"La humanidad no encontrará la paz hasta que no vuelva con confianza a mi Misericordia" (Jesús a Sor Faustina)

lunes, 3 de diciembre de 2012

Nueva Era de Acuario, la Trampa de los Demonios (5/6)



Capítulo 5: Aspectos políticos y económicos de la Nueva Era
Autor: William Molina
La Nueva Era de Acuario promueve la instauración de un “Nuevo Orden Mundial”. Para lograr ese objetivo, infiltraron a sus agentes en los principales organismos donde se discuten y aprueban resoluciones dirigidas a controlar las actividades políticas, económicas y financieras de todos los países de la tierra. Un gobierno mundial, con una sola religión, patrocinado por los grandes capitales, es su finalidad suprema.

Concluida la guerra fría a finales de la década de 1.980, desapareció la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas que impulsó con vigor el nefasto sistema comunista que tanto daño causó a la humanidad.

Este sorprendente desenlace, produjo desconcierto en quienes a nivel mundial pontificaban en contra del sistema capitalista, pues desvaneció una doctrina política y económica que provocó inquietud en el mundo.

Quedó triunfante y sin adversarios eficaces, el sistema capitalista que inició una estrategia integral de dominación llamada “Globalización”. Esta nueva forma de colonizar al planeta, la ejecutan los grandes capitales transnacionales fusionados en corporaciones súper poderosas que someten al mundo por medio del trabajo, la producción, el consumo y la colonización científica.

El diseño de maniobras que hiciera viable el apoderamiento del mundo por parte de los poderosos de la economía, las finanzas y la política, trajo como consecuencia la competencia tecnológica, militar y de mercado que perturba a la humanidad con actuaciones contrarias a la cristiandad, pues se le da más importancia al consumo desaforado e innecesario provocado por una descomunal publicidad que cambió la manera de ser y de actuar de los humanos.

La lucha por conquistar el poder político, se realiza sin escrúpulos por competidores demagogos. Después del triunfo electoral, es mentira que los ganadores ayuden a los desamparados. No triunfaron por sus cualidades de líderes, sino por el manipuleo publicitario de los amos del dinero. A los nuevos jerarcas gubernamentales, se unen abierta o secretamente grupos económicos a quienes complacerán una vez instalados en el mando. Cobrarán lo que invirtieron en la campaña y mucho más. Pero además, tendrán que satisfacer la voracidad de la camarilla del partido que ayudó a colocarlos en los palacios presidenciales. Es muy poco lo que queda para el pueblo, pues aparecen la corrupción por medio del aprovechamiento de los bienes del estado que son colocados al servicio de particulares, el tráfico de influencias para obtener favores y la predilección de familiares y amigos para otorgarles contratos de servicios y obras públicas. La prevaricación y el cohecho, predominan en su viciado entorno.

Los escenarios inmorales los montan los dueños de las finanzas, donde los masones, sionistas y la Nueva Era obtienen el gran botín. Los grandes capitalistas, unidos a los filibusteros que rigen la política, buscan la consolidación de un gobierno universal súper poderoso que los robustezca como los amos del planeta. Esta conspiración universal, es la “globalización o mundialización” que controla a los humanos con satélites colocados en el espacio y con la informática, el poder bélico y la tecnología para desarrollar la agricultura, la ganadería, la industria de alimentos, el comercio, la educación y las finanzas públicas y privadas. De este dominio no escapa casi nadie, pues muchos perdieron su probidad y vagan aturdidos sin saber qué les deparará el futuro.

La actual supremacía del capitalismo, dispuso las tarimas para presentar el espectáculo globalizador, movido por el poder de las corporaciones capitalistas.

Según el Fondo Monetario Internacional (F.M.I.), “La globalización es una interdependencia económica creciente, del conjunto de países del mundo, provocada por el aumento del volumen y la variedad de las transacciones transfronterizas de bienes y servicios, así como por los flujos internacionales de capitales al tiempo que la difusión acelerada y generalizada de tecnología”. La Real Academia de la Lengua Española define la globalización como “la tendencia de los mercados y las empresas a extenderse, alcanzando una dimensión mundial que sobrepasa las fronteras nacionales”. Otros dicen que la globalización es “la etapa actual del capitalismo”.

