"La humanidad no encontrará la paz hasta que no vuelva con confianza a mi Misericordia" (Jesús a Sor Faustina)

lunes, 3 de agosto de 2020

Una serie televisiva mostrará la historia de los “narcosatánicos” de México.


FUENTE: El Mundo

Diego Boneta será el encargado de encarnar a Adolfo de Jesús Constanzo, líder de una secta narco-satánica, que asesinó a 17 personas en una hacienda en México. “Era horrible. Honestamente, era como un matadero humano”, declaró la policía tras el hallazgo. Lo leemos en el diario español El Mundo, en un artículo firmado por Andrea M. Rosa del Pino.

Este julio, HBO MAX confirmó la realización de una nueva producción latinoamericana, la cual será protagonizada por el famoso actor mexicano Diego Boneta (29). Se trata de “Brujo”, una serie que promete generar controversia debido a su polémica trama, basada en la vida de Adolfo de Jesús Constanzo. Un mítico narcotraficante y líder de un culto satánico que en 1989 ordenó a uno de sus seguidores que lo asesinase, con el fin de no responder por el fallecimiento de 17 personas.

Constanzo –hijo de padres cubanos– nació en Estados Unidos y fue bautizado como católico. No obstante, su familia siempre estuvo involucrada en la santería. Es más, su madre era sacerdotisa de un culto conocido como Palo Mayombe, que destaca por mezclar la adivinación, la magia y la invocación a los ancestros. Así, Adolfo comenzó a educarse en el tema, además de en el área delictiva, a raíz de los malos hábitos de su progenitora, quien solía robar en comercios menores.

Según History Channel, Constanzo empezó a introducirse de lleno en el satanismo al final de su adolescencia, cuando un amigo de la familia, sacerdote de santería, lo inició en el culto. Posteriormente, a los 21 años, Adolfo comenzó a buscar sus primeros discípulos. Pero no en su país natal, sino en México, hasta donde se había trasladado después de encontrar trabajo como modelo.

De acuerdo con numerosas publicaciones (como Buried Secrets: ATrue Story Of Drug Running, Black Magic and Human Sacrifice), el estadounidense, además de un gran atractivo físico, poseía un encanto especial con el que lograba acercarse fácilmente a la gente. Igualmente, el narco habría sido bisexual y altamente promiscuo. De hecho, según el libro Vampiros, caníbales y payasos asesinos, en su juventud, el delincuente mantenía “relaciones sexuales con docenas de hombres y mujeres mayores”.

De esa forma, Constanzo logró reclutar a sus primeros discípulos –Martín Quintana y Omar Orea– y un corto periodo de tiempo consiguió sumar a numerosas personalidades mexicanas, entre las que se encontraban músicos locales, algunos VIPs y narcos, quienes confiaban en sus poderes. Pero, ¿qué creía exactamente Constanzo que podía hacer? Él estaba seguro que la magia negra lo hacía invencible y que incluso le entregaba inmunidad frente a la policía. “Decía obtener las bendiciones de los esfuerzos del vudú, que le permitían continuar con sus actividades de contrabando”, dijo Jim Mattox, ex procurador general de Texas, a fines de los 80.

Asimismo, Constanzo ofrecía a sus discípulos limpiezas o purificaciones por las que cobraba miles de dólares, además de prometer guiar el futuro, a través del tarot. Por otra parte, el norteamericano estaba convencido de que podía ayudar a concretar deseos a través de favores del demonio. Aunque esos favores no eran gratis, sino que requerían de rituales, que incluían asesinatos y, en algunos casos, hasta el canibalismo.

Así, en el auge de su carrera como narco, Constazo decidió mudarse junto a sus seguidores a una hacienda (conocida como Santa Elena), en el estado de Tamaulipas. Allí podía hacer lo que le diera la gana: traficar, vivir su promiscuidad y, por supuesto, realizar sus rituales satánicos, sin que nadie sospechase nada. Sin embargo, la gloria del criminal acabó el 11 de abril de 1989, cuando la policía –buscando a un joven estadounidense desaparecido– llegó hasta su rancho.

Ese día, 17 cuerpos fueron descubiertos en Santa Elena. Muchos de ellos mutilados, debido a que Constanzo y los suyos extraían algunos órganos para preparar un brebaje que se utilizaba en las ceremonias de santería. “Era horrible. Honestamente, era como un matadero humano”, afirmó Alex Pérez, ex alguacil del condado, tras el hallazgo que condujo a numerosas detenciones. Pese a ello, antes del operativo, Constanzo logró escapar y fue su pareja, Sara Aldrete, quien tuvo que enfrentar a la justicia. El huyó a Ciudad de México, donde fue encontrado un par de días después, en un piso.

Pero Constanzo estaba decidido a no ir a la cárcel. Por lo que, al verse acorralado, optó por ordenarle a uno de sus discípulos que le disparase. De ese modo, cuando la policía entró a la vivienda, el conocido “padrino de Matamoros” había fallecido. Aun así, la violencia y los crímenes de “los narco-satánicos” no quedaron impunes, porque –de acuerdo con un reportaje emitido por Telemundo en 2019– tres de los discípulos de Constanzo hoy cumplen condenan en prisión, con penas que oscilan entre los 40 y 70 años.

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