Aún hay muchos católicos que creen en esto y que inclusive buscan en televisión los programas de astrólogos y "adivinos"
Sin duda, alguna vez te topaste con alguien que le preguntó a un católico miembro de un grupo de la iglesia: oye, ¿y tú de qué signo eres? y el como buen católico inocente le contestó: "Aries". ¡Pues si! aunque no lo creas, aún hay muchos católicos que creen en esto y que inclusive buscan por todos los canales de televisión los programas en los cuales ponen en bandeja de plata toda esta "información", y que de paso dan consejos, hechizos, números y colores de la suerte y hasta la compatibilidad con otros signos. Y lo peor de todo es que estos hermanos católicos bien intencionados, pero con poca formación, lo creen y le dan más importancia que a cualquier otra cosa.
La verdad es que no es culpa de ellos; a veces es la falta de información y la grandiosa campaña de confusión que los medios de comunicación y aquellos que dan esta información llevan a cabo. ¿Cuántas veces no has visto a las astrólogas dando el horóscopo con una imagen de la Virgen María atrás, de escenografía? ¿o a las que dicen los hechizos bendiciendo estos "en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo? ¿o bien pidiéndole a "Dios" que le permita llevar a cabo algún hechizo y tener alguna visión o revelación del futuro? La verdad es que todo esto confunde a muchos hermanos, y más si no se tienen bases fuertes en las creencias que forman parte de nuestra fe.
La verdad es que la consulta a los horóscopos es una forma de adivinación, y va en contra del Primer Mandamiento según lo indica el Catecismo de la Iglesia Católica:
(2116) Todas las formas de adivinación deben rechazarse: el recurso a Satán o a los demonios, la evocación de los muertos, y otras prácticas que equivocadamente se supone “desvelan” el porvenir (cf Dt 18, 10; Jr 29, 8). La consulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia, la interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a “mediums” encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos. Están en contradicción con el honor y el respeto, mezclados de temor amoroso, que debemos solamente a Dios.
Los cristianos tenemos un signo: La santa cruz. Una vez hemos entregado la vida al Señor no podemos seguir confiando en el signo del zodíaco sin ofender a Dios.
Pero, te preguntarás, ¿qué de malo tiene leerlo por curiosidad? Te diría entonces que, si lo leemos es porque hay algún interés. Sería tonto leer algo sabiendo que es puro engaño. Además de dar un mal testimonio, nos roba un tiempo que se le quita a otras cosas de valor, como la oración. ¿Cómo vamos a darle nuestro interés a una práctica que suplanta con mentiras a la Providencia Divina?, sería restarle nuestra confianza a Dios, ¿no creen?
No sé ustedes hermanos, pero de poner mi confianza en un montón de estrellas e inventos de una persona, a ponerla en Dios que fue el que me creó, y al que en verdad le importo e intereso, pues prefiero quedarme con mi confianza en Dios.
Te invito a que pongas tú también tu confianza solo en Él, así que la próxima vez que alguien te pregunte: "¿oye, y tú que signo eres?" dile: "mi signo es la Santa Cruz"
¡Dios te Bendiga!
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