El 18 de noviembre se cumplieron treinta y cinco años de la “masacre de Guyana” de la secta Templo del Sol, liderada por el pentecostal marxista Jim Jones. Pero no fue un caso aislado. Alrededor del último cuarto del siglo XX se produjeron una serie de suicidios colectivos de sectas, que a primera vista pudieron estar influenciadas por el cambio de milenio, pero que si se analiza a fondo pareciera que sus motivos fueron distintos en cada caso, aunque parece bastante evidente que existía en ellos la creencia de que partían para otra vida.
Los suicidios rituales de sectas han atravesado la historia, siendo uno de los primeros más recordados el del año 73 d.C., cuando 900 judíos realizaron un rito de suicidio colectivo antes de que la fortaleza de Massada cayese en manos de Roma.
Según los datos recogidos, la década de 1990 fue la más prolífica en la cantidad de suicidios colectivos por sectas.
LOS MAYORES CASOS DE SUICIDIOS COLECTIVOS
Noviembre 1978 - Los 914 seguidores de la asociación El Templo del Pueblo, fundada por el pastor protestante estadounidense James Warren Jones, se suicidan en la localidad de Jonestown (Guayana), al ser inducidos por su líder a ingerir frambuesas con cianuro.
Diciembre 1991 - Unos 30 miembros de una secta en México fallecen cuando el reverendo Ramón Morales les obliga a continuar rezando mientras gases tóxicos se extendían por su templo.
Abril 1993 – El alucinado David Koresh y 87 de sus seguidores, entre ellos 25 niños, mueren en el incendio de Monte Carmelo, la granja-fortaleza de Waco (Texas, EEUU), mientras el FBI intentaba un asalto con gases lacrimógenos para terminar con un sitio armado de 51 días.
Octubre 1993 – En Vietnam se suicidan medio centenar de miembros de una remota tribu dirigida por Ca Van Liem, una persona ciega que recibía donaciones a cambio de promesas de una rápida entrada al paraíso.
Octubre 1994 – Son localizados en una granja y tres chalés de Suiza los cadáveres abrasados de 48 miembros del Templo Solar. También fueron hallados en Quebec (Canadá) otros cinco cuerpos.
Diciembre 1995 – Se encuentran a las afueras de Grenoble (Alpes franceses) los cuerpos calcinados de 16 miembros de la secta del Templo Solar.
1995 – Sucedió el mayor ataque de una secta (Verdad Suprema) contra gente ajena a ella en los tiempos modernos fue el realizado por Aum Shinriky con gas venenoso en el metro de Tokio en 1995, en la que doce personas murieron y resultaron heridas alrededor de 1.000.
Marzo 1997 – La Policía de la localidad de Saint Casimir (Canadá) descubre en una casa devastada por el fuego los cuerpos carbonizados de tres mujeres y dos hombres, de los cuales al menos cuatro yacían formando una cruz. Integraban la orden del Templo Solar.
Marzo1997 – Suicidio colectivo de 39 miembros de la secta Heaven’s Gate (Puerta del Cielo), dirigida por Marshall Applewhite (66 años). Los cadáveres, hallados en una lujosa mansión de San Diego (California, EEUU), estaban dispuestos boca arriba, como si durmieran plácidamente.
Marzo 2000 – 778 miembros del Movimiento de restauración de los diez mandamientos de Dios murieron en Uganda.
TEMPLO DEL PUEBLO GUYANA
El 18 de noviembre se cumplieron 35 años de lo que se ha dado en llamar la “masacre de Guyana”; el asesinato o suicidio en masa de la secta Templo del Pueblo.
Tachada como la masacre del siglo, causó gran conmoción. Con el paso del tiempo el suceso continúa siendo un misterio. No debemos olvidar que se trata probablemente de la primera ocasión en la que los medios audiovisuales de comunicación desempeñaban un papel determinante en un suceso de estas características.
Tras los acontecimientos del día 18 y el primer recuento de víctimas, el 20 de noviembre de 1978 el Departamento de Estado de EE.UU. confirmaba los hechos y cifraba en 400 el número de muertos. En San Francisco, familiares de los miembros, dominados por el pánico asaltaban las comunas de la secta reclamando información sobre el posible fallecimiento de sus hijos o hermanos.
