El Descanso, una ironía para un lugar supuestamente diseñado para castigar y reprogramar a seguidores rebeldes con golpizas y privaciones, humillados bajo azotes y un régimen de hambre. De vuelta en el templo de Centenera la vida no era mucho mejor. Una fiel convertida en víctima habló sobre su dieta: mate y torta frita, una vez al día.


Otra víctima, un varón, declaró: “En el templo de Centenera se hacían reuniones de al menos veinte hombres una vez por semana. Se apagaban las luces. Se ponía música de Alabanza. En ese momento Eva decía: ‘El hombre a lo largo de la historia bíblica pegó contra Dios con mujeres por su fuerza viril natural’. Todos debíamos danzar y cuando el Espíritu Santo se ponía dentro de Eva empezaba a rozar el cuerpo de todos hasta que nos hacía eyacular. Nos explicaba que de esta manera nuestra fuerza viril estaba disminuida. Lo llamaba a esto ‘castración espiritual’”.


Los allanamientos llegaron hasta Bahía Blanca en aquel entonces. Allí, en otra sucursal del Templo Filadelfia, un hombre de 30 años fue encontrado semidesnudo llorando en el piso, abrazado a una Biblia que no se atrevía a soltar. Los delitos imputados fueron varios: lavado de dinero, reducción contra la servidumbre, delitos contra la identidad sexual. Había dos otras líderes: Divina Luz Pereyra, hermana de Eva, junto a Adriana del Valle Carranza. Ambas fallecieron.


En la operación actual se cree que las operaciones del Templo Filadelfia llegan incluso a Paraguay y Brasil. El jefe de la panadería de Bahía Blanca de la secta ubicada en la calle El Resero, un particular foco de explotación laboral, fue señalado como el presunto jefe de la rama brasileña del Templo Filadelfia, con casi 40 años de pertenencia en el culto y su mujer hoy presa en la causa.


Según una fuente clave del caso, Eva supuestamente continuó operando en la cárcel. Hoy, con 76 años, goza de prisión domiciliaria con una serie de restricciones. Siete individuos fueron identificados como el núcleo duro según la investigación que apunta a una organización altamente compleja con delitos considerados permanentes. Dos víctimas relataron abusos sexuales ocurridos durante los años 1980 y 1988. La imputación final, entre nuevas y viejas violaciones a la ley, puede ser larga.


Otras acusaciones graves


Se suma, por otra parte, otra acusación barbárica en la nueva imputación de Marquevich y la PROTEX: tres supuestos apropiaciones de menores que, pese a ser hijos biológicos de otros miembros de la congregación, habrían sido inscritos como hijos de Divina Luz Pereyra y Adriana del Valle Carranza, de acuerdo con documentos del expediente a los que accedió Infobae.


Una víctima en particular denunció haber sido violada por Osmar Carranza, padre de Adriana del Valle Carranza y que producto de esas violaciones nacieron tres niños. Dos de ellos, nacidos en 1980 y 1982, fueron despojados de su madre biológica, inscritos e inclusive criados por Divina Luz Pereyra y Adriana del Valle Carranza como hijos propios. Uno de ellos, insólitamente, está detenido hoy como cómplice de la secta. Hay, por otra parte, una muerte en las manos del Templo Filadelfia. La nueva acusación apunta directamente a Eva Petrona, a “La Tía”.


Ocurrió, supuestamente, entre los años 2006 y 2008, un intento de reprogramación, por así decirlo. “Jony” era un joven miembro del culto. “Jony” también era homosexual. Los testimonios revelan cómo fue llevado al campo de tormentos de la secta para recibir baldes de agua helada, ser rapado a la fuerza, golpeado y hostigado. “Jony”, finalmente, se habría quitado la vida en el campo. Eva Petrona fue considerada la líder y promotora de ese hostigamiento.


Así, el fiscal Marquevich ordenó ampliaciones de indagatorias, pidió nuevos arrestos. Los operativos continuaban a mediados de la mañana de hoy. Marquevich, por otra parte, pidió una medida clave al Juzgado Federal N°3 de Morón que supervisa la causa para derribar administrativamente al Templo Filadelfia, una hidra religiosa con un sorprendente poder de regeneración: que después de cuatro décadas, finalmente sea eliminado del Registro de Culto, donde se encuentra inscrito desde 1981.

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