Secretaría RIES, el 11.10.17
La Escuela de Biodanza de Sevilla organiza el XII Encuentro Nacional para el Intercambio y la Cooperación de Biodanza, en nombre de la Asociación de Escuelas de Biodanza de España (AEBE), que agrupa a las trece academias existentes en nuestro país. Lo hacen en un año especial para la escuela sevillana al celebrar los diez años de su fundación.
Lo cuenta María José Morón en la edición sevillana del diario ABC, en un artículo que lleva el confuso título de “La Biodanza, la mejor terapia para aumentar la autoestima”, asociando el término “terapia” a algo que, como puede observarse, se presenta como más que simple ejercicio de baile.
“Amor en Acción” es el lema de este encuentro que tendrá lugar entre el 12 y el 15 de octubre en el Hotel Alcora de San Juan de Aznalfarache, con un programa que combina sesiones de Biodanza con conferencias y mesas redondas sobre proyectos en colectivos sociales, asociaciones, educación, salud y cooperación internacional. Se espera la asistencia 450 personas, más 70 profesores y conferenciantes, venidos de una docena de países.
“Conectar con la plenitud”
Según explica el artículo del ABC, la Biodanza es una disciplina en la cual los movimientos y ejercicios están acompañados de música y canto que inducen vivencias capaces de influir positivamente en el organismo y la existencia humana. “Es un camino para reencontrar la alegría de vivir”, explica la directora de la escuela de Sevilla, Claudia Altamirano. “Es una forma de hacer deporte que al mismo tiempo produce un cambio de actitud vital, conectando con la plenitud y el desarrollo de las capacidades personales y grupales”.
Las personas que practican Biodanza se sorprenden al comprobar “los resultados tan transformadores que obtienen”, y el crecimiento que experimentan en facetas muy variadas de su vida. Y más aún, de haberlo conseguido casi sin darse cuenta mientras disfrutaban bailando.
El artículo añade que detrás de la alegría y la diversión de las sesiones de Biodanza se esconde un sistema contrastado y estructurado para desarrollar los potenciales humanos —creado por el psicólogo Rolando Toro hace casi 60 años y extendido por todo el mundo—.
“Aumenta la autoestima y la calidad de vida con evidentes mejoras tanto en la salud física y emocional, eleva el bienestar personal, mejora el estado de ánimo, estimula la alegría de vivir, el optimismo, el pensamiento positivo mediante las vivencias y la interacción grupal”, cuenta Altamirano. Además se desarrolla la creatividad, aumenta la inteligencia sensorial y aporta el valor que muchas veces se necesita para realizar los sueños y proyectos que tienen las personas, según la directora de la escuela sevillana.
Esta disciplina la puede realizar todo el mundo, de hecho, se ha aplicado Biodanza en los colegios y se ha demostrado que “los niños tienen más ganas de ir a la escuela y los padres están encantados”. El artículo periodístico no podría ser más publicitario.
La verdad de la Biodanza
En un artículo publicado recientemente en el portal Aleteia, Vicente Jara, miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), explica los orígenes de la Biodanza, cuyo inventor, Rolando Toro, estuvo vinculado al Instituto Esalen (California), uno de los centros neurálgicos de la New Age (Nueva Era) a nivel mundial.
Jara explica que “la Biodanza busca mejorar las potencialidades del ser humano, tomar contacto con nuestro cuerpo, liberar tensiones, estrés, dolores, acabar con compulsiones, aumentar el sentido lúdico, el goce y el disfrute, vivir el aquí y el ahora, fomentar la expresión y la comunicación, encontrarse consigo mismo y los demás”.
De manera que “la Biodanza busca conectar con el cosmos, con la fuerza que llevamos dentro, unirnos más allá del individuo con toda la especie, con toda la Naturaleza, y vernos como parte de algo mayor, el propio cosmos, la Naturaleza; y por la Biodanza, y por sus ejercicios inducir a trances y regresiones integradoras, activando las condiciones de la primera infancia”.
Y no sólo eso: la Biodanza asegura que puede lograr el rejuvenecimiento celular o curación de patologías celulares. No obstante, advierte el experto, “estas afirmaciones precisarían de resultados y estudios clínicos y científicos que las avalen”. Cosa que no ha sucedido, claro.
Panteísmo, instinto animal, lujuria
Citando el documento del Vaticano sobre la Nueva Era, Vicente Jara recuerda que “el instinto es el elemento básico a rescatar con la Biodanza, un instinto animal, natural, tribal, de unidad con la Naturaleza. Un naturalismo panteísta que encontramos en ese revuelto que es la Nueva Era”. No es, pues, una simple danza.
El miembro de la RIES presenta una cita de Rolando Toro, artífice de la Biodanza, que va más allá: “el cuerpo entero es un solo genital. La sexualidad es el acto más inocente de todos los que existen. Somos el reflejo y el eco de la lujuria divina. Si la lujuria es señal de exceso de vida nosotros asumimos la lujuria de vivir y la danza como su expresión más profunda”.
La Biodanza, añade Jara, “dejó de ser hace tiempo meros movimientos corporales al son de la música, y entre sus dinámicas tenemos –como revelan sus cursos y talleres– vivencias de encuentro, juegos, humor, risas, alimentación naturalista, juegos eróticos, vínculos con la naturaleza, éxtasis cósmicos, masajes, baños en el mar, baños en el barro, regresiones, ejercicios de médiums, trances, danzas primitivas para liberar los instintos naturales…”.
Para más información:
- Programa “Conoce las sectas”, Radio María España: Biodanza (2/09/17).
(http://infocatolica.com/blog/infories.php/1710110938-sevilla-acoge-un-encuentro-na#more34528)
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