Silo, predicador gnóstico
Las ideas de transformación simultánea, a nivel personal y social, que el gnóstico mendocino Mario Luis Rodríguez Cobos, más conocido como Silo o “el Mesías de los Andes”, esparció a partir de la década de los 60 entre millones de seguidores en todo el mundo, llegan al cine ahora a través de un documental de Leandro Bartoletti, en el que rescata su obra y su pensamiento humanista frente a las frecuentes críticas y acusaciones de sectarismo, según publica Télam en un artículo positivo hacia el líder sectario argentino.
Para millones en el mundo Silo es reconocido como un pensador revolucionario que impulsó un movimiento espiritual y político que venció las fronteras y se extendió desde Argentina hasta la India, pero para mucho otros -quizás por incomprensión, quizás por envidia política- fue el líder de una secta, un hábil manipulador y demagogo.
Sin embargo, lo que el filme de Bartoletti expone es que, especialmente en la Argentina, Silo sigue siendo un desconocido o un verdadero misterio, y por eso reconstruye cronológicamente su vida y su obra -a través de más de 200 horas de material documental, archivos, fotos y testimonios del propio protagonista- en una narración extensa y minuciosa guiada por las voces en off de los actores Gastón Pauls y Osmar Núñez.
La transformación del “siloísmo”
La película expresa según Bartelotti el camino del creador de "un movimiento que aún hoy está vivo y en marcha, porque mucha gente está buscando un sentido, algo que la Iglesia y las religiones no le dan. Están buscando otros caminos y creo que el 'siloísmo' puede ser una respuesta. Es la posibilidad de un sentido que mucha gente busca".
"La propuesta de Silo es muy simple, una transformación social y personal, una transformación simultánea. Silo proponía que ambas transformaciones debían ir de la mano. Por eso hacía énfasis en la transformación interna y también en la actividad política y la transformación social de la realidad", afirmó el cineasta en relación a los objetivos que Rodríguez Cobos se propuso desde su Mendoza natal.
"Haber dedicado toda una vida para generar eso me resultaba muy interesante. Por eso mismo creo que hoy es el mejor contexto para hablar sobre Silo, porque hoy en día la gente está más abierta para escuchar otras propuestas sin prejuicios, hay una demanda de diversidad de voces y la gente ya no se queda con una sola versión sobre la realidad", destacó Bartelotti.
Si bien venía propagando su espiritualidad humanista y un mensaje de paz y no violencia desde 1962, en plena época de efervescencia revolucionaria y luchas contra el capitalismo, Silo saltó a la fama en 1969 a partir de la edición de su libro La mirada interna (donde proponía "convertir el sinsentido de la vida en sentido y plenitud") y de una conferencia que realizó en Punta de Vaca, en plena montaña, frente a miles de seguidores.
A partir de allí llegaron el retiro en las montañas para escribir y meditar en 1969; una multitudinaria arenga a los pies del Aconcagua proponiendo la superación del sufrimiento; la intensa campaña de propaganda y las persecuciones en su contra; sus investigaciones esotéricas en las islas griegas de Corfú; sus masivas giras por la India; su amistad con Gorbachov; y la creación de una Marcha por la Paz que recorrió el mundo en 2009.
El director del filme, adepto del movimiento
"Yo ingresé en el siloísmo en 2008 aunque nunca pude conocerlo, ingresé con mucha desconfianza porque nunca tuvo mucha difusión ni llegada a los medios, siempre fue un movimiento bastante under. La primera reacción que tuve fue preguntarme: ¿Cómo puede ser que no sabía nada sobre este hombre, uno piensa que conoce la cultura argentina y yo nunca había escuchado hablar de él?", recordó el director.
"Tenía cierta desconfianza y prejuicio, porque pensaba que era un tipo muy personalista. Cuando falleció en 2010 me puse a investigar más a fondo y ahí fue cuando la idea de una película comenzó a tomar forma. La investigación a fondo comenzó en 2012 y a medida que fuimos avanzando todos mis prejuicios iban quedando de lado: me encontré con un tipo muy humilde, modesto y muy querido por todas las personas que lo habían conocido", subrayó Bartelotti.
Para él, Silo "no es un filósofo o pensador al que estamos acostumbrados, sino un hombre muy movedizo, un hombre de acción, cuya virtud se nota en la arenga que hizo en la montaña y en los viajes que hizo por el mundo. Fue dejando semillas en todo el mundo, fundó grupos sociales, culturales, partidos políticos, y creo que es el único argentino que armó un movimiento con estructura mundial".
