La superstición es una perversión de la fe, puesto que consiste en creer y atribuir a ídolos demoníacos -milagros, curaciones, etc.- hechos buenos que solo pueden ser realizados por Dios.
El católico que rinde culto al Gauchito Gil -culto que, por otra parte, está íntimamente asociado al culto del horroroso ídolo satánico llamado "Santa Muerte"-, cometen un pecado mortal de superstición y deben acudir prontamente al Sacramento de la Penitencia.
Esto es lo que dice el Catecismo de la Iglesia Católica con relación a la superstición, dentro de la cual se comprende el culto pagano al Gauchito y la Santa Muerte:
Catecismo de la Iglesia Católica, 2111.
La superstición es la desviación del sentimiento religioso y de las prácticas que impone. Puede afectar también al culto que damos al verdadero Dios, por ejemplo, cuando se atribuye una importancia, de algún modo, mágica a ciertas prácticas, por otra parte, legítimas o necesarias. Atribuir su eficacia a la sola materialidad de las oraciones o de los signos sacramentales, prescindiendo de las disposiciones interiores que exigen, es caer en la superstición (cf Mt 23, 16-22).
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