Monseñor Raúl Berzosa
1.- La música forma parte de la identidad del New Age…
Hace algunos años, Luis, universitario me invita a leer libros sobre un nuevo paradigma científico: lo holonímico; diversos adolescentes se interesan y me preguntan por el espiritismo, el cuerpo astral, los chakras, o la reencarnación; comienzo a escuchar que estamos en una nueva Era: Acuario; mi ciudad se empapela con carteles sobre gnosis, esoterismo, ciencias ocultas, o cursillos de autorrealización promovidos por sectas y movimientos nuevos de matriz no cristiana.
En TVE 2 [televisión pública española, n.d.e.] se proyectan documentales sobre la madre Gaia; en diversos monasterios se imparten cursos de Zen, Yoga y técnicas orientales; en los kioscos de prensa, en revistas como Muy Interesante, Natura, Integral, Año 2000, Milenio, se abordan temas de ecología profunda, de androginia, de nueva espiritualidad, de la España mágica... Y, también, gente de mediana edad escucha RNE 3 y las nuevas músicas presentadas por Ramón Trecet; y hasta se compra el canto Gregoriano de Silos como moda musical del New Age…
A la luz de dichas experiencias, pronto me doy cuenta de que el New Age nace como una especie de sensibilidad “epocal”, principalmente en los países y naciones de los llamados primeros mundos. El New Age (la “Era Acuario”) me atrevería a definirla como verdadera bomba de relojería para las religiones. Porque no se trata sólo de una religión más, ni de un nuevo movimiento o una nueva secta. Es una completa «gnosis”, o visión integral de la realidad.
Y, lo que es más grave, no se enfrenta con el cristianismo, ni con las religiones en general, sino que se instala en ellos; e incluso utilizando su mismo lenguaje, su misma espiritualidad y sus mismos símbolos, los da un sentido completamente diferente. Estábamos acostumbrados a convivir creyentes con no creyentes, agnósticos y practicantes. Habíamos oído hablar de las grandes religiones como algo familiar; pero hoy ha nacido algo nuevo. Lo delatan palabras como: «channeling”; «metaphysic centers”; terapias renovadas; meditación transcendental; cienciología y nueva gnosis; y música “ambiental” (ambient music) o del New Age.
Podemos resumir la sensibilidad del New Age con cinco notas:
1.- Holística y armónica (todo se interrelaciona en la realidad);
2.- Ecológica (la tierra es un ser viviente: Gaia);
3.-Andrógina (complementariedad de sexos);
4.- Mística (redescubre lo religioso en la vida cotidiana);
5.- Mundial: o planetaria (la gran y silenciosa conspiración de los hijos de Acuario).
2.- Pilares que sustentan el New Age
a) Religiones orientales, primitivas y esotéricas; la astrología y el esoterismo.
b) Subestructura científica: holísta (de fusión); relacional (no hay un último elemento); ecológica: todo en cada parte y cada parte en el todo; niveles de conciencia: cosa-individuo-totalidad planetaria.
c) Psicología humanista: experiencia del segundo nacimiento o “iluminación de la mente en niveles superiores” (Groff); superación de las religiones tradicionales.
d) Desarrollo del “potencial humano” desde la psicología profunda de la autoconciencia, que nos habla de tres mundos: el mundo de las formas (hábitos sociales); el mundo del fondo (centros energéticos de la máquina humana o karmas); el mundo del trasfondo (grados de conciencia a los que se llega por meditación para descubrir la energía kundalínica)
e) Esteticismo musical: somos como notas de la gran partitura del SER; necesitamos despertar en nosotros “el tercer oído”; la música se denomina, en principio, minimalista, katártica, terapéutica. Con claro protagonismo de la voz humana o de instrumentos armónicos y armoniosos que unifiquen la persona (mente-corazón-acciones).
3.- Características de la música del New Age
El género musical New Age no es uniforme. Ofrece diferentes estilos para acompañar la práctica de la relajación, del yoga, del masaje, de la meditación o de la []lectura. [Suele asociarse al ecologismo y a la espiritualidad.
Las armonías básicas en la música New Age suelen ser generalmente en forma de “de cánones repetitivos”, alternando instrumentos, instrumentos y voz humana, recitando, de fondo, una especie de mantra. A veces cobra protagonismo un bajo en forma de drone. Las melodías crean una sensación o atmósfera “hipnótica”; incluso se utilizan sonidos reales de la naturaleza (viento, agua, fuego…). Es una música que puede crear “adicción”.
La música New Age, cuando es electrónica, se basa en pads de sintetizador sostenidos, o de secuenciador, primando flautas, piano, guitarra acústica y otros instrumentos no occidentales. Se utiliza el sample digital para crear instrumentos de alta calidad. Los arreglos vocales se inspiran en melodías celtas, de nativos americanos, del sánscrito oriental o de la música tibetana. Y las letras (o “mantras”) se basan en motivos específicamente religiosos o en mitologías.
