Publicado el 7 feb. 2017
Momento en que el arzobispo Nicodemus Daoud M. Sharaf, el metropolita sirio-ortodoxo de Mosul, junto con el arzobispo Mor Timothius Mousa A. Shamani de Mar Mattai y algunos monjes y laicos, salen a la calle para retirar la gran bandera ISIS pintada en el frontispicio de una iglesia de Mosul.
Imágenes de Eduard Pröls, director de campañas de CitizenGO en Alemania.
El obispo que conmovió al mundo en 2014 cuando se mostró llorando desconsolado por la invasión de Estado Islámico en la ciudad de Mosul, ha vuelto ahora para recuperar la catedral como templo cristiano y derribar los vestigios del grupo islamista.
Ana Fuentes - 07/02/2017
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El pasado domingo 5 de febrero de 2017 está ya marcado como una fecha especial en la historia de los cristianos orientales, en especial de los de la ciudad irquí de Mosul, que ha estado bajo la bota del autollamado Estado Islámico.
Ese día, el arzobispo exiliado Nicodemus Daoud M. Sharaf, el metropolita sirio-ortodoxo dela diócesis de Mosul, regresó a su destruida y devastada catedral de Mar Ephrem en el este de la ciudad.
Durante los años que ha durado la ocupación de la ciudad, el Estado Islámico utilizó este templo como mezquita, al tiempo que instaló su cuartel general en la sede de los arzobispos.
“Dos años y medio después de haber sido obligados a huir para salvar su vidas, pude ver algunas fotografías del arzobispo dentro de su catedral, que es la iglesia más grande de Mosul, rodeado de escombros y de paredes derribadas, ocultando su rostro entre sus manos, llorando”, explica Eduard Pröls, director de campañas de CitizenGO en Alemania.
Estas imágenes, explica Pröls, “me llegaron profundamente al corazón, porque yo me había visto con el obispo Nicodemo varias veces durante los últimos meses” porque Pröls, en los últimos años ha viajado varias veces a Irak para apoyar a los cristianos perseguidos.
La última vez que tuvo la poportunidad de verse conn el arzobispo fue en el monasterio Mar Mattai, uno de los más antiguos del cristianismo, ubicado en una montaña a 35 kilómetros de Mosul.
“Hace tan solo 5 meses, en septiembre de 2016, cuando nadie creía realmente que Mosul pudiera ser liberado”
“Este monasterio estaba muy cerca de la línea de frente que dividía el territorio conquistado por el Estado Islámico del mundo libre. Cuando el cielo está despejado, puedes contemplar Mosul desde allí”, recuerda Pröls.
Este encuentro tuvo lugar hace tan solo 5 meses, en septiembre de 2016, cuando nadie creía realmente que Mosul pudiera ser liberado. Al mes siguiente, se logró la liberación parcial de la ciudad, ya que la parte occidental de la ciudad, al otro lado del Tigris, está bajo el control de los terroristas.
Primer rezo después de dos años y medio
El arzobispo que unos meses antes lloraba desconsolado porque después de varios siglos los cristianos no iban a poder rezar en Mosul, regresó el pasado domingo y, junto con el arzobispo Mor Timothius Mousa A. Shamani de Mar Mattai y algunos monjes y laicos, rezó en su iglesia devastada por primera vez después de la liberación.
Según explica Pröls en la página web de la plataforma MasLibres.org, el momento más emocionante fue cuando, ayudados por un garfio, “los obispos, los monjes y todo el grupo salieron a la calle y juntos agrietaron una parte de la gran bandera del Estado Islámico pintada en las paredes del edificio de la iglesia”, como se muestra en el vídeo.
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