"La humanidad no encontrará la paz hasta que no vuelva con confianza a mi Misericordia" (Jesús a Sor Faustina)

lunes, 3 de agosto de 2020

Un nuevo libro muestra algunos testimonios de satanistas españoles.


FUENTE: El Español

El satanismo siempre ha sido entendido socialmente como un movimiento de adoración al demonio y al mal. Una religión, para algunos una secta, compuesta por ceremonias oscuras en las que se busca el mal ajeno y el caos, según explica Cristina Gómez en El Español. La realidad es que, aunque es cierto que el satanismo sí cree en la magia y los rituales, su filosofía va mucho más allá y se centra principalmente en la búsqueda individual de la libertad. (Cabe señalar que hay muchos tipos de satanismo, y el que presenta este artículo es sólo uno de ellos).

La palabra 'libertad' es de las más repetidas en el libro Yo, satanista. Una periodista dentro del movimiento satánico español, escrito por Teresa Porqueras. Con este texto, de más de cuatrocientas páginas y que ha necesitado de tres años de investigación, Porqueras nos descubre un mundo que está más desarrollado en nuestro país de lo que podíamos pensar. “El libro representa mi viaje personal a través de un submundo que a priori parece peligroso, oculto y morboso, y explico mis experiencias personales y la manera de vivir de personas que dicen ser satanistas”, resume Porqueras a El Español.

Aquellos que se interesen por la realidad del satanismo pueden incluso darse cuenta de que coinciden con algunas de las principales ideas defendidas por el movimiento. Porque, como explica Porqueras, hay que dejar atrás algunos de los mitos más extendidos como que satán es el mal y que todos los satanistas hacen sacrificios de sangre.

“Muchas de las cosas que nos han contado no son reales. Por ejemplo, que todos los satanistas asesinan a bebés o realizan rituales de sangre. Sin embargo, un satanista contemporáneo niega o rechaza los sacrificios de sangre. Siempre hay algún descerebrado que se autondenomina satanista y se dedica a sacrificar animales, pero eso no es satanismo. Esto sucede como en la Iglesia: hay determinados grupos extremistas que practican cosas con las que el resto no está de acuerdo. Es lo mismo”.

La libertad sexual y la mujer

Cuando se dejan atrás estos prejuicios, se puede comprobar que la filosofía de los seguidores del “sendero siniestro”, como es conocido, se basa en la búsqueda del autoconocimiento, el derribo de “las cárceles mentales” que nos impiden avanzar y, sobre todo, vivir como uno quiera vivir en completa libertad. Todo ello acompañado de ciertos ritos que a algunos pueden sorprender.

Esa la libertad a la que aspiran los satanistas se expande a todos los ámbitos de la vida incluyendo, y esto sí puede sonar a cliché, la sexualidad. “La libertad sexual, que uno pueda practicar la sexualidad que desee ya sea hombre, mujer, bisexual, transexual... También abogan por las fantasías sexuales (BDSM, bondage, masoquismo…) siempre y cuando las personas estén de acuerdo”. “Todo esto para ellos es libertad, incluso de que la mujer pueda decidir sobre su propio cuerpo. Defienden todo tipo de libertades que tiene el individuo”, explica Porqueras. Y es que una de los aspectos más sorprendentes del satanismo es cómo tratan a la mujer.

“El papel de la mujer es muy importante en el satanismo. Si en el cristianismo la mujer, Eva, es la que incitó a pecar, en el satanismo nada tiene que ver. Para ellos el propio poder de la mujer es algo mágico. Ellos valoran la vida, el poder de que una mujer pueda fecundar. Hay muchas logias y muchos grupos que idolatran el poder mágico de la mujer como engendradora de vida”.

Además, la mujer no es un sujeto pasivo, sino que llega a tener un papel “preponderante”. “En el movimiento satánico hay sacerdotisas, hay mujeres que llevan organizaciones importantes que son muy seguidas y tienen mucho poder. Ellos ven en la mujer un montón de simbología mágica como en la fecundidad, el poder dar la vida… Es algo muy importante que hay que preservar y estiman en gran importancia el poder de la mujer”.

Asimismo, ella es igual de libre que el hombre en todos los sentidos. “En el islam, por ejemplo, el cuerpo de la mujer es pecaminoso y hay que ocultarlo. En el satanismo todo lo contrario, ese cuerpo si hay que enseñarlo se enseña”. Pero, apunta Porqueras, “a la mujer nunca se le obliga a hacer nada que ella no quiera” y no es utilizada como un mero 'objeto sexual'.

“Hay rituales de misas negras que pueden utilizar un altar humano que puede ser tanto una mujer como un hombre. Hay una foto que puse en mi Facebook que realizaron una misa negra y en el altar humano había tendido el cuerpo de un hombre desnudo y había dos sacerdotisas realizando la misa. Con lo cual, la mujer no se siente un objeto para nada. Esa idea que muchos tienen no tiene nada que ver. La mujer controla en todo momento y si no quiere hacer algo no lo hace”, insiste.

La mujer es relevante incluso en las entidades demoníacas. Concretamente tiene una gran trascendencia Lilith, una entidad demoníaca que los satanistas consideran “la madre de todos los demonios”. “Lilith está en casi todas las ceremonias y rituales. Sobre todo, las mujeres hacen rituales con esta entidad porque Lilith significa el poder femenino, ese valor y esa fuerza que tenemos las mujeres”.

“Más empoderada”

En el libro, Porqueras habla con una adepta del Camino de la Mano Izquierda llamada Selena (nombre ficticio) que afirma que en el satanismo “las mujeres nos sentimos libres de pensar y hacer. Nadie nos obliga a nada y no hay tabús de ningún tipo”. En este sentido, la autora opina que todavía hay “determinados aspectos de la vida en los que no se nos valora igual” y en el satanismo “la libertad la llevan como uno de los valores más importantes” y por eso “no nos hacen sentir a las mujeres que estemos por debajo del hombre”.

Asegura que tras vivir tan de cerca el satanismo se siente ahora más “empoderada y más fuerte”. “Me ha ayudado mucho en mi vida porque llegué al libro muy temerosa, con muchos miedos inculcados por la Iglesia y la sociedad que hacen que el ser humano no avance. Después de lo vivido, no temo a ningún demonio, al infierno, al mal de la tierra… Esto me hace una mujer mucho más empoderada y fuerte, sobre todo para ser más proactiva. Creo que me he contagiado de la parte positiva del satanismo, porque son muy vitalistas”.

Conociendo esos beneficios que nos puede proporcionar algunas de las creencias básicas del satanismo le pregunto: ¿Consideras que todos deberíamos aceptar algunos apuntes de esta filosofía? Todo lo relativo a la liberación, el desarrollo personal.... A lo que Porqueras me responde de forma muy coherente.

“Una cosa que tiene el satanismo es que no defienden el proselitismo. Quieren que todas las personas lleguen por sí mismas. Tienen valores muy interesantes como el de la libertad, las ganas de vivir, crecimiento personal… Pero no quieren hacer proselitismo de esto. Creen que todo satanista no se hace, nace. No quieren participar de todo este movimiento que siempre han hecho las religiones de predicar. No quieren imponer sus ideas por mucho que sean interesantes. Son tan libres que no quieren imponer esto. Que cada uno crea lo que quiera”.

Y concluye: “Sí hay cosas que mí me han ayudado en mi propia vida. Yo ahora valoro más la vida. Un error que tenía era que cuando me salían mal las cosas me hundía. Tenía la idea de 'sí de bueno, qué le vamos a hacer', cosas así con las que te hundes. Pero ellos dicen que son obstáculos, pero son acicates para que te vaya mejor la vida. Aprenden a ver la vida con total optimismo y vitalismo. No quieren que te pongas a llorar y a lamer tus heridas. Es un espíritu vitalista y no derrotista”.

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