Es una combinación diabólica: líderes espirituales que ocultan sus carencias emocionales y psicológicas bajo un manto de superioridad –engatusan gracias a una verborrea y un discurso demagógico– y víctimas que, en líneas generales, buscan refugio en comunidades que les amparen en sus cuitas existenciales. A las sectas les acompaña un aura de oscurantismo, de prácticas ilegales y demás trapacerías en nombre de una pseudoreligión, un culto pagano o experiencias místicas. Recientemente, los canales DKISS y HBO programaron «La familia; historia de una secta» y «El juramento». Lo cuenta Cecilia García en el diario español La Razón.
Ambas podrían ser una ficción altamente adictiva, cualidad que no pierden, aunque los hechos que se narran son reales y ponen los pelos como escarpias. En «La familia» se narra la historia de una secta que veía el apocalipsis muy cerca. Su origen data de la década de los sesenta. Su gurú era Anne Hamilton-Byrne, una profesora de yoga a la que sus seguidores consideraban que era una reencarnación de Jesucristo. Los que la conocieron tenían opiniones aparentemente dispares: decían que era carismática, pero también una peligrosa psicópata (rasgos que no son incompatibles).
Su «modus operandi» era casi de manual: reclutaba a personas con posibles y eminencias médicas. Sin embargo, solo había que rascar la superficie para ver que su propósito era más siniestro. Como se publicó en un artículo en BBC Mundo, Hamilton-Byrne y su esposo querían crear una «raza superior». ¿Cómo? Apropiándose de niños de mujeres solteras y adopciones irregulares. Las fotografías que se difundieron en los 70 y los 80 presentaban a menores que parecían unos clones: todos eran rubios, tenían el mismo corte de pelo y vestían igual. Además, les obligaban a tomar drogas, entre ellas Valium, y, cuando ya sus cuerpos lo toleraban, LSD.
Dos chicas lograron escapar en 1987 y su testimonio fue devastador. «Me sentía como en un campo de concentración», afirma uno de los niños. Anne y su esposo viajaban con frecuencia al extranjero y la mujer no tenía mejores ocurrencias que pinchar a los niños con sus tacones de aguja. La investigación, después de que se revelase la realidad, fue un fiasco: Hamilton-Byrne ni fue acusada ni la trasladaron a la cárcel. Falleció en su hogar a los 98 años de edad.
En HBO, «El juramento» indaga hasta las entrañas en la organización Nxivm. Se publicitaban como una asociación de desarrollo personal. Fundada en 1998 por Keith Raniere y Nancy Salzman, en México su delegación estaba presidida por Carlos Emiliano Salinas Occeli, hijo del ex presidente Carlos Salinas. Según dicen, aunque no se ha demostrado con luz y taquígrafos, unieron para su causa a la actriz Linda Evans («Dinastía»), al empresario Richard Branston e incluso tenían a punto de caramelo una charla del Dalai Lama que no llegó a concretarse.
«El juramento» ha sido filmada por los nominados y ganadores del Oscar Jehane Noujaim y Karim Amer, responsables de los documentales «El gran hackeo» (2019) y «Control Room» (2004). Noujain tuvo contacto con Nxivm y recopiló información. En 2019, Raniere fue acusado de extorsión, delito sexual y posesión de pornografía infantil.
Sexo, extorsiones, abusos y millones de dólares son los ingredientes de «El juramento», una serie documental que se basa en los hechos reales de un escabroso escándalo de esclavitud en el seno de una secta dedicada en apariencia al crecimiento personal y a una visión humanitaria del mundo. La serie, que ha llegado a HBO, propone un viaje al interior de un colectivo de personas que se comprometieron con la misión de la secta Nxivm bajo las enseñanzas de su maestro y fundador Keith Raniere, condenado en junio del 2019 y actualmente está en espera de sentencia.
Los delitos que se le atribuyen incluyen extorsión, tráfico sexual, conspiración de trabajo forzado, robo de identidad y producción y posesión de pornografía infantil, según recuerda La Voz de Galicia. «Durante las pasadas siete semanas este juicio ha revelado que Raniere, que se describía a sí mismo como sabio y genio, fue en realidad un maestro manipulador y el jefe criminal de un culto que actuaba como organización, involucrado en el tráfico sexual, pornografía infantil, extorsión, abortos obligados, que marcaba (con sus siglas), degradaba y humillaba» a sus víctimas, señaló ante el juez el fiscal federal Richard P. Donoghue.
Entre los famosos que implicados figura Clare Bronfman, heredera del imperio licorero Seagram’s, que fue directora de operaciones de la secta Nxivm, y arrestada en julio del 2018 junto a otras tres personas. En pocos años, la organización cobró gran relevancia internacional y logró sumar a sus filas a destacados miembros, incluidos ejecutivos, estrellas de Hollywood, herederos de grandes fortunas e hijos de célebres dinastías políticas. Pero muchas personas que se agarraron a esta idea con el objetivo de llevar una vida más feliz e vieron involucrados en un caso de abusos devastadores. La serie documental se adentra con honestidad en el interior de los ex miembros de este grupo.
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