¿Quién
fue Marilyn Ferguson? Una de las más conspicuas representantes y propagandistas de la secta
luciferina llamada “Nueva Era”, “New Age” o “Conspiración de Acuario”. Acerca de
ella, dice así Wikipedia: “Marilyn Ferguson (nacida en 1938, y fallecida en
2008) es una escritora y poetisa de los EE. UU., autora del libro best-seller
La Conspiración de Acuario, uno de los textos claves para comprender la denominada
Nueva Era (en inglés New Age). Su libro fue publicado en los años 80, vendió
más de un millón de copias y ha sido traducido a unos diez idiomas. (…) Nos
hallaríamos ante el inicio de una nueva época (la de Acuario) que supone una
sensibilidad diferente de la que ha predominado hasta hoy (era de Piscis), más
belicosa, delimitativa, institucionalizada y racionalista (Farías, 2004). La
New Age hunde sus raíces en el intento de encontrar puntos de contacto entre
ciencia y religión, entre la razón y la magia, entre Oriente y Occidente. Se
pretende crear un nuevo paradigma. Se trata de una huida de lo tradicional
hacia lo alternativo. Una de las principales divulgadoras del pensamiento New
Age, Marilyn Ferguson en el que seguramente es su libro más famoso, “La
conspiración de Acuario” (Ferguson, 1985), habla de las principales
psico-técnicas que hay que emplear para alcanzar la transformación de la
conciencia, entre ellas incluye: la hipnosis, la meditación, grupos de ayuda,
técnicas de biofeedback, técnicas chamánicas, seminarios para el desarrollo del
potencial humano, la teosofía, terapias corporales, bioenergética, disciplinas
orientales, etc”. Hasta aquí Wikipedia.
Según
Ferguson, para que se de esta transformación de la conciencia, habría que
recorrer 4 etapas:
-Habría
un despertar que se produciría en un momento determinado por un estímulo
adecuado, como ver una película, leer un libro, tener una alucinación producida
por una droga, por la recitación de un mantra, etc.
-Luego,
gracias a técnicas cono el zen, el yoga, la bionenergética, etc. llegará el
momento de explorar el cuerpo y la mente. De esta exploración resultaría la
integración y “unificación de las energías”.
-La
integración de las energías suele traer consigo el “encuentro con ángeles”,
realizar un “viaje astral” en donde se percibe la “memoria del Universo”, donde
se llega a tener un conocimiento superior que no está limitado por el espacio y
el tiempo, donde uno es capaz de realizar lo que desee con solo pensarlo. Una
vez culminada la etapa de integración con el todo, donde todo es Dios, y por lo
tanto “yo soy” Dios, se pasa a la cuarta etapa.
-Llega
la conspiración, donde se irradia el estado de alcanzado hacia todo lo que le
rodea, hasta conseguir la transformación que él ha experimentado.
Llegados
a este punto, hay que aclarar qué es lo que en la New Age se entiende por “Dios”, puesto que nada tiene que ver con
el concepto cristiano de Dios entendido como ser personal (Dios es Uno y Trino:
uno en naturaleza y Trino en Personas).
Para
la Nueva Era, Dios sería la “Energía” que en un momento determinado descendió
sobre Jesucristo, Buda, Mahoma, y más cerca en la historia sobre el Conde Saint
Germain. Los acuarianos interpretan la crucifixión, resurrección y ascensión de
Jesucristo dentro de un contexto esotérico, como un símbolo de la liberación de
la Energía crística y su difusión a modo de gas vivificador del cielo nuevo y
la tierra nueva, manifestación esta que se manifestará en todo su esplendor
cuando ocurra el advenimiento de la “Nueva Era” o “Era de Acuario”. Mientras
que el Cristo interior en inmanente a cada uno es la “chispa” interior,
desprendida de la Energía o Cristo cósmico. Cualquiera puede llegar a ser
“Cristo”, para ello hay que recurrir a las técnicas New Age y sobretodo provocar estados alterados de conciencia
(trances místicos, fenómenos de channeling,
etc.) al mismo tiempo que hay que conectarse con la ecología, conducto de la
Energía cósmica. (Guerra Gómez, 1998).
