"La humanidad no encontrará la paz hasta que no vuelva con confianza a mi Misericordia" (Jesús a Sor Faustina)

viernes, 29 de noviembre de 2013

Víctima de la secta de Osho


Víctima de la secta de Osho




En los años setenta por voluntad de sus padres entraron a formar parte de sectas religiosas peligrosas que les privaron de tener una infancia y un desarrollo normal. Ahora, en plena madurez, Maroesja ha empuñado la cámara y se ha atrevido a reconstruir lo que fue su infancia y su adolescencia. Este es un documental muy personal, en el que Maroesja por primera vez se enfrenta a su madre y le pregunta qué hizo con su vida. Buena parte de sus primeros años los pasó, mucho tiempo alejada de su madre, entre la India, la comuna de ímsterdam en la que viví­an unos 240 "sannyasines" y una comuna infantil de Gran Bretaña, donde trabajaba muchas horas al dí­a. Rajneesh Chandra Mohan, también conocido como Bhagwan Shree Rajneesh y como Osho, fue un gurú con gran predicamento entre ciertos grupos occidentales en los años 70 y 80. Fue considerado por muchos de sus seguidores como un dios. Nacido en el seno de una modesta familia de India, Rajneesh cambió su nombre por el de Bhagwan (dios) e inició un movimiento supuestamente renovador de la humanidad, pero que se limitaba a utilizar terapias de choque para lavar los cerebros de sus seguidores y conseguir que trabajaran para él, además de predicar una promiscuidad sexual que era fomentada también entre los niños. Llegó a amasar una inmensa fortuna, gracias a la cual se dice que disponí­a de tres docenas de Rolls Royce y varios aviones privados para su uso personal. Cuando Bhagwan es expulsado de la India, se traslada a Estados Unidos. Maroesja y Lietje le siguen. En Oregón el gurú formó la comuna más grande del mundo, que según Bhagwan habí­a de ser "un campo de energí­a, una fuerza magnética, que serí­a la esperanza, el futuro y el destino de la humanidad entera". Ahora Maroesja echa en cara a su madre la dejación de sus responsabilidades sobre ella, lo que la dejó en manos de los dirigentes de la secta. Su infancia y se adolescencia estuvieron lejos de ser normales: fue privada de la proximidad de su madre, de cualquier acceso a formación y a información, tuvo que cumplir todos los caprichos del gurú, trabajar hasta la extenuación y mantener relaciones sexuales con cualquiera que se lo pidiera.

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