HECHICERÍA
Ejercer un maleficio sobre alguien por medio de prácticas supersticiosas o invocación al poder de espíritus o dioses.
Magia y hechicería: acciones por la que “se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo -aunque sea para procurar la salud-, son gravemente contrarias a la virtud de la religión. Estas prácticas son más condenables aún cuando van acompañadas de una intención de dañar a otro, recurran o no a la intervención de los demonios”. -Catecismo de la Iglesia Católica 2117
La hechicería es practicada por algunas sectas, como también por personas sin religión específica, nueva era, etc.
Isaías advierte:
Vendrá sobre ti una desgracia que no sabrás conjurar; caerá sobre ti un desastre que no podrás evitar.
Vendrá sobre ti súbitamente una devastación que no sospechas. ¡Quédate, pues, con tus sortilegios
y tus muchas hechicerías con que te fatigas desde tu juventud! ¿Te podrán servir de algo?
¿Acaso harás temblar? Te has cansado de tus planes. Que se presenten, pues, y que te salven
los que describen los cielos, los que observan las estrellas y hacen saber, en cada mes,
lo que te sucederá.
Mira, ellos serán como tamo que el fuego quemará. No librarán sus vidas del poder de las llamas.
No serán brasas para el pan ni llama ante la cual sentarse. Eso serán para ti tus hechiceros por los que te has fatigado desde tu juventud. Cada uno errará por su camino, y no habrá quien te salve. -Isaías 47,11-15
MAGIA
Magia: Arte o ciencia oculta con que se pretende producir, valiéndose de ciertos actos o palabras, o con la intervención de espíritus, genios o demonios, efectos o fenómenos extraordinarios, contrarios a las leyes naturales. -Diccionario de la Lengua Española
La magia, utilizada para ejercer un maleficio, se llama “hechicería“. Pero se debe aclarar que, aunque se pretenda distinguir entre “magia buena“ (blanca) y “magia mala“ (negra), en realidad, todo uso de magia ofende a Dios por ser una forma de idolatría. Por esa razón la magia está condenada por el Primer Mandamiento de Dios.
La magia busca sobrepasar las limitaciones de la naturaleza humana, el orden de la creación establecido por Dios y la autoridad de Dios. La magia pretende obtener poder sobre la creación y sobre la voluntad de otras personas por medio de la manipulación de los sobrenatural. La magia tiene un concepto errado de la autoridad e intenta controlar por medio de poderes ocultos.
No hablamos aquí de la magia en cuanto a un juego de meros trucos, como los que hacía San Juan Bosco para atraer a los jóvenes. En ese caso todos sabían que se trataba de un juego ameno y no se pretendía otra cosa.
-Catecismo de la Iglesia Católica #2117 (Ver también 2110-2116 y 2138).
Todas las prácticas de magia o de hechicería mediante las que se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo -aunque sea para procurar la salud-, son gravemente contrarias a la virtud de la religión. Estas prácticas son más condenables aún cuando van acompañadas de una intención de dañar a otro, recurran o no a la intervención de los demonios. Llevar amuletos es también reprensible. El espiritismo implica con frecuencia prácticas adivinatorias o mágicas. Por eso la Iglesia advierte a los fieles que se guarden de él. El recurso a las medicinas llamadas tradicionales no legítima ni la invocación de las potencias malignas, ni la explotación de la credulidad del prójimo.
AMULETO
Pequeño objeto al que se atribuye el poder de alejar el mal o propiciar el bien. Generalmente la persona lo lleva consigo.
Es distinto del uso cristiano auténtico de medallas, escapularios y otros artículos religiosos. Mientras estos son símbolos de nuestra confianza en Dios y en la Virgen Santísima, a los amuletos, por el contrario, se les atribuye un poder intrínseco o relacionado a poderes ajenos al Dios verdadero.
El Catecismo #2117: “Todas las prácticas de magia o de hechicería mediante las que se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a nuestro servicio y obtener poder sobrenatural sobre el prójimo -aunque sea para procurar la salud-, son gravemente contrarias a la virtud de la religión. Estas prácticas son más condenables aún cuando van acompañadas de una intención de dañar a otro, recurran o no a la intervención de los demonios. Llevar amuletos es también reprensible.
ESPIRITISMO
Práctica oculta por la que se evoca o trata con espíritus. La creencia de que los hombres tienen la facultad de establecer contacto directo con los espíritus. Es una forma de adivinación.
En la antigüedad, los persas, griegos y latinos rendían culto a las almas de los muertos para buscar su ayuda o aplacarlos.
El espiritismo es muy diferente a la loable práctica cristiana de orar por los difuntos, la cual se fundamenta en la doctrina que los que mueren en gracia están siendo purificados en el purgatorio (en ese caso rezamos a Dios por ellos) o están ya en el cielo (entonces pueden interceder por nosotros ante el trono de Dios, pero es Dios quien actúa con su poder infinito. Los santos jamás actúan por su cuenta y nosotros en la tierra no buscamos de ellos sino que intercedan ante Dios para que se haga Su divina voluntad. Dios ha querido esta comunión de la Iglesia militante, purgante y triunfante)
El espiritismo moderno está influenciado por Allan Kardec quien seguía el “nuevo evangelio” (evangelio del espiritismo) y fue acogido con entusiasmo por la masonería francesa.
En 1917, el Santo Oficio emitió una condena absoluta contra la evocación de espíritus, contra el hipnotismo y toda clase de manifestaciones espiritistas.
El Catecismo lo identifica como un pecado contra el Primer Mandamiento. Bajo el encabezamiento “adivinación y magia” el catecismo enseña:
El espiritismo implica con frecuencia prácticas adivinatorias o mágicas. Por eso la Iglesia advierte a los fieles que se guarden de él. El recurso a las medicinas llamadas tradicionales no legitima ni la invocación de las potencias malignas, ni la explotación de la credulidad del prójimo. -Catecismo, #2117
OCULTISMO
La teoría y práctica de invocar a poderes sobrehumanos fuera del reino de Dios, para obtener resultados que van más allá de la capacidad de la mera naturaleza. Entre las prácticas ocultas se encuentran el Satanismo, el fetichismo, las magias blanca y negra, el espiritismo, la teosofía, la adivinación, la brujería, la mal llamada “metafísica” (la verdadera metafísica no esta relacionada con el ocultissmo) y muchas más.
El ocultismo es una seria ofensa a Dios ya que busca un interés fuera de la voluntad divina. Por tanto viola el Primer Mandamiento.
El ocultismo está bajo el poder de demonio, quien tienta con muchas promesas con el fin de atrapar el alma para el infierno. El ocultismo sirve el reino de las tinieblas encabezado por Satanás.
Jesús dijo: “Está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, sólo a él darás culto” (Mt 4, 10).
El ocultismo es muy diferente a recurso que el cristiano hace a los santos y a los ángeles buenos. Estos son súbditos del Reino de Dios y sólamente buscan acercarnos a Dios. Jamás nos ofrecen un favor que no sea la voluntad de Dios. No son, por tanto, una alternativa a Dios como es el caso en el ocultismo, sino al contrario, le sirven y obedecen y buscan que también nosotros lo hagamos.
Si has caído en alguna práctica oculta, arrepiéntete y recurre a la confesión. No temas, Jesucristo te espera.
Fuente: Padre Jordi Rivero para corazones.org
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