El esoterismo constituye un pecado mortal, cometido contra la Fe católica.
Magdalena Valdivia acudió el primer fin de semana del año 2016 a un centro esotérico para comprar unas “lociones para la buena suerte”. Julissa Rentería buscaba un “un galón de agua perfumada” para usarla en la ducha diaria y atraer el amor a su vida. Como ellas, miles de personas hicieron propósitos de Año Nuevo: rebajar de peso, ahorrar y ganar más dinero, conseguir un mejor empleo y pareja, ser mejores personas, viajar, abandonar vicios, etc.
Y aunque la lista de propósitos pudiera ser extensa, en el último día del 2015 que se fue y los primeros días de 2016, decenas de latinos de Los Ángeles (California, EE.UU.) llegaron “llenos de fe” para comprar “amuletos de la buena suerte”, talismanes, la “veladora del 2016” o recibir “limpias gratuitas”. Según relata en el diario La Opinión Jorge Luis Macías, dichas creencias y ritos esotéricos son recomendadas por personas que le dan a la gente lo que ella pide, para hacer bien o incluso para hacer el mal.
“Si el alma de la persona está podrida, la persona vendrá para que hagamos trabajos contra alguien”, indica Guadalupe Cangas, propietaria de una botánica esotérica ubicada en el bulevar Whittier de Montebello. Ella se define como “adoradora” de la “santa muerte” “porque ella y con fe todo se logra”. “En una buena semana, ella [‘la santa muerte’] nos ayuda a ganar unos 5,000 dólares”, dijo Guadalupe.
Junto con su esposo, Luis Muñoz, un “santero” de Guatemala, depositaron rosas rojas a la imagen cadavérica y “prepararon” las “veladoras del Año 2016”. ¿Su costo?: 20 dólares cada una. “Nosotros las preparamos a la luz del día y luego las serenamos con la luna”, explicó la mujer. “Luego agregamos aceite de ajonjolí y rajas de canela, porque la veladora ya viene impregnada con incienso”. Para su desventura, de 60 veladoras preparadas, el 31 de diciembre de 2015 apenas vendieron 20.
Para unos es un error
Pero hay también quienes consideran que es erróneo acudir a buscar la suerte, amor y dinero en botánicas, centros esotéricos o santeros. “Solamente le están abriendo las puertas al demonio”, opinó Miguel Martínez, inmigrante salvadoreño de La Libertad. “Tarde que temprano el demonio les cobrará caro, con sus vidas o sus almas, en lugar de que se acerquen a pedir las bendiciones a Dios”.
Afuera de la botánica changó de Montebello, Magdalena Valdivia seguía tocando la puerta. El lugar estaba cerrado y no pudo adquirir su “sándalo y abre camino [sic]”. “Buscaba las lociones que huelen a flores”, dijo la mujer de Arandas, Jalisco. “Me las unto en la cabeza y el cuerpo, he regresado porque desde hace tres años ahora tengo más trabajo y dinero… a ver si no me va mal porque no me pude untar la loción en año nuevo”.
Mientras, Julissa indicó que una amiga le recomendó hacerse la “tradicional limpia”. Su deseo es alejar las malas vibraciones y “hallar al amor de mi vida”. “Quiero comenzar el año con toda la energía positiva”, indicó. “Eso me traería prosperidad, dinero en abundancia…y la pareja que ando buscando”.
Propósitos cristianos
Louis Velázquez, coordinador del Vicario para el Clero en la Arquidiócesis de Los Ángeles, dijo que las personas que son atrapadas en aspiraciones superfluas lo hacen porque tienen una crisis de fe. “No podemos dejar de lado que hay aspectos económicos que afectan a las familias”, precisó. “Pero a lo que muchos recurren es a la idolatría; su divinidad es el dinero, el gusto y el placer que no tiene sentido, cuando lo único verdadero es acudir a Jesucristo y quienes venden a Dios son unos sinvergüenzas, son un fraude y la gente debería tener cuidado con ellos”.
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