"La humanidad no encontrará la paz hasta que no vuelva con confianza a mi Misericordia" (Jesús a Sor Faustina)

viernes, 23 de octubre de 2015

Los “profesionales” del esoterismo reconocen que el 90 % lo hacen para lucrar

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“Los jiennenses también acuden al esoterismo para ‘aclarar’ sus vidas”. Con este titular encabezaba recientemente el español Diario Jaén un artículo firmado por Antonio Pulido Casas en el que muestra la difusión popular del esoterismo en esta localidad.

Tarot, tirada de cartas, “limpieza” de energías negativas, espíritus, sanación o videncia son algunos conceptos que todavía causan cierta desconfianza en la población. El mundo del esoterismo, por las etiquetas de “misterio” y “desconocido” que lo acompañan, suele generar recelo entre las personas, especialmente por la creencia de que existe más negocio que solidaridad en dichas prácticas, que en Jaén también tienen su clientela y que, en ocasiones, producen más malestar que soluciones.

“La aparición en la provincia de este tipo de ‘profesionales’ y de las personas que acuden ha aumentado en un 85%”, aseguran desde la Asociación de Parapsicología e Investigación (API) Inframundo, con sede en Jamilena, sobre el sector esotérico. El colectivo, uno de los primeros jiennenses que se dedican a la divulgación por medio de diversos trabajos de campo, cuenta con doce miembros y organiza congresos de temática paranormal. “Generalmente se trata de personas que tienen un problema grave y creen que está relacionado con algo espiritual, por lo que buscan a gente que practica estas artes. Lo primero que tenemos que dejar claro es que ayudar a los demás no es crear un negocio. De ahí viene la mala fama que existe en torno a este mundo, sobre todo debido al intrusismo”, continúan desde API Inframundo.

En internet se ofertan cursos para tener una “formación” a la hora de entrar en este sector y conocer la “cartomancia”, por ejemplo. “En el ámbito esotérico se conocen casos que buscan el fin lucrativo y se aprovechan de las personas que están necesitadas, cogen la confianza de la persona y pueden desplomarla económicamente. Que la gente confíe en una tirada depende de la sensibilidad que tenga el tarotista y su capacidad para encauzarlo con la persona. Podemos equipararlo a una partida de póquer, a veces te puede salir una buena mano y otras, no”, continúan. En el colectivo se dedican a la investigación de campo de lo paranormal aunque también estudian otras parcelas, como la magia o los hechizos, porque les gusta estar informados e investigar. “En muchos casos, depende de la fe de la persona con la que lo realicen”, aseveran.

Un don... y un negocio

¿Se trata de un don “divino” o algo pragmático, es decir, que se puede aprender? Pedro Ángel Balbín, director de comunicación de API Inframundo, tiene su propia opinión: “Creo que todas las personas somos iguales y que nacemos con los mismos dones. Otra cosa es que haya personas que lo desarrollen. No creo que nadie esté tocado por una mano divina, aunque algunos crean que sí. La clave está en saber potenciarlos. Conforme nos educamos en esta sociedad, se pierden los valores espirituales que tenemos. El don de poder ayudar lo tenemos todos”.

“La fe mueve montañas y es verdad. Si alguien cree en una idea y va a por ella, posiblemente suceda. En la asociación, muchas veces utilizamos un amuleto para protegernos de energías negativas, pero eso también depende de la sugestión de la persona o de lo que te hayan dicho para lo que sirve. El ambiente del esoterismo gira alrededor de la fe”, continúan en el colectivo. Creer o no. Tener fe potencia las consecuencias de estas actuaciones, aunque con cuidado, advierten desde API Inframundo: “Se conocen casos de personas que han llegado a ciertos videntes y tarotistas y que le han transmitido que su pareja le ha sido infiel. Algunas de esas personas han dejado a su pareja porque se lo dijo este ‘profesional’. No creemos que llevar al extremo esas lecturas sea conveniente”.

Por aproximarse un porcentaje, creen que el 90% de las personas que se dedican a ello van a lucrarse. “Cualquier gran sanador o guía espiritual como Jesucristo, Buda o Mahoma, no cobraría. Convierten el esoterismo en un negocio. Y me consta que hay grandes sanadores y yo mismo lo he visto. No lo discuto, pero también hay intrusismo y gente que se considera sin serlo”, añade Balbín.

Ayudar por solidaridad o por negocio. En la diferenciación de estos conceptos se esconde la verdadera naturaleza de los “especialistas esotéricos”. Catalina Pérez Moreno, de 72 años y residente en Mancha Real, admite que tiene un “don del Señor” y que lo utiliza para ayudar a quien acude a ella. En su caso, cura las “culebrillas”, una especie de herpes que provoca dolores. “Digo unas palabras, santiguo la zona afectada, hago unos rezos y con el tiempo, se cura. Es una oración hacia el ‘bicho’ y la Santísima Trinidad. A veces aplico polvos de talco. Viene gente de otros municipios como Jimena, Albanchez o Jaén, pero lo primero a lo que le insto es a acudir al médico, porque es algo delicado. Lo hago desde joven”, asegura Pérez, quien no cobra por ello pero a la que siempre obsequian. “A veces he cobrado, pero yo no quiero nada, porque no vivo de ello”, concluye.

“Me gusta ayudar y cobro por mi tiempo”

Javier Torres acumula años como profesional del esoterismo, a pesar de su corta edad (37). Dice realizar tiradas de cartas, curación de “culebrillas” o “limpieza de negatividad”, entre otras prácticas, y vivir exclusivamente de los ingresos que le proporcionan las consultas que recibe. “Han venido personas de otras provincias como Córdoba, Granada o Valladolid. Es el boca a boca lo que más ayuda en la expansión”, asegura el jiennense, que también admite que algunas personas desconfían en la primera impresión porque lo ven joven.

“En esos casos, lo que hago es hacerle una tirada de cartas general y, a través de lo que interpreto en las cartas, le transmito algunos sucesos de su pasado y su presente, para ‘romper el hielo’ y que, de esta forma, confíe. Entonces, la persona decide si permanecer o irse”, asevera. La mayoría de las atenciones que recibe están relacionadas con el amor y pocas con el trabajo, por lo que su actividad no ha experimentado un cambio significativo en época de crisis.

Es consciente de que existe mucha gente en Jaén que realiza estas prácticas: “Creo, aunque no lo sé, que soy el único hombre en Jaén. Por desgracia, la mayoría son farsantes que se aprovechan de la situación de inestabilidad en la que estamos. Hay quien es bueno y ayuda y otros que no, por eso hay mala percepción de este mundo, porque actúan con maldad y esto perjudica a los demás”. Torres asegura que le gusta ayudar a la gente y que solamente cobra por su tiempo. “No he tenido problema alguno. No cobro lo mismo por cada práctica. En una limpieza necesito materiales y eso lo sufraga el interesado, aunque algunas veces los aporten ellos. Tampoco los vendo. Procuro que la gente se gaste el menor dinero posible porque sé que es una época delicada”, concluye.

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