El comportamiento de una persona procesada de talleres de trasformación o talleres de vida son muy semejantes al comportamiento de una secta :
en si, te sientes poderoso, con una "nueva información" que nadie tiene, un gran sentimiento de ser parte de un grupo de elite, con una importante misión, desarrollan un NOSOTROS VS ELLOS (los que NO han hecho un taller, y los que si), igual en una secta desarrollan un lenguaje en común (victima, responsable, yo te veo) estando dentro como staff al ver al participante que se sale se puede decir "pobre no sabe lo que se esta perdiendo" "está bien tronada su vida" "no es su momento" "ya regresara", quien invita al participante tiene la obligación esperarlo hasta después de dictar las reglas del taller pues ese momento es donde abandonan mas el taller y tienen la obligación de hacerlo regresar en base a cualquier precio "yo te lo pago", "al final veras tu recompensas" o cualquier tipo de chantaje emocional, se hace de todo para que tu familiar o amigo "viva lo nuevo, lo que estoy sintiendo, que viva no sobreviva" en este mundo.
La persona procesada o trasformada, corta relaciones de amistad o familia con personas que no van de acuerdo a su ¨doctrina¨, y que ya no le son útiles en su vida, tal y como si fueran objetos; pierde la noción de aceptación, respeto y tolerancia a cambio de una actitud de creencia de poder y éxito que no suele reflejarse en su vida circundante.
Puede presentar trastornos, tal como el:
Síndrome de Estocolmo se hace referencia, de modo especial, a la extraña y chocante conducta que muestran algunos secuestrados respecto a sus secuestradores, con quienes parecen haber establecido lazos emocionales positivos. No obstante, esta sorprendente conducta afectiva de la víctima con respecto al agresor puede darse en otros escenarios y otras relaciones abusivas de poder/sumisión. Esta situación psicológica en la que, dentro de una violenta relación de poder y de sumisión, el individuo que ha sido sometido a la situación de abuso, al ser liberado, muestra una cierta afección por aquel que le ha dominado con violencia, es la que se ha convertido en el término memético, a veces poco preciso, conocido como Síndrome de Estocolmo.
Las situaciones de abuso en las que puede producirse, en principio, la respuesta emocional del Síndrome de Estocolmo son, entre otras, las siguientes:
Abuso infantil
Mujeres maltratadas
Prisioneros de guerra
Miembros de sectas
Víctimas de un incesto
Rehenes
Prisioneros en campos de concentración
La respuesta emocional positiva hacia el agresor, tras la rotura de la relación de poder/sumisión, característica del Síndrome de Estocolmo, ha sido interpretada como una estrategia diseñada por la víctima elegida como la mejor opción para sobrevivir.
En el Síndrome de Estocolmo se demuestran varios de los siguientes síntomas o conductas en la víctima:
Sentimientos positivos de la víctima respecto al agresor.
Sentimientos negativos de la víctima respecto a la familia, los amigos o las autoridades que tratan de liberarla o de ayudarla tras la liberación.
Apoyo de la víctima a la conducta y a las declaraciones de los agresores.
Sentimientos positivos del agresor respecto a la víctima.
Apoyo de la víctima al agresor.
Incapacidad de la víctima de implicarse en acciones que puedan ayudar a su liberación.
Se ha demostrado que existen cuatro situaciones que, cuando están presentes, suelen potenciar el desarrollo de un Síndrome de Estocolmo:
La presencia o la percepción de una amenaza física o psicológica y la creencia de que el secuestrador llevaría a cabo la amenaza.
La presencia o la percepción de un pequeño detalle de amabilidad en la conducta del agresor respecto a la víctima ("no es tan malo como parece").
La víctima no ve otras perspectivas que someterse al dominio del secuestrador.
La víctima llega a la conclusión que es incapaz de escapar del dominio del agresor.
ENTRE OTROS TRASTORNOS EMOCIONALES.
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