Como ocurre en otros campos, en cuanto a los grados de pertenencia o identificación con el New Age, algunos músicos abrazan abiertamente las creencias del New Age mientras que, otros, no consideran que su música pertenezca a esta forma de sensibilidad, aunque su música se haya catalogado como tal por los sellos discográficos, por las tiendas de discos o por los programas de radio.
4.- Un poco de historia y algunos autores…
La música New Age empezó a ser popular en la década de 1960-1970, en la subcultura hippie. Más tarde, evolucionó como instrumento o mediación de relajación y unificación interior, con fuerte enfoque místico. Esta música pretende la expansión de la conciencia y la introspección profunda interior.
Algo que caracteriza especialmente a este género, es que la mayoría de sus compositores crean sus grabaciones utilizando lo que se llama "enlace New Age", es decir, cada obra va unida a la siguiente e incluso se inter-relaciona con el conjunto de la obra de un autor o de varios autores.
De 1968 a 1973 músicos alemanes como Holger Czukay, Popol Vuh y Tangerine Dream editaron varios trabajos con sonidos experimentales y texturas construidas con instrumentos acústicos, eléctricos y electrónicos. Su música, denominada como "cósmica" puede ser considerada como música Ambient o música New Age dependiendo del punto de vista.
Más tarde, en la década 1970-1980, Brian Eno definió el estilo y los patrones de la música Ambient o de New Age. Entonces, destacaron Robert Fripp, Jon Hassell, Laraaji, Harold Budd, Cluster, o Jah Wobble.
La world music, la música celta, o el minimalismo de Terry Riley o Steve Reich también se catalogan dentro de esta música. Otros artistas conocidos, desde la música más clásica, son: Tony Conrad, La Monte Young, David Darling o Daniel Kobialka.
El peso del jazz se deja notar en Keith Jarrett (en su disco The Köln Concert), Ralph Towner (en Blue Sun y Solo Concert), Lyle Mays, George Winston, Michael Hedges, Michael Jones, David Lanz o Liz Story. En mezcla con el smooth jazz, se encuentran los artistas del sello “Windham Hill”: Mark Isham, Andy Summers, William Ackerman, Alex de Grassi, Kristian Schultze, Michael Hedges, Mark Nauseef, Glen Vélez, Rob Wasserman o el grupo Shadowfax.
En cualquier caso, entre los más sobresalientes, conocidos y “genuninos”, han quedado catalogados por el gran público, los siguientes: Arcano, Enya, Kitaro, Keikop Matsui, Mike Oldfield, Ocarina, Vangelis, o Yuki Kajiura… Con una anotación complementaria y necesaria: definir con nitidez ciertos grupos o álbumes musicales, como “música propiamente del New Age”, puede resultar controvertido tanto para los críticos musicales, como para los oyentes o para los propios autores…
5.- Algunos criterios para escuchar música del New Age…
En principio, escuchar música del New Age no es ni malo ni negativo. Puede servir para ayudarnos en la oración, en la relajación, o en la creación de un ambiente cálido y adecuado. Las armonías, la no-agresividad ni estridencia de las notas y de la interpretación vocal, favorecen su acogida y hasta crean “una sana adición”. Todo ello, en contraste a los ruidos y agitación del medio ambiente natural y social en el que habitualmente nos movemos.
Tampoco las letras del New Age son contrarias a los contenidos de la fe cristiana, como sí lo son cierta literatura “rockera o del heavy-metal, o punk”, que son blasfemas e, incluso, de contenido satánico. Más bien, los mantras que se escuchan en la música New Age son “espirituales genéricos”, sin ser propiamente ni cristianos ni anticristianos.
Otra realidad es la utilización de dicha música en nuestras celebraciones litúrgicas. Y no por “efecto negativo” sino más bien “inadecuado”, en dos direcciones: por un lado, cada celebración litúrgica cristiana requiere su letra y su música específica y, sobre todo y en segundo lugar, que cree “comunidad”. La música New Age, va más bien dirigida al bienestar individual. Pero una comunidad cristiana no es un conjunto de personalidades individuales, sino una verdadera “comunión”. En este sentido, la música que hacen grupos como los de la renovación carismática católica, puede ser paradigmática de lo adecuadamente litúrgico.
En resumen, nunca confundamos “mediaciones” (utilización de una música) con “fines” (adición y apoyo al New Age). Y, sobre todo, sepamos tener discernimiento y “sentido pastoral” a la hora de servirnos de la música del New Age. Ni la satanicemos ni la bendigamos.
PARA MÁS INFORMACIÓN:
R. BERZOSA MARTÍNEZ, Nueva Era y cristianismo. Entre el diálogo y la ruptura, BAC, Madrid 1998.
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