Muertas de miedo. Así es como estaban las nigerianas víctimas de la red de prostitución que la Policía Nacional de Castellón desmanteló en el año 2014. Y es que la cabecilla de la trama, una nigeriana que responde a las iniciales V.O., de 47 años, ayudada por su cómplice A.O. –de la misma nacionalidad– hacía, presuntamente, muñecos de trapo en los que metía ropa con sangre, uñas y pelo de estas mujeres para asustarlas. Después, según explicaron en su día a Mediterráneo fuentes cercanas al caso, «les clavaban agujas para realizar el ritual de magia negra de vudú con el que las maldecía y atemorizaba amenazándoles con que morirían o que algo terrible les sucedería a ellas y a sus familias si no ejercían la prostitución» y le pagaban una deuda que ascendía a más de 50.000 euros.
Según explica Yolanda Tena Sola-Vera en El Periódico Mediterráneo, el juicio contra estas dos personas está previsto que se celebre en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Castellón los días 11, 13 y 14 de septiembre a partir de las 10.00 horas. El fiscal pide para los dos acusados 18 años de cárcel (nueve para cada uno de ellos) como presuntos autores de los delitos de inmigración clandestina y prostitución.
Cabe recordar que la Policía Nacional detuvo a V.O., la cabecilla de la red y a A.O. –que falsificaba todos los documentos de las víctimas para traerlas hasta Castellón– después de tener conocimiento de que numerosas nigerianas estaban ejerciendo la prostitución en el camino Caminàs y alrededores amenazadas con rituales de vudú y magia negra.
Cuando los agentes inspeccionaron el piso de la capital de la Plana donde las víctimas estaban hacinadas, descubrieron que había restos de este tipo de rituales de magia negra como pelos, uñas y ropa con sangre metidos en bolsitas a donde estaban, además, inscritos, con letras vistosas, los nombres de las afectadas.
Según los investigadores de la Policía Nacional, las mujeres llegaron a Castellón engañadas con la promesa de venir a trabajar y de tener una vida mejor. Para ello, la red les compraba los billetes de avión con destino a Italia y Francia. Después, les hacían venir a Castellón en autobús o vehículos particulares. Cuando llegaban a la capital de la Plana les decían que debían devolverles 50.000 euros y que tenían que prostituirse para pagar la deuda.
En uno de los casos, sostiene la Fiscalía, fue la acusada V.O. la que fue hasta el pueblo natal de una de las víctimas para convencer a sus familiares de que viniera a España para trabajar para ella ayudándole en las tareas domésticas. Una vez en Castellón la realidad fue bien distinta, hasta que pudo escapar tras cuatro años cautiva y denunciar el caso.
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