El 28 de noviembre, soldados norteamericanos enviados a Guyana descubrían nuevos cadáveres y se notificaba la cifra definitiva de víctimas: 919, entre ellas más de 300 niños. Jim Jones, líder y creador de El Templo del Pueblo, se hallaba entre ellas.
El reverendo Jim Jones era un hombre delirante, un visionario que se creía mezcla de Cristo y Lenin, el único Dios sobre la Tierra. La matanza de Guyana fue consecuencia de su locura y su ansia de poder. Pero… ¿se trató de un suicidio colectivo o de una matanza?
El líder del Templo del Pueblo había elegido la costa noreste de Sudamérica para establecerse con sus seguidores. Decidió dejar California porque estaba convencido de la inminencia del estallido de una guerra nuclear. Sólo la remota Guyana saldría indemne de la hecatombe. Por ello fundó allí Jonestown (Pueblo Jones), una granja de 140 hectáreas, acompañado de sus más fervientes seguidores su esposa y su hijo de 19 años.
Sus fieles en Guyana rondaban el millar. El 70 por ciento eran de raza negra, un 25 por ciento blanca, el resto pertenecían a diversas etnias. En la comunidad reinaba la armonía racial. Jones predicaba un credo evangélico de tipo pentecostal, leía a Marx y exhibía la Biblia.
La comuna se autoabastecía, sus miembros cultivaban y criaban ganado, fabricaban incluso su propia indumentaria y calzado. Educaban a sus hijos y atendían a enfermos y ancianos. Así pues, ¿qué desencadenó la tragedia?
Con su imagen de ídolo pop de la época, Jones lideraba a sus fieles con un socialismo utópico que en los agitados años sesenta no gustaba a la CIA. Por ello, decidió enviar a Jonestown al congresista norteamericano, Leo Ryan, acompañado de tres reporteros de la NBC, un desertor de la secta y once norteamericanos, más familiares de los fieles, junto al diplomático Richard Dwyer, de la embajada de Estados Unidos en Guyana. Su solapado objetivo era investigar las actividades de la secta, en concreto los supuestos malos tratos infligidos a algunos de sus miembros, grabando un informativo en directo.
Nada hacía prever la masacre. Jones les recibió con un espectáculo musical que pronto se trocó en tragedia. Acompañado de un selecto grupo de sus fieles les tendió una emboscada en la que varios murieron acribillados o quedaron gravemente heridos.
Este hecho desencadenó el caos. Según los expertos que estudiaron el caso durante años, Jones se percató de que había llegado a una situación sin salida y decidió apelar al “suicidio revolucionario”. Explicó a sus fieles que su sociedad había sido destruida, y que era preferible matarse a seguir viviendo. Les aseguró que, de todas formas, se reencontrarían en otra vida, después de una reencarnación.
La mayoría de las víctimas murieron al ingerir cianuro potásico mezclado con zumo de uva. Los niños fueron las primeras víctimas. La muerte por envenenamiento de cianuro es sumamente dolorosa, como confirmaba el patólogo forense que cubrió el suceso en 1978, William Eckert, en una entrevista concedida a La Vanguardia por lo que al ingerirlo las víctimas gritaban doloridas. El reverendo Jones, megáfono en mano les increpaba: “debéis morir con dignidad”.
Durante un tiempo se divulgó la noticia de que el líder continuaba con vida, pero el FBI lo negó tras analizar sus huellas dactilares. Había muerto de un tiro en la cabeza. Testigos de su muerte afirmaron que murió balbuceando el nombre de su madre. Su esposa se encontraba junto a él. Tenía 47 años.
Su última víctima sería Michael Prokes, ex-jefe del gabinete de prensa de la secta. Un año después, tras una rueda de prensa en la que intentaba justificar la masacre, se negó a contestar a un periodista que le interrogaba sobre el asesinato del congresista Ryan y confesó haber formado parte de la “escuadra de la muerte” que sobrevivió al desastre. Se encerró en el lavabo y se pegó un tiro. Sus últimas palabras sentenciaron:
“Los compañeros que se quitaron la vida lo hicieron porque no tenían elección posible y porque no querían permanecer en los infestados “ghettos” de Norteamérica”.
