"La humanidad no encontrará la paz hasta que no vuelva con confianza a mi Misericordia" (Jesús a Sor Faustina)

viernes, 23 de octubre de 2015

España: la policía desarticula una red de explotación de mujeres que utilizaba “vudú-yuyu”


La organización criminal y sectaria practicaba el ritual pagano y demoníaco 
llamado "vudú-yuyu"


Agentes del Cuerpo Nacional de Policía de España han desarticulado a comienzos de octubre una organización criminal formada por ciudadanos nigerianos afincados en la Comunidad Valenciana que se dedicaban, al menos desde 2008, a la explotación sexual de mujeres de su misma nacionalidad en varias provincias españolas. Según informa la Policía en un comunicado, del que se hace eco la agencia Efe, los detenidos captaban a las víctimas en su país de origen, ofreciéndoles falsos empleos en distintos países europeos con los que conseguir un futuro mejor tanto para ellas como para sus familiares en Nigeria.

Una vez convencidas, las víctimas eran sometidas a complejos rituales de "vudú-yuyu", aprovechándose de sus profundas creencias, con la finalidad de comprobar su supuesta idoneidad y de conseguir la total subyugación a la organización. La investigación comenzó cuando los agentes detectaron la existencia de un grupo de ciudadanos de nacionalidad nigeriana que se encontraban afincados en la Comunidad.

Se averiguó que este grupo operaba en España desde al menos 2008 y su actividad delictiva se expandía por varias provincias, contando incluso con infraestructura en barrios periféricos de Madrid, donde disponían de varios pisos para dotar a las chicas de un primer alojamiento a su llegada a territorio español. La organización siempre seguía el mismo "modus operandi", captando a mujeres en su país de origen bajo falsas promesas de trabajo en Europa y una mejor calidad de vida.

Para comprobar la supuesta idoneidad de las candidatas, se celebraba un ritual pseudorreligioso, conocido como "vudú-yuyu", para asegurarse su sometimiento. Los miembros del grupo se aprovechaban de las profundas creencias que las víctimas tenían en la eficacia de estos ritos y de esta forma la organización conseguía que juraran que pagarían íntegramente la deuda exigida, que no denunciarían nada de lo que ocurriese a las autoridades y que no tratarían de escapar de los dominios de la organización.

Finalizado el ritual y antes de ser trasladadas a Europa por vía aérea, se les facilitaba un alojamiento en el domicilio de la madre de uno de los integrantes de la organización. Para hacer el viaje con éxito uno de los componentes de la organización, el conocido como "Guide-Man", les facilitaba un pasaporte nigeriano con residencia en un país de la Unión Europea. Según la Policía, esta persona sería también quien se encargaría de obligar a las víctimas a prostituirse en diferentes provincias de España.

A raíz de la investigación policial se logró localizar y detener a los tres miembros principales de este entramado y desarticular completamente la organización. La operación ha sido llevada a cabo por agentes de la Brigada Central Contra la Trata de Seres Humanos de la Comisaría General de Extranjería y Fronteras y la Unidad Contra Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales de Valencia.

Esta operación se enmarca dentro del Plan de la Policía Nacional contra la Trata de Seres Humanos con Fines de Explotación Sexual, puesto en marcha en 2013, y que dio lugar a la creación de la Brigada Central contra la Trata de Seres Humanos, adscrita a la Comisaría General de Extranjería y Fronteras del Cuerpo Nacional de Policía.

Lo peculiar del «yuyu vudú»

El vudú ha sido sustituido por el «yuyu vudú», explica el diario ABC. Es el ritual que emplean las mafias nigerianas que trafican con mujeres con fines de explotación sexual y que está en boga. Además de ser captadas en su país de origen con falsas promesas de trabajo y ritos tribales para ser finalmente prostituidas y de tomar muestras de sus uñas o de su vello púbico, como hacían con el vudú, ahora añaden el sacrificio de animales que depositan delante de los ídolos de los templos sagrados.

Todo ello es custodiado por los proxenetas como garantía para que cumplan con sus exigencias. De lo contrario, es decir, si rompen el vínculo que han creado, en el que las jóvenes ellas creen a pies juntillas, tanto sus vidas como las de sus familias corren grave peligro.

Es un lazo tribal mágico que las une a las mafias que las someten. Lo que sucede es que ellas, en un principio, no saben qué futuro les espera en España. Cuando lo conocen, es demasiado tarde. Entonces, los traficantes les exigen el dinero que han pagado por traerlas a España, una deuda desorbitada que puede rondar entre los 50.000 o los 60.000 euros y ellas, atemorizadas, aceptan la subordinación y las vejaciones a las que son sometidas.

En ocasiones, utilizan botellas de plástico en las que dentro está el compromiso que las une «de por vida» a sus proxenetas. Estas suelen contener arena o cenizas que son guardadas por los miembros de la organización para recordarles ese contrato, que a veces figura por escrito. Otras veces, realizan magia negra. Todas esas prácticas, vinculadas a sus creencias ancestrales, hacen que las mujeres, muchas de ellas menores de edad, sobrevivan aterradas.

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