A
partir de la práctica del “channeling” (canalismo), se puede invocar la
asistencia de los llamados “Maestros Ascendidos” o “Avatares”, estos verdaderos
guías de la humanidad le dictarían en la conciencia a las personas sobre qué
hacer, sentir, pensar, de manera que cada uno invocando a su Maestro Ascendido
de turno, puede llegar a justificar cualquier decisión por irracional que
parezca. “Estos “maestros ascendidos”, avatares, son hermanados y yuxtapuestos
unos a otros en una perpleja y solidaria enumeración: Henoc, Elías, Moisés,
Paracelso, El Morya, Noé, Mahachohan, Pitágoras, Confucio, Jesús de Nazareth,
Hermes Trismegisto, Elohim, Buda, Nichiren, Mahoma, Krishna, Melquisedec,
Maitreya, El Rey Arturo, Minerva, Nabucodonosor, Serapis Bei, Lady Rowena, San Juan
Bautista, Eliphas Lévi, Sanat Kumara, El Arcángel Miguel, M. Eckhart, Nanak,
Francis Bacon, La Virgen de Fátima, El Conde de Saint Germain... y también
algún E.T. Todos ellos serían manifestaciones del único ‘Cristo cósmico’”
(Pastorino, 2004).
¿Qué crítica podríamos hacer
nosotros, desde el punto de vista católico, acerca de Marilyn Ferguson y su “Conspiración
de Acuario”?
En
realidad, la “Conspiración de Acuario” propiciada por Marilyn Ferguson, no es
otra cosa que la antigua tentación con la que la Serpiente Antigua hiciera caer
a los primeros padres, Adán y Eva: es la pretensión gnóstica de “ser como
dioses”, es decir, la irracional pretensión de ser el hombre no una creatura de
Dios, sino ser él mismo su propio dios.
Marilyn
Ferguson descarta de plano todo recurso a la gracia sacramental como fuente de
la divinización del hombre y niega radicalmente la necesidad de redención del
hombre por parte de una “divinidad ad extra”, como sucede en el cristianismo,
en el que la humanidad es perdonada, rescatada y adoptada como hija de Dios por
medio del sacrificio en Cruz de Jesús, sacrificio cuyo valor redentor se
actualiza cada vez en los sacramentos de la Iglesia Católica.
Para
la gnóstica Marilyn, nada de esto tiene valor ni sentido, porque su herejía no
le permite salir de las tinieblas gnósticas en las que su mente, su alma y su
corazón están envueltos. Así, para Ferguson, el hombre debe “descubrir” el “nuevo
pensamiento”, que le abrirá el camino hacia el “nuevo paradigma de
espiritualidad” –mezcla bizarra de no menos bizarras religiones, teorías,
dogmas, creencias, tanto occidentales como orientales-, en el que recibirá las “enseñanzas”
–en realidad, viejas fórmulas mágicas, esotéricas, ocultistas y satanistas- de
los “maestros ascendidos” –que otra cosa no son sino demonios-, los cuales lo
conducirán a la “iluminación interior”, que consiste en descubrir que el alma
humana es, más que una “chispa de la divinidad”, la divinidad misma.
En
definitiva, Marilyn Ferguson repite el pecado de los primeros padres: hace
oídos sordos a la Voz de Dios, Revelada en Jesucristo, y presta en cambio oídos
a la Antigua Serpiente, creyendo a pie juntillas su mentira, la mentira
absoluta de que el hombre es su propio dios, y así se interna en la siniestra
oscuridad del gnosticismo para, desde las tinieblas, “conspirar” desde la Nueva
Era contra la Era cristiana, la Era de Piscis.
Lo que no advirtió Marilyn
Ferguson –esperamos que lo haya advertido antes de que haya sido demasiado
tarde- es que “conspirar”, como ella misma dice, significa “respirar juntos”,
pero sucede que, en las tinieblas, quienes respiran, son los ángeles caídos y
las almas condenadas.
La “respiración conjunta” de la “Conspiración de Acuario”
significa, por lo tanto, respirar junto a demonios y almas condenadas. ¿Se
habrá dado cuenta a tiempo Marilyn, de quiénes eran sus compañeros de “conspiración
acuariana”?
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