“La consulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia, la interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a ‘mediums’, encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos. Están en contradicción con el honor y el respeto, mezclados de temor amoroso, que debemos solamente a Dios” (CEC 2116).
“Las prácticas que abren las puertas al demonio”, fue el tema de la última de tres conferencias dictadas por el P. Rogelio Alcántara, director de la Comisión para la Doctrina de la Fe de la Arquidiócesis de México, con el objetivo de orientar y aclarar a los fieles todo tipo de dudas sobre la existencia y el actuar del demonio y “el más allá”.
Al referirse a las maneras en que las personas pueden abrir las puertas al demonio, explicó que una de ellas es cuando se dejan arrastrar por deseos desordenados y tratan de alcanzarlos con actos inmorales, llegando a corromperse moralmente para obtener poder, placer o cosas materiales, sin importar que hagan trampas, pisotear a otros, mentir y cometer cualquier clase de deshonestidad para lograrlo, es decir, que “me dejo vencer por los enemigos del alma, me atrapa el pecado y valoro más lo de este mundo que la salvación eterna”.
También se abren puertas cuando se buscan “poderes sobrehumanos”, ser “diferente”. Aclaró que todos los fines y medios que se utilizan para situaciones como obtener poderes curativos, vencer las leyes de la materia, conocer el pasado o futuro o influir en la vida de otro, “es abrir las puertas al demonio. Es como si le dijéramos a Dios que no aceptamos la manera en que ha creado la naturaleza, que le vamos a enmendar la plana, y eso es un pecado grave de soberbia”.
Otra manera –dijo– es el pretender lograr un bien legítimo por medios no naturales. Desear “la armonía personal, laborar, escolar o familiar; salud psicológica o física; dinero para pagar tus necesidades básicas, o cosas superfluas; amor y felicidad, es algo legítimo, pero si se quiere alcanzar sin esfuerzo, sin ejercicio arduo de virtudes, o se acude a esos medios por ignorancia, por falta de fe, de esperanza o por desesperación, se pueden abrir las puertas al demonio”.
De igual forma, se da entrada al maligno cuando la persona se deja arrastrar por las “horrendas artes”, esto a través de la música, la danza, escultura, literatura, cine, decorados, artes gráficas, juegos o fiestas, donde el protagonista es el demonio y sus obras.
En conclusión, la “apertura de puertas” se da voluntariamente, aunque puede ser por ignorancia, “porque el demonio nunca dirá, ‘a este lo voy a respetar, pobrecito, no sabía en lo que se metía’, los demonios son los seres más irrespetuosos que puedan existir”, apuntó el P. Alcántara.
Explicó que una vez abiertas las puertas, el demonio actuará de modo ordinario: debilitando la vida espiritual de relación con Dios, convenciendo a la persona para que deje de rezar, de ir a Misa, de frecuentar los sacramentos, dominará el alma por el pecado, y el individuo irá en camino de condenación.
“También podrá actuar de modo extraordinario, rondando a la persona con fenómenos preternaturales, que tendrán repercusión en su vida cotidiana, ésta se encontrará en riesgo de una posesión”.
Para evitar caer en este tipo de situaciones, el P. Alcántara aconseja:
• Ante cualquier duda, consultar a alguien competente que conozca la doctrina y documentos de la Iglesia.
• El uso de las bellas artes que se refieren o me llevan a Dios.
• El uso de algún sacramental (agua bendita o sal bendecida o exorcizada) una imagen, una medalla, un crucifijo, un escapulario, etc.
Para tomar o retomar con decisión y energía el camino que lleva a Dios y liberarse de las asechanzas del enemigo, recomienda:
Obras de piedad: Confesión frecuente, ir a Misa con fidelidad; oración y adoración eucarística).
Obras de ascesis: todo lo que hagas por dominar tus sentidos externos e internos. Con que te prives de alguna cosita no te vas a morir.
Obras de misericordia: las corporales: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, dar posada al necesitado, visitar al enfermo, socorrer a los presos y enterrar a los muertos; las espirituales: enseñar al que no sabe, dar buen consejo al que lo necesita, corregir al que se equivoca; perdonar las injurias, consolar al triste, soportar con paciencia los defectos del prójimo y orar por los vivos y los difuntos.
Artículo de Zoila Bustillo publicado por SIAME
PRUEBAS DE QUE HASTA LAS COSAS MALAS COMO LA ASTROLOGIA APOYAN LA CREENCIA EN JESUCRISTO.
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