"La humanidad no encontrará la paz hasta que no vuelva con confianza a mi Misericordia" (Jesús a Sor Faustina)

martes, 21 de julio de 2015

Efecto Nueva Era: se deja de lado la Medicina tradicional, para adoptar terapias "holísticas" o prácticas de brujería


Reproducimos a continuación un artículo de opinión firmado por Ricardo Plata Cepeda en el diario colombiano El Heraldo, que con el título “El retorno de los brujos”, comenta lo relativo al rechazo de las vacunas por parte de algunos exponentes de la Nueva Era y las pseudociencias y pseudoterapias.

El pasado 29 de junio murió “el niño de Olot”. No sabemos su nombre, pero sí que tenía seis años y sus riñones, sus pulmones y su corazón deteriorados. Llevaba un mes con difteria. Vivía en una provincia adelantada, Cataluña, de un país desarrollado, España. Pero no había sido vacunado. Sus padres afirmaron haber sido engañados por impostores que tergiversan la evidencia científica, para proteger a su hijo de supuestos efectos de la vacuna lo expusieron a la muerte.

Con todo, hay un héroe, el doctor Stephan Schneider diagnosticó la enfermedad a pesar de no haber habido casos en el país desde hacía 28 años. Ello permitió identificar y aislar a 8 niños contagiados, vacunados y por tanto asintomáticos, que podrían a su turno haber contagiado la bacteria a otros niños vacunados o no. El interés científico de Schneider nació de las secuelas que la enfermedad había dejado a su abuelo. Y hace cuatro años, ante un caso sucedido en Francia, había alertado sobre la posibilidad de que surgiera alguno en España como efecto del movimiento antivacunas. A raíz del drama en Olot se pusieron en marcha iniciativas populares y de la Generalitat, el gobierno catalán, para hacer obligatoria la vacunación.

El pasado 30 de junio el Senado de California aprobó una ley que en la práctica imposibilita la opción de no vacunar. Si California fuera un país, sería la séptima economía mundial, por encima de Brasil, Rusia e Italia. Sin embargo, en enero de este año, Disneylandia, pionero de los parques de diversión infantil del mundo, fue origen del peor brote de sarampión en Estados Unidos en lo que va del siglo. Ciento sesenta personas se contagiaron.

La vacuna se inventó hace más de 50 años y la enfermedad se consideraba erradicada del país desde hace 20. La ley estatal permitía no vacunar a los hijos por “creencias personales”. Los epidemiólogos explican que una comunidad genera una protección colectiva contra una epidemia si el porcentaje de no vacunados se mantiene por debajo del 8%. En algunas zonas ricas de ese Estado ya ha llegado al 14%. Para controlar le epidemia de insensatez, la nueva ley elimina el argumento de las creencias personales y prohíbe la presencia en guarderías y escuelas públicas o privadas de niños sin vacunar para proteger a los demás de convivir con los no vacunados. Quienes no vacunen a sus hijos tendrán que educarlos en su casa.

El método científico, que somete las teorías a rigurosas pruebas empíricas, que exige que estas sean replicables en cualquier laboratorio y que permite que sean refutadas, ha dado a la humanidad en el último par de siglos  todos los progresos de salud y materiales disponibles hoy a miles de millones de personas. Sin embargo, parece haber ahora más incrédulos en la ciencia que en los culebreros y en los negacionistas de las vacunas, del calentamiento global o de la evolución que no someten sus tesis al mismo exigente escrutinio. El astrónomo español Rafael Bachiller rechaza que los difusores de cualquier superstición pretendan endilgarle a la ciencia la tarea de demostrar la invalidez de su infundada creencia. Tal vez no sea coincidencia que un mundo más propenso a creer en la brujería que en la ciencia haya cambiado a Julio Verne por Harry Potter.
(Fuente: Infories.com)

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