En numerosas oportunidades nos hemos referido al fútbol de nuestros días como una pseudo-religión neo-pagana, en donde se exaltan al fútbol y a los futbolistas al punto de hacerlos parecer los semi-dioses del Olimpo. En estos días, esta pseudo-religión ha dado un paso más, al colocar a Diego Armando Maradona -en su tiempo, el mejor jugador del mundo- en el papel de Dios, en una patética propaganda mexicana.
Volvemos a reiterar que nada tenemos con respecto al fútbol en sí y tampoco contra los futbolistas en cuanto tales, pero sí nos oponemos radicalmente al fútbol moderno, tal como se lo presenta hoy, como un sustituto neo-pagano de la religión, que aparta a los hombres del culto y adoración del Hombre-Dios Jesucristo, para entronizar un ídolo con pies de barro, el propio hombre.
Ofrecemos la propaganda, de pésimo gusto y peor realización aún, para que ustedes mismos comprueben lo que afirmamos.
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