"Aunque se habla poco de él, y nunca se lo menciona, las pocas veces que se habla de él se preguntan sobre si es el líder de una secta o no. A mi me gustaría que esta película le de un cierre a todo esto y ojalá que se puedan empezar a discutir sus ideas sin prejuicios. Creo que es importante eso, cortar con esas acusaciones infundadas y que la película sirva para que lo conozca la gente que no sabe nada de él", anheló.
Una mirada crítica
Silo, la Leyenda (2014), es un documental de estética telefilm, que narra las desventuras del líder carismático mendocino Mario Luis Rodríguez Cobos, alias Silo. Un dispositivo de propaganda socio-política para vincularnos al avatar argento de Los Andes. La sinopsis oficial del film es propiciatoria: “el secreto mejor guardado de Los Andes será revelado”. Para algunos es un pensador transnacional, para otros un hábil charlatán, líder de una secta, manipulador y demagogo. ¿Con cuál Silo Ud. se queda? ¿Compra alguno? Así comienza el comentario de Gustavo Contarelli publicado en Tribuna de Periodistas.
El presente teorema llama a confusión. Es falacia tomar una parte por el todo. Silo es un referente de la prédica ya vista. Nada nuevo bajo el sol. Un filósofo ecléctico, que utilizó un momento histórico efervescente (los convulsionados 60/70) para su propia empresa económica-social-política. Y vaya si sacó provecho monetario.
El realizador del documental, Leandro Bartoletti (Informe nocturno, 2004), curiosamente es un seguidor de las enseñanzas de Don Silo. Desde la estructura del guión, montaje y narración, la película cumple con los lineamientos de manual del correcto director. El narrador es omnisapiente /presente. Primero la voz over de Gastón Pauls, luego, Osmar Núñez. El dueto pone en autos ofreciendo soportes fotográficos, entrevistas, infografía, archivo; un perfil completo del hombre que luego sería líder del siloísmo, y precursor del movimiento y Partido Humanista.
Silo no estaría muy contento con el resultado cinematográfico obtenido. El guión dispersa no condensa. En su afán de explicarlo todo, termina en clisés. Se pierde entre la persona y el personaje. Así, el profeta mendocino —munido de buena prosa y mejor comunicación popular— su dogma se diluye. La épica siloista es guardada veinte / treinta minutos, luego redunda.
Hora y media de relato sincopado, borra dramaturgia y punch a la historia. Imposible sostenerla en el tiempo. El momento culmen del film se valora en la prédica política del líder, su rebeldía ante las injusticias y las guerras. No obstante, Silo - hijo de un enólogo que llegó a presidente de Bodegas Giol -, cumple con “el viejo truco” de liturgias de multitudes. Claro está, con el estómago lleno y dinero en el banco, ¿es más fácil salvar a la especie humana del apocalipsis?
Bartoletti sostuvo ante la prensa “lo más importante es que se hable de Silo y de sus ideas”. Esa hipótesis es la que tendría que haber trabajado mejor. De las ideas muy poco, símil cualquier gurú tercermundista: ambiguas, no conceptualizan. Alejado del realismo naturalista, queda muy poca dramaturgia. Merced a la partitura musical empática de Miguel Gomiz, la historia apuntala al relato que eclipsa. Música y fotografía son intervenciones que aplican.
Sobre el gurú que bregó por el director montó un entramado de entrevistas —la mayoría condescendientes del productor/bodeguero—, entre las cuales se destacan: Mónica en "Telenoche”, y Guerrero Marthineitz. Rescato sin embargo dos posiciones antagónicas: Alejandro Agostinelli, que tildó de incomprendido y positivo el accionar de Silo, versus el periodista Christian Sanz (director de Tribuna de Periodistas), que explicó las andanzas del pícaro Silo, sobre las denuncias penales en contra; su ambición de poder, a partir de la secta que fundó. ¡Pido permiso! Addéndum de autor. Silo y su producción intelectual, al menos dio algo positivo: El Turismo Rural en Mendoza, su santuario de Punta de Vacas, moviliza la economía regional. La gente pasea y se divierte al aire libre. ¡Entertainment & Business!
La vida es como el cine. “El sabio de Los Andes”, “el negro”, como llamaban a Silo, supo alegrar la experiencia de los suyos. ¿Quién va a estar en contra de la paz universal? Aunque lo solicite un fabulador de sincretismos: zen, budismo, cristianismo esotérico, psicología transpersonal, energía psicotrónica (¿?) y supuestos fenómenos paranormales. Al menos, su legado histriónico fue legítimo. Silo, un predicador pasión de multitudes. Toda la impronta del mesías clásico: discurso ambiguo, redentor de la condición humana.
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