DAVIDIANOS EN MEXICO
Otro de los fatales episodios sectarios que han acaparado la prensa internacional fue el protagonizado por David Koresh (alias de David Howell) y sus Davidianos, en realidad una ramificación de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
Koresh, cantante frustrado, compulsivo bebedor de cerveza y profeta mesiánico, se consideraba a sí mismo una encarnación de Jesucristo. Su formación religiosa fanatizada, su psicología paranoide, y su carismática personalidad, componían el cóctel teológico que constituía la base doctrinal de los Davidianos. Su particular pseudo-cristianismo llevó a los Davidianos a un enfrentamiento suicida con el FBI, que arrojó un saldo de 86 muertos, entre ellos 25 niños.
El 19 de abril de 1993, el Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos de los Estados Unidos sitió la facción de los Davidianos cerca de Waco, Texas que terminó con un asalto y seguidamente con un tiroteo que destruyó el lugar, en el que murieron muchos de sus habitantes. Durante el hostigamiento fueron disparadas muchas granadas de mano y bombas de gas.
Richard L. Sherrow, un investigador experto en fuego y explosiones, fue contratado por una corte civil para precisar las causas del inicio de la conflagración y su conclusión fue:
“El fuego fue originado en la torre ubicada en la esquina noreste cuando una linterna tipo Coleman cayó en el material combustible, más precisamente en las camas, dado que el lugar era usado como dormitorios”.
ORDEN DEL TEMPLO SOLAR
Si ha existido una secta suicida que ha sabido fanatizar las creencias esotéricas, ha sido, sin duda, la Orden del Templo Solar. Esta secta implantada en diferentes países de Europa y América, ha protagonizado varios suicidios colectivos. Lo más interesante de este caso es que el líder de la secta; el homeópata Luc Jouret, falleció en uno de los suicidios colectivos, sin embargo eso no evitó que su fanática ideología le sobreviviese, y que algunos de sus seguidores imitasen su comportamiento suicidándose ritualmente meses, y hasta años después de su muerte.
Entre 1994 y 1997, los miembros de La Orden del Templo Solar iniciaron una serie de suicidios en masa que sumaron cerca de 100 muertes. En las notas de despedida que habrían dejado los miembros, expresaron que creían que sus muertes serían un escape a la «hipocresía y opresión del mundo». Adicional a esto creían que serían «llevados a Sirius». Algunas grabaciones que serían recogidas por la policía de Québec mostraron que algunos miembros habrían hecho donaciones personales al líder de la secta, Joseph Di Mambro, por un millón de dólares. Otros miembros de la secta intentaron suicidarse a finales de la década de 1990, pero sus intentos fueron frustrados. Todos los suicidios e intentos de suicidio ocurrieron alrededor de los equinoccios y solsticios, porque al parecer estaría en concordancia con las creencias del grupo.
El martes 4 de octubre de 1994 dos personas mueren carbonizadas en una casa de Morin Heights (Canadá). Dos días después se descubrirían los cadáveres de un suizo, su esposa británica y su bebé. El miércoles 5 de octubre de ese mismo año los bomberos acuden a apagar un incendio en una granja de Cheiry (Suiza), y encuentran a uno de sus habitantes muerto de un disparo en la cabeza. Más tarde, sofocado el incendio, encuentran un laberinto subterráneo que desemboca en un templo lleno de espejos y símbolos esotéricos, donde yacían los cadáveres de otras 20 personas. Ese mismo día el fuego consume otros tres chalets en la zona. En uno de ellos son descubiertos otros 25 cadáveres. Todos esos fallecidos tenían algo en común. Todos pertenecían a La Orden del Templo Solar, secta liderada por Luc Juret, que se suicidó en uno de los chalets mencionados.
La peligrosidad de esta secta había sido anunciada ya por la socióloga Mary Douglas que la definió como un grupo basado en muy vagos enunciados acompañados de una férrea cohesión.
Un año después de los primeros suicidios, otro grupo de 52 adeptos al Templo Solar se suicida en Francia, y poco después, en marzo de este mismo año, otro grupo lo hace en América.
En su carta de despedida Luc Juret y sus seguidores mencionaban las enseñanzas de “La Gran Lógia Blanca” de la estrella Sirio, unos supuestos maestros extraterrestres que habrían trasmitido a la secta la base doctrinal que los condujo al suicidio. Este aspecto es especialmente interesante, ya que actualmente la mayor parte de las llamadas sectas destructivas introducen el mito extraterrestre en sus cuerpos doctrinales. Doctrinas e ideologías que, en demasiadas ocasiones, como en el Templo Solar, conducen a sus adeptos al suicidio.
