"La humanidad no encontrará la paz hasta que no vuelva con confianza a mi Misericordia" (Jesús a Sor Faustina)

martes, 12 de mayo de 2015

Crecen en México la Santa Muerte y otros cultos asociados al mundo del crimen.


La primera vez que Érik le pidió algo a un santo no tenía en su altar flores; había drogas y pistolas. Cumplía 13 años cuando conoció la fe en Pancho Villa, una fe popular que se ha extendido por las regiones de Coahuila. Rechazada por la Iglesia católica, difundida en tiendas de hechicería y prohibida en centros penitenciarios. Lo cuenta Leticia Espinoza en el medio mexicano Zócalo, de Saltillo.

Desde hace casi siete años, cuando en el estado se establecieron los grupos delincuenciales, creció la devoción a la Santa Muerte, a Jesús Malverde, conocido como el Robin Hood mexicano, así como a Pancho Villa, señala Ana Caren Castillo, propietaria de una tienda de artículos de hechicería en Ramos Arizpe. Hasta hoy, los integrantes de las bandas delictivas los utilizan como agentes protectores, aunque no existe evidencia de que estos personajes con fama de bandoleros en la época del porfiriato se dedicaran al narcotráfico.

“Pancho Villa es todo un caso, él estaba a favor de sus propios ideales, tomaba todo a la fuerza, era un hombre de carácter fuerte y se dice que se le tiene que hablar a maldiciones; a él le pones sus bebidas alcohólicas, sus puros y le pides la protección”, relata Castillo mientras toma entre sus manos una veladora con la oración al caudillo.

Las crónicas apuntan que Pancho Villa pasó por Saltillo en 1914, hoy sus retratos y sus estatuas no sólo se encuentran en museos sino en tiendas del Centro de Saltillo y Ramos Arizpe, donde son adquiridas por sus fieles. Su devoción compite con la de Malverde, un ladrón sinaloense, a quien se le pide protección y dinero, y con la de la Santa Muerte. Jóvenes e incluso mujeres que son violentadas por sus parejas le piden auxilio a Villa, por eso no es raro que detrás del armario o entre las alacenas tengan alguna estatuilla.

“De Pancho Villa también sé de un niño que lo secuestraron, una señora nos dijo que le rezaba a Pancho Villa para encontrarlo, dice que nunca les llamaron para pedir recompensa y a los 15 días el niño apareció afuera de su casa sin ningún tipo de maltrato. La señora nos compró una imagen de Pancho Villa, venía desde Parras, nos dijo que una curandera se lo recomendó”, relata Ana.

Las anécdotas que han llegado hasta los oídos de Ana Caren son bastantes. Cuenta que en otra ocasión, acudió la madre de un joven detenido en la colonia Guayulera por narcotráfico. En las celdas del Penal, otro interno le dijo que le rezara a Villa; por seis meses, la mujer compró veladoras y su hijo pronto consiguió su libertad.

Su presencia en el mundo de la cárcel

En el Penal de Saltillo los santos bandoleros y la Santa Muerte tuvieron gran auge, pero desde hace dos años los altares y las imágenes fueron prohibidos, tal como sucedió en los altares de las carreteras. Las autoridades penitenciarias dicen que quien es devoto a la Santa Muerte va directo a perder la vida.

“Este tipo de devociones vinculadas con ilícitos no las podemos aceptar, es contribuir a que ellos continúen con este tipo de pensamientos. No es lo mismo que sean devotos a la Virgen o a los santos de la Iglesia católica, ellos tienen esa libertad de religión, pero son religiones, no sectas y en casa ajena deben vivir en disciplina”, afirmó Miguel Ángel Rosales Saucedo, director del Cereso varonil.

Aun así, no es raro encontrar devotos que en secreto piden protección a estos santos prohibidos. Érik Saúl Villa porta su devoción en su apellido, llegó al penal hace casi ocho meses y ha prometido que si sale libre, se tatuará el rostro del Centauro del Norte. “En la situación más difícil que me ayudó, en que no me mataran los policías que me pusieron una golpiza machín, como me les ponía al brinco decían: ‘Ya tírenlo’. Me pusieron una chicharra y una bolsa, entonces ya me desmayé, yo le dije que si era la hora de tantas que me había salvado que me diera la oportunidad de no morir, y de repente desperté en el cuartel, me iban a trasladar al Cereso”, cuenta.

Érik llegó al Penal por el delito de posesión de drogas, su caso aún está en proceso, pero mucho antes de conocer al mismísimo Cristo conoció a Pancho Villa y a la Santa Muerte en La Laguna. “Lo conocí por un amigo que es devoto acá machín y lo ha salvado machinzote; él andaba para arriba y para abajo y hasta ahorita no le ha pasado nada. Hemos ido a lugares donde he estado en peligro y hemos regresado con bien, pero pues no podría explicárselos”, dice el joven lagunero de 18 años.

Prefiere guardarse los detalles de las ocasiones en que Villa lo salvó, y en cambio cuenta que en el altar a Pancho Villa su amigo tenía unas cuantas armas, cartuchos, alcohol y la imagen de la Santa Muerte. Dice que antes de salir a un enfrentamiento le pedían que los cuidara, ahí, él aprendió a pedir protección a este santo con sombrero, y no salía a la calle sin el colguije de oro. Los fanáticos de Villa no sólo se encuentran en la Región Laguna. Matías Fuentes es originario de Piedras Negras, y en su adolescencia empezó la admiración por Doroteo Arango, el nombre original del caudillo.

“Desde que yo tenía 13 años me gustaba ver películas de él, en casa de mi abuelito hay cuadros de él en la silla presidencial, donde está Emiliano Zapata; en un rancho de La Nogalera de Múzquiz lo han dedicado a él”, dice. Matías lleva un colguije de piel con la foto del general Villa, él sólo lo ve como un gran personaje de la historia, aunque confiesa que tiene amigos que sí le llevaban veladoras o trabajaban “con su espíritu”.

Violencia

La gente generalmente busca la protección de los santos para resolver sus necesidades, dice el sacerdote Robert Coogan, capellán en el Cereso varonil de Saltillo, sin embargo, cuando saben que lo que hacen no les agradará a los santos, se buscan otro tipo de poderes. “Personas violentas van a buscar patrones violentos como Pancho Villa o Malverde, que estaban de acuerdo con esta forma de vivir y creen que sus espíritus los van a proteger; la religión sana busca cuál es la voluntad de Dios y cómo seguir la voluntad de Dios”, considera el sacerdote.
(fuente: infories.com)

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