Por Carlos Esteban | 20 noviembre, 2019
En 2008, un 76,5% de los argentinos se declaraba católico; este año, esa proporción ha caído al 62,9%, según un estudio estadístico de la demoscópica Conicet publicado por Valores Religiosos.
Un 13% menos en diez años. Argentina avanza con particular rapidez en su descatolización, aunque parte de esa pérdida es ganancia para los evangélicos, que pasan en el mismo periodo de ser un 11,3% por ciento de la población a un 15,3%, una tendencia que se observa en toda Sudamérica y muy especialmente en esa Amazonía cuyos problemas centraron el reciente sínodo, aunque no fuera un asunto que se tratara con especial preocupación.
Pero los que más subieron en esta década fueron los “sin religión”, una etiqueta que no significa necesariamente ateísmo, y que asumen hoy el 18,9% de los argentinos, frente al 11,3% en 2008.
Iberoamérica lleva siglos siendo el gran caladero de la Iglesia, lo que hace especialmente desolador el descenso en picado de feligreses en las últimas décadas, en parte en beneficio de las sectas protestantes pero, sobre todo, de la increencia y el ‘ateísmo práctico’. En el caso argentino, los datos tienen una mayor proyección noticiosa al ser la tierra natal del Santo Padre, en la que fue arzobispo de la capital, Buenos Aires, y presidente de la Conferencia Episcopal. La llegada al papado de un compatriota, curiosamente, no afectó a la vida religiosa de los fieles, según confesión propia. Un 82% dice que su religiosidad se mantuvo igual; un 7,9 %, que aumentó; un 7,3 %, que disminuyó, en tanto que un 2,4 % dijo no saber.
Los argentinos parecen estar bastante divididos en su visión del Pontífice. Así, para 27,4 % es un líder mundial que denuncia las situaciones de injusticia en el planeta, mientras que una proporción casi idéntica -un 27 %- cree que está demasiado metido en política en lugar de ocuparse de la parte espiritual, y a un 40,6 % le resulta indiferente. Solo un 5% se abstiene de responder o no sabe qué contestar.
Pero la apostasía pura y dura no ofrece el cuadro completo, ni mucho menos. También es significativo el descenso de la práctica religiosa. La religión se ha ‘desinstitucionalizado’ para muchos, y así, mientras un 30,3% asiste a iglesias para relacionarse con Dios, un espectacular 59,9% de los consultados dijo que se relacionaba con Dios por su cuenta.
También el nivel educativo ejerce efectos en las cifras: mientras el catolicismo se distribuye más o menos igual en todos los segmentos, a mayor nivel educativo, más personas se identifican como “sin religión”. Los evangélicos aumentan entre quienes no tienen estudios o sólo superaron la enseñanza primaria.
por Carlos Esteban.
(https://infovaticana.com/2019/11/20/la-iglesia-argentina-perdio-un-13-de-fieles-en-una-decada/?fbclid=IwAR1YxejW3iSVr3flqNQeCjLuGtO5hgmwCME23GiHFk9cU4ehTlBJyEDRjO0)
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