VERDAD SUPREMA EN JAPÓN
En ocasiones la muerte de los adeptos puede plantearse como un castigo en sectas de fuerte y represiva ideología. Es tristemente conocido el caso de la secta La Verdad Suprema, en Japón, que se ha saldado con un importante número de víctimas entre accidentes, asesinatos y suicidios. Estos castigos se suelen practicar como penitencia por faltas de fidelidad del adepto al grupo. En el caso de La Verdad Suprema arrojó un balance de ocho accidentes, cinco homicidios por linchamiento y dos suicidios, además de veintiún desaparecidos, en el breve lapso comprendido entre 1988 y 1995.
En 1995 la Verdad Suprema alcanzó fama mundial por su brutal atentado en el metro de Tokio con gas sarín. Doce personas perdieron la vida en aquel acto condicionado por el fanatismo religioso. Algunos ex-adeptos, como Kotaro Ochido, fueron asesinados por la sospecha de intentar ayudar a otros adeptos a abandonar la secta.
PUERTA DEL CIELO EN EE.UU.
El suicidio colectivo se produjo en San Diego (USA). 39 adeptos de la secta Puerta del Cielo, se envenenaron voluntariamente tras grabar en vídeo su despedida del mundo. La Puerta del Cielo estaba liderada por Marshall Applewhite, un vidente que afirmaba ser un extraterrestre encarnado en la Tierra, y sobre el que ya habían advertido en los años 70 investigadores OVNI norteamericanos, que acusaban a Applewhite de utilizar los OVNIs para justificar una ideología totalitaria y socialmente peligrosa. Lamentablemente las advertencias de los ufólogos norteamericanos no fueron escuchadas. La Puerta del Cielo es un paradigmático ejemplo de “sectas OVNI” en su grado más extremistas.
El 26 de marzo de 1997, 39 seguidores de la secta Heaven’s Gate murieron en un suicidio masivo en Rancho Santa Fe, California, en la frontera norte de San Diego; creían, según las enseñanzas de la secta, que con sus suicidios «dejarían sus formas humanas» y que sus almas abordarían una nave espacial que seguiría al cometa Hale-Bopp.
Algunos hombres, miembros de la secta, habrían sido sometidos a una castración voluntaria para prepararse para una vida sin sexos, que llegaría luego de su muerte. El 30 de marzo de1997, Thomas Nichols, hermano menor de la actriz Nichelle Nichols, fue descubierto muerto en su trailer con una nota que decía en parte:
“Me voy hacia la nave que va hacia el Hale-Bopp para estar con los que se fueron antes que yo”; usando gas propano para terminar con su vida.
Nichols, al igual que los demás miembros de la secta, tenía la cabeza cubierta con una bolsa plástica y su torso cubierto con una mortaja violeta. La conexión de Nichols con la secta es desconocida.
En mayo de 1997, dos miembros de la secta que no estuvieron presentes en el suicidio en masa, intentaron suicidarse, uno de ellos murió en el intento, el otro estuvo en coma por dos días y luego se recuperó. En febrero de 1998, el sobreviviente, Chuck Humphrey, se suicidó.
MOVIMIENTO DE RESTAURACIÓN DE LOS DIEZ MANDAMIENTOS DE DIOS EN UGANDA
El 17 de marzo de 2000, 778 miembros del Movimiento de Restauración de los Diez Mandamientos de Dios murieron en Uganda. La teoría de que los miembros habrían muerto en un suicidio en masa cambió cuando se hallaron a varios de los cadáveres con signos de estrangulación y heridas de arma blanca.
El grupo divergía de la Iglesia Católica Romana en el énfasis de la llegada del apocalipsis y ponía en duda las apariciones marianas.
El grupo fue llamado un movimiento de revisión interior, usaba uniformes y restringía el vocabulario para evitar decir cosas pecaminosas o deshonestas.
El momento del suicido, según testimonios de los propios lugareños, los miembros estaban celebrando una fiesta, donde se consumieron 70 cajas de refrescos y 3 toros.
Fuentes: Manuel Carballal, Wikipedia, La Vanguardia, Signos de estos Tiempos
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