La mitad de los pacientes con cáncer recurren alguna vez a una pseudoterapia. Lo mismo ocurre con otros enfermos con patologías graves y ninguno de ellos tiene un perfil claro ni el que se le suele atribuir. “En las charlas siempre pregunto cuántas personas han probado alguna. Pido a los asistentes que no tengan vergüenza porque no es cierto que en eso solo caiga gente con bajo nivel cultural. Ahí cae todo el mundo”, explicó Aurora García Barrionuevo, médico especialista de Enfermedades Infecciosas en el hospital Virgen de la Victoria de Málaga, en su ponencia del congreso de Somos Unidos por el Cáncer. Lo cuenta el diario gallego El Progreso.
Ella es una de las que cayó. Su hija no es paciente oncológica pero tiene una enfermedad que la llevó a consultar alguna vez con un curandero. “Haces lo que sea. Es esa mentalidad de “qué daño puede hacer probar” y lo haces aun sabiendo que no va a funcionar. Eso sí, nunca abandonó el tratamiento”, explica la médico, que pertenece a dos asociaciones de escépticos, promotores de la ciencia basada en la evidencia. En su ponencia, alertó de los riesgos de dos pseudoterapias psicológicas, a las que recurren muchos enfermos de cáncer: la programación neurolingüística y la bioneuroemoción. Considera que son especialmente peligrosas por su “poder de enganche” y advierte de que de estas es “muy difícil salir”.
La primera está basada en la idea de que las personas responden de forma diferente a lo que ocurre en el mundo en función de una división que propone entre auditivas, táctiles o visuales. Defiende que el cerebro de todos funciona igual, que “tenemos el mismo hardware, pero el software es diferente, en función del tipo de persona que somos respondemos al mundo de una u otra forma. Si tenemos una percepción negativa, nos pasan cosas negativas”, explicó y añadió que lo que ofrecen es, a cambio de dinero, “algo que da miedo: reprogramar el cerebro”.
La bioneuroemoción defiende que la enfermedad surge del conflicto y anima al enfermo a mirar a su alrededor en busca de alguno, con su familia o pareja. “Puede concluir que si tienes cáncer de mama se debe a un conflicto con tu madre, por ejemplo, Rompe familias”, explicó. Su promotor promete curar el cáncer, “algo que un oncólogo jamás hace”, apuntó la doctora, que añadió que es esa imagen de positividad lo que lleva a los enfermos a abandonar el tratamiento prescrito por su oncólogo. Recordó que ambas pseudoterapias alientan la culpabilidad del paciente, diciéndoles que si están enfermos se debe o bien a la manera en la que perciben las cosas o a un conflicto que tienen con alguien cercano.
(infories.com)
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