Es conveniente cuidarse de quien usa conceptos de la ciencia física para explicar realidades humanas. Es así como alguien, con talante de conocedor, te habla del pensamiento cuántico, la acción-reacción del cosmos, el peso específico del espíritu, el magnetismo de las almas, las vibraciones negativas del pensamiento y la polaridad del estado de ánimo. Él apoya sus palabras expresándose con toda propiedad.
No obstante, si investigaras sus afirmaciones, entenderías que como sus ideas no tienen mayor base que la imaginación, recurre a la ciencia para tener al menos la credibilidad que otorga la terminología. Entonces, en vez de decirte “¡Cuánto sabe!”, correrías de su lado, para no pararte a la orilla de su delirio, que puede destruir vidas y economías por perseguir quimeras.
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