Los países industrializados, El Fondo Monetario Internacional (F.M.I.), El Banco Mundial (B.M.) y la Organización Mundial el Comercio (O.M.C.), son los actores principales que se mueven con la protección del averno representado por la conjura de la Nueva Era, para controlar al mundo. Otros, como la Comunidad Económica Europea y las instituciones políticas influyentes como la Organización de las Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos, la Organización para el Tratado del Atlántico Norte, están a la orden de los poderosos y con todo eso manejan el gigantesco componente científico y tecnológico, con el cual atraen a la humanidad que por estar separada de Dios, no percibe los acontecimientos apocalípticos efectuados con sagacidad, astucia y precisión.

Los inicuos pasan inadvertidos y la mayoría no avizora sus crueldades. Son contados quienes notan la trampa de la acumulación de poder, por parte de los amos del dinero y de los consorcios industriales y comerciales que son dueños de la economía mundial. Si estos sólo tuviesen como único objetivo, la manía de acumular bienes materiales, no sería intenso el peligro, pues soportaríamos a un enjambre de avarientos. Sus movimientos se hacen para despojar a la gente de su fe en Dios y de su voluntad, para disponerla a favor de sus despreciables intereses.

Es posible que la globalización sea una de las puertas por donde ingrese al mundo el anticristo; por ahora es uno de sus bastiones. Pero para que se concrete su aparición, ocurrirán fatídicos acontecimientos políticos, económicos, sociales, religiosos y se acentuará el poder de la Era de Acuario que daña los principios cristianos en los corazones y conciencias de los hombres. Cuando ocurra lo profetizado en el Libro Santo, sobre “la abominación de la desolación” descrita por el profeta Daniel, se hará más evidente “el hijo de la perdición”. Reconociendo esos episodios, será fácil aprestarse a soportar la persecución de los endemoniados, en contra de los fieles de Dios. En la Biblia, está el esplendor de la verdad que detalla las estratagemas del diablo. Los devotos que vivan esos días aciagos, deberán estar en permanente comunión con el Creador, para guarecerse de las embestidas del desolador.

En la Organización de las Naciones Unidas (ONU), no hay antagonismos contra la globalización, debido a que allí sobresalen las súper potencias que tienen el dominio del mundo. No hay disidencia categórica y si algún país la realiza, es aislado y sancionado financiera y políticamente. Para ahogar la disconformidad y la hostilidad, se amenaza con embargos comerciales y con no facilitar asistencia técnica ni prestamos monetarios de la banca multilateral dominada por masones y judíos; en otras oportunidades, se les subyuga militarmente. Por eso en la mayoría de los casos, los débiles se someten a sus crueles condiciones por las necesidades que tienen, imposibles de solucionar por si solos.

Todo está subordinado a la informática. Con el Internet se deteriora la personalidad y la libertad de los hombres. Lo más sórdido de las sociedades secretas aflora por ese medio que transfiere la voluntad de los hombres a los negocios degradantes de los trafagadores de dinero. En el correo electrónico hay la forma de venderle el alma al diablo, los planes sofisticados de consumo alienante, las ofertas lujuriosas y un raudal de mensajes estúpidos. La maraña tecnológica quebrantó el sano juicio y grandes multitudes son autómatas y sumisos a la distracción creada por la cibernética.

No todo lo difundido por Internet, es catastrófico. Allí hay referencias que sirven para la formación de quienes quieren aprender historia, adelantos de la medicina, instrucciones cristianas para fortalecer la fe y otras informaciones culturales que ayudan a cultivar el intelecto.

La globalización menoscaba la capacidad para contemplar y amar a Dios. Las diligencias de la Iglesia para transmitir y defender la fe, son agredidas por el relativismo y las anormalidades de la modernidad, exhibidas por algunos religiosos y por el materialismo que asfixia el discernimiento de la gente. No sólo es victimada la soberanía de los pueblos, sino también la estabilidad cristiana de cada ser.

Indro Montanelli, fue un respetable periodista europeo que rebatió esa “carrera loca” hacia el futuro, cuando afirmó: “este es un mundo sin frenos y terminará rompiéndose la cabeza”.

Quienes pugnan en contra de la globalización, enfocan mal sus estrategias, ya que las formulan desde la perspectiva política, al vincular el desarrollo de la sociedad con nuevas teorías del poder basado en la soberanía popular y en la solidaridad social. Algunos infiltrados en los grupos contrarios a la globalización, retornaron a los viejos esquemas del comunismo decadente. El problema no radica en la lucha entre doctrinas políticas adversas. Esta se dio en “la guerra fría” entre el capitalismo y el comunismo, donde triunfó el primero. Lo de ahora es la contienda del bien contra el mal, la cual está en pleno desarrollo, sin que sea vislumbrada por la humanidad que es sometida al esclavismo consumista, hedonista, materialista y anticristiano.

Los humanos no pueden detener por sus propios medios la avanzada globalizadora, pues su enajenación a ella es casi total. Este apego inusitado a lo material, es inexplicable desde la visión humana. Algunos investigadores socialistas, lo califican como algo que domina la mayoría de las estrategias políticas y la vida de las personas.

La esclavitud a lo intemperante solo se percibe y se combate, cuando se estudian las profecías y el Evangelio, si se es cristiano fervoroso o si hay una gracia especial del Espíritu Santo. Los demás esfuerzos, son inútiles.

Alguien definió a la globalización como “Una fuerza física, como una antigravedad que mantiene a los seres racionales tumbados en el suelo. Una lluvia que no se sabe de donde viene, dirigida por un consejo de administración del planeta al que nadie pertenece, un poder extremo cada vez más abstracto que mueve al mundo, según conviene a sus inversiones”.

Algunos creen que la globalización es una reunión de compañías transnacionales que dirigen el comercio, la política y los medios de comunicación. Esos criterios tienen validez, pero el origen y significado de este fenómeno angustioso, no apareció de la noche a la mañana. Las estrategias fueron elaboradas en tiempos pasados y perfeccionadas en el presente. A lo anterior hay que agregar la conspiración judío – masónica, de la Nueva Era y la de otras organizaciones luciferinas que dominan al planeta desde la perspectiva financiera.

Las discrepancias y maniobras de los capitalistas, formar parte de la competencia por el control del mundo. Quienes planifican y dirigen esos pleitos, son los agentes de las fuerzas del mal congregados en torno al señorío judío – masónico y de la New Age, asociados con las instituciones mundiales donde se agrupa el poder político, principalmente la Organización de las Naciones Unidas y la Unión Europea.

Aunque para algunos parezca raro, en varias partes del mundo actúa con desparpajo inaudito, la organización satánica “Lucis Trust” que al principio se llamó “Trust Lucifer”. Este pertrecho satánico se mueve abiertamente para afianzar el nuevo orden mundial, erigido con el nombre de la globalización. El dinero con el que alientan sus intrigas, es la contribución que hacen las gigantescas corporaciones financieras del planeta.

La globalización económica se consolida con la unión de los más importantes países europeos, los cuales crearon el Euro. Aunque la divisa mundial todavía es el dólar Americano, aquella patrocina el surgimiento de la moneda universal. A lo anterior se agrega la aprobación de una sola constitución europea que procura unidad política a sus miembros. Ya casi no hay fronteras en ese continente y lo único que los hace diferentes, son algunos rasgos culturales que por motivos históricos se conservan. Estos no son significativos para los objetivos supremos del control mundial. En el continente Americano, hay el empeño de crear el A.L.C.A. (Área de Libre Comercio de las Américas), para integrar a todos sus países y así someterlos más a sus ambiciones de control total.

La Organización Mundial del Comercio (O.M.C.), es otro de los baluartes del capitalismo globalizado. En ella hay inscritas más de cien naciones de todos los continentes. Esta institución fue creada en 1995, aparentemente para estimular políticas en materia de comercio, inversiones y regular las grandes desigualdades existentes entre países ricos y pobres. Esta organización administra y ejecuta acuerdos generales sobre el comercio de servicios, la agricultura y los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio. La O.M.C. aprobó nuevos negocios, inversiones, políticas de
competencia y facilitación del comercio, como una gran liberalización de las economías que obligaron a los países en desarrollo a dejar de lado las estrategias propias que tenían para alcanzar su independencia integral. Quienes no se adapten a las ambiciones de los ricos, no tendrán posibilidades de vender en los grandes mercados mundiales, donde el consumo es inmenso. ¿Qué les pasaría si se limitan a los mercados locales?, no tendrían posibilidades de recibir dinero ni tecnología, para cubrir parcialmente sus necesidades. Es un círculo infernal, donde los peces grandes se tragan a los pequeños, sin ninguna posibilidad de salirse, pues las actuales circunstancias los devorarían.

China es uno de los países beneficiados con su ingreso a la Organización Mundial del Comercio. Su crecimiento económico en los últimos tiempos, ha sido colosal. Su problema radica en la producción y luego las ventas que las realiza esencialmente en el exterior. El consumo interno no le alcanza para mantenerse y por eso decidió dejar el comunismo radical, para acercarse al capitalismo mundial. Sin embargo, sigue gobernando una dictadura con rasgos marxistas.

Con la globalización se aligera la desintegración de las doctrinas y por eso las desavenencias aumentan en casi todos los países de la tierra. Los partidos políticos son hervideros de ambiciones personales y componendas de camarillas. El bien común es demagogia, pues no hay devoción para servir. Las constituciones nacionales son violadas constantemente y se labora de acuerdo a los pareceres de quienes tienen el poder político y económico.

La conjura de los potentados es clara: Sustitución de las constituciones nacionales, para dar reconocimiento a una sola autoridad que eliminará el caos social provocado por ellos mismos. La gente aceptará displicentemente la instauración de un gobierno mundial, pues aparecerá como la solución al desorden total que se acentúa con rapidez. La agitación social crece diariamente y el esplendor espiritual de otros tiempos se desvaneció, pues los hombres son indiferentes con Dios y no se adhieren a su Gracia Divina que los haría descubrir el peligro de caer en las manos del enemigo. La discordia campea por doquier y es poca la caridad.

Los masones, sionistas, la Nueva Era y los capitalistas del mundo, son astutos para crear desconcierto. Todavía hay quienes apoyan el holocausto judío, como un gran logro para la conservación de la humanidad, por el peligro que representaban. Pareciera contradictorio decir que Adolfo Hitler y su armatoste bélico, fueron sabiamente manipulados los masones y sionistas. Lean los hechos: En Munich, el mayor criminal de la historia tuvo a varios judíos como maestros y consejeros. Él formó parte de la logia masónica “la Thule”, cuyo principal dirigente fue un judío de apellido Bruchmann. Él y los demás miembros de esta logia, lo guiaron al poder. Judíos también fueron su amante Eva Braum y algunos connotados sanguinarios de su corte criminal: Hess, Borman y Rosemberg. Las víctimas del holocausto, sirvieron como carne de cañón, para las aberraciones criminales trazadas por los maléficos personajes que representan al ser de las tinieblas.

Otras estrategias planteadas para que los malvados se apropien del mundo, son: La abolición de las religiones para crear una sola, el control de los partidos políticos, los medios de comunicación, la creación de conflictos políticos, la lucha de clases, revoluciones mundiales, multiplicación mundial de las logias judío – masónicas aliadas a la Nueva Era, transformación de la enseñanza, destrucción del cristianismo, la ciencia financiera, el oro milenario como base de la prosperidad futura, plan político y financiero de las grandes corporaciones, las huelgas y un rey elegido como dios que es el anticristo.

Los países poderosos, tienen la fuerza financiera en el nuevo orden mundial. En la mayoría de ellos son judíos, masones y militantes de las organizaciones de la Nueva Era de Acuario, quienes dominan las bolsas de valores y los grandes bancos de los países desarrollados y sus sucursales en los países subdesarrollados. Esas instituciones oprimen a las naciones pobres, a las cuales les prestan dinero y cuando no cancelan las deudas, los sojuzgan política y económicamente. Las materias primas se adquieren a precios irrisorios y la deuda externa es impagable, ya que los ingresos fiscales solo alcanzan para cancelar sus intereses. Algunos se declaran en mora y sufren la crueldad de los banqueros usureros que confiscan patrimonios y riquezas nacionales, o se adueñan de sus fuentes de divisas.

Los grandes consorcios y corporaciones industriales y comerciales, de construcción de inmuebles, medios de transporte como carreteras, ferrocarriles, metros subterráneos, trenes de carga, aviación comercial y militar, bienes de servicio y de consumo, industria automotriz, construcción de armas convencionales y de destrucción masiva, factorías que manufacturan ropa y calzado, fábricas de licor y tabacos, escuelas y universidades, explotación minera y de bosques, intercambio comercial en el ámbito nacional e internacional, medios de comunicación, astilleros, industrias pesqueras, agrícolas y pecuarias, el turismo, el deporte profesional y los colosales casinos del mundo pertenecen al ingenio capitalista que tiraniza a los indolentes. Si sus intereses son amenazados, forjan guerras, revoluciones, persecuciones y bloqueos comerciales, con maldad y frialdad infernal y en connivencia con los amos del poder político, quienes son sus dóciles aliados. Así recuperan el terreno perdido e imponen nuevas reglas a quienes osaron manifestar alguna discordancia.

En el mundo es mentira que haya regímenes gubernamentales y sistemas económicos que actúen con absoluta libertad. Los sistemas filosóficos, las doctrinas que mueven la sociedad y los planes para el desarrollo de los pueblos pobres, están supeditados a las estratagemas de una suprema organización mundial que mediatiza el pensamiento de los hombres, que coarta la libertad de quienes desean ser verdaderamente libres, que apabulla con sus teorías culturales alienantes, creadoras de necesidades innecesarias con las cuales quitaron a Dios de la mente, para formar una constelación de ídolos a los que cedieron sus vidas. Los planes educativos son diseñados por los poderosos, para formar a su ejército de gerentes que manejarán sus empresas, de acuerdo a sus intereses. Ya sean capitalistas, socialistas, comunistas, falsos demócratas, o patriotas marchitados, muchos son embelesados por el poder maléfico del sionismo, la masonería y la Nueva Era que también aturdió a una parte de la Iglesia. Nada se les escapó y todo lo emponzoñaron.

Miren a todas partes y observarán la consolidación de un poder extraño que todo lo cubre y que ubica a los hombres en un ambiente hedonista que arrasa sin contemplaciones a pobres y ricos. La humanidad es esclava del derroche disoluto y dueña de una cabeza donde se alojan pensamientos perturbadores que le impide reaccionar adecuadamente para ganarle la batalla a satanás, el peor enemigo y a quien imaginan irreal. Quien rebata esto es iluso, le encanta el ambiente corrompido en que vive o se identifica con las diabluras que conquistaron al mundo.

Para la Nueva Era de Acuario, el enemigo esencial es el cristianismo y sus diligencias se incrementan para disminuirlo en el ámbito de los fieles. Sus mensajes instan al libre pensamiento, a desobedecer los cánones morales, a la desconfianza en Dios y a la fragmentación de la Iglesia con la subversión a los dictados de los Papas.

La alianza judío – masónica con la Nueva Era, tergiverso las Sagradas Escrituras. Para ellos, Abraham fue quien les prometió que reinarían en la tierra, pero lo que hacen es causar el sufrimiento de los depauperados que son utilizados en refriegas tumultuosas, donde se les sacrifica con la argucia de adquirir prosperidad. Ninguna revolución armada, de cualquier signo ideológico, ha dado felicidad a quienes concurrieron a ella. El resultado ha sido la toma del poder por una pandilla que aprovecha los cargos públicos, para su beneficio personal.

La conquista por medio de las armas, nunca sirve para nada. Muertes inútiles de seres buenos que creyeron ser redimidos por aventureros. Por ejemplo, los triunfos de Alejandro Magno solo favorecieron a él; su patria Macedonia no extendió su territorio y las regiones y tesoros amontonados, no trajeron prosperidad a sus soldados ni a su pueblo. Los pomposos ejércitos romanos, no lograron ningún bienestar. Fue un imperio prostituido que dominó y azotó a sus colonias, para luego caer como castillo de naipes, en medio de un gran descarrío. La revolución francesa con Robespirre y sus compinches acabaron la monarquía, inventaron la famosa guillotina para aniquilar a sus enemigos y al final fueron ejecutados con ella. Napoleón Bonaparte se hizo emperador, matando en sus guerras a millones de personas. Murió desterrado y olvidado. Las conflagraciones independentistas de América Latina y de África, desalojaron a unos cuantos conquistadores y colonizadores. Las promesas reivindicatorias, jamás se plasmaron y los pobres fueron defraudados. Las guerras mundiales y regionales de todos los siglos, pero fundamentalmente las del siglo XX, la revolución comunista con su ateismo, la persecución a la Iglesia y los demás conflictos bélicos desatados, ¿Cómo concluyeron? Para los que se instalaron en el poder, en el deleite de los privilegios perversos que él encarna. Para la mayoría, las revoluciones, los golpes de estado, y demás regímenes gubernamentales, trajeron desengaños y frustraciones, pues no suministraron la felicidad plena que anhelaron.

Las desigualdades económicas de los regímenes comunista y capitalista, exacerban el ánimo de los obreros y por eso reaccionan intemperantes, para reclamar mejoras económicas. Los sionistas, masones y líderes de la Era de Acuario, subvirtieron la mente de los empobrecidos para que demanden niveles superiores de vida, utilizando la violencia. Los hombres se volvieron máquinas ansiosas de cosas frívolas y se desesperan si no las consiguen. Si los pobres de riqueza material consiguen algo, los malévolos del poder mundial manipulan el equilibrio entre la oferta y la demanda, para desaparecer las conquistas obreras. Los países pobres, cuyas economías dependen de los importantes centros financieros del mundo, padecen la dominación de los avarientos.

El mundo transcurre en medio de luchas sociales que no cesan. Guerras fratricidas de pobres contra ricos y discursos encendidos para incitar la búsqueda de una igualdad económica y social, inalcanzable e irrealizable, pues la violencia no tendrá el beneplácito de Dios. Refriegas raciales para imponer el color de una piel sobre otra. Los que dirigen esta iracundia, deben fijar su imaginación en los cuerpos sepultados. Sus carnes son consumidas por los gusanos y los huesos recubiertos con carnes negras o blancas, una vez deshechas, son del mismo color. El segregacionismo racial, es la prueba irrefutable del odio de unos contra otros. Todos los hombres merecen ser respetados, en su dignidad de hijos de Dios.

La Nueva Era de Acuario, los sionistas y masones penetraron las universidades que son los sitios donde se imparten los conocimientos científicos. Captaron a los doctos, con quienes aseguraron el control del mundo. La apatía por lo sagrado se debe a la prosperidad lograda a través del desarrollo de las ciencias económicas que les trajo un dominio completo en las operaciones financieras. La educación capitalista, se basa en la excelencia que surge de los diseños curriculares. De allí descartaron los principios cristianos y solo se busca el mejoramiento materialista de los más aptos.

Los jóvenes egresados como profesionales de las más importantes universidades del mundo, son captados por las grandes corporaciones nacionales y transnacionales que los incluyen en sus nóminas, para formar parte de sus equipos de producción.

Las corporaciones de los ricos, asientan sus proyectos en la construcción y consolidación de un mundo donde la participación humana sea la creatividad para inventar qué se va a consumir, cómo los productos deben comercializarse por medio de campañas publicitarias y de qué manera se debe manipular la voluntad de la gente para que lo publicitado se haga indispensable, sin que lo sea. De todo lo anterior, surge la alienación.

Muchas compañías transnacionales, regentadas por los amos de las finanzas y la economía, destruyen los recursos naturales del planeta, para obtener más dinero. La explotación del trabajo, es una de sus peculiaridades y por eso trasladaron parte de sus fábricas a países pobres, con el fin de abaratar sus productos finales y venderlos caros en los países donde los comercian. Las manufacturas de ropa, calzado, comida enlatada y otros artículos de consumo masivo que tienen fama mundial, ahora incluyeron en su etiqueta el nombre de países subdesarrollados, donde confeccionan esas mercancías. Es abismal la diferencia entre el valor del trabajo pagado a los obreros de los países pobres, con lo que le cuesta cada producto al consumidor final. Las ganancias de estos desalmados son voluminosas, mientras la situación de pobreza sigue golpeando a la mayoría de los habitantes del planeta.

El proyecto de la Nueva Era, de los masones y judíos, ignorado por muchos, no se ha desvanecido. Ahora sus desempeños son novedosos y la evolución social, económica y política, los hizo cambiar de procedimientos, para acomodarlos a las reinantes circunstancias del mundo actual. Algunos estilos de proceder los abolieron, pero están intactos los principios siniestros de su génesis y con ellos doman y esclavizan la voluntad humana, para llevarla al desbarajuste moral.

El entusiasmo por la libertad ilimitada y sin remordimientos, es un éxito de los villanos que hacen de sus fanáticos, una manada de torpes, sin criterios propios y desleales a Dios. Son imperturbables ante los desordenes mundiales como el matrimonio entre homosexuales y lesbianas, el suicidio colectivo de sectas cuando se creen incomprendidos o porque presumen que Dios les dio la seña para ir a su encuentro, la asistencia hospitalaria costeada por gobiernos para asesinar con los abortos y la eutanasia, la desobediencia de los hijos a los padres, la liberación de la conciencia, la aversión a lo espiritual y otros extravíos.

Una preocupación política surge en nuestros días con la reaparición del comunismo que trata de revivir en América Latina, a través de gobiernos que decidieron volver a esa doctrina atea que tanto perjuicio le produjo a la humanidad en el siglo XX.

Enmascarado con el remoquete de “Socialismo del siglo XXI”, el comunismo conquista por medio de procesos electorales, lo que no pudo hacer con la guerra de guerrillas inspirada por la tiranía comunista de Cuba. Hipócritamente participan en elecciones, para luego utilizar métodos totalitarios que liquidan las vías democráticas.

El “Socialismo del siglo XXI” o neo – comunismo, pacta a nivel internacional con los grupos del terrorismo islámico y con los reductos guerrilleros que todavía subsisten en Latinoamérica, para arremeter contra sus adversarios internos y externos y liquidar todo vestigio de libertades y derechos individuales y colectivos, a través de reformas constitucionales espurias que buscan darle legitimidad a esa forma de dictadura atípica.

En los discursos de los líderes de esa sórdida doctrina, prevalecen las amenazas contra la propiedad privada, la libertad de expresión, la organización independiente de la sociedad en sindicatos, colegios profesionales y asociaciones civiles. Se ataca sin piedad a la Iglesia Católica y a su jerarquía, se profanan templos y se destruyen imágenes sagradas y se incita al resurgimiento de la Teología de la Liberación para combatir y liquidar a la Iglesia que sigue las pautas del Vaticano.

En los protocolos sionistas, aparece una referencia al comunismo, donde se señala que este acabará con la Iglesia, debido a que su contenido y estrategias lo facilitan. Esto se percibió, pues millones de personas simpatizaron con este sistema y su tajante oposición a Dios. El ateísmo, impugna a la Santísima Trinidad y este es uno de las más nefastas características del comunismo internacional de antaño y de los comunistas de hoy.

Los nuevos marxistas del “Socialismo del Siglo XXI” que ahora reviven al viejo y marchito comunismo, elogian con frenesís a inicuos líderes que asesinaron a millones de personas en el mundo, que destruyeron países y persiguieron con saña criminal a la Iglesia de Dios y que ahora son sus guías e inspiradores. Nombres como los de Fiel Castro, Ernesto Che Guevara, Mao Tse Tung, José Stalin, Lenin y otros criminales de su mismo talante, son ensalzados e idolatrados por muchedumbres ciegas que no vislumbran la maldad anidada en la mente y el corazón de los nuevos cabecillas comunistas.

El materialismo ateo de los comunistas, refuta al cristianismo. Aseveran que él es producto de ficciones mentales que tienen origen en el primitivismo relacionado con la interpretación del origen de la naturaleza. Al Creador lo acusan de ser un medio para que las clases dominantes manipulen la voluntad de la gente. Combaten la libertad de tenerlo como una seguridad para nuestra actual existencia y para la eternidad. La religión es descrita como “el opio del pueblo”, es decir, una droga que adormece los sentidos y no posibilita discernir la realidad.
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