"La humanidad no encontrará la paz hasta que no vuelva con confianza a mi Misericordia" (Jesús a Sor Faustina)

miércoles, 8 de enero de 2014

El culto supersticioso al Gauchito Gil es una muestra de idolatría y neopaganismo

      Una vez más comprobamos, tristemente, que la idolatría y la superstición hacen estragos en muchas almas, desviándolas del culto al Dios Verdadero, "el Dios por quien se vive", como le dijera Nuestra Señora de Guadalupe al Beato Juan Diego. Sucede que leemos en las noticias digitales acerca de la gran cantidad de "peregrinos" (más de doscientos cincuenta mil, http://www.clarin.com/sociedad/personas-rindieron-culto-Gauchito-Gil_0_1062494145.html) que van a "homenajear" al Gauchito Gil, ídolo pagano de gran arraigo en vastas zonas del país. Con toda seguridad, un porcentaje mayoritario de quienes se acercan a rendir culto idolátrico a este ídolo pagano, son católicos, al menos por haber recibido el Bautismo, por lo cual se encuentran objetiva y técnicamente en estado de pecado. 
      La superstición, como en este caso, es un pecado, porque le quita la gloria debida a Dios y de modo particular a Nuestro Señor Jesucristo (y a sus santos, que se santificaron por su gracia), al desviar hacia un ídolo pagano el honor y la honra que sólo a Jesús,  Hombre-Dios y Salvador de los hombres, se debe tributar. En este sentido, es realmente penoso -además de causar indignación- escuchar los "testimonios" de los "promesantes del Gauchito Gil", que contra toda justicia, atribuyen milagros, sanaciones, protecciones y favores de todo tipo a un ídolo espectral, en vez de reconocer que si algo es bueno y celestial, solo puede venir de Cristo Dios y, con su autorización y permiso, de la Virgen, de los ángeles y de los santos.
           Hay que decir, además, que la Iglesia Católica intenta disminuir, en lo que sea posible, el grado de paganismo que se da en este culto, celebrando la Santa Misa en la Parroquia "Nuestra Señora de las Mercedes" -cercana al lugar en el que se realiza la idolatría pública del ídolo pagano en cuestión- y llevando en procesión una Cruz roja -que significa la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo-, pero esto no atenúa el hecho en sí mismo, que es el pecado de superstición de la multitud que se acerca a "homenajear" al Gauchito Gil. 
        Es parte del misterio de iniquidad, y es muy difícil de comprender, el hecho de que no se crea a la Santa Iglesia Católica, que es la que, guiada por el Espíritu Santo, nos dice quiénes son los que ya están en el cielo, es decir, es la Iglesia quien, con su Autoridad Magisterial representada en el Santo Padre y en los Obispos, la que nos dice, sin ningún tipo de error, a qué santo debemos rendir homenaje de veneración. A los santos de la Iglesia Católica los podemos venerar -jamás "adorar", porque adorar se adora sólo a Dios Trino- con toda seguridad y tranquilidad, porque la Iglesia tiene el carisma de ser iluminada y guiada en su Magisterio, en su condición de ser "Madre y Maestra" de las naciones, por el Espíritu Santo. 
         Por el contrario, debemos temer, como provenientes de las mismas tinieblas, a cualquier "santo" que no esté avalado por la Santa Madre Iglesia, como es el caso del Gauchito Gil, al cual se le suman otros cultos paganos como la Difunta Correa y la Santa Muerte o San La Muerte, culto siniestro y demoníaco si los hay.
         Elevemos nuestras oraciones por tantos hermanos nuestros, engañados por estos cultos supersticiosos, para que la luz de la gracia de Nuestro Señor Jesucristo, otorgada por la poderosa intercesión del Inmaculado Corazón de María, ilumine sus mentes y corazones para que, dejando de lado a los ídolos paganos, adoren al Único Dios Verdadero, Dios Uno y Trino, acepten la Salvación de Nuestro Señor Jesucristo y la Mediación de María Santísima, y veneren a los santos de la Iglesia Católica.

Transcribimos la siguiente información acerca del pecado de superstición, según el Catecismo de la Iglesia Católica:

Superstición

Del latín: superstitio -onis

1. Creencia extraña a la fe religiosa y contraria a la razón. 
2. Fe desmedida o valoración excesiva respecto de una cosa o a una práctica. Así se puede hablar de superstición de la ciencia cuando se apela irracionalmente a esta para defender una posición.

Catecismo de la Iglesia Católica, 2111

La superstición es la desviación del sentimiento religioso y de las prácticas que impone. Puede afectar también al culto que damos al verdadero Dios, por ejemplo, cuando se atribuye una importancia, de algún modo, mágica a ciertas prácticas, por otra parte, legítimas o necesarias. Atribuir su eficacia a la sola materialidad de las oraciones o de los signos sacramentales, prescindiendo de las disposiciones interiores que exigen, es caer en la superstición (cf Mt 23, 16-22).

Superstición es atribuirle a prácticas legítimas un valor erróneo. 
Referente a los sacramentales y oraciones, se cae en superstición cuando se confía en la materialidad del acto sin la necesaria disposición interior. Cuando, en vez de valorar un objeto religioso por lo que representa, se le atribuye un poder intrínseco. Es supersticioso, por ejemplo, quién lleva un escapulario pero no guarda en su corazón fidelidad a la Virgen Santísima sino que se entrega al pecado pensando que tan solo por llevarlo se salvará.
·         La superstición puede conducir a la idolatría y a distintas formas de adivinación y de magia.

·         La "suerte", entendida como una fuerza que pueda afectar el destino, no existe. El cristiano sabe que depende de la Providencia divina y que es responsable por su libre albedrío.

·         La superstición es producto de ignorancia o de un vacío espiritual. 

·         No se debe confundir tradición con superstición. Las tradiciones serían supersticiosas sólo si se les atribuyen poderes mágicos.

Ejemplos de supersticiones: la "maldición del #13, de los gatos negros, de pasar bajo una escalera; comer uvas el año nuevo para atraer la buena suerte. Hay fiestas que reúnen un conjunto de supersticiones, por ejemplo, Halloween.

Según el Catecismo de la Iglesia Católica, la superstición es un pecado contra el Primer Mandamiento porque atribuye a cosas poderes que solo le pertenecen